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Zurich - Suiza

Zurich

A Zurich llegamos ya de noche, habíamos cogido un apartahotel en la zona de cafeterías y bares, cerca del tranvía, al otro lado del rio una vez sales de la estación del tren. No teníamos desayuno pero nos vino muy bien para guardar todos los chocolates suizos en al nevara. Nos acercamos al migros que estaba en esa misma calle para reponer agua y alguna golosina y luego por la noche nos unimos ala animada vida nocturna que nos rodeaba.Al principio este ultimo día no íbamos a madrugar, sino que pensabamos desayunar con tranquilidad, terminar de ver unas cosillas de Zúrich, tomar el tren panorámico de Zúrich a Ginebra, y dirigirnos hacia el aeropuerto de Ginebra para coger el vuelo a España. Pero como cambiamos el itinerario al final madrugamos, dejamos el equipaje preparado y salimos a la calle demasiado pronto. El día estaba completamente nublado y gris, pero al menos no llovía. Por la calle solo estábamos los turistas (nosotras, unos alemanes y una pareja de japoneses) y los que trabajaban montando los stands. Y es que al salir a la calle nos dimos cuenta que habían cortado las calles y estaban preparando casetas, y estaban montando escenarios y adornando con globos los sitios, así que alguna fiesta o festival o algo tenían ese domingo en Zúrich. No pudimos averiguar que era porque nos marchábamos antes de que terminaran de montar las cosas.Recorrimos el río por el paseo Limmatquai, que era por donde estaba nuestro apartahotel, y fuimos hasta el Rathaus brucke que es donde está la catedral, el Ayuntamiento y la Iglesia Fraumunster. Empezamos a subir y a callejear, donde descubrimos algunas casitas de colores y balcones muy monas. subimos hasta Lindenhöfstrasse para llegar un mirador. Todo hubiera sido más bonito si hubiera hecho un día mejor. Como estábamos muy cansadas pasamos de acercarnos al edificio tan chulo que hay junto a la estación y nos fuimos hacia el aparta hotel donde habíamos vista una cafetería abierta y podiamos desayunar, la única mesa interior libre era entre dos inglesas y un grupo de suizos que iban de empalmada, eran unas horas demasiado tempranas para que hubiera otro tipo de gente. Terminamos de desayunar recogimos el equipaje y visto que la niebla caía y que no íbamos a ver nada decidimos adelantarnos y coger un tren anterior al planeado que iba directo al aeropuerto de ginebra. Afortunadamente el trayecto se hizo ameno buscando en internet la leyenda del monte pilatus y hablando con uno de los revisores que se sentó a charlar con nosotras cuando supo que éramos españolas. Y es que, mirabas por la ventanilla del tren y todo era blanquecino. Fue día feo y nada propicio para ver nada. Menos mal que ya regresábamos a España.
Visita: Septiembre 2012

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Basilea - Suiza

Basilea

Como decía ya de perdidos al río y decidimos ir a visitar Basilea. Intercambiamos tren en una ciudad que no recuerdo el nombre y para entonces ya había dejado de llover pero estaba muy oscuro porque todo el cielo seguía nublado. Por fin llegamos a Basilea y nada más salir del tren buscamos la oficina de turismo, pero que decepción, no estaba abierta, menos mal que afuera de la estación tiene los planos de la ciudad, así que le hicimos una foto a uno de los planos y miramos a ver que se podía visitar de la ciudad y ahí que nos fuimos. Esta vez la estación no estaba tan cerca como en otras ciudades, estuvimos unos20 minutos andando hasta que alegamamos a la iglesia Elisabethkirche. Recordaba a ver visto la foto de esa iglesia en algún diario. De ahí ya fue fácil encaminarse a ver la ciudad. A la vuelta de esta iglesia, hay una placita con unas figuras animadas en una fuente, donde había un montón de gente, por ahí fuimos hasta otra iglesia y esa nos daba a un aplaza donde había un concierto montado. Las casita del fondo eran muy monas aunque entre tanta gente, el escenario, el tranvía y la oscuridad del día se lucían poco. De ahí bajamos hasta la Marktplatz o Plaza del Mercado donde estaba el ayuntamiento. A mis amigas no les gustó pero a mi me gustó como estaba todo pintado, y se podía entrar dentro del patio del Ayuntamiento, como en Ginebra. Más adelante está la Fischplatz, pero de camino a ella subimos hasta otra iglesia y descubrimos una calle con casitas preciosas, pero escondidas. Luego regresamos para ir al puente Mittlere Rheinbrucke. Como la vista no nos pareció nada especial subimos del puente por una calle con varias casitas monas y una terraza al rio, ahí se podía ver un edificio alto sobre las casitas pequeñas, una pena. Finalmente llegamos a la catedral, que estaba en rehabilitación, y como siempre, lo mejor de la iglesia el reloj, que lucía todo brillante frente al resto de la catedral, que no estaba toda muy bien. La Musterplatz, que es donde está la catedral tiene casas también interesantes pero ya estábamos cansadas y se hacía de noche, así que regresamos a la estación. A lo que llegamos ahí ya era noche cerrada, compramos algo en el migros de la estación y subimos al tren directo a Zurich. Cuando llegamos a Zurich había aun más gente que al noche anterior, tal vez porque era sábado.
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Schaffhausen (Rheinfalls)- Suiza

