Comillas - España

Comillas

Cuando llegamos a Comillas relucía el sol y la plaza se encontraba llena de turistas (costó bastante encontrar aparcamiento) pero en vez de visitar el lugar entramos a comer. Cuando salimos de comer el día se había nublado, pero lo de comer pronto fue una buena idea porque cuando íbamos terminando de comer iban entrando más y más turistas y les decían que algunos platos del menú se había acabado (yo disfruté de un cocido montañés y de sardinas de segundo). Cuando salimos pasamos por la plaza con la fuente de los tres caños, que parece un candelabro. De aquí se llega a la Plaza de la Constitución, con el suelo en pendiente empedrado y rodeado de típicas casas con galerías acristaladas. Aquí se encuentra el antiguo Ayuntamiento con arcos porticados y un balcón sobre el que vemos los cinco escudos. Y a su izquierda, la Iglesia de San Cristóbal. En un lado está San Cristóbal con los escudos de armas de Castilla y de Comillas. De la plaza fuimos a ver el capricho de Gaudí, todas las veces anteriores que mi amiga había estado no había que pagar más que para ver el interior, ahora habían vallado todo el reciento y había que pagar para verlo también por fuera. El problema es que la valla corta un camino que evita la vista de la fachada lateral de la casa, la parte más bonita por su decoración. Aún así pagamos la entrada para ver por fuera (lo que se puede) y por dentro lo que queda de la casa, el capricho de Gaudi, un edificio modernista de la primera etapa del arquitecto (con  este ya he visto todas las obras de Gaudi fuera de Cataluña). La casa por fuera se lleva todo el atractivo dado que por fuera, excepto un par de sillas y muebles han dejado las salas prácticamente vacías. En el exterior predominan los colores rojos, amarillos y verdes y se repite en la decoración el tema del girasol combinando la sillería, el ladrillo, el hierro y la cerámica. Todas las estancias están dispuestas de manera que la luz del sol se aprovecha al máximo, de ahí la decoración con girasoles. La sala más grande del interior de la casa es el invernadero, donde ahora se muestra un video sobre el diseño de la casa, que se creó para ser autosuficiente con las corrientes de aire y la luz del sol. Se puede subir y salir a la terraza donde se tiene una vista más completa de la torre de entrada, y de su diseño pentagonal. Aunque las escaleras de caracol para bajar, y las puertas para salir son muy estrechas y hay gente que no puede pasar. Tras salir del capricho preguntamos a la chica de la caseta por la entrada a la Capilla panteón y al palacio de Sobradiel y sus jardines, dado que como la zona había cambiado desde que estuvo mi amiga y ahora había verjas, para confirmar si se podía entrar. La chica nos dijo que estaba abierto pero dimos un montón de vueltas y ahí todos los caminos estaban cerrados con verjas y candados y no había nadie para abrir, así que tanto la capilla como el palacio se quedaron en la lista de sitios pendientes para la próxima visita. Cuando salimos de El capricho se puso a llover bastante, lo suficiente como para sacar el paraguas que no había usado en todo el fin de semana, y después de dar vueltas bajo la lluvia (y ver que la chica se había equivocado) nos dirigimos hacia el coche. Parecía que la intensidad de la lluvia se reducía así que decidimos seguir y subir andando hasta el cementerio que se sitúa sobre una colina divisando el mar. En él se encuentran los restos de una iglesia gótica y sobre ella Ángel Guardián o ángel blanco (cuya misión consiste en rescatar del infierno las almas que fueron injustamente condenadas). El cementerio se amplió conservando sus ruinas y rodeándolo con una alta tapia desde donde se ve el mar. Porque Comillas tiene tanto montaña como playa. La playa es de arena fina y dorada, y mirando al mar, se encuentra el pequeño puerto, protegido de mareas y temporales por un dique que lo rodea. También hay la figura de una “mariscadora”. Tras ello dimos unas cuantas vueltas buscando el parque Güell y Martos, por donde se llega al Monumento al Marqués de Comillas y se puede ver la casa conocida como El Duque, pero no hubo forma con tanta lluvia. De lejos vi la Universidad Pontificia y al final, debido a la intensa lluvia que no parecía marcharse, dejamos la visita de Comillas y nos volvimos a Castro a tomar algo caliente en casa, dado que no solo llovía sino que había bajado la temperatura. Todos esos sitios de Comillas quedaron pendientes para la próxima visita que hiciera a mi amiga. Una excusa como otra cualquiera para volver.

