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Madrid - España

Madrid

Aprovechando la recreación civil y militar de mayo en Madrid decidimos hacer turismo por la ciudad, que aunque ya hemos estado varias veces sigue habiendo sitios sin ver, sobre todo museos. El primer día llegamos pronto para poder ir hasta Barajas a la clase de baile. Nuestro alojamiento estaba en el barrio de las letras así que salimos andando de la estación de tren de Atocha y fuimos camino al hotel para dejar las maletas. De camino pudimos disfrutar de los edificios como el Ministerio de agricultura, el Caixa Forum, la fuente de Neptuno, la plaza donde hay una escultura de Cervantes, y el teatro español. Tras dejar las maletas fuimos buscando algún lugar abierto con desayunos para poder desayunar antes de ponernos en marcha y encontramos un sitio donde tomar chocolate con churros. Una vez bien desayunas marchamos hacia la parada de metro para poder llegar hasta Barajas. De camino a la parada del metro pasamos por la galería canalejas, el four seasons, etc y entrando en la parada Sevilla del metro de Madrid pudimos ver un antiguo cartel publicitario de mural de los años 20. Ya en el metro cogimos dos metros para llegar a Barajas, la práctica de baile era ahí, ya que ahí era donde dormían los recreadores militares. Recuerdo el sitio de cuando fui a la recreación de Barajas. Ahí practicamos algunos bailes durante dos horas y pude saludar a antiguos amigos recreadores a los que hacia tiempo que no veía. Aunque tiendo a ser poco sociable me hacía mucha ilusión volver a verlos. Cuando termino la práctica de baile como era ya hora de comer nos acercamos algunos lugares de Barajas cerca del polideportivo para poder comer ahí, ya que seria mas cómodo y barato que bajar al centro y buscar donde comer ahí. Tras comer muy bien, todo hay que decirlo, retomamos el camino al metro para volver al centro de Madrid, al pasar por el polideportivo donde se podían ver las tiendas colocadas en la tierra bajo el sol me pareció ver a recreadores conocidos. Esta vez no iba a ir a los eventos militares, ya fui en otra ocasión y esta vez no tenía mucho interés en repetirlo. Nos dirigimos a descansar y dormir la sienta un rato antes de vestirnos y salir hacia el baile, ya que para poder llegar a la clase de baile habíamos tenido que madrugar. Tras la siesta nos vestirnos y salimos de camino al Congresos y sus leones, para posicionarnos a la sombra (para ser mayo hacia bastante calor al sol) y esperar a ver el carrillon goyesco. El edificio Plus Ultra está en la plaza de las Cortes, junto al hotel Palace. Enfrente está el Congreso de los Diputados y cerca de la Estatua de Cervantes. El Carillón goyesco asoma del balcón donde hay un reloj y campanas de varios tamaños a cada lado de la primera planta del edificio Plus Ultra. El Carillón consta de cinco figuras diseñadas por el dibujante Antonio Mingote, todas de la época goyesca: el pintor Francisco de Goya, la duquesa de Alba acompañada de un perro, el rey Carlos III, una Maja y el torero Pedro Romero. Cada uno ejecuta un movimiento mientras giran a determinadas horas del día. Como no son muchas las horas del día (4 veces al día) no siempre puedes coincidir estar cerca cuando toca su salida. Las figuras son del tamaño de una persona bajita así que se pueden ver fácilmente desde el otro lado de la calle. Después de ver el carillón en movimiento fuimos a la plaza donde se encuentra el teatro español y la figura de Federico García Lorca ya que el palacio de Santoña donde se realizaba el baile estaba ahí al lado. Es una suerte ir a estos eventos porque el palacio de Santoña no suele abrirse al público por su uso. Pero del palacio y el baile hablare en otra entrada. Así que aquí acabo nuestro primer día en Madrid. Al día siguiente había recreación militar en el parque del Retiro, pero nosotras teníamos otros planes, primero después de desayunar entraríamos al barrio de las letras para