Schaffhausen (Rheinfalls)

Llegamos a Schaffhausen y al salir de la estación buscamos entre las varias paradas de autobús (hay muchísimas) el que se dirige a las RheinFalls. Justo cuando encontramos la parada el autobús se acercaba y nos abrió las puertas. Es difícil equivocarse de autobús porque en la parte de arriba pone Rheinfalls (ya íbamos con precaución). Subimos y esperamos a ver la parada Zemtrum que es la parada que nos convenía para ir a las cataratas. Al llegar a la parada en vez de seguir a la gente, como llevábamos el día tonto, nos fuimos por el otro lado y acabamos caminando por un senderito de tierra entre arboles que iba discurriendo pro la montaña, no vimos a nadie en nuestro caminar pero al final el sendero acababa en el parking donde está el embarcadero para coger los barquitos para navegar por el Rhin. Así que nos vamos perdiendo, pero con inteligencia, porque dimos a parar con el lugar correcto. Nos acercamos bajo la lluvia, porque no dejo de llover en toda la mañana, a la zona del embarcadero que estaba abarrotada de gente. Hay varias rutas de barcos. Una que se acerca a la roca central para que puedas subir del todo y luego recoge a los pasajeros. Otra que te lleva a la zona del castillo para ver las cataratas desde un lateral y subir y bajar al castillo, luego te recogen. Otra que te acerca a las cataratas para verlas desde el río. Y otro que es una combinación de las otras. Puestos a hacer yo hubiera hecho la combinación de rutas para no perderse nada, pero mis amigas estaban en plan “llueve mucho y no nos apetece hacer ejercicio”, así que cogimos el que da un paseo por el rio hasta las cataratas, que no había que subir ninguna escalera. El recorrido merece la pena porque se acerca tanto a la catarata que parece que vas a tocarla con la mano, es otra perspectiva que desde los miradores no tienes. Como llovía un poco más de agua no nos afectó pero hay que tener en cuenta que se acerca tanto que te mojas completamente (si alguien ha cogido el barco por las cataras del Niágara sabrá lo que digo con respecto a lo de mojarse). Luego, al regreso nos acercamos a los miradores para ver las cataratas desde arriba, ya que las habíamos visto desde abajo. La vista vale la pena por todos los lados. Una vez vistas regresamos a coger el autobús, pero como tardaba nos metidos bajo un portal para descansar de tanta lluvia, y mientras esperábamos decidimos que en vez de regresar a Zurich nos acercaríamos a visitar Basilea. No sé qué tren cogimos pero este pasaba junto a la parte de arriba del castillo (supongo que se podrá bajar y subir por esa parte, dado que el tren tiene parada donde el castillo y ahí, aparte de montaña y el castillo, no hay nada más), y la vista de las cataratas de tan arriba también es increíble.
Visita: Septiembre 2012

