Camino a Paracas
Visita: Noviembre 2011
Mis imagenes: Pendientes
Informacion para viajar: aqui
De Trujillo viajamos en avión a Lima, que era como nuestro centro de operaciones. Y de Lima fuimos a Paracas en autobús. Omitiré todos los retrasos producidos en los transportes durante nuestro viaje a Perú, solo decir que ni un solo avión salió a su hora, empezando por el vuelo de Trujillo a Lima, que se retraso unas cuantas horas (de las siete de la mañana hasta las dos de la tarde o algo así) del aeropuerto de Trujillo solo salía una avioneta para Lima, y ni un solo avión en el aeropuerto, había que esperar a que llegará el avión, por eso se retrasaba la salida, porque no había avión con el que volar. Pero dejando los retrasos de los vuelos a parte, de Lima a Paracas salimos en bus, en una compañía en la que por lo que vi íbamos todo turistas. En realidad los buses habituales dejan bastante que desear, ni siquiera tienen paradas fijas. Nosotras fuimos con la Cruz del Sur, que como digo estaba plagado de turistas, y teníamos que estar antes en la estación de autobuses para pesar y facturar la maleta (como en los aeropuertos) y pasar control de pasaporte y detector de metales. Eso sí, el autobús tenía servicio gratis de desayuno y bebidas, amplias plazas, manta, almohadas, revistas pero se retraso en su llegada, y aún se retrasó más a la vuelta, y la estación de autobuses en Paracas es una casita de ¿bambú?, una casita de madera en medio de un desierto de arena con unos cuantos perros con pulgas (que hablando de eso había unas chicas españolas que no sé cómo iban por ahí por su cuenta, que el perro se rascaba y nostras huíamos de él y las otras chicas lo acariciaban y decían “pobrecito, no me extraña que le pique si tiene como hormiguitas negras” ¿alguien se imagina a esas viajando por ahí por su cuenta? luego que pasan cosas a los viajeros, si es que con semejante inteligencia suelta…). Camino a Paracas pude ver toda la pobreza del Perú, con esos tenderetes, esas calles, esas casas, y lo demás era desierto y playa, la carretera pasa cercano al océano y las imágenes de las rocas y la playa junto al desierto eran un espectáculo interesante, en la ida, pero a la vuelta se me hizo más aburrido ver lo mismo durante tantas horas, aun así miraba de vez en cuando por la ventanilla, en una de esas vi a un coche yendo a trompicones y entendí porque teníamos un detector de metales al subir al autobús. Y es que el copiloto estaba apuntando con una pistola al conductor del coche que iba trompicones. Adelantamos en dos ocasiones al coche así que seguro que no lo vi mal.
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