Ahu Huri a Urenga - Isla de Pascua - Chile

Ahu Huri a Urenga


Nos acercamos al Ahu Huri a Urenga, lo ideal sería ir en coche o taxi, o si hay suerte en algún tour, aunque pocos la incluyen porque no forma parte del Parque Natural, sino que está en terreno privado – aunque el acceso al moai es público-. Pero como íbamos con el presupuesto contado y tampoco estaba tan lejos fuimos andando hasta ahí, pasamos tomar la carretera que sale de Hanga Roa paralela al aeropuerto y giramos a la izquierda en la curva. De ahí seguimos andando recto pro la carretera hasta llegar al gimnasio de Hanga Roa, aquí volvemos a girar a la izquierda y a pocos metros en el lado izquierdo de la calzada vemos el moai, para pasar el muro de piedras hay un torniquete giratorio, y tras pasar hay que subir una pequeña colina hasta el moai Ahu Huri a Urenga. No hay nadie cerca y disfrutamos de la tranquilidad del lugar, el moai se ve perfectamente cuidado ya que al no estar cerca de la costa no sufre el impacto del viento y la sal del océano. La peculiaridad de este moai, aparte de que está en el interior, es que tiene dos pares de manos. No sabemos porque es, pero parece que lo estén abrazando por atrás.

Visita: Noviembre 2024 

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Ana Te Pora - Isla de Pascua - Chile

Ana Te Pora

Ana Te Pora “la cueva de la canoa de totora”. El guía nos lleva hasta una higuera que crece en el suelo y asciende hasta la superficie desde el interior de la cueva, desde arriba la grieta por donde sale no parece un acceso fiable pero es suficientemente grande para que entremos por ahí a la cueva. Una vez traspasado la cueva se estrecha bastante y se vuelve oscura, pero vamos preparadas con frontales, pero pronto se observa que llega luz del exterior. Esta claridad procede del otro acceso a la cueva y vemos un pequeño muro de piedra que da acceso a una gran sala. Continuamos entrando en la sala de la cueva y podemos ver que aparece unas piedras colocadas con una forma rectangular, alguna del centro está muy pulida y redondeada frente a las otras. El guía comenta que no se sabe con seguridad para que se creó ya que las cuevas se usaron como refugio y para esconderse del enemigo. Pasando de largo la cama de piedra nos dirigimos hacia la luz que es la salida que tomaremos de la cueva, una vez fuera vemos que este acceso parece una cavidad reforzada de piedra. Esta entrada se encuentra cerca de un acantilado donde nos acercamos para disfrutar de las vistas hasta el próximo destino.

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Ana Kakenga - Isla de Pascua - Chile

Ana Kakenga

El guía que nos tocó era un poco espiritual, pero se preocupaba por aconsejarnos al entrar a las cuevas, alumbrarnos donde sabía que había algún rincón complicado, nada que ver con el guía de la costa norte que nos dejó a la aventura. La primera cueva que visitamos fue Ana Kakenga o cueva de las dos ventanas, esta cueva en teoría no íbamos a verla en ninguno de los tours anteriores, pero sí que la vimos en la costa norte. Aún, así como llovía aprovechamos para entrar de nuevo y verla. Ya fuera porque teníamos otro guía más preocupado por sus turistas o porque ya habíamos estado, pero la segunda vez que entramos se nos hizo más sencillo el acceso, aunque igualmente hay que ir de cuclillas. Esta cueva se utilizó como cueva refugio durante las luchas entre los clanes de la isla, y por eso el único acceso disponible tiene losas para reducir el acceso a la cueva. De esta forma se construyó un pasadizo bastante estrecho, que permitía un mejor control defensivo ante posibles invasores. Una vez terminamos el estrecho acceso de entrada se ve una amplia sala donde el recorrido se divide en dos pasillos con luz, esta vez nos encontramos con otro grupo en la cueva, cosa rara ya que casi no coincidimos con gente de turismo en los últimos días, aunque igual no tan rara porque estaba lloviendo y la cueva era un buen refugio, seguimos al guía hacia la abertura contraria a donde estaba el otro grupo, que es una de las dos ventanas, que tiene una vista impresionante de la costa y el océano. Como llovía y el día estaba de tormenta el océano en la costa estaba más movido que la vez anterior y nos daba una vista diferente.