visitar la casa museo de Lope de Vega. Reservamos con tiempo una de las visitas guiadas gratuitas a primera hora, y hasta la hora de entrada estuvimos viendo las casas del barrio que conservan algunas de ellas las placas de aseguradora de incendios, la casa donde vivió y murió Cervantes, y también el convento donde yace Miguel de Cervantes, y luego la casa museo de Lope de Vega, que es la casa donde vivió Lope de Vega. Como grandes escritores españoles pasaron por aquí por eso el lugar se llama barrio de las letras. Sobre las placas de aseguradoras de incendios algunas tienen fechas hasta de 1883, la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas en Madrid fue la primera aseguradora de incendios española y se creó en 1822. Esta compañía no utilizaba la insignia para localizar los edificios que habían contratado sus servicios, sino que los marcaban con un texto en un cartel: “Asegurada de incendios”. En 1894, en Madrid se profesionalizó el cuerpo de bomberos, por lo que los equipos de extinción de incendios de las aseguradoras ya no eran necesarios. Volviendo a la casa museo de Lope de Vega; la visita empezó puntualmente y una vez entramos y pasaron lista subimos las escaleras de madera que llevan a la segunda planta. Al ser una casa antigua no hay ascensores. La casa es la original, pero, tal y como nos contó la guía, la casa ha sido amueblada y completada con elementos de la época, pero no de la misma casa ni de Lope de Vega. Lo único que queda original de la casa de cuando Lope de Vega vivía en ella es el patio con el pozo y el huerto. Subimos las escaleras y visitamos el estudio de Lope de Vega, amplio y luminoso, con cuadros de él y de sus hijas, y libros, muchos libros antiguos. El estudio da paso al salón de las mujeres nobles pequeño y con un estilo entre área y renacentista. Al lado una puerta que nos lleva hasta la habitación de Lope, pequeña y austera. La cama es corta porque en esa época el dormir tumbado en la cama les recordaba a la muerte, al frente de la cama hay una pequeña ventana que da a la planta donde está la capilla. Salimos de la habitación y visitamos la capilla, con un retablo principal de San Isidro Labrador y al lado entramos en el salón de grandes ventanales, con su mesa alargada que da acceso a la cocina. Seguimos subiendo y llegamos a las alcobas de las hijas de Lope, con las camas y el espejo claramente femenino, y luego seguimos subiendo para ir a la alcoba donde solo hay una cama, sobre la que hay una capa y un tablero de ajedrez, objetos traídos para rememorar el alojamiento del capitán Contreras en la casa de Lope. Aquí nos cuentan que cuando Felipe II se trasladó a Madrid no había alojamientos suficientes para acoger a las personas que formaban su corte, y el rey instauró la “regalía de aposento”, que no era otra cosa que la obligación de que quienes tenían casas con más de un piso, cedieran alojamiento e incluso comida. Por ello se empezaron a construir casas con los tejados muy inclinados o con las ventanas de diferentes tamaños y a distintas alturas para que pareciera que tenían zonas no aptas para vivir. Esas casas, por lo que tenían de trampa, se llamaban “casas de malicia”. Pero Lope de Vega no tuvo problemas en acoger a un capitán ya que se entretenían contando sus aventuras en batalla. También vemos arriba del todo el cuarto de los infantes y el dormitorio de las sirvientas. El de los infantes tiene una cuna con una virgen, pero también con un objeto lleno de amuletos para que los bebes sobrevivieran a tantas muertes infantiles que había en la época. La visita terminó en el huerto y el antiguo pozo, aunque apenas estuve ya que siendo mayo mi alergia estaba a tope. De aquí nos dirigimos al museo Naval, aunque puedes entrar de forma gratuita te preguntar si quieres hacer donativo, como en el museo de historia natural de Nueva York, así que dimos algo de donativo. En el museo naval se ofrece una visita guiada por voluntarios culturales