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Stein am Rhein - Suiza

Stein am Rhein

Nos levantamos y fuimos a desayunar a una cafetería-pastelería que teníamos cerca del aparta hotel junto a la ribera del rio. El día había amanecido gris y presagiaba lluvias. Hoy teníamos planeado ver las cataratas del Rhin y algo de Zurich. Pero, no sé por qué, me convencí de que en vez de ir a Schaffhausen para ver las cataratas del Rhin teníamos que ir a Stein am Rhein, así que con el swiss pass cogimos el tren de Zurich hasta Whinterthur y ahí bajamos para coger un tren a Steim am Rhein. El paisaje por esta zona era diferente, dejamos atrás los verdes valles, los lagos y las montañas para dar paso a un paisaje de campos llanos y granjas. Cuando llegamos a la estación llovía ligeramente. Bajamos recto hasta llegar a un puente donde se ven las casitas monas junto al río, y que da al casco histórico del pueblo. Cruzamos el Rhin y entramos dentro del casco histórico, la zona junto al ayuntamiento estaba en obras y con las calles todas levantadas así que dimos un pequeño rodeo por los edificios junto al rio, que también eran muy bonitos. Luego llegamos a la plaza del ayuntamiento que estaba llena de turistas y con el mercado de la mañana en funcionamiento pero aún así se podía apreciar muy bien las casas. Las de la zona junto al rio eran del estilo que había visto en Dinamarca y en la zona de Francia, pero las que rodeaban el Ayuntamiento e iban calle abajo eran diferentes, las paredes de las casas estaban pintadas como cuadros. Puede que no estuviera previsto en el itinerario pero este pueblo es un lugar encantador, las casas son todas increíbles con esas pinturas del suelo al techo tan reales y las flores de colores intensos adornando los balcones. Todas las casitas del pueblo están muy bien conservadas y el paseo desde el ayuntamiento hasta la muralla es encantador. Paseamos por la calle principal y mientras íbamos viendo las casas ir buscando la parada del autobús que había leído hay que coger para ir a las cataratas. Cuando llegamos a la puerta de entrada de la muralla, como no vimos ninguna parada de autobús, solo el camino para subir al castillo, decidimos regresar por donde habíamos llegado y acercarnos a la oficina de turismo. Lo cierto es que anduvimos un poco perdidas por el pueblo hasta que nos dimos cuenta del error. Que ese no era el lugar para ir a las cataratas. Y la chica de la oficina de turismo no fue precisamente de ayuda. Cuando le preguntamos por las cataratas nos señaló en el plano donde salían, nosotras le preguntamos como llegar ahí y nos dijo que en tren o bus, y mi amiga le preguntó que si se podía andando y la de la oficina le dijo que si. Bueno, pues salimos de la oficina de turismo, cruzamos el puente de nuevo y decidimos andar por la orilla del Rhin a ver si nos orientábamos. A esto que ahora ya no llovía débilmente sino que diluviaba. Y nosotras que no conseguíamos situarnos de ninguna manera en el plano de la oficina de turismo, ni el castillo, ni el río, ni nada, nos cuadraba con el plano. Hasta que nos dimos cuenta de que no era un plano de la ciudad donde estábamos, Steim am Rhein, sino de Schaffhausen. Las vacas pastaban alegremente pero nosotras bajo la lluvia no estábamos muy contentas, ya decíamos que el castillo no nos cuadraba de ninguna de las maneras. A eos hay que añadir que de Steim am Rhein hasta Schaffhausen hay 25 Kilómetros, si claro, andando se puede hacer pero vamos, que bajo esa lluvia no es que tuviéramos mucho interés en andar 25 kilómetros. Y nos acordamos de la chica de la oficina de turismo durante nuestro camino bajo la lluvia hacia la estación de tren. Cuando llegamos a la estación comprobamos en los carteles que la forma más rápida era coger el tren de nuevo a Whinterthur y ahí tomar el tren a Schaffhausen (menso mal que el swiss pass nos servía para todos los trenes del día porque tanto ir y volver menudo gasto). Así que cogimos el tren y por lo menos evitamos al lluvia hasta la llegada a nuestro destino.
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Monte Pilatus - Suiza