Visita: Septiembre 2017

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Barcena Mayor - España

Bárcena Mayor

El lunes, aprovechando que seguía haciendo sol mi amiga me llevó a ver Bárcena Mayor, la única población incluida en el Parque Natural Saja- Besaya, situado junto al Rio Argoza. Hay dos formas de llegar a Bárcena, nosotras entramos dentro del parque natural y por la carretera nos acercamos a Bárcena, donde dejamos el coche en el parking habilitado para ello. En este pueblo está prohibido ir con coche (excepto los residentes) así que tienen una explanada, antes de entrar en el pueblo, donde dejar los coches o, como nos encontramos, autobuses de turistas. El camino hasta el pueblo andando es muy pequeño y está asfaltado con piedras por lo que es fácil llegar a pie. Apenas unos pasos y estás entrando en el pueblo. Las casas y casonas de Bárcena Mayor siguen la arquitectura típica montañesa. Sus soportales de piedra y sus balconadas de madera llenas de flores, así como las montañas que lo rodean le dan ese aspecto de pueblo interior cántabro. Los aleros de los tejados son grandes para las nevadas, sus balcones están orientados al sur para aprovechar el calor del sol y, tal y como vimos durante el paseo, colgar la ropa a secar, así como los muros medianeros sobresalen en la primera planta en forma de “s” para dar un espacio al aire libre pero protegido de la lluvia. Así que nos dedicamos a recorrer todas las calles y rincones de Bárcena Mayor observando cada detalle, como las balconadas de madera y las pequeñas tiendas de artesanía, utensilios de cocina y aperos de labranza, sobaos y otros manjares, todo ello rodeado de montañas verdes y árboles frondosos del parque natural. Estábamos quejando del sol y de lo mal que salían las fotografías con el sol de frente cuando parece que el cielo nos escuchó, se nublo y empezó a chispear. Tras lo cual desandamos lo andado hasta llegar al coche y coger el paraguas, porque aunque era lluvia fina era constante y mojaba. Ya con el paraguas seguimos paseando por el pueblo, paramos a tomar algo en un restaurante que tiene vistas al puente y el río. Y cuando volvió a dejar de llover y salir el sol salimos para cruzar el puente, donde comienzan algunas de las rutas naturales que se pueden hacer por el parque. Cuando se hacen estas rutas hay que tener cuidado de cerrar las verjas que hay a nuestro paso, que están así para evitar que los animales de la reserva entre en el pueblo. Decidimos dar una vuelta junto al río y ver las pequeñas cascadas de agua de manantial que llegan al río, complemente cristalina. Como era la hora de comer y ya habíamos recorrido todo el pueblo, y ninguna del as dos iba preparada para hacer una de las rutas naturales (para otra visita) nos marchamos hacia otro pueblo para comer. Sin duda es un pueblo pequeño pero bonito y debe haber muchas rutas para disfrutar, con lo cual un buen lugar para pasar un par de días de vacaciones.

Visita: Septiembre 2017

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Lierganes - España

Liérganes

El domingo por la tarde, aprovechando que hacía mejor tiempo del esperado mi amiga me llevó a un pueblo del interior al cual le gusta ir. Liérganes es un pueblo muy turístico y costó encontrar sitio para aparcar, había bastante gente paseando por las calles empedradas del pueblo, viendo sus casitas del interior cántabro, de madera con tejados inclinados por las nieves del invierno y flores en sus balcones, como en el Pirineo. Hay casas de varios siglos, como la Casa de los Cañones, la Casa y la Cruz de Rubalcaba, el Palacio de la Rañada o la Casa Setién. Además, es muy fácil reconocible la Torre de Cacho o Giraldilla, este edificio es ahora una casa rural y se le llama así por su aspecto de estilo andaluz, que resalta mucho dentro del resto de edificios del pueblo. El pueblo también tiene un balneario, el balneario de Fuensanta y jardines, construido en 1844 y al que mi amiga ha ido en alguna ocasión. Y además de dar un paseo por el pueblo viendo las casas, nos acercamos a la zona del río. Estos pequeños pueblos con casitas de madera y piedra con adornados de flores siempre son muy bonitos pero además por Liérganes pasa un río, por lo que la vista más bonita es acercarse al puente de piedra y disfrutar de ahí de la vista de las montañas. Antes de llegar al puente sobre el río está el antiguo molino que es un pequeño centro de interpretación donde puedes ver las ruedas de molino y la explicación de cómo funcionaba y también una escultura y la leyenda del hombre pez. En Liérganes hay una leyenda que cuenta que un hombre del pueblo se zambulló en 1672 en sus aguas y apareció, como tritón, cinco años después en Cádiz. En realidad el hombre tenía malformaciones y hay dos esculturas representándolo, una debajo del molino junto al río, y la otra al lado del puente. Es esta última la más fotografiada. Así que después del molino cruzamos el puente mayor o puente romano, porque desde él se obtiene una de las mejores vistas del pueblo. Las montañas, el río, el verdor de la ribera, las casitas cuidadas a los lados forman una postal que consigue que este pueblo esté entre esos pueblos más bonitos de España que todos los años votan los viajeros. Cruzando la arcada del puente se puede llegar la escultura de bronce del Hombre Pez, en la ribera del río Miera, donde se pueden ver las deformaciones que el escultor recreó en la figura.

