Seis meses de luz y oscuridad en el artico


Miguel, el guía de Greenland Adventure, nos contó una serie de leyendas inuits mientras estuve en Groenlandia.

Los inuits vivían en perpetua oscuridad, en tierras cubiertas de hielo y frio, estos inuits pasaban mucho mucho frío, tanto que decidieron pedir al cuervo, su ave sagrada, que les ayudara y les trajera algo de calor. El cuervo viajó por mucho tiempo hasta llegar a otras tierras, a una casa donde una familia se calentaba al calor de un fuego. El cuervo cogió una de las brasas de ese fuego con su pico y la llevo de regreso con los inuits. Pero como el trayecto era muy largo la brasa se fue haciendo cada vez más y más pequeña, por lo que cuando el cuervo llegó a donde estaban los inuits la brasa estaba ya por la mitad. Es por eso que en Groenlandia los inuits tienen 6 meses de día y 6 meses de noche, porque la brasa que trajo el cuervo solo estaba a la mitad y solo les dio calor para la mitad del año.

Luego, por otro lado, en internet también se cuenta esta otra leyenda, donde también es el cuervo el origen de los 6 meses de luz y de oscuridad que viven los inuits en las tierras árticas.

Al principio solo había una extensa oscuridad y silencio. Surge un pequeño cuervo que, por donde pasa, da lugar a la vida. Algo brillante llama su atención y escarba el suelo para hacerse con un poco de mica. De ahí surge el cielo. El hombre de una vaina de guisante. La mujer es moldeada a partir de la mezcla de hierba y barro. El cuervo enseña a construir armas para cazar, pero advierte a los jóvenes humanos que no lo hagan mucho. Sin embargo, la codicia conduce a los humanos a desobedecer. Enfadado, el cuervo los castiga ocultando el sol y dejando a los seres humanos en tinieblas. Con todo, se apiada de vez en cuando de ellos y les muestra el sol. Así es como los inuits viven 6 meses de día y 6 meses de noche.

El Dorado

Es fácil que viajando a Sudamérica, ya sea Perú o México, nos llegue la historia del dorado de boca de algún guía.

El rey de Guatavita cayó profundamente enamorado de una bonita mujer joven de la tribu vecina.
La esposó y tuvieron una hija.
Pero el rey se consagró mucho a su función, dejándose ir al libertinaje, engañando y olvidando a su esposa. Ésta, sintiéndose abandonada se desesperaba.
Sin embargo, los dos esposos amaban profundamente a su hija.
Un día, en una gran fiesta, la reina se enamoró de un bello y joven guerrero. Enamorados uno del otro, comenzaron a exhibirse mofándose de la vigilancia del rey.
Estos encuentros ilegítimos terminaron por ser conocidos por aquel que no tardó en sorprenderles.
El guerrero fue hecho prisionero y sometido a terribles torturas, hasta que se le quitó el corazón antes de empalarlo.
Esa misma noche se organizó una gran fiesta en honor de la soberana.
En el curso de la comida se le ofreció un plato refinado, el corazón de un animal salvaje. La reina lo miró con desconfianza, después se dio cuenta con horror que estaba ahí un pedazo de su amante.
De repente, el ambiente festivo dejó lugar a un gran silencio cuando resonó el grito de terror de la reina. El tinte pálido como una muerta y el corazón magullado, fue a buscar a su hija antes de hundirse precipitadamente en las tinieblas. Sin reflexionar un solo instante, se tiró en la laguna sagrada de Guatavita.
Los sacerdotes se apresuraron a transmitir la noticia al monarca ebrio que, loco de dolor, corrió a la laguna comprendiendo cuánto amaba a esta mujer y cómo ella lo había hecho feliz antes.
El corazón lleno de llanto, ordenó a los sacerdotes recuperar el cuerpo de su esposa. Éstos revelaron que la reina vivía feliz en una casa submarina con una serpiente que estaba enamorada de ella.
Angustiado, el rey reclamó que le trajeran al menos a su hija. Los sacerdotes la trajeron y pudieron constatar que ella no tenía más los ojos. Entonces el padre decidió devolverla a su madre.
El rey inconsolable perdonó a su esposa prometiéndole ofrendas para que ella tuviese en el más allá la dicha que había conocido tan brevemente a su lado.
Los sacerdotes, los intermediarios entre los hombres y la diosa de las aguas (la antigua reina), vivían en el borde de la laguna esperando su próxima aparición, una noche de luna llena.
Los chibchas hicieron de la laguna de Guatavita (formando un círculo casi perfecto) un lugar de culto donde se le hacía ofrendas de figuras de oro y esmeraldas a la diosa tutelar. Ella, en forma de serpiente, surgía de las aguas para recordar al pueblo la promesa de tesoros que se le había hecho. Las ofrendas se hicieron más y más numerosas a fin de calmar el dolor del rey.
Pero la ceremonia tuvo luego otro objetivo. Era un acto político-religioso que se realizaba para la consagración de un nuevo Zipa (rey de Bacatá, actual Bogotá).
Los días que precedían a la ceremonia, el rey y su pueblo comenzaban un período de ayuno y abstinencia. Durante este período confeccionaban máscaras y ricas vestimentas, arreglaban sus instrumentos de música y preparaban los mets de la chicha (alcohol de maíz) para el gran día.
Los pueblos vecinos se unían a la fiesta y todos, por un tiempo, olvidaban sus penas y sus llantos. Después venía el momento tan esperado.
Antes de que despuntara el alba, todo estaba listo para comenzar la procesión hacia la laguna sagrada al son de tambores y flautas. La multitud, engalanada de bellos atavíos y sus joyas entonaba canciones. Después seguía el cortejo real escoltado por los guerreros portando arco, flechas y lanzas.
A algunos metros de la laguna, el rey descendía de su palanquín y se dirigía hacia la barca real, marchando sobre las capas que ubicaban bajo sus pies los guerreros y los cortesanos. Sobre la barca recubierta de capas y de flores no tomaban lugar más que los miembros más meritorios de la corte, dejando libre la plaza central para el monarca. Tan pronto como se ubicaba al centro de la barca el rey dejaba caer su capa roja mostrando a todos su cuerpo recubierto de polvos de oro.
La barca real se alejaba lentamente mientras que la multitud, la espalda vuelta a la laguna, o la cabeza baja hacia el suelo para no ofender, hacía oír sus plegarias y cánticos. En medio de la laguna, el Zipa apuntaba su mirada hacia el oriente, esperando el sol. Cuando el cielo se teñía de rojo, el rey murmuraba plegarias. Y al momento cuando el sol surgía y bañaba de luz la barca real, el monarca levaba los brazos al cielo lanzando un grito de alegría repetido enseguida por toda la multitud.
Pronunciando aún unas plegarias, el Zipa tiraba al fondo de la laguna las admirables esmeraldas y los objetos de oro, después se sumergía él mismo en las aguas sagradas. Resurgía purificado y la barca regresaba a la ribera mientras que la multitud permanecía cabeza baja o de espaldas a la laguna.
El rey marchaba de nuevo sobre las capas hasta su palanquín que lo llevaba hasta su morada. Una vez el ritual y la consagración del Zipa acabados, comenzaba la fiesta que terminaba en la ebriedad.

