DIARIO 2024: CHILE - Dia 12 - Santiago de Chile - Punta Arenas

Tras hacer noche en Santiago de chile salimos camino al aeropuerto para coger un vuelo domestico a Punta Arenas, como la huelga seguía en pie decidimos ir antes por si acaso nos encontrábamos con las mismas inmensas filas que el primer día de huelga del aeropuerto. Esta vez no encontramos tanta fila para el control del aeropuerto así que comimos-almorzamos antes de facturar, luego facturamos y fuimos a pasar las filas del control para cuando llegamos a las puertas B (las puertas A están más cerca que las B, pro si alguna vez vais justos de tiempo en un vuelo domestico de chile saliendo de Santiago sabed que las puertas B están alejadas, y no es como en Madrid que te avisa cuanto tiempo tienes de distancia hasta la puerta, por lo que lo aviso por aquí para quien me lea). Después de estar en la puerta de embarque anunciaron que como el vuelo anterior llegaba con retraso saldríamos con retraso y que debido a que estaba lleno que el equipo de mano se iba a facturar. Lo del retraso nos perseguía y creo que se debía al tema de las huelgas. Como teníamos tiempo libre vimos que había una pequeña exposición con paneles informativos sobre la persona que daba nombre al aeropuerto de Santiago de Chile, muy interesante cómo se había desarrollado la aviación comercial en Chile. Finalmente conseguimos coger el vuelo a Punta Arenas cuando todavía no se había hecho muy tarde por lo que disfrutamos de unas vistas impresionantes de la cordillera de los Andes todo el camino hasta llegar a Punta Arenas. 

 
 

El taxista iba con su mujer y los dos fueron muy amables y agradable, como todos los chilenos con los que nos encontramos. Cuando comentamos el retraso del vuelo nos dijeron que habíamos tenido suerte porque el otro día se cancelaron todos los vuelos debido al viento. Al parecer en esta zona del estrecho de Magallanes hay vientos muy fuertes, no como en Zaragoza sino mucho más fuertes como para suspender vuelos o navegación. Parecido a lo que viví en Groenlandia un día. En el camino el taxista nos mostró donde hay dos replicas de madera de dos barcos representando a los que llegaron al Estrecho de Magallanes y Punta Arenas, como las carabelas que hay en Palos de la Frontera. Pero como estaban muy lejos solo si teníamos tiempo de llamar un taxi iríamos hasta ahí. Lo que si cuando nos dejo en nuestro hotel nos señalo los restaurantes, el mercado, el casino y otros lugares cercanos. Como todavía no había anochecido aprovechamos para salir del hotel e ir al otro lado del Casino, donde está el mercado, para ver el muelle, donde hay un reloj y una escultura de una cola de ballena, y caminamos por la zona hasta un rincón donde el muelle se abría y podías acercarte a la playa de piedras para toar el estrecho de Magallanes y ver el atardecer sobre las casitas de Punta Arenas. Regresamos al hotel porque al día siguiente nos recogían a las cinco de la mañana para ir al Parque de Torres del Paine, al recogernos al día siguiente todavía estaban las luces encendidas y las antiguas mansiones iluminadas de la plaza de Armas de Punta Arenas se veían hermosas por la luz de los colores de sus vidrieras que de día no se perciben igual.

 

DIARIO 2024: CHILE - Dia 11 - ISLA DE PASCUA - Dia 08 -- Amaneder Ahu Tongariki - Papa Takaku Poki - Hanga Roa - Santiago de Chile

Nos recogieron a las cinco de la mañana para hacer el ultimo tour recomendado; el amanecer sobre Ahu Tongariki. A las cinco de la mañana nos recogieron para por un camino de piedra y de noche ir hasta Tongariki. Hay mucha gente que indica que no vale la pena pagar la entrada cuando se puede ver desde fuera, pero teniendo en cuenta que la entrada vale para diez días y puedes entrar a este lugar las veces que quieras, es un sin sentido no aprovechar a entrar todas las veces que se pueda. Al llegar nos encontramos que había ya una pequeña fila porque no habían abierto la entrada del parque, la guía hablaba con la de la taquilla y la de la taquilla decía; “si me dejaran abriría ya, cuanto antes entren antes se irán”. En cuanto entramos nos sentamos en unas piedras para esperar ver el amanecer, el día estaba nublado, pero eso no impidió que se viera como poco a poco la luz iba surgiendo del cielo iluminando los moais marcando su silueta. 

