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Matanzas - Cuba

Matanzas

El tour lo contratamos con Natural Cuba Travel por internet, y si me habéis leído antes sabréis que estamos muy contentas con el resultado, fue la mejor opción, aunque hay que reconocer que no hay muchos tours a Matanzas que incluyan todo lo que queríamos ver. Salimos de La Habana en coche clásico en dirección al puente de Bacunayagua. Aquí nos encontramos un montón de turistas rusos. El puente mide más de trescientos metros con varios arcos, resulta tan alto que desde el mirador junto al inicio del puente es imposible conseguir ver donde acaban los pilares del puente, que está a unos cien metros sobre el nivel del mar. Desde aquí se pueden ver varias aves volar y sobre todo el exuberante Valle del Yumurí que resulta impresionante visto desde el puente, una vez cruzas el puente, al otro lado del valle puedes ver la desembocadura de un río y un poco más lejos el mar. Sin duda es una obra maestra de ingeniería en Cuba y el valle que lo rodea le da el toque necesario para convertirse en una atracción turística. La guía nos preguntó por qué Matanzas cuando hacía mucho tiempo que no recibía esa petición, le contamos sobre nuestro itinerario y que en la guía que tenía salía Matanzas (el castillo, las cuevas, el museo farmacéuticos) y por eso busqué un tour que llevara todo lo que queríamos ver. Que no sea el sitio más visitado no significa mucho (teniendo en cuenta que en España se vende mucho Varadero y La Habana cuando en Cuba hay mucho más). Seguimos el camino a Matanzas, y como curiosidad, de camino hay una casa en lo alto de una montaña con vistas al valle y el mar que dice el conductor que pertenece a Silvio Rodriguez. Desde aquí vamos directas el castillo de San Severino en la ciudad de Matanzas, conocida como "la Atenas de Cuba" porque durante el siglo XIX sus habitantes tenían fama de cultos. El Castillo de San Severino, la única obra arquitectónica que se conserva de los inicios de la ciudad, es en parte zona militar, por lo que tuvimos que dar la vuelta para entrar por el otro lado. La guía nos preguntó si queríamos entrar dentro y por el precio sin dudarlo dije que sí porque tenía interés en ver su diseño. En realidad es una típica construcción militar renacentista, que recuerda la concebida en Europa en siglos pasados. Su diseño es un cuadrado, compuesto diagonalmente en sus vértices por cuatro baluartes con forma de trapecios y una vista a la alargada bahía de Matanzas. Desgraciadamente en su interior han creado el Museo de la Ruta del Esclavo, sitio de recuerdo sobre los millones de negros africanos traídos a la fuerza, durante la colonia española, para enriquecerse. No es que tenga nada contra la explicación pero la guía del castillo se alargó mucho y explicó demasiado sobre la ruta de los esclavos y las exposiciones modernas y africanas traídas al castillo y basadas en la esclavitud de los africanos por los españoles y su religión, y en cambio apenas dedico tiempo para disfrutar del castillo, su arquitectura o su historia. Si llego a saberlo no entro al castillo, porque no solo me interesa saber sobre los esclavos de Matanzas, también me interesa el castillo fortaleza (razón por la que quise entrar). No hubo forma de conseguir que se callara y yo no hacía más que mirar el reloj porque llevábamos una hora y no nos iba a dar tiempo a ver el resto de lugares del tour. La última sala que nos mostró fue la Sala de los Orishas, donde se puede conocer sobre la diversidad de las religiones de origen africano y como se reconvirtieron al catolicismo para engañar a los españoles. Allí se ven varias esculturas a escala natural de sus diversos dioses (todos son familia), tapices que muestran cómo se manifestaban ante sus creyentes y tambores batá, utilizados en ceremonias y rituales. Hay cosas muy interesantes en la exposición, y aprender mucho de la cultura actual cubana y su religión, pero han de aprender a distribuir la información. Salimos corriendo del castillo y ya en el coche la guía nos comentó que no nos iba a dar tiempo a ver todo y que si ella tenía que elegir, mejor dejar fuera la subida a la ermita e ir primero a las cuevas de Bellamar, nosotros le dijimos que ella sabía más y que si recomendaba una cosa sobre la otra nos parecía bien. Efectivamente luego nos dimos cuenta que habría sido una verdadera lástima haberse perdido las cuevas que tienen una entrada aparte: Cuevas de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe.  