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La Grace en la Isla de Elba - Italia

La Grace

Me gusta ver los veleros de época todos con sus muebles y demás artilugios de la época por todos los que he visto han sido museos varados en el muelle, no había llegado a zarpar con ninguno, y realmente no es lo mismo ver un velero de la época y recorrerlo de arriba abajo parado en el puerto que en movimiento sobre el mar. Había tres horas para zarpar porque éramos muchos, en principio yo iba a las tres, que hizo viento (a las cinco llovió) pero al final como las italiana no fueron subí a las 11 con el resto de españolas (por ir con ellas) y a esa hora no tuvimos viento, cuando llegamos a alta mar abrieron las velas del velero pero apenas sopló una brisa, y no pudimos disfrutar del viento en la cara mientras el velero navegaba en aguas calmas, aun así subir al velero, recorrerlo de proa a popa, ver Portoferraio alejarse poco a poco (con la mejor vista de la isla que es desde el mar), ver el timón moverse en manos del capitán, hacer una visita guiada al interior del barco, con una explicación de los instrumentos de navegación inglesa de la época, que como cada hora anotaban de todo con razón eran los señores del mar en esa época. Luego también había un científico a bordo, puro estilo Darwin, y un par de niños subiendo por los mástiles descalzos. También dispararon el cañón (aunque no estaba en el mejor ángulo), y lucharon con espada sobre cubierta. Explicaron usándolas, el manejo de las velas, y aunque no lo hicieron en nuestro paseo, en otros algunos pudieron subirse a lo alto de los mástiles. Para bajar necesitamos ayuda de los marineros pues tanta ropa no ayuda en nada (hasta para entrar a las cabinas vamos golpeándonos con los sombreros). Y cuando comenzaron a bajar mis compañeras españolas los marineros empezaron a cantarnos el “spanish lady”, la canción marinera de cuando los ingleses ordenador a su ejército a volver a Inglaterra, tras la derrota de Napoleón, dejando atrás a mujeres, niños y amantes españolas (excepto oficiales de más rango).

Visita: Junio 2014

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Palazzina dei Mullini, Isla de Elba - Italia

Palazzina dei Mullini, Portoferraio

Por la tarde en Portoferraio había un par de recreaciones civiles, cabe destacar lo de civiles dado que en España suele haber mucha recreación militar. Por un lado llegaba a puerto el velero La Grace, un brig inglés de mil setecientos y pico con la tripulación vestida de época para desembarcar un número de marineros que luego, antes del bale el capitán haría un intento de conseguir más tripulación ofreciendo aventuras y descubrimientos de nuevas tierra sy tesoros, pero eso es más tarde, ahora, al desembarcar también algunos re-creacionistas podían subir a bordo para dormir en el velero. Nosotras vimos el desembarco desde la sombra del arco de entrada a la ciudad, llevábamos un día demasiado caluroso. Tras un rato decidimos empezar a subir hasta el Palacio de Mullini, la residencia de Napoleón en Portoferraio, para ver la otra recreación: la de como Paulina Bonaparte se prepara para el gran baile en el palacio. Tal vez como era fin de semana encontré muchos más turistas que el primer día. Visitamos el palacio que ahora es el museo Demidoff, con los muebles de la época de Napoleón y su tienda de campaña expuesta en una de las habitaciones. Como estábamos tan acaloradas (con tanta ropa es normal) nos pegamos a las ventanas de la segunda planta antes de que comenzara la recreación. Desde las ventanas del palacio hay una vista del patio del palacio, con sus paseos, jardines y el mar en el frente. Disfrutamos con el resto de turistas de gran parte de la recreación de la preparación de Paulina Bonaparte y también de la música al arpa que la acompañaba. Pero nos tuvimos que ir antes de verlo terminar porque había que llegar al hotel, cambiarse, refrescarse y volver a cambiarse para el baile en el palacio. Así que bajamos, recorrimos la otra parte del palacio que no habíamos visto, de ahí se sale al jardín donde ya estaban preparando las mesas con los candelabros y las velas. El jardín tiene una vista espectacular del mar, el faro y el fuerte Stella. Lo cierto es que es el mejor lugar de la isla para hacer un palacio, sin duda alguna las vistas así lo demuestran, lo que implica que Napoleón y familia no eran tontos. Como comentaba frente al palacio, que sin recreación vale la pena visitarlo, se formó la tripulación del velero con su pequeña recreación hasta que llegó la hora de entrar al baile. No solo en la recreación del baile pudimos volver a ver las salas del museo (un detalle por parte del museo dejarnos todo el palacio), también hubo música de arpa, y comida Georgina magníficamente expuesta. La comida georgiana tenía las figuras de animales, edificios, plantas, pero todo se comía, sabía delicioso y tenía un aspecto perfecto, en esta cena todas las recetas fueron de Careme, Glasse, y Raffald, tomada de los originales. La estructura se basa en una Careme que hizo para Napoleón. Una cena puramente histórica. Lo único es que no pude hacer ni por la tarde ni por la noche fue pasear por el jardín del palacio porque comenzó una tormenta y no dejó de llover, cada vez más fuerte, para salir todos tuvimos que hacer turnos para tomar un taxi porque el lugar no es tan grande para tener tantos taxis, el que nos cogió a nosotros era el cuarto viaje que hacía, sin duda hicieron el agosto con la tormenta de lluvia y viento que tuvimos. Realmente el patio del palacio y sus vistas valen tanto como el museo de su interior, por fuera puede que no llame mucho la atención pero vale la pena visitarlo, haya o no haya recreaciones es un lugar que no perderse en Portoferraio.