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Poike - Isla de Pascua - Chile

Poike

Después de haber visto la ladera del Terevaka y sus restos arqueológicos en la costa norte ahora nos tocaba descubrir el volcán de Poike. El Poike es el más antiguo de los tres volcanes principales de la isla, junto al Rano Kau y el Ma’unga Terevaka, que originaron su formación. Nada más llegar a los pies del volcán le comentamos al guía que se apiadara de nosotras ya que tras la caminata de seis horas por la costa norte el guía de la costa norte nos había dejado con la sensación de que íbamos muy lentas, pero hablando con el guía nos contó que seis horas era buen ritmo y que él normalmente no quedaba a las tres y media con el taxista sino a las cinco de la tarde, y que una vez llevó a un turista de la India que iba tan lento que hasta el taxista se preocupó porque llegaron a las ocho y media de la tarde y ya se pensaba el taxista que les había pasado algo. Pero eso cuando él hacía la ruta, ya que, desde que pasó meses en la costa norte catalogando restos arqueológicos y bajando solo al pueblo pasados meses sin ver a nadie ni darse un baño, ya no hacía más esa ruta. La verdad es que nosotras le creímos porque, aunque es muy interesante, no deja de ser una zona asolada, sin refugio decente del sol (más que alguna cueva en la tierra), y un terreno seco lleno de piedras desperdigadas, y para verlo por primera vez como nosotras muy bien, pero para estar meses no tanto. Y es que lo primero que vimos es que el terreno del volcán Poike es una zona completamente distinta al volcán Terevaka y la costa norte. Empezamos en Ahu Mahatua un importante centro ceremonial que alguna vez estuvo dedicado a los ritos de cremación y entierro y de ahí vamos a la parte más dura de este tour es esta primera subida que hay al volcán Poike. No es demasiado dura subiendo a tu propio ritmo, pero no se puede negar que lo más complicado es salvar ese desnivel, ya que luego el resto del trayecto es muy cómodo, sobre todo porque el terreno es tierra, maleza y poco más. No hay ninguna complicación en caminar por la zona. En esta zona no hay puesto de entrada del Parque, por lo que, aunque en internet pone que te lo puede pedir un guardia del parque que pase por ahí, en todo el día no vimos a nadie más que el guía y nosotras dos. Antes de subir el guía nos señala los tres montículos a los que tenemos que llegar, que fueron formados en su día por la superposición de múltiples flujos de lava. Sus nombres son Ma’unga Parehe, Ma’unga Tea Tea y Ma’unga Vai a Heva y desde arriba de ellos hay una vista espectacular de la isla. Nos comenta el guía que Poike estaba cubierto de arboles pero que se suponía que pro la superpoblación estos habían sido devastados, hoy en día hay una gran deforestación por lo que la subida se realiza en zona de tierra seca y rojiza. Una vez arriba descansamos junto al acantilado teniendo una vista espectacular, y el agua del océano es tan claro que se pueden ver los peces. En esta zona además de tierra encontramos mucha maleza crecida salvajemente, el guía nos comenta que la última vez no estaban tan altas, y es que muchas veces nos llegan a la altura de la cintura cada vez que caminamos. Lo primero que vemos es la cara de un moai enterrado, Ahu Kiri Reva, y según nos dice el guía es de primera generación, y es de otro tipo de piedra distinta al resto de moais, ya que, en esta zona, los moais son de otro material, no se sabe si porque está más alejada de la cantera o porque las tribus que vivían en esta zona no socializaban con el resto de tribus. Seguimos por la ladera tras el guía que nos lleva a Papa u'i hetu'u, dos rocas planas al borde del acantilado. En la superficie de una de ellas podemos ver que hay varias figuras grabadas, aunque