Visita: Septiembre 2017

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Castro Urdiales - España

Castro Urdiales

He estado en varias ocasiones en Castro Urdiales, así que cuando en el tiempo dieron tan malos pronósticos, no me preocupé, pues ya había visto la población. Aun así, como al final hizo muy buen día, después de que mi amiga me recogiera fuimos a comer y luego dimos un paseo por Castro, que había cambiado algo desde la última vez que estuve. Fuimos al centro de la ciudad, esta parte había cambiado desde la última vez dado que ahora era toda peatonal. Había mucha gente en la calle paseando por el paseo marítimo o tomando algo, disfrutando de las vistas que el cielo despejado brindaba. Nos acercamos al puerto donde pude ver de cerca el puente que lleva al faro-torre que las otras veces, debido al mal tiempo, estaba cerrado al paso. Como la ermita solo la abren en las fiestas de la misma, y por tanto no puedo ver por dentro el suelo de cristal que me comentan que tiene, subo las escaleras de piedra del puente. Efectivamente, tal y como me dice mi amiga, la mejor vista se obtiene desde lo alto del puente. Desde el punto más alto del puente, si el día es despejado, se pueden ver las montañas de toda la costa, los acantilados, y hasta el final de la ría. El mar parecía estar tranquilo y el cielo claro. El castillo faro fue restaurado desde la última vez que estuve y solo lo abren cuando hay exposiciones. Como no había ninguna no estaba abierto, por lo que no pude entrar. Del castillo faro lo más interesante es la vista, porque ya se sabe que los torreones en acantilados tienen la mejor vista para avistar piratas. En este caso, vistas de la costa. Y porque el interior lo prepararon para hacer un restaurante y luego la cosa quedó en nada, y ahora está vacío. La iglesia también ha sido restaurada porque la piedra original se va deshaciendo, pero cada restaurador ha usado un método y una piedra diferente, así que se ven las diferencias entre las varias épocas de restauración. De lo alto de la iglesia volvemos al centro, a la zona del ayuntamiento. Aún hay más lugares para ver por Castro, pero como ya había estado nos fuimos a otra población de Cantabria.

Visita: Septiembre 2017

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Del Pais Vasco a Cantabria - España

De San Sebastián a Castro Urdiales

Todas las veces anteriores que he ido a Castro Urdiales ha sido en coche desde Bilbao o en autobús desde Zaragoza, por lo que esta vez desconocía el recorrido. Salí de San Sebastián en autobús de ruta hasta Castro Urdiales, la primera parte del trayecto es la más bonita que me ha tocado ver. Me sorprendió ver como el autobús recorre parte de la costa, de forma que uno tiene unas vistas impresionantes de la costa, los acantilados, las playas, etc. Además en vez de las tormentas que presagiaban en el tiempo, en realidad hubo sol y con el cielo despejado las vistas de la costa eran espectaculares. Pasamos por un pueblo, del que no recuerdo el nombre, con una playa rodeada de montañas. En el mar había un montón de surferos esperando la llegada de una ola que tomar. Pasamos algunos rincones con montañas, ríos, y murallas, pero con el sol y el trayecto acabé durmiéndome y desperté al llegar a Bilbao, donde ya quedaban apenas unas paradas para llegar a Castro Urdiales. El autobús iba completo, algo que no me esperaba un domingo por la mañana, pero al igual que el tren en el camino a San Sebastian, el bus iba lleno de turistas extranjero camino a Santander.