Visita: Junio 2014

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Portoferraio Napoleonico, Isla de Elba - Italia

Portoferraio Napoleonico

Tras salir del teatro, y todos con ropa de la época napoleonica, nos dirigimos hacia la Enoteca della Fortaleza, localizada en las murallas Medici. Aquí aprendí que si se quiere comer hay que dejar las fotos y las contemplaciones para el final. Lo que pasó es que tras recorrer el camino a pie desde el teatro hasta la enoteca la terraza ofrecía unas vistas tan bonitas que no pude evitar quedarme contemplando las vistas y haciendo fotos, por supuesto. Claro que debido a esto la gente entró, hizo fila y arrasó con la comida. Cuando entramos dentro yo no tenía ni hambre pero estaba deshidratada (no sé si había comentado que hacía mucho calor y mucha humedad, y añadido a las capas de ropa de época era una combinación letal). Pero como había que hacer fila aunque no se quisiera coger nada de lo que había ahí (no era como un buffet que pasas de lo que no quieres y vas directamente a lo que te interesa) pues aún tuve que hacer una larga fila hasta conseguir una botella de agua y que nos bebimos enterita. No pedimos que nos llenara un vaso, no, pedimos la botella entera. Pese a el tema de la comida, que ni la catamos (unos trocitos de pan comí yo) el lugar era perfecto, la Enoteca estaba construida dentro de las murallas, y en la parte de la entrada se estaba fresquito (no así al final donde había hecho una cristalera, que si bien tenia vistas al mar se cargaba el frescor de la roca). Luego en el jardín de entrada a las murallas era donde mejor se estaba, faltaron sitios para sentarse pero éramos muchos, aún así, una bebida fresquita junto a las murallas con la vista del pueblo, las montañas y el mar mientras anochecía valían la pena. Tras la cena nos pusimos en camino hacia la Plaza Laugier, que como el pueblo está todo en cuesta la plaza en cuestión está sobre un edificio. En la plaza ya estaba el grupo de baile el Atelier de dance di Firenze mostrando al público algunos de los bailes de la época napoleónica o regencia si lo llamamos al estilo inglés. Así como también había un par de recreacioncitas de Elba. Dejamos todos los bártulos (sí que iban cargados en aquella época) y nos pusimos a bailar, no baile todos los bailes, por una parte por descansar, por otra porque no todos me los sabía bien y, aunque Donal Francis siempre hacia una presentación del baile antes de poner la música para así recordar los pasos (realmente era muy buen maestro porque con el día anterior ya se nos habían quedado algunos pasos y además había estructurado muy bien el orden de los bailes), aún había algún que otro baile complicado. El primero en teoría es fácil y cada cinco pasos se perdían las parejas (había que cambiar de pareja y siempre se quedaba gente colgada sin pareja, lo que siendo pares es algo difícil, pero pasaba mucho). Y finalmente porque iba sola y es muy difícil encontrar pareja con la que bailar. Aún así baile unos cuantos bailes, estuve sentada viendo bailar, entre al edificio (que ahora no recuerdo bien que era aparte de biblioteca, que tenía un parte muy español con arcos blancos y un pozo en el centro, bebí mucha agua (el único defecto de la isla, el calor que pasé, si no hubiera hecho tanto calor hubiera visto más cosas seguro). Y al finalizar el baile marchamos hacia la playa La Viste, de noche no se ve nada por lo que si quieres matarte de camino (cuesta arriba y luego cuesta abajo) lo mejor e ir de noche ahí. Dio la casualidad que había una despedida de soltera así que el bar estaba lleno de gente y la novia se quería tomar fotos que nosotras. Y la playa estaba desierta, hubo algunos valientes que se metieron al mar, el agua tenía buena pinta pero las playas de piedras te dejan los pies destrozados, yo no conseguí estar más de un segundo sin calzado en la playa. Así que así di por terminado el día (no sé qué hora de la madrugada serían y además había que subir la cuesta desde la playa hasta casi lo más alto del pueblo para luego bajar otra vez).