Tras visitar las cuevas y el Mar Caribe (paramos minimamente en una playa) fuimos de camino a Matanzas y tras ver la hermosa y larga bahía nos paramos en la plaza de la Vigía, una de las principales de Matanzas y el lugar donde se fundó la ciudad. Su nombre proviene de un antiguo fuerte, derribado en el año 1850, y que estaba situado muy cerca de allí para proteger la zona de ataques de piratas. En esta plaza se sitúan algunos de los edificios más importantes de la población. Por un lado está el Teatro Sauto, uno de los mejores del país y que cuenta con una inmejorable acústica, la mansión donde se sitúa Ediciones Vigía y el Cuartel de bomberos, el Palacio de Junco y el antiguo edificio de la aduana. Es la cuna del Danzón, el baile nacional de Cuba, y se la conoce con distintos nombres como "La Atenas de Cuba", "La Venecia cubana" o “La ciudad de los puentes”. Todas ellas se crean debido a sus ríos, sus innumerables puentes (veintidós actualmente) y a la cultura inicial de su población, de ahí que se conserven grandes y hermosos palacios, teatros, editoriales que otras ciudades no tenían. En esta plaza también se encuentra el Cuartel de los bomberos de Enrique Estrada que fue inaugurado en 1900 para albergar el cuerpo de bomberos de la ciudad, uno de los más galardonados y prestigiosos del municipio. El local estaba provisto de las últimas tecnologías de la época y contaba con varias estaciones telefónicas de avisos, carros de auxilio y diferentes fuentes distribuidas por la ciudad. Actualmente en el interior se conservan algunas joyas como la bomba "Matanzas", la primera que funcionó en la región y que fue adquirida en Nueva York en el año 1864. El sitio estaba casi cerrado pero pudimos entrever varios coches. De aquí nos acercamos a uno de sus famosos puentes y luego continuamos hasta la Calle 83, una de las arterias principales de Matanzas que lleva a la Plaza de la Libertad. Justo en el centro se encuentra el Monumento a José Martí y a los pies del mismo podemos ver una escultura que está rompiendo unas cadenas. Aquí es donde podemos visitar el Museo Farmacéutico situado en una antigua botica. La entrada incluye una guía que explica detalladamente cada sala. En la visita estuvimos solo nosotras dos y nuestra guía. La farmacia fue inaugurada en el año 1882 gracias a las aportaciones del médico francés Ernest Triolet y el cubano Juan Fermín Figueroa, estuvo en funcionamiento hasta el año 1964, fecha en la que se convirtió en museo y conserva todos los muebles, decoración y artilugios originales. El museo consta de varias salas; la botica, la rebotica, la tienda, dos almacenes, el laboratorio y el patio. Empezamos la visita por la tienda que aún conserva todas las estanterías y vidrieras originales, allí pudimos ver una buena colección de medicamentos antiguos y botes de porcelana donde antiguamente se guardaban productos para elaborar las medicinas, destacan también dos grandes recipientes que cuentan con aproximadamente 100 años que se llaman el ojo del boticario porque el cristal de la botella permite al boticario ver toda la farmacia. Pasamos a la segunda sala, la rebotica, donde destaca una enorme mesa diseñada por el doctor Triolet, en ella se dispensaba antiguamente los medicamentos. Hoy en día podemos ver algunos artilugios que utilizaban para elaborar pastillas, supositorios y grageas, varios morteros y prensas. También tienen un antiguo teléfono, el libro de recetas abierto sobre la fecha del día de hoy pero de otro año. Seguimos la visita en los almacenes donde podemos encontrar antiguas jeringuillas, aparatos ginecológicos que parecen sacados de una película de terror, botellas, botes, máquinas y una de las mayores colecciones de libros farmacéuticos y recetarios con prescripciones antiguas de varios médicos de la ciudad. El laboratorio es otro de los lugares curiosos del museo, en él destaca una antigua nevera y una caja fuerte donde se guardaban medicamentos. Varias ollas, vasijas, cazuelas y fogones completan la sala. Para terminar la visita la guía nos subió a la primera planta donde se encontraba la vivienda del doctor Triolet, hoy en día se utiliza como tienda de arte y junto a las escaleras se puede ver la antigua bicicleta con la que se hacia el reparto de medicamentos. Una visita altamente recomendable si os gustan los lugares con historia donde se guardan muchísimos objetos muy buen cuidados que ya querrían varios museos. De aquí la guía nos preguntó qué queríamos hacer porque ya sabéis que una vez se hace de noche a los cubanos no les gusta estar en la carretera, así que por nuestra parte podíamos volver, el conductor también quiso así que volvimos a la La Habana. Nos dejamos el subir a la Ermita de Monserrat y contemplar desde allí las vistas de la ciudad. Aquí la sociedad catalana de Matanzas inauguró esta ermita intentando imitar la original de Barcelona, A su alrededor cuatro figuras representan las cuatro provincias catalanas. Teniendo en cuenta esto no entiendo porque se toman tan a pecho lo del esclavismo de los españoles si la gran mayoría de los esclavistas de Cuba eran catalanes. Desde lo alto de este mirador se divisa por un lado la bahía de Matanzas y hacia el otro el Valle del Yumurí. La vista de la bahía la disfrutamos subiendo a las cuevas de Bellamar así que cuando tuvimos que decir qué sacrificábamos del viaje, sin duda fue la subida a la ermita, sobre todo después de haber entrado a las cuevas. Por supuesto, si la guía del castillo no se hubiera enrollado tanto nos habría dado tiempo a todo, pero nos daba cosa cortarla y decirle “miré la visita de quince minutos nos ha llevado más de una hora ¿sabe que no vivimos aquí?”, en fin, la educación nos permitía cortarla por lo que nos quedamos sin mirador de la ermita. Pero pudimos ve todo lo demás y nos gustó cada una de las cosas, por lo que fue una excursión muy satisfactoria.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel

Cueva de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe - Cuba

Cueva de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe

Esta visita es más fácil de hacerla desde Varadero, pero en nuestro caso nos daba igual. Desde Matanzas el conductor nos acercó a las Cuevas de Bellamar, para llegar a ellas estuvimos subiendo por una de las montañas desde donde se puede ver la larga bahía de la ciudad de Matanzas, lo que nos deja una preciosa vista desde el coche. Llegamos bastante apuradas porque no conocíamos el horario de las cuevas y aquí cuando quieren cierran. Por suerte llegamos media hora antes de que abrieran la última visita de la mañana, por lo que nos sentamos bajo la sombra de uno de los grandes árboles que hay junto a la entrada de las cuevas, y la guía fue al bar a cogerse algo para beber mientras esperábamos. Diez minutos antes de la hora abrieron las taquillas e hicimos fila para conseguirlas, hay que pagar por entrar y si quieres hacer fotografía o video hay que pagar otro ticket por cámara. Como solo iba a pagar una vez saqué solo una de las cámaras, la que me permite hacer fotografías si hago video, porque asi cubríamos el video y las fotos (mejor que pagar dos o tres veces). Y aquí es difícil hacer trampa si es lo que estáis pensando porque una vez entras al edificio que han construido alrededor de las cuevas te hacen guardar todos los bolsos en unas taquillas y solo puedes llevar encima las cámaras por las que hayas pagado. Las Cuevas de Bellamar tienen varios kilómetros de galerías, su formación se cree que empezó hace unos 300 mil años, aunque originalmente todo el conjunto estaba situado bajo el mar. En el año 1861 un esclavo chino estaba trabajando en las tierras propiedad de Santos Parga y al picar en una de las piedras encontró la entrada a la cueva. Desde entonces el Sr. Parga siguió excavando, construyó escaleras, pasamanos y finalmente instaló lámparas por todo el recorrido para hacer visitas guiadas por lo que las cuevas se convirtieron en el primer centro turístico del país. Antes de comenzar al visita en el edificio de la entrada tienes expuestas algunas piedras e información sobre las cuevas. Cuando abren las cuevas hay que descender varios escalones hasta llegar al centro de la gruta, contrariamente a lo que esperaba de una cueva (frescor al entrar) hay una gran humedad y debido a que no hay muchos respiraderos naturales el calor se hace bastante intenso. El lugar tiene lámparas pero no las iluminan hasta que acaba la visita, para hacerla más interesante apagan las luces y vas siendo guiado y descubriendo los rincones de la cueva a través de la linterna del guía y de las luces que él quiera encender. El guía te cuenta en español e inglés (había rusos, cubanos y nosotras – los cubanos se identifican por lo ruidosos que son-) mucha información sobre la cueva y además es muy chistoso y le gusta contar anécdotas o chistes sobre la cueva para hacer más entretenida la visita. Primero llegamos al Salón Gótico que es una gran sala con estalactitas y estalagmitas, de aquí pasamos por unos túneles que nos hacen agacharnos por la posibilidad de llegar a golpear con las piedras de la cueva, que en este lugar son de un blanco brillantes debido a la sal. Un poco más adelante nos encontramos con tonos blancos, azules, verdes, marrones, etc. Y todo depende de la sal que se va cristalizándose. De aquí llegamos a un lugar donde podemos ver perfectamente muchas helictitas, que