 

Cuando ya el sol estaba coloreando el cielo, aunque todavía no se había alzado del todo, nos acercamos al moai grande tumbado que se encuentra en esta zona y que permite ver como las sombras de los moais se deslizan alargadas sobre el césped a medida que el sol va subiendo, y que desde este lugar llegaremos a ver los diferentes petroglifos de Papa Takaku Poki que también están en esa zona. La guía en el coche nos comentó que si bien antes se podían ver muy bien sobre todo antes de que el sol diera demasiada luz de lleno para distinguirlos ahora se podían ver perfectamente a cualquier hora porque alguien había echado harina con algo más sobre ellos, lo que no saben cómo se les pudo escapar ese vandalismo a los guardias del parque y la verdad es que, aunque así se ven muy bien definidos tal y como decía la guía cuando lo echaron era un blanco nuclear que impactaba, porque si algo no pega ahí es el blanco.

  

Según la guía la intención era buena pero no era el material más correcto, ellos habían heredado de sus antepasados como reforzar las figuras y aunque está prohibido si ella veía a un nativo hacerlo, que sabía que conocía la técnica y forma para hacerlo, miraba hacia otro lado, pero el de la harina no siguió la práctica tradicional, aparte de que está prohibido. El guía del tour de la costa norte nos comentó durante unos años todos los turistas noruegos tenían prohibido el acceso a la isla por el acto vandálico de un turista noruego. Puede parecer increíble pero nosotras vimos turistas así a los que no les importan los carteles, ni las llamadas de atención para hacer lo que les da la gana. Vimos muchos petroglifos por la isla, pero estos al amanecer son los que mejor se veían, ya que otros por el intenso sol se veían, pero costaba apreciar todos los detalles de las figuras marinas o de los dioses dibujados en las piedras. Después recorrimos de nuevo el ahu de los 15 moais por delante y por detrás, y al salir aún nos ofreció parar para ver el amanecer desde otro lado. Tras la última parada regresamos a Hanga Roa para llamar a un taxi (no esta lejos pero con las maletas es lo más cómodo) para ir al aeropuerto y salir de la isla.

 
 

DIARIO 2024: CHILE - Dia 10 - ISLA DE PASCUA - Dia 07 -- Ana Kakenga - Ana Te Pora - Ana Te Pahu - Ahu Huri a Urenga - Hanga Roa

Como en teoría solo íbamos a ver una cueva de forma superficial cogí un tour especifico de cuevas, había tours con más cuevas, pero era más caro así que nos conformamos con el que visitaba cuatro cuevas (más las otra dos que vimos con la costa norte del Terevaka y el Poike son seis cuevas por lo que tampoco estaba mal). El guía que nos tocó era un poco espiritual, pero se preocupaba por aconsejarnos al entrar a las cuevas, alumbrarnos donde sabía que había algún rincón complicado, nada que ver con el guía de la costa norte que nos dejó a la aventura. La primera cueva que visitamos fue Ana Kakenga o cueva de las dos ventanas, esta cueva en teoría no íbamos a verla en ninguno de los tours anteriores, pero sí que la vimos en la costa norte. Aún, así como llovía aprovechamos para entrar de nuevo y verla. Ya fuera porque teníamos otro guía más preocupado por sus turistas o porque ya habíamos estado, pero la segunda vez que entramos se nos hizo más sencillo el acceso, aunque igualmente hay que ir de cuclillas. Esta cueva se utilizó como cueva refugio durante las luchas entre los clanes de la isla, y por eso el único acceso disponible tiene losas para reducir el acceso a la cueva. De esta forma se construyó un pasadizo bastante estrecho, que permitía un mejor control defensivo ante posibles invasores. Una vez terminamos el estrecho acceso de entrada se ve una amplia sala donde el recorrido se divide en dos pasillos con luz, esta vez nos encontramos con otro grupo en la cueva, cosa rara ya que casi no coincidimos con gente de turismo en los últimos días, aunque igual no tan rara porque estaba lloviendo y la cueva era un buen refugio, seguimos al guía hacia la abertura contraria a donde estaba el otro grupo, que es una de las dos ventanas, que tiene una vista impresionante de la costa y el océano. Como llovía y el día estaba de tormenta el océano en la costa estaba más movido que la vez anterior y nos daba una vista diferente. Tras ver ambas salidas de la cueva y viendo que ya no llovía tanto salimos en dirección a la otra cueva; Ana Te Pora “la cueva de la canoa de totora”.