Mt. Pilatus

Cuando llegamos al a oficia de turismo de Lucerna había fila, pero no era tan grande como el día anterior. Esta vez la chica que nos atendió no sabía español pero si inglés y cuando le dijimos lo que queríamos nos enseñó la web donde tienen la webcam con el Mt. Pilatus y las nubes al fondo. Como hacía muy bien día supusimos (acertadamente) que las nubes irían desapareciendo. Compramos el billete con el que hacer el circulo dorado: Lucerna – Alpnachstad – Pilatus Kulm – Kriens – Lucerna, que con el swiss pass tenia un 50% de descuento y costó 34 francos (todos los precios que pongo es lo que me costó a mi, una persona).Nos acercamos al muelle (frente a la estación de tren y la oficina de turismo) para esperar a subir. El barco, el MS Flüelen, partió a las 9.40h. Nos sentamos en cubierta para ver el paisaje por el lago pero bien resguardadas, habiendo aprendido del viaje por el lago Thun. Aún así al poco de pasar el revisor ya teníamos frio y fue el lugar donde más frio pasamos. Ni siquiera en el Klein Matterhorn (3883m) nublado tuvimos tanto frio. De vez en cuando entrabamos dentro a entrar en calor porque había tanta gente que no quedaba ningún sitio para ir sentado en segunda clase y también había mucha gente de pie donde el bar, todos bebiendo sin parar. Llego un momento en que el olor a alcohol era insoportablemente fuerte y es que medio barco no paraba de pedir bebidas y bebidas. En la cubierta por poco me caigo, iba saliendo del interior de nuevo a buscar a mis amigas cuando un coreano que estaba sentado en cubierta de pronto extendió las piernas y tropecé. Con esa ya eran dos veces que casi me caigo redonda en el suelo porque en el tren camino a Lucerna el tren dio un bandazo mientras iba de un vagón a otro y ahí me caí completamente sobre un chico, qué vergüenza pasé y lo que se rieron mis amigas. Afortunadamente ya estábamos llegando a nuestro destino y dejamos la helada navegación por el Lago de los Cuatro Cantones para bajarnos en Alpnachstad, última parada.Enfrente del embarcadero estaba la estación del tren cremallera, el más empinado del mundo con pendientes de hasta el 48 %. El camino no tiene pérdida dado que casi todo el barco se dirigía ahí. Antes de llegar a la estación había un par de chicas en una mesita con sombrilla donde te intercambian el ticket por el billete que nos serviría para el tren, el teleférico, telecabina y bus. Si en cambio no tienes los tickets hay que ir a comprar el billete de tren directamente a las oficinas. Y mientras nos tenían como ganado esperando a los vagones del tren pudimos ver como se cambiaban las vías para mover el vagón de un lado a otro de la vía y en el entretiempo una de las mujeres mayores que habían salido del barco con su bebida en la mano tropezó conmigo y me duchó en cerveza. Su amiga, aún más borracha que la otra, no paraba de reír. Tomamos pro fin el tren y llenaban los vagones a conciencia, estábamos más apretados que en una lata de sardinas, no se podía uno levantar ni sacar la cabeza por la ventanilla. Lo de levantarse la gente lo cumplió a rajatabla, lo que si te toca de frente y hacia el lado izquierdo es una pena porque te pierdes unas maravillosas vistas. Lo de sacar la cabeza por la ventana, mucho más peligroso en mi opinión, y sí que lo incumplía todo el mundo. Yo iba sentada hacia el frente y tuve que girar la cabeza casi como la niña del exorcista para poder ver las vistas, pero que vistas más bonitas. Recomiendo que si se coge el tren más empinado del mundo se intente montar en el lado derecha mirando hacia arriba pero colocándose dirección contraria a la subida del tren, es decir, no poder mirar hacia arriba, porque de esa manera mientras subes puedes ver mucho mejor las increíbles vistas de la pendiente de la montaña y como poco a poco va quedando el lago cada vez más lejos, precioso.Llegamos al monte Pilatus y nada más salir cogimos uno de los folletos gratuitos con información de los diversos caminos que hay para recorrer. De todos los caminos solo hicimos un par, dejamos el más largo sin recorrer, y