Visita: Junio 2014

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Teatro dei Vigilanti, Isla de Elba - Italia

Teatro dei Vigilanti, Portoferraio

Este era el primer evento de este tipo al que iba, pero me he enamorado, porque combina dos cosas que me gustan; viajar y conocer la historia y los lugares de a dónde voy y la recreación histórica (aunque en ocasiones nos tomamos un poco de libertad). Había estado mirando y para esa época al teatro se iba con mantilla, no solo en España también en Francia, pero que sorpresa cuando era la única con mantilla, pero al menos las otras españolas también resaltaban, dos con trajes más vivos que le blanco y los pasteles, porque en 1814 empezaban a entrar con fuerza otros colores, y otra con una chaqueta goyesca, así que perfecto. Nos empezamos a congregar en plaza del teatro que tiene una vista maravillosa de Portoferraio desde lo alto, y luego fuimos entrando y saludando a Margarita, la responsable de todos los eventos. Lo cierto es que la velada en el teatro dei vigilante en Portoferraio me encantó. No solo pude ver el teatro por dentro, que es mucho más encantador que por fuera, que parece poca cosa y muy moderno, sino que disfrute del teatro, la soprano y el arpa que la acompañaba. Además aprendí mucho sobre cómo era el teatro en esa época, que se hacía en los palcos, lo que estaba mal visto, lo que no (y la recreación de algunos actos como beber alcohol – el susodicho palco se llenó de visitantes- entre otras). También se dejó claro que al teatro se iba mucho para ver y ser visto (no cambiamos con el tiempo). Y además de todo esto ver el teatro con todos vestidos de época napoleónica, y con la recreadora de Paolina Bonaparte en el palco de honor, le daba un toque completamente distinto. Además tuve la fortuna de acompañar a Charo de Cuaderno de costura 2.0 y Eva, que iban tan bien vestidas de 1814 que les dieron un palco para ellas, y yo me acoplé.

Visita: Junio 2014

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Portoferraio, Isla de Elba - Italia