 
 

El guía nos lleva hasta una higuera que crece en el suelo y asciende hasta la superficie desde el interior de la cueva, desde arriba la grieta por donde sale no parece un acceso fiable pero es suficientemente grande para que entremos por ahí a la cueva. Una vez traspasado la cueva se estrecha bastante y se vuelve oscura, pero vamos preparadas con frontales, pero pronto se observa que llega luz del exterior. Esta claridad procede del otro acceso a la cueva y vemos un pequeño muro de piedra que da acceso a una gran sala. Continuamos entrando en la sala de la cueva y podemos ver que aparece unas piedras colocadas con una forma rectangular, alguna del centro está muy pulida y redondeada frente a las otras. El guía comenta que no se sabe con seguridad para que se creó ya que las cuevas se usaron como refugio y para esconderse del enemigo. Pasando de largo la cama de piedra nos dirigimos hacia la luz que es la salida que tomaremos de la cueva, una vez fuera vemos que este acceso parece una cavidad reforzada de piedra. Esta entrada se encuentra cerca de un acantilado donde nos acercamos para disfrutar de las vistas hasta el próximo destino.

 
 
 

Y después de aquí fuimos en coche a la cueva, que ya sabíamos, íbamos a repetir, pero terminar de ver, ya que el primer día solo fue un vistazo superficial. cuando volvimos a ir a visitar la cueva de Ana Te Pahu la chica de la entrada al parque le dijo al quia que ya habíamos estado (como ya había contado guardan registro de todo el que entra). Le aclaramos al guía que nos habían llevado, pero solo habíamos visto la entrada y que no habíamos entrado en la cueva. Así que el guía nos lleva por diferentes lugares que no habíamos visto antes ya que esta cueva es una de las más grandes de la isla pues es una conexión de tubos de lava volcánica. Primero El guía nos enseña desde fuera diferentes rincones, como una serie de ramas que cuando te acercas puedes ver que son las ramas de un árbol sale del agujero de la cueva y del que no se ve el tronco ya que está en el interior de la cueva. Y tras ver el exterior seguimos al guía hasta el interior por la zona que vimos la primera vez, por una zona donde hay que bajar unos grandes escalones de piedra, y se puede continuar por la izquierda a través de un pasillo rodeado de vegetación que te lleva a un lugar donde hay un árbol que se eleva hasta al exterior por una abertura en el techo. Regresando por el mismo camino se alcanza de nuevo la entrada.
 
 

A la derecha de la escalera se abre una gran boca en forma de arco que conduce a un ancho túnel protegido por unas barreras de piedra. Estos pequeños muros obligaban a los posibles intrusos a entrar uno por uno, facilitando las labores de defensa de la cueva. En el interior es necesario el uso de la linterna para ir explorando diferentes lugares de la cueva. Después de un rato de oscuridad se llega a una zona de claridad causada por un gran tragaluz en el techo. El sol y la lluvia que entran por el agujero han hecho crecer otro macizo de vegetación. A partir de aquí la caverna se estrecha y se oscurece por lo que hay que encender la linterna y agachar la cabeza y en el camino hay profunda oscuridad hasta encontrar huecos de luz entre los muros. Como el guía era muy espiritual nos hizo a todos tomarnos de las manos mientras “oraba”, luego le seguimos y acabamos saliendo por un rincón más alejado de por donde habíamos entrado. Sin duda sorprende la amplitud y ramificaciones que tiene esta cueva y que desde fuera no es posible apreciar.

 
 

Y con esto terminamos las visitas de las cuevas, había tours que visitaba alguna más, pero ya habíamos visto una en la costa del Terevaka y otra en Poike por lo que íbamos mas que servidas de cuevas. Después de ir a comer y al hotel a cambiarnos por la tarde nos acercamos al Ahu Huri a Urenga, lo ideal sería ir en coche o taxi, o si hay suerte en algún tour, aunque pocos la incluyen porque no forma parte del Parque Natural, sino que está en terreno privado – aunque el acceso al moai es público-. Pero como íbamos con el presupuesto contado y tampoco estaba tan lejos fuimos andando hasta ahí, pasamos tomar la carretera que sale de Hanga Roa paralela al aeropuerto y giramos a la izquierda en la curva. De ahí seguimos andando recto pro la carretera hasta llegar al gimnasio de Hanga Roa, aquí volvemos a girar a la izquierda y a pocos metros en el lado izquierdo de la calzada vemos el moai, para pasar el muro de piedras hay un torniquete giratorio, y tras pasar hay que subir una pequeña colina hasta el moai Ahu Huri a Urenga. No hay nadie cerca y disfrutamos de la tranquilidad del lugar, el moai se ve perfectamente cuidado ya que al no estar cerca de la costa no sufre el impacto del viento y la sal del océano. La peculiaridad de este moai, aparte de que está en el interior, es que tiene dos pares de manos. No sabemos porque es pero parece que lo estén abrazando por atrás.