eso que mis amigas no descienden de los monos sino de las cabras., pero ninguna debíamos estar con ganas. Subimos arriba y en la azotea entre las hamacas donde la gente tomaba el sol junto al hotel vimos a un hombre tocando un instrumento típico que no sé cómo se llama. Estábamos teniendo bastante suerte al encontrarnos con cosas inesperadas.De aquí hicimos el recorrido que resultó ser el que más alto subía y el más empinado (si ya decía yo que mis amigas desciende de las cabras). Con la subida entramos en calor y lo cierto es que la vista compensa el esfuerzo. Desde ahí dice el folleto que se ven los seis lagos. Nosotras como el día estaba despejado empezamos a contar y la verdad, o nos salían menos o nos salían más dado que no distinguíamos donde se empezaba a considerar uno u otro. Y entre los lagos las montañas y los picos de las que teníamos más cerca también se veían perfectamente dado que no tuvimos ni una nueve. Bajamos y tomamos otro de los recorridos del plano, el último que hicimos fue el del dragón que es por dentro de las cuevas del monte pilatus con agujeros en la roca con vistas de las montañas a nuestros pies. El vagón del tren de cremallera tiene el símbolo de un dragón porque hay una leyenda de la edad media que dice que en esta montaña vivía un dragón.Nos sentamos en la azotea a comer nuestros bocadillos y nos quedamos con la duda (que más adelante despejaríamos gracias a internet) sobre la leyenda de que el Monte Pilatus se llama así porque estaba el alma de Pilatos ahí. Claro, se nos hacia raro que el Pilatos romano hubiera acabado en Suiza pero los folletos no explicaban más.Una vez comimos hicimos nuevamente fila para coger el teleférico y regresar. También es posible volver a bajar en el tren, todo es cuestión de elegir el recorrido a hacer antes de coger el billete. La vista del descenso, como siempre, impresionantes. La primera estación intermedia que se llama Fräkmüntegg, aquí tomamos el telecabina. Desde arriba vimos que esta zona está llena de actividades que realizar, lo cierto es que íbamos con el tiempo cronometrado porque si hubiéramos tenido tiempo hay un sinfín de actividades que realizar por Suiza. Desde el telecabina vimos las tirolinas, ya la gente que se lanzaba en el Rodelbahn, un tobogán larguísimo (1350m) que bajaba por la montaña.de Frakmuntegg se llega a Kriens. Kriens hay que tomar el bus número 1 en dirección a Lucerna. Para llegar la parada del autobús es muy fácil, solo hay que ir siguiendo los carteles de bus en azul. Cada pocos pasos tenias uno, para que el turista no se perdiera buscando el bus a Lucerna dado que hay que bajar una buena parte de la montaña andando entre las casas. Llegamos a un lugar donde había una fuente de agua potable así que paramos para rellenar nuestros botellines de agua, que para algo que era gratis. Mientras estábamos ahí nos alcanzó una pareja de chinos que había bajado detrás de nosotras en el telecabina. El chico me preguntó si era agua potable y después de nosotras rellenaron sus botecitos con agua, son esos botes que vi en China que siempre llevan consigo con hierbas dentro. Como íbamos al mismo sitio bajamos juntos hasta llegar a una avenida. Ahí no vimos ningún cartel ni autobús así que no sabíamos si girar a la izquierda, a la derecha o cruzar de frente. Con esa cara de perdidos una mujer suiza que iba en bicicleta se paró de golpe y nos sorprendió preguntando si necesitábamos ayuda. Los suizos son siempre muy amables, solo hay que ver como se detuvo de su camino en bicicleta para ayudarnos sin nosotros pedirlo. Cuando le dijimos lo que buscábamos nos señaló a la derecha y siguió su camino en bicicleta. Cuando nos acercamos a la parada vimos que el cartel señalando la parada estaba lleno de pegatinas diversas, y por eso no era posible localizarlo. Cuando llego el bus subimos por la puerta trasera, nos resulto muy curiosa en los autobuses que cogimos en suiza que se pudiera subir por cualquier puerta, al igual que el metro de Lausana aquí no se deben colar mucha gente porque sino no lo entiendo.
 