Visita: Septiembre 2017

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Recreación Andoain 1837 - España

Recreación civil Andoain 1837 

El sábado cuando me levanté todavía era de noche y llovía, vestirse uno solo de 1837 es muy difícil, con tanta ropa y capa (y es ropa de verano). Al tercer intento (el corsé de época limita mucho los movimientos) conseguí terminar de vestirme (menos un par de broches arriba del todo que no se veían). Cuando miré por la ventana ya era de día y el arco iris aparecía sobre San Sebastián. Desde mi ventana se podía ver la ribera y la escultura en lo alto del monte. Al salir hacía sol pero hice uso del paraguas porque llovía, pero solo use el paraguas ese día durante el trayecto del alojamiento a la estación de tren. La supuesta lluvia y frío que daban en el tiempo durante varios días, o no había llegado o pasaba de largo. Esperando al cercanías para ir de San Sebastián a Andoain la gente me preguntó por mi aspecto. Lo más curioso fue la pregunta de si iba de boda o disfrazada, les dije que ninguna de las dos, que de recreación. Pero me sorprendió lo de la boda. No me imaginaba ir de boda con la moda de 1837, que no es precisamente “minimalista”. Andoain está en la montaña, es muy bonito, con sus montes verdes, el cielo estaba azul profundo y pocas nubes, eso era buen pronóstico. Habíamos quedado en la Goikoplaza, la plaza principal, donde está el ayuntamiento y la iglesia. Al principio nos íbamos a reunir los recreadores ahí para hacer un recorrido turístico histórico al pueblo, recreando la visita del pretendiente al trono, Carlos II, a Oriamendi. Pero lamentablemente el guía tuvo un evento familiar que impidió que tuviéramos el recorrido, así que nos entretuvimos por la plaza y la iglesia, recreando un paseo matinal de las clases de la época y viendo la boda que había en el ayuntamiento. Y sin darnos cuenta era la hora de comer y aparecían unas nubes negras en el cielo que presagiaban malos augurios, así que en vez de hacer el picnic programado en los montes, comimos en un restaurante de la plaza. Y cuando acabamos de comer ya no llovía y el cielo retomaba su color azul. Se quedaron algunas nubes pero blancas y poquitas, así que el día volvía a tener buena pinta. La comida fue algo incómoda porque estar mucho tiempo sentada con el corsé me agobia demasiado porque aprieta mucho más y estaba mejor de pie que sentada (al día siguiente me dolieron las costillas). Por la tarde, y dado que no pudimos hacer picnic, los ferrotipistas ambulantes Equipo 108 (jabisoto.com) montaron su laboratorio ambulante y cámara en el porche de la iglesia, lugar donde aprovechamos para tomarnos unos ferrotipos. El ferrotipo es uno de esos procesos que se realizaron antes de que llegara la fotografía a todos, en 1853, donde la imagen se exponía en una placa de metal de hierro, la cual anteriormente se había teñido de negro mediante barniz, y añadido una capa de material sensible (nitrato de plata y colodión). Debido a la plata la imagen brilla como un espejo y según la posición de la luz a veces uno se ve reflejado en vez de ver la imagen. Y la imagen que resulta en la placa es como un espejo donde ves lo contrario a lo que hacías, por ejemplo en una miraba hacia la izquierda y la imagen sale mirando a la derecha. Este equipo había estado en la batalla de Vitoria (época anterior) pero fue el día en que yo no estuve, así que fue la primera vez que tomaba con ellos. Fueron tan amables de venderme uno de los dos ferrotipos que realizaron, hay que tener en cuenta, que como los fotógrafos que van a estos eventos, sus fotografías/ferrotipos son para ellos su trabajo de arte, para exponer y publicar. Aún así conseguí llevarme uno de los ferrotipos en los que salía con pose de la época. Hay que tener en cuenta que el ferrotipo tiene más dificultades que la fotografía, por un lado está el tema de la luz ultravioleta, depende de la persona saca todas las manchas u oscuridad de la piel, por lo que no sale bien. Por otro lado, al ser al aire libre el control de la luz es peor y en el ferrotipo no existen negativos ni copias digitales, solo hay una imagen que pueda salir. Tanto si sale bien como mal es algo único. A veces gastas todo el tiempo que supone, hacer la fotografía y el revelado en la placa para que no salga una imagen adecuada. A parte del tiempo del proceso químico también está el tiempo que uno tiene que estar quieto en la zona de fotografía, es importante que al quitar el obturador no te muevas ni un poco, ni siquiera parpadear o mover los ojos porque , tal y como me dijo Elena del Equipo 108, puedes parecer la niña del exorcista. Así pasó al tarde, dado que el proceso es largo, y llegó la batalla de Andoain. Se suponía que era una recreación de la batalla que tuvo lugar en 1837 entre carlistas y liberales (aunque lo de recreación…). Tal y como hice en otras ocasiones, mi intención era ver la batalla con el público, igual que hice en Waterloo, Tarifa o Vitoria, pero mientras estaba con el publico un tipo mal vestido de fraile nos mandó para el final, para, claramente, no quitarle protagonismo, por supuesto ni le hicimos caso, si la gente me pedía fotografías yo no digo que no, y si voy con el publico puedo ir vestida como me dé la gana, como si voy de payaso. La organización de la batalla se escuda en que sino confundíamos al público y que mi traje y mi sombrero eran de dudoso rigor histórico. No voy a entrar al debate, quien dude que haga investigación, pero lo que me molesta es que la batalla es de todo menos recreación, se podría decir que es más un musical histórico (como lo es Los Miserables), donde actúan y cantan (esto último mucho), pelean un poco, y al final hay un coro cantando que resucita a todos los muertos. Por supuesto a la gente le encanta pero eso tiene poco de reconstrucción histórica y bastante de obra musical. Por lo que uno puede ver la obra de la batalla de Andoain, pero no es ninguna recreación histórica. Hubo gente que me había visto durante la mañana que nos preguntó por qué no íbamos con ellos o si nos habíamos perdido, no contesté lo que me hubiera gustado (por que los de aquí no han dicho que nos escondamos) pero ahora en el blog puedo decirlo con total sinceridad: quieren absoluto protagonismo por lo que ir vestidos de forma comedida si vais de público, no vaya a ser que os pidan esconderos. Tras la batalla, y cuando se despejó la plaza, nos reencontramos todos (entre tanto público era difícil vernos) y nos fuimos a tomar algo, invitados por los padres de un recreador, porque la gente de Andoain es muy maja y dan muestras claras de la hospitalidad vasca. Que los del musical de la batalla nos trataran así no significa que la gente de Andoain no sea encantadora. Y cuando ya de noche empezó a chispear regresé a San Sebastian.