 
 

 

Y una vez visitado el moai seguimos por la carreta andando hasta llegar al Mercado Artesanal donde encontramos muchos souvenirs artesanales a buen precio (importante, no ir un domingo por la tarde porque está cerrado) y al lado del mercado se encuentra la iglesia de la Santa Cruz. La iglesia de la Santa Cruz, junto con el cementerio, ofrece una muestra de la mezcla religiosa que se vive en Isla de Pascua ya que se ven relieves con motivos cristianos, así como relieves de peces, figuras del Tangata Manu y el manutara. En algunos aspectos me recordó a la zona de Chiapas en México. Luego nos acercamos a los ahus por la costa para despedirnos de la última noche en la isla.

 
 

DIARIO 2024: CHILE - Dia 09 - ISLA DE PASCUA - Dia 06 -- Poike: Ahu Kiri Reva - Papa u'i hetu'u - Ana o Keke - Té Ahu Moai Tea - Maunga

Después de haber visto la ladera del Terevaka y sus restos arqueológicos en la costa norte ahora nos tocaba descubrir el volcán de Poike. El Poike es el más antiguo de los tres volcanes principales de la isla, junto al Rano Kau y el Ma’unga Terevaka, que originaron su formación. Nada más llegar a los pies del volcán le comentamos al guía que se apiadara de nosotras ya que tras la caminata de seis horas por la costa norte el guía de la costa norte nos había dejado con la sensación de que íbamos muy lentas, pero hablando con el guía nos contó que seis horas era buen ritmo y que él normalmente no quedaba a las tres y media con el taxista sino a las cinco de la tarde, y que una vez llevó a un turista de la India que iba tan lento que hasta el taxista se preocupó porque llegaron a las ocho y media de la tarde y ya se pensaba el taxista que les había pasado algo. Pero eso cuando él hacía la ruta, ya que, desde que pasó meses en la costa norte catalogando restos arqueológicos y bajando solo al pueblo pasados meses sin ver a nadie ni darse un baño, ya no hacía más esa ruta.


La verdad es que nosotras le creímos porque, aunque es muy interesante, no deja de ser una zona asolada, sin refugio decente del sol (más que alguna cueva en la tierra), y un terreno seco lleno de piedras desperdigadas, y para verlo por primera vez como nosotras muy bien, pero para estar meses no tanto. Y es que lo primero que vimos es que el terreno del volcán Poike es una zona completamente distinta al volcán Terevaka y la costa norte. Empezamos en Ahu Mahatua un importante centro ceremonial que alguna vez estuvo dedicado a los ritos de cremación y entierro y de ahí vamos a la parte más dura de este tour es esta primera subida que hay al volcán Poike. No es demasiado dura subiendo a tu propio ritmo, pero no se puede negar que lo más complicado es salvar ese desnivel, ya que luego el resto del trayecto es muy cómodo, sobre todo porque el terreno es tierra, maleza y poco más. No hay ninguna complicación en caminar por la zona.


En esta zona no hay puesto de entrada del Parque, por lo que, aunque en internet pone que te lo puede pedir un guardia del parque que pase por ahí, en todo el día no vimos a nadie más que el guía y nosotras dos. Antes de subir el guía nos señala los tres montículos a los que tenemos que llegar, que fueron formados en su día por la superposición de múltiples flujos de lava. Sus nombres son Ma’unga Parehe, Ma’unga Tea Tea y Ma’unga Vai a Heva y desde arriba de ellos hay una vista espectacular de la isla. Nos comenta el guía que Poike estaba cubierto de arboles pero que se suponía que pro la superpoblación estos habían sido devastados, hoy en día hay una gran deforestación por lo que la subida se realiza en zona de tierra seca y rojiza.


Una vez arriba descansamos junto al acantilado teniendo una vista espectacular, y el agua del océano es tan claro que se pueden ver los peces. En esta zona además de tierra encontramos mucha maleza crecida salvajemente, el guía nos comenta que la última vez no estaban tan altas, y es que muchas veces nos llegan a la altura de la cintura cada vez que caminamos. Lo primero que vemos es la cara de un moai enterrado, Ahu Kiri Reva, y según nos dice el guía es de primera generación, y es de otro tipo de piedra distinta al resto de moais, ya que, en esta zona, los moais son de otro material, no se sabe si porque está más alejada de la cantera o porque las tribus que vivían en esta zona no socializaban con el resto de tribus.