Visita: Septiembre 2012

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Lucerna - Suiza

Lucerna

Como lo que habíamos hecho no estaba planeado en el itinerario los horarios que habíamos cogido para guiarnos en cuanto al tren no nos servían, aun así no tuvimos problemas para llegar a Lucerna solo que el tren que cogimos tenía casi todos los vagones de segunda clase reservados. Vamos, solo había uno sin reservar. Nos posicionamos en al área del andén donde decía en el cartel que iba a parar pero aun así había muchísima gente. Encontramos un hueco entre vagón y vagón donde dejamos las mochilas y nos sentamos en las escalerillas. En nuestro hueco había una chica y un hombre que no hacía más que quejarse en italiano a los revisores. El tren debía estar a rebosar porque los revisores cuando pasaron nos dieron a todos los que no estábamos sentados un ticket de compensación por la molestia de no tener asientos libres, el ticket era para comprar cualquier cosa en las cafeterías del tren o de la estación por un importe de 10 francos. Con ese dinero lo único que pudimos coger fue un botellín de agua, pero bueno, un botellín de agua que nos salió gratis y tampoco fuimos tan mal, empezamos a buscar donde cambiar el ticket de compensación y así recorrimos todos los vagones de segunda y primera clase, y el tren estaba a llenísimo de gente. No solo todos los asientos estaban ocupados, en los huecos entre vagón y vagón había unas ocho y diez personas de pie o sentadas por los suelos como podían. No se podía ni andar. Así que lo cierto es que tuvimos suerte porque en nuestro hueco éramos solo cinco y una chica se bajo en la primera parada y luego más adelante se quedaron asientos libres en la entrada del vagón donde estábamos y las tres nos pudimos sentar en los asientos en vez de en el suelo. Así que, entre una cosa y otra, no me fije mucho en el paisaje.Llegamos a Lucerna y aprovechando que el tren nos había dejado al ladito de la oficina de turismo nos acercamos para comprar el billete para ver el Mt. Pilatus. Una parte del recorrido que queríamos hacer lo cubría el swiss pass pero otra parte solo tenía descuento, como ya era habitual. El caso es que haba una enorme fila en la oficina de turismo. No nos importó esperar pero cuando llegamos a la chica esta nos dijo que mejor cogiéramos el billete a la mañana siguiente por la mañana, cuando fuéramos a hacer el viaje, no fuera a hacer mal tiempo. Como no teníamos ni un día libre para pasarnos nosotras ya sabíamos que aunque hubiera niebla como en Gornergratt íbamos a hacerlo pero supusimos que como había una buena fila detrás nuestro la chica lo decía más bien por quitar gente de la fila. En todo caso como el barco lo cogimos al lado de la estación de tren no tuvimos problema. Nos fuimos hacia el hostal. Dejamos todo el equipaje y nos fuimos a ver un poquito de Lucerna porque en nada iba a anochecer y teníamos que aprovechar todas las horas de luz solar posibles. Giramos hacia el lago para ver las casas con sus pinturas en las paredes y cruzamos el puente de los molinos, muy mono con su capillita en medio y sus pinturas en la parte superior del puente.Por el otro lado del rio empezamos a callejear, no hace falta seguir ningún plano todo son casas preciosas con las paredes decoradas con pinturas, vas de una placita a otra calle ves la casa y llegas a otra placita encañadora y así hasta que llegas al ayuntamiento, con la catedral y la iglesia Fraummunters. Fuimos a salir al rio y ver el puente capilla. Ahí nos quedamos un buen rato disfrutando del lago con el puente y los cisnes. Y me resulto más bonito que de día.Nos levantamos y después de desayunar, dejar las maletas en el hotel y comprar chocolates suizos (fue una tentación teníamos dos tiendas al ladito del hotel con todo chocolates y no pudimos resistirnos al ver que habían abierto) nos fuimos dirección a la oficina de turismo. Para aprovechar fuimos en dirección contraria que el día anterior, así cruzamos una plaza muy mona con su fuente y su edificio cerca del hotel donde había una representación de una antigua botica, muy curiosa. De ahí cogimos la ribera del rio y nos acercamos al puente capilla para verlo desde otro ángulo y a la luz del día. luego nos fuimos al Mt. Pilatus y de Kriens regresamos a Lucerna. El bus número 1 que va de Kriens a Lucerna nos paró justó pasado el puente al lado del lago. Ya nos quedaba poco de la ciudad por ver dado que por la mañana ya habiamos visto el puente capilla y la noche anterior el casco historico, asi que adentramos un poco en la calle Lowenstrasse.Paramos para ver La Colegiata y después seguimos hasta el final de la calle para ver el león de Lucerna que es el monumento de un león moribundo esculpido en la roca y que representa a los héroes suizos que murieron los Jardines de Tullerías luchando durante la Revolución Francesa. Y de ahí nos acercamos a la muralla, la cuesta y subir las escaleras de la muralla merece la pena cuando después, paseando por la muralla, ves la ciudad, el lago y el monte Pilatus. Anduvimos hasta el final de la muralla y luego bajamos por la otra zona hasta regresar por la ribera del rio hasta el hotel a recoger las maleta se irnos a la estación a coger el tren a Zurich cubierto con el swiss pass.
Visita: Septiembre 2012