El castillo de Edimburgo


El castillo de Edimburgo, Escocia, esta lleno de pasadizos secretos, sótanos, y túneles, incluyendo uno que se cree que sirve para conectar con el Palacio de Hollyrood.
La leyenda cuenta que se le dio orden a un soldado de explorar si uno de los túneles comunicaba directamente con Hollyrood, pero se perdió y quedó allí para siempre, aun hoy hay quien se queda inmóvil de miedo al escuchar entre las frías paredes una triste canción, la canción que entonaba aquel soldado.

El dios Viracocha

Visitando Perú descubrimos varias culturas y leyendas, como la del dios Viracocha.

Viracocha o Wiracocha es un dios pan andino.Un día Viracocha emergió del Lago Titiqaqa junto a algunos ayudantes y castigó a los primeros hombres por ciertos desvaríos y los convirtió en piedras. Quiso Viracocha mejorar su obra y dividió el cosmos en tres partes: Hanan Pacha (“mundo de arriba”), Kay Pacha (mundo de aquí) y Uqu Pacha (“mundo de adentro”). En el Hanan Pacha creó el sol, la luna, las estrellas y los demás seres celestiales; ordenando sus funciones y recorridos. Para habitar el Kay Pacha creó una nueva generación de hombres y mujeres modelando rocas y piedras que cobraron vida para fundar los diferentes pueblos y reinos. Estos nuevos fundadores salieron del Uqu Pacha (profundidades de la Tierra) a través de las pacarinas: cuevas, lagos y manantiales. Luego de ordenar las funciones de pueblos, plantas, animales, ríos y todos los seres del mundo, Viracocha y sus acompañantes se dirigieron hacia el mar y se fueron caminando sobre sus espumas.

La niebla


Miguel, el guia de Greenland Adventure, nos contó una serie de leyendas inuits mientras estuve en Groenlandia.

Existían en la tierra dos razas, los inuits y los tuniq. Estos tuniqs eran muchos más grandes que los inuits, como gigantes pero a su vez eran muy muy tontos.

Un día, un cazador fue a pescar pero no consiguió nada en todo el día. El cazador miró en todas direcciones, pero no vio ninguna presa. Finalmente, vio a un hombre en la lejanía, y a medida que se acercaba a él, la figura se volvía más grande; se trataba de un Tuniq. Viendo al gigante, el cazador comprendió que su vida estaba en peligro, y para evitar una muerte segura, el cazador se tumbó en el suelo y se hizo el muerto.

El gigante alcanzó pronto al cazador y pensando que estaba muerto lo cogió para comérselo. como eran muy tontos no se aseguró de si estaba muerto y como no tenía hambre en ese momento y el inuit estaba muerto pensó que lo mejor era llevárselo a casa.

A lo largo del camino, a medida que el gigante andaba de vuelta a casa, el inteligente cazador iba sujetando y agarrando piedras, de manera que, sin darse cuenta, el gigante estaba arrastrando una gran cantidad de peso y, cuando llegó a su casa, estaba exhausto. como el inuit pesaba mucho lo dejo en el suelo de su casa y se echo una siesta, al fin y al cabo el inuit estaba muerto y no podía escapar, podía comérselo cuando se levantara de la siesta.

El gigante se quedó dormido y el cazador se levantó y comenzó a  huir. siguiendo sus propios pasos hacia atrás. Pero la esposa del gigante, que estaba juntando madera para cocinar al cazador, lo vio intentando escapar y comenzó a perseguirlo.

El inuit se encontró con  un río y como era pequeño y ágil caminó hacia atrás tomó impulso y de un salto a travesó el río. La esposa del gigante se detuvo al ver aquel río ante ella y entonces miró al inuit y le preguntó: "¿Cómo pudiste atravesar este río?".
El cazador inuit respondió: "Me bebí el agua y luego cuando crucé devolví el agua a su lugar"

Así la mujer del gigante comenzó a beber y beber más agua. Cuanto más bebía, más se hinchaba y más crecía, pero ella seguía bebiendo agua, porque el río no se agotaba. Bebió y bebió hasta que explotó con todo el agua dentro. Con el viento las gotitas de agua fueron esparcidas por el aire y así es cómo se formó la niebla.

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