Seguimos por la ladera tras el guía que nos lleva a Papa u'i hetu'u, dos rocas planas al borde del acantilado. En la superficie de una de ellas podemos ver que hay varias figuras grabadas, aunque como nos pasó en la costa norte el sol puede dificultar la visibilidad de estos petroglifos. El guía no comenta que este lugar es un observatorio astronómico, y es el único lugar de la isla donde se pueden ver las Pléyades saliendo y poniéndose sobre el océano. Bajamos tras el guía hasta entrar dentro del hueco que hay entre las dos rocas, dándonos cuenta en el proceso el perfecto lugar de observación que es estar ahí dentro. Siguiendo al guía subimos a la ventana creada por la roca para sentarnos al borde y ver el océano y el horizonte. Tras intentar reproducir lo que sería este lugar en la noche, con las estrellas brillando en el cielo salimos para continuar hacia la siguiente parada; la cueva de Ana O Keke, o cueva de las vírgenes. Cuando llegas al borde del acantilado y tienes que bajar parece que es un acceso complicado pero lo cierto que no lo es tanto, sin contar con que el guía va primero para asegurarse ayudarte en caso de necesidad, aunque como digo la bajada y la subida no están complicada y luego, aunque desde arriba no se ve, hay un camino bastante mas ancho de lo esperado que te lleva hasta aun pequeño agujero en la pared. Pero sin un guía es difícil ubicar la situación de esta cueva y de otra, a la que no llegamos, y que el guía nos señala que está un poco más abajo.

 
 

Nos indica el guía que se cree que Ana O Keke estaba destinada a las neru, jóvenes de la realeza eran aisladas y recluidas en su interior para conservarse pálidas. Y la cueva que nos ha enseñado más abajo es la Ana More Mata Puku que se usaba para preparar a los chicos a la prueba del hombre-pajaro.Siguiendo los consejos del guía nos arrastramos en la cueva para, sin llegar al fondo, ver los petroglifos de la misma. Esa vez como estos están cerca de la entrada, pero sin tener la luz directa del sol, se pueden ver con más claridad; una ballena, el make-make, una espiga, etc. La cueva está toda embarrada ya que del techo emana agua subterránea que se supone bebían las jóvenes, aunque también se supone les llevaban agua y comida. Esta es una de las cuevas que más nos ha gustado.

 
 

Cerca de ahí el guía nos lleva hasta otra roca aislada en cuya zona superior aparecen agujeros en la piedra realizadas por el hombre y que según el guía representan las Pleyades. De aquí al siguiente lugar atravesamos recorridos de tierra rojiza sin signos de vegetación que recuerdan a Marte para luego pasar a atravesar malezas de altura considerable, y de la nada nos encontramos con una serie de moais demolidos de piedra blanquecina (Té Ahu Moai Tea) junto con más restos arqueológicos. Hay muchos moais y resto de fuegos, cimientos de casas barco, y demás resto de un poblado antiguo. Aquí el guía se pone a lanzar un cantico en rapa nui frente a los moais mientras nos cuenta sobre ellos. De aquí marchamos hacia Maunga Vai a Heva, en el camino vemos muchas vacas y caballos salvajes que nos miran con curiosidad, pero cuando nos acercamos se alejan.

 
 

Y finalmente cerca de aquí hay una pequeña isla de árboles de Eucalipto, y con lo que absorben el agua del suelo nos sorprende verlos por aquí. como estoy algo congestionada el guía recoge una rama muy olorosa de eucalipto que guardare hasta mi marcha y que me despeja la nariz. Una cosa de los rapa nui es que, al igual que los chilenos del continente, son todos muy amables. Y otro aspecto que nos dimos cuenta es que también son muy orgullosos de sus raíces, igual que el guía de la coste norte lo era de ser rapa nui, este guía lo era de ser mestizo como el mismo se llamo, ya que su madre era rapa nui y su padre catalán. Y además todos en la isla parecen conocerse. Subiendo el cerro llegamos hasta una pequeña cueva donde encontramos un moai con la cabeza cortada dentro de la cueva, según el guía es el primer moai que ha visto dentro de una cueva. Al otro lado, dando vuelta al cerro, se encuentra una cara tallada en la roca, con ojos grandes y una nariz ancha, con una cavidad ancha que representa una boca abierta. Desde aquí ya toca bajar y disfrutar de la vista. El guía nos comenta que la gente le dice que por qué va a esta zona, que no hay nada, pero si bien es cierto que no hay grandes moais los restos de esta zona son muy interesantes y para nosotras vale la pena la excursión y todo lo que hemos visto.

 
 

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