crecen en muy pocas partes del mundo y cuyo crecimiento es de forma horizontal (ni hacia arriba ni hacia abajo como las estalactitas y las estalagmitas).Tras pasar esta zona llegamos a un respiradero artificial para refrescar el ambiente. Y así llegamos a las fuentes del amor y de la juventud (y según el guía al lado de la del amor la del divorcio), donde podemos acercarnos a ella y tocar su agua. Seguimos caminando entre estalactitas y estalagmitas hasta llegar a los baños de Diana o de la turista perdida porque dice el guía que un día una turista se metió en esa agua para bañarse y ya no volvió a salir. Esta zona es una amplia sala donde al lado de las columnas formadas por el agua hay un pequeño río subterráneo que se adentra en la roca y va haciéndose más profundo. Hasta aquí llega el recorrido, y el regreso es por el mismo camino, solo que ahora con todas las luces encendidas. A quien les guste las cuevas es más recomendable que la cueva del Indio, pero muchísimo más. Tras visitar las cuevas de Bellamar nos dirigimos a las Cuevas de Saturno para darnos un baño antes de comer y visitar la ciudad de Matanzas. Tomamos el camino para entrar a la cueva cuyo acceso me recuerda a los cenotes que vimos en México, dejando atrás la vegetación descubrimos la cavidad de la cueva y el hermoso color azul de sus aguas tremendamente cristalinas. En el agua hay un grupo de turistas con chalecos salvavidas, cuando se marchan baja el socorrista para echarnos un ojo a nosotras, pero nosotras no necesitamos chalecos, y tenemos bastante miedo a los “bichos” como para acercarnos a la zona más profunda de la cueva a la que está prohibida la entrada. La cueva tiene 20 metros de profundidad y tiene galerías donde puedes tropezarte con algunos camarones ciegos nadando como si nada en sus aguas, y es que gracias a la claridad de sus aguas, una vez estés dentro de ella podrás ver el fondo sin ningún problema, supongo que hacer snorkel permitirá ver más, pero es tan clara el agua que podemos ver el fondo de las rocas sin necesidad de meter la cabeza bajo el agua. Es bastante impresionante la presencia de estalactitas y estalagmitas naturales de la cueva, producto de las filtraciones del agua que en ella abunda, lo que también quiere decir y significa que en sus orígenes no estaba inundada. Aunque estábamos maravillosamente bien dentro del agua cuando se nos empezaron a arrugar las manos decidimos que era hora de salir y disfrutar del resto de Matanzas. En el lugar hay baños disponibles para cambiarte y si te apetece también hay una cafetería para tomarte algo. Una visita muy recomendada. Muchísimo mejor que la cueva que visitamos en Viñales. Cuando acabamos el baño antes de volver a Matanzas paramos en una playa donde se alquila para hacer snorkel y buceo, simplemente fueron unos minutos para poder ver el mar Caribe con sus tonos azules y verdes y poder observar los arrecifes de coral y como chocan las olas contra ellos antes de marcharnos de cuba, esto fue porque la guía sabía que antes de irme de Cuba quería ver algo de playa. Como ya dije, muy recomendable la excursión con Natural Cuba Travel porque tiene en cuenta todo lo que les dices que te interesa, para según el horario ir ajustando las visitas. De esta forma pude ver el mar Caribe antes de marcharme.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel

Mar Caribe

Cueva de Bellamar
Cueva de Saturno

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación