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El jinete de bronce: San Petersburgo

Este libro (regalo de cumpleaños) lo leí antes de viajar a Rusia, por lo que cuando visité Rusia fue una de las referencia que tenía. 

La primera referencia es de dos libros en uno:
Por un lado el libro que me regalaron hace años y donde leí por primera vez la descripción del destino especificado; "El Jinete de bronce" de Paulina Simmons.
Y por otro lado el libro que, en el libro anterior, describe el lugar; "El jinete de bronce" de Pushkin.

"Pero esto, el río resplandeciente, la ciudad junto a sus orillas, el sol que se pone detrás de la universidad de Leningrado a la izquierda, y que se levanta delante de nosotros en la catedral. -Meneó la cabeza y dejó de hablar. Permanecieron sentados en silencio durante unos minutos—. ¿Cómo lo describió Pushkin en «El jinete de bronce»? —preguntó Alexander—. «Y más que dejar que la oscuridad avance... la lustrosa luz dorada del cielo...» —Se interrumpió—. No recuerdo cómo sigue. Tatiana se sabía «El jinete de bronce» casi de memoria. Ella acabó la frase.  -«El resplandor del atardecer se apresura a seguir al siguiente... y sólo le concede media hora a la noche.»"

El atardecer sobre el río Neva en San Petersbugo

El atardecer sobre el río Neva en San Petersbugo

Aunque no visité este destino durante las noches blancas que describen en el libro, el lugar merece cada una de las palabras descritas en ambos libros. La ciudad de San Petersburgo, a orillas del Neva, es una belleza en su atardecer.

"Nunca le había parecido que San Isaac estuviera tan lejos de Nevski, aunque en realidad había menos de un kilómetro. Jadeaba y le dolía la pierna cuando llegaron al templo. Delante de la catedral, en la ribera del Neva, Tatiana vio la silueta de la estatua ecuestre de Pedro el Grande —el jinete de bronce—, que ahora estaba protegida con una estructura de madera rellena con sacos de arena. El jinete de bronce había sido encargado por Catalina la Grande como un homenaje a Pedro el Grande por haber construido Leningrado."

Estatua del jinete de bronce

Tras leer el libro tenía ganas de ver la estatua que inspiró ese poema de Pushkin, que como bien describe el libro estaba frente al Neva y frente a la catedral. Es curioso como una lectura te puede servir de guía para moverte por una ciudad.

"El teniente la subió hasta la cúpula de cristal con cinco columnas que tapaban parcialmente la visión del horizonte y el cielo."

Escaleras de la cúpula de San Isaac

Cuando estuve en San Petersburgo visité la iglesia de San Isaac, subí hasta la cúpula y vi la ciudad desde allí, así como vi también la estatua del jinete de bronce, y el río Nevva, y no pude evitar recordar la descripción del libro (no la he anotado entera). Y es que hay veces que los lugares que visitamos son tal y como los imaginamos. 

(Todas las fotografías son de mi viaje).

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