como nos pasó en la costa norte el sol puede dificultar la visibilidad de estos petroglifos. El guía no comenta que este lugar es un observatorio astronómico, y es el único lugar de la isla donde se pueden ver las Pléyades saliendo y poniéndose sobre el océano. Bajamos tras el guía hasta entrar dentro del hueco que hay entre las dos rocas, dándonos cuenta en el proceso el perfecto lugar de observación que es estar ahí dentro. Siguiendo al guía subimos a la ventana creada por la roca para sentarnos al borde y ver el océano y el horizonte. Tras intentar reproducir lo que sería este lugar en la noche, con las estrellas brillando en el cielo salimos para continuar hacia la siguiente parada; la cueva de Ana O Keke, o cueva de las vírgenes. Cuando llegas al borde del acantilado y tienes que bajar parece que es un acceso complicado pero lo cierto que no lo es tanto, sin contar con que el guía va primero para asegurarse ayudarte en caso de necesidad, aunque como digo la bajada y la subida no están complicad ay luego, aunque desde arriba no se ve, hay un camino bastante mas ancho de lo esperado que te lleva hasta aun pequeño agujero en la pared. Pero sin un guía es difícil ubicar la situación de esta cueva y de otra a la que no llegamos y que el guía nos señala que está un poco más abajo. Nos indica el guía que se cree que Ana O Keke estaba destinada a las neru, jóvenes de la realeza eran aisladas y recluidas en su interior para conservarse pálidas. Y la cueva que nos ha enseñado más abajo es la Ana More Mata Pukuque se usaba para preparar a los chicos a la prueba del hombre-pajaro.sigueindo los consejos del guía nos arrastramos en la cueva para, sin llegar al fondo, ver los petroglifos de la misma. Esa vez como estos están cerca de la entrada, pero sin tener la luz directa del sol, se pueden ver con más claridad; una ballena, el make-make, una espiga, etc. La cueva está toda embarrada ya que del techo emana agua subterránea que se supone bebían las jóvenes, aunque también se supone les llevaban agua y comida. Esta es una de las cuevas que más nos ha gustado. Cerca de ahí el guía nos lleva hasta otra roca aislada en cuya zona superior aparecen agujeros en la piedra realizadas por el hombre y que según el guía representan las Pleyades. De aquí al siguiente lugar atravesamos recorridos de tierra rojiza sin signos de vegetación que recuerdan a Marte para luego pasar a atravesar malezas de altura considerable, y de la nada nos encontramos con una serie de moais demolidos de piedra blanquecina (Té Ahu Moai Tea) junto con más restos arqueológicos. Hay muchos moais y resto de fuegos, cimientos de casas barco, y demás resto de un poblado antiguo. Aquí el guía se pone a lanzar un cantico en rapa nui frente a los moais mientras nos cuenta sobre ellos. De aquí marchamos hacia Maunga Vai a Heva, en el camino vemos muchas vacas y caballos salvajes que nos miran con curiosidad, pero cuando nos acercamos se alejan. Cerca de aquí hay una pequeña isla de árboles de Eucalipto, que con lo que observen el agua del suelo nos sorprende verlos por aquí. Subiendo el cerro llegamos hasta una pequeña cueva donde encontramos un moai con la cabeza cortada dentro de la cueva, según el guía es el primer moai que ha visto dentro de una cueva. Al otro lado, dando vuelta al cerro, se encuentra una cara tallada en la roca, con ojos grandes y una nariz ancha, con una cavidad ancha que representa una boca abierta. Desde aquí ya toca bajar y disfrutar de la vista. El guía nos comenta que la gente le dice que por qué va a esta zona, que no hay nada, pero si bien es cierto que no hay grandes moais los restos de esta zona son muy interesantes y para nosotras vale la pena la excursión y todo lo que hemos visto.

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