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Schilthorn - Suiza

Schilthorn

Cogimos el autobús donde lo habíamos dejado Trummelbach Falls y nos bajamos en la parada Stelcherberg, donde está el teleférico. En vez ir hacia allí y cogerlo nos dedicamos a dar ese paseo que se nos había antojado, toda esta zona es impresionante con varias cascadas cayendo directamente desde la montaña y sobre todo, desde tanta altura. Cuando regresamos tuvimos que esperar bastante al teleférico.De Stelcherberg subimos a Gimmelwald, telesferico cubierto con el swiss pass. De Gimmelwald a Murren cogimos el siguiente teleférico que estaba también cubierto con el swiss pass. En Murren nos debatimos de nuevo si dar un paseo como nos recomendó Úrsula o no. Finalmente como ya habíamos visto valle, cascadas, y casitas preciosas decidimos aprovechar el buen día que hacia para subir pronto a la montaña y disfrutar de las vistas. Así que de Murren cogimos el teleférico a Birg y de Birg a Schilthorn. Estos solo tenían descuento con el swiss passs y nos costó 37 francos. Muy barato si tenemos en cuenta que tanto la subida como las vistas arriba merecen mucho la pena si hace un buen día. La subida hasta la montaña es impresionante, había muchísima gente así que decidimos mirar hacia un lado y a la bajada mirar hacia el otro lado, para no perdernos nada porque las vistas desde los dos lados es increíble. Ayuda bastante que hiciera el sol que nos hizo lo que permitía ver las cumbres nevadas a un lado, con los montes verdes con cabras caminando y agua corriendo entre ellos. O el valle verde que parecía césped falso del increíble color y textura que se veía desde arriba, con las casitas y el agua circulando libremente. Y si la subida tenía unas vistas increíbles las vistas desde Schilthorn te dejaba sin palabras. Nada más llegar tienes vistas de las cimas del Eiger, el Mönch y el Jungfrau (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO) y de otros 200 picos y al otro lado el valle con el lago thun, que por la distancia se veía porque hacía muy buen día. Si no hace un día tan despejado como el que nso tocó solo es posible ver las cimas de las montañas dado que el lago queda bastante a lo lejos mientras que als montañas parece que puedes tocarlas con las manos. Aquí había unas escaleras para bajar a la montaña y varios senderos para bajar andando. Nosotras caminamos un poquito, hacia realmente muchísimo frio pese al sol, había carámbanos de hielo y nieve por todos los lados (2970 metros) pero aun así se podía caminar entra la roca más o menos bien, de esa forma se puede ver mejor las montañas que parece que las puedas tocar con las manos y comprobar las rugosidades que tienen y el tacto de la nieve.Nos hizo gracia que en el camino había una señal de prohibido zapatos de tacón y es que como no hay que subir exclusivamente a pie supongo que más de alguna había subido hasta ahí con zapatos de tacón y luego pretendía caminar tranquilamente por el pico con ese calzado. Y lo cierto es que vimos a unas coreanas que iban monísimas pero con unos pedazos de tacones impresionantes bastante poco aptos para la zona. Nos regresamos al pico pro el mismo camino y entramos dentro del restaurante giratorio a entrar en calor y ver la exposición del rodaje de la película 007 al servicio de su majestad (que se rodó una parte ahí), para luego coger el teleférico para bajar, haciendo el mismo recorrido que a la ida.Cuando llegamos a Interlaken fuimos a coger las maletas, a comprar algo de comida en el Migros y de ahí a la estación. Regresamos y en la estación coincidimos con unas mujeres vestidas con, suponemos, el traje típico. Justo se pararon al lado nuestro para subir al vagón, y vimos hasta el detalle de las enaguas de tan cerca que estábamos.
Visita: Septiembre 2012

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Trummelbach Falls - Suiza

Trummelbach Falls

Después de desayunar le compramos a Úrsula los tickets para visitar Schilthorn. Esta visita no la teníamos programada pero como nos sobraba tiempo y el folleto que nos dio Úrsula nos gustó mucho decidimos hacerla. Una parte está cubierta con el swiss pass pero otra parte hasta arriba hay que pagar, aunque con el swiss pass hay descuento. Como siemrpe Ursula tenía una hojita en inglés con las explicaciones para no perderse.Pero primero de todo iríamos a ver las cascadas Trummelbach Falls, Que era lo que teníamos planeado. Cogimos el tren de Interlaken west a Interlaken ost, y ahí cogimos el tren a Lauterbrunnen. Todo ello cubierto con el swiss pass. Este día habíamos planeado ver Lauterbrunnen y las cascadas pero, como el pueblo ya lo habíamos recorrido el día del Jungfraujoch, directamente nada más salir del tren cruzamos la estación y la carretera y esperamos en la parada del bus. La parada del autobús que va a las cascadas está justo enfrente de la estación de tren, no hay pérdida. Además había una buena cola para subir. Al subir enseñamos el swiss pass y nos sentamos. Había leído que casi todo el mundo se bajaba en la parada de las cascadas y así fue, cuando vimos que anunciaban en la pantalla del bus la parda de Trummelbach Falls, íbamos a darle al botón para solicitar la parada pero ya se nos habían adelantado, y cuando bajamos casi todo el autobús se bajó aquí. Cruzamos la carretera y nos quedamos algo rezadas del resto porque no parábamos de mirar a nuestro alrededor, desde ahí se veía las grandes montañas alzándose impresionantes. La entrada a las Trummelbach Falls, cuesta 11 francos y hay un cartelito informando que no vale el swiss pass, supongo que muchos lo habían intentado, aunque el precio es muy barato. Cuando nos juntamos un buen grupo entramos en la roca y subimos a través de la montaña en un ascensor. Y al llegar arriba mientras la gente se iba a ver las cascadas nosotras disfrutamos de la vista. Al estar un poco más alto se veía todo el valle verde, con sus casitas y las montañas. Finalmente entramos a ver las cascadas, algunas se veían desde fuera y otras había que entrar dentro de la montaña, para ver como discurrían y caían, se veía muy bien el surco que habían dejado en la roca con la fuerza del agua durante tanto tiempo. La última cascada se ve caer directamente al río, y mientras vas bajando la montaña se nos apeteció un paseo por la zona.
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Klein Matterhorn - Suiza