Portoferraio

Después de mucho investigar y por cuestiones económicas para llegar a la Isla de Elba cogi un vuelo de Barcelona a Florencia. Ciertamente debería haber pagado más por un vuelo desde Madrid a Pisa, al final me hubiera compensado. Después de coger el vuelo encontré el primer problema, se me había olvidado que a Barcelona no es como a Madrid y que no tengo transporte cada hora y que pasadas las once y media de la noche ya no hay forma de ir a Zaragoza, así que a mi regreso tendría que hacer noche en Barcelona y a la ida, bueno, la id iba bien hasta que me toco la huelga de taxis. En Zaragoza no hubo huelga pero en Barcelona a esas horas de la noche no había ni un solo taxi en la calle, por suerte desde la Estación Nord conseguí coger el autobús nocturno número 4 que me dejo en la plaza Cataluña donde cogí el N17 que va al aeropuerto. Lógicamente al ser único transporte existente a las 12 de la noche en Barcelona íbamos más apretados que en una lata de sardinas, todos sentados sobre nuestras maletas, estas a su vez sobre los asientos para que entrar más gente. La ultima doce de paradas la gente entro por la puesta trasera de puntillas y a gatas porque no había otra forma de entrar. En fin, la cuestión es que llegue a tiempo al aeropuerto pese al susto que no me dejó dormir en el autobús pensando si me daría tiempo de coger el vuelo. Tras llegar a Florencia cogí, fácilmente, el bus hasta la ciudad cuya parada es la estación de Santa María la Novella que está justo en el centro y al lado del casco histórico y como tenía que coger el tren me iba perfecto. Como ya me había informado fui directa a las maquinas verde para sacar el billete de tren regional a Piombino Maritima, a esa hora tenía que hacer transbordo en Pisa, pero bueno, me manejo mejor viajando en tren que en autobús (a las 10 sale un único autobús de Florencia a Piombino Maritima). Tras llegar a Pisa comí con tranquilidad y luego cogí el tren a Piombino Maritima, por supuesto la gente, incluso un par de italianos me preguntaron si ese era el tren a Piombino, siempre me pasa igual cuando viajo pero como estaba segura les conteste afirmativamente, al fin y al cabo aunque era mi primera vez lo del tren lo manejo bien. Tras dos horas y media de recorrido, más o menos, parando en todos los pueblecitos costeros (desde algunas estaciones se veía el mar) llegue a Piombino marítima. Aquí ya había cogí el ferry pero si giras a la derecha nada más salir de la estación, de esa forma llegas a la terminal de ferris donde comprar el billete de ferry. Tenía todavía una hora hasta mi ferry pero la compra por internet me permitía coger un ferry anterior así que eso hice y cogí el primer ferry que salía para Portoferraio. Lo que me mató es que el ferry era para coches y pasajeros (el de solo pasajeros es algo más caro) y hay que subir escaleras. Tras tantas horas de viaje y habiendo solo dormido dos horas en el tren (en el vuelo y el bus no conseguí dormir nada del estrés por la huelga dichosa…) pues me costó un poco la subida. Dejando a un lado el aire acondicionado del ferrry. Salí, con maletas incluidas, a la zona superior para poder ver el trayecto al aire libre. El mar azul, los veleros, las gaviotas, los montes y sobre todo la vista de Portoferraio y sus fuertes a medida que vas llegando es una vista que uno no puede dejar de ver, aunque sea por los cristales. Es el punto positivo de viajar a pie en ferry a la isla. Tras una parada en el hotel Salí a visitar Portoferraio. Excepto el ultimo día pase muchísimo calor, el problema es que era un calor húmedo de este que te hace sudar y sudar y sudar, y seguir sudando. Desde Malasia no sudaba tanto. Aún así valía la pena porque con el sol la isla se veía preciosa rodeada por el mar azul cristalino. ¿Quién necesita dormir con una vista semejante?. Al llegar Portoferraio con sus murallas y sus calles en cuestas me recordó a otras islas, como Malta, por ejemplo. En este día me dio para visitar la iglesia de la Misericordia (su museo estaba cerrado), que me llamó la atención porque aunque por fuera no resalta ninguna de sus iglesias por dentro estaba cuidadosamente decorada con lámparas y pinturas como si un palacio se tratase. Luego visite la iglesia de al lado, también muy bonita, y de aquí subi hacia la villa de Mullini, residencia de Napoleon cuando estuvo en la isla, y ahora un museo. Este si estaba abierto aunque entré otro día a verlo. Desde ahí arriba se tienen vistas del faro y el fuerte Stella y de la otra fortaleza. Antes de llegar a la otra fortaleza se tiene buena vista de la playa La Viste, que aunque es de piedra tienen un agua clara de hermosos tonos azules. Tras dejar la cala, en vez de bajar a La Viste, seguí subiendo hasta llegar a la puerta de la fortaleza (que encontré cerrada) pero continuando el camino entre las casas hay una vista de toda la isla y el pueblo; con el puerto cerrado, los veleros, el fuerte del otro lado, el faro,… en fin, una vista de postal. Volviendo atrás me acerqué al otro fuerte, que también estaba cerrado, y seguí bajando hasta llegar al puerto y así acercarme al museo romano de Linguella, que resulta que los jueves también está cerrado (que suerte tuve). Tras pasear por el puerto marítimo y disfrutar de un rico helado italiano subí hasta la plaza donde está el duomo (la catedral) que en comparación con las otras iglesias está muy vacía por dentro, pero conserva sus techos de madera. Del otro lado está el ayuntamiento de color rosa con el retrato de Napoleón recordando el bicentenario de su establecimiento en la isla (1814-2014). Subiendo por las interminables escaleras llegue al teatro dei vigilanti, por fuera parece muy moderno pero en la puerta hay fotos de su interior y se puede ver que no es de construcción tan moderna (fue cosa de Napoleón). Por la tarde tenía una clase de baile de la época regencia con el maestro Donal Francis. Fue fabuloso, el lugar estaba muy bien y las lecciones fueron muy fáciles y divertidas con tanta gente, muy maja toda ella; malteses, españoles, italianos, rusos, ingleses, holandeses…. Los últimos bailes reconozco que claudique y me senté en el suelo pero es que el no dormir desde las 11.30 del día anterior que había empezado el viaje me estaba pasando factura (excepto tres horas en el tren). Tras el baile fui a recoger los trajes de época que tenía alquilados a Margarita, la organizadora de los eventos, y a lo tonto me quedé hasta pasada la una de la madrugada, pero hacía una noche fresquita y se estaba de maravilla por la calle. Al día siguiente me marché a Porto Azurro y luego regrese para ver alguno de los museos que pillé cerrados el día anterior. Lo que me dejé fue entrar a los fuertes (uno de ellos está cerrado por rehabilitación) y recorrer las murallas Medici. Lo había dejado para el domingo, que tenía medio día libre, pero lo pasé con las españolas que conocí y no me importó, aunque por las fotos que he visto desde las Murallas Medici hay unas vistas espectaculares de Portoferraio. Luego, el domingo por la noche, no fui a la barbacoa que hacía Margarita, pero tenía que prepararme el equipaje porque al día siguiente salía a las 6 de la mañana. Salía tan pronto para poder pasar el día recordando Florencia (hacia años desde la última vez que estuve pero no ha cambiado nada). En definitiva, unos días intensos en Portoferraio descubriendo sus maravillas. Un lugar muy recomendable.
Visita: Junio 2014

Mis imagenes: Imagenes de Portoferraio , Isla de Elba

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Presentación

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