dirigida a público individual. Estas visitas a la exposición permanente no requieren de reserva previa y se realizan los sábados y domingos a las 11.30h. El aforo para estas visitas es de 15 personas en estricto orden de llegada así que media hora antes llegamos (y ya había gente esperando). Al final había más gente de la habitual pero el guía no echo a nadie, ya sabía que la visita era larga y que algunos abandonarían la misma. Nosotras estuvimos hasta el final porque, aunque es cansado pasar tantas horas de pie, lo cierto es que lo contaba todo tan bien que se hacía muy entretenido; era como leer un libro de aventuras. Nos gustó mucho la visita y me acordé mucho de mi amiga extremeña porque a ella le hubiera encantado esta visita con sus explicaciones. Empezamos la visita por el museo y hay tantas cosas por verte y tantas historias entretenidas que escuchar que me costaría trasladas las dos horas y media de visita. Cabe destacar el mapa donde Asia se refleja con los tres reyes magos, y hay países que son mas grandes que son en realidad, pero es pro la época en la que se dibujó. Durante esta visita se muestra la escalera monumental del Cuartel General de la Armada, construida con mármol de Carrara de tonos beige y marrón y cubierta con una vidriera realizada por la empresa Maumejean. Solo podemos ver una parte, lo suficiente para ver la grandeza del lugar. Es una pena que no se pueda subir y ver más detalles, pero aún así vale la pena, como digo no solo por la vista de la gran escalera y el museo sino también por la fabulosa explicación el guía (la gran escalera la descubrí en un video de tik tok sobre lugares que ver en Madrid). Se colaron más personas pero enseguida volvieron a cerrar las puertas de acceso a la escalera, pero es que nos quedamos más tiempo haciendo fotografías y casi perdemos al guía cuando nos iba a contar sobre Jorge Juan, un personaje del que podían hacer libros o una serie de aventuras, que la verdad es que no conocíamos, pero que resultó muy interesante. Otros objetos e historias si nos eran más conocidos, mi tía, que es la que me acompañaba en este viaje de dos días y una noche en Madrid, me decía que había leído libros con esos momentos históricos tan épicos. Cuando salimos del museo nos dirigimos hacia el edificio Cibeles, para ver la fuente de Cibeles y luego ir a comer camino a la Latina ya que nuestro siguiente punto después de parar a comer era el Museo del Romanticismo. La entrada es gratuita a partir de las 14 los sábados y los domingos por lo que aparte del donativo no habíamos gastado nada. En las taquillas hay que dejar las chaquetas, nosotras no lo hicimos, pero en el lugar hace calor para conservar los muebles y las pinturas. La verdad es que hay más pinturas de lo esperado. En la recepción podemos ver una puerta con un forjado muy bonito, dan a un jardín con un café que estaba cerrado así que no pudimos acceder. Las salas del museo que se visitan, están en la primera planta. Subes entonces las escaleras y pasando la sala principal tienes la opción de ir a la derecha o a la izquierda, por supuesto elegí la izquierda y era la salida, nos enteramos porque otra pareja delante nuestro les pasó y los empleados del museo les dijeron que iban al revés. Volvimos para tomar la sala de la derecha y ya entramos en un recorrido por varias salas llenas de cuadros, mobiliario, dibujos, estampas, fotografías, esculturas, etc. Las pinturas, los objetos de la época y los muebles dan un aspecto abrumador. En cuanto a decoración de mobiliarios lo mejor es el Salón de baile y el Comedor que se utilizaba principalmente para las cenas. Las alcobas; la femenina cuenta con una cuna y luego está la masculina. Y termina en la Sala de billar. Tras terminar de ver el museo regresamos al centro de Madrid para recoger el equipaje en el hotel y dirigirnos a Atocha para volver a Zaragoza en tren.

Visita: Mayo 2024


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