Visita: Septiembre 2017

Mis imágenes: Recreación 1837 

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San Sebastian - España

San Sebastian

Como no tengo coche para ir a San Sebastian tenía dos opciones: el autobús y el tren. El tiempo de trayecto, curiosamente, es el mismo. Así que siendo que iba a tardar lo mismo preferí el tren que te puedes mover libremente y no estar sentada todas las horas. Siendo viernes por la mañana no esperaba que hubiera mucha gente en el tren (suele tener sentido que se coja por la tarde como salida de fin de semana) pero en cambio el tren iba completo. Las maletas de varias personas fueron al sitio de minusválidos (no había ninguno) porque no quedó ni un rincón donde dejar las maletas. Por lo que pude comprobar al menos tres de los vagones estaban llenos de turistas extranjeros (japoneses, ingleses, etc). Tuve la mala suerte de tener a mi lado a dos niñas inglesas muy monas pero que en cuatro horas de trayecto no pararon de cantar, saltar y dar mal en inglés. Fue muy curioso, no esperaba que en estas fechas hubiera tantos extranjeros, pero al parecer ir de Barcelona a Donosti en tren es un trayecto usual. Como en el tiempo daban tan malos días (borrasca de frío solar) esperaba llegar a San Sebastian con la misma lluvia y frío con la que salí de Zaragoza y dedicarlo a descansar (sobre todo después del dolor de cabeza de las pesadas del tren) pero fue salir de la estación de tren y ver el cielo azul y el sol de San Sebastián que invitaba a pasear que cambié de idea. Así que me registré, vacié la maleta y salí a la calle. Nada más salir de la estación uno se encuentra con el puente María Cristina, fui a comer junto a la ribera, en una terraza al sol, y luego crucé para dar un paseo por la ribera hasta ver el puente que cruza hasta el Kursaal, un centro de convenciones de estilo postmoderno. La imagen era de postal; arriba el cielo era azul, el puente blanco y verde en medio, y abajo el mar de color azul. Con sol brillando en el cielo San Sebastián se ve mucho más bonito. Continué el trayecto cruzando por el hotel María Cristina, un lugar perfecto para alguna recreación de la Belle Epoque dado que la reina regente María Cristina estableció aquí su residencia real durante el verano y de aquí llegué al paseo que se abre a la bahía circular con aguas cristalinas y playa de arena blanca La Concha está adornada por lujosas mansiones que se elevan en la colina. El paseo a lo largo de La Concha está rodeado por una ornamentada barandilla blanca que cuando el mar y el cielo se combinan en azul ofrece un aspecto muy marítimo y relajante. Había bastante gente en la playa, además de gente paseando y sentada al sol. El día era más de verano que de temporal polar. Por la noche, después de cenar di un paseo nocturno por la ciudad, que iluminada es muy bonita. De noche me fijé por primera vez en el antiguo edificio de Tabakalera que está junto a la estación de tren. Nunca me había fijado en él y me pregunté qué edificio era, porque la parte de arriba era moderna, y la de debajo de estilo modernista.  

Visita: Septiembre 2017

Mis imágenes: España I

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