Klein Matterhorn

Cuando íbamos a coger el billete para subir al Klein Matterhorn y entrar a la cueva de hielo unos españoles se acercaron para preguntar cuánto costaba la subida con el swiss pass, y tal cual se lo dijeron se marcharon. Hay que decir que la subida no es barata, nosotras preferimos ahorrar en no comer por ahí fuera sino de lo traído de España y subir a todos los sitios pero es cierto que a veces hay que elegir, Suiza es muy bonita pero bastante cara para nuestro nivel de vida. Con el swiss pass hay un descuento para la subida y al final nos costó 172 francos. También en las mismas taquillas se podían comprar los tickets para visitar las cuevas de Zermat, que vimos las pasarelas de madera desde el telecabina y tenía buena pinta pero no teníamos horas suficientes en el día para hacerlo todo. Montamos en el telecabina y mientras subíamos pudimos ver como decía el paseo entre la montaña y las grutas, el valle, la vaquitas pastando, las casita de madera. Y luego cambiamos al teleférico y más arriba solo veíamos la nube oscura tapando todo. Nos metimos dentro de la nube y solo se veía blanco alrededor. Cada vez estábamos más deprimidas pensando que no veríamos nada pero antes de llegar a los 3000 metros las nubes empezaron a desaparecer y de repente des los valles verdes que habíamos dejado atrás ahora estábamos justo sobre un glaciar, y enfrente nuestro se alzaba un pico todo nevado. ¡Qué ilusión!. Cuanto más subíamos mejor se veían los picos y la nieve y el glaciar. La radio del teleférico ya sonaba en italiano. Al llegar arriba del todo, a los 3838 metros, salimos corriendo para encontrarnos con un cielo lleno de nubes, otra vez no se vía nada y además hacia un frio horrible. Así que entramos nuevamente y bajamos a visitar la cueva de hielo, o plació glaciar como lo llaman ellos. Esta cueva no tenía el suelo de hielo, ni tantas figuras pero el techo era mucho más real y no hielo pulido. En la cueva estuvimos acompañando a una mujer inglesa que había perdido a su marido y le daba miedo andar por ahí, luego lo encontró en la cafetería. Cuando salimos de la cueva de hielo ya había salido el sol, las nubes se habían movido y aunque no se podía ver el valle si se podían ver los picos de las montaña, y salimos a las pistas de esquí a pasear y hacer fotos. Como éramos las primeras la nieve era toda virgen, y daba gusto andar por ahí. Luego nos siguieron un grupo de chinos que también corrieron aprovechar esos instantes de sol, que no duraron mucho. En cuanto se fue empezó a hacer otra vez muchísimo frio, ya no se veía ni glaciar, ni montaña, ni nada, así que entramos de nuevo para marcharnos. Subimos al mirador para probar suerte pero solo se veía al Cristo helado (como se notaba la parte italiana) y un cielo blanco. Así que bajamos de nuevo en el teleférico, y otra vez vimos el glaciar por entre las montañas y otra vez una gran nube blanca que no deja ver nada y cuando salimos de la nube aparece un arco iris sobre el valle, cada vez más visible cuanto más nos acercábamos a Zermat. Al final tuvimos suerte de que no lloviera y que tuviéramos algunas bonitas vistas.
Visita: Septiembre 2012

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Zermat - Suiza

Zermatt
 
Nos levantamos al día siguiente y vimos que estaba nublado, la suerte no había continuado con nostras y finalmente la lluvia hizo su presencia. El tren a Zermatt salía a las ocho así que desayunamos deprisa y salimos hacia la estación. Nos dimos tanta prisa que pudimos hasta comprar el billete de tren a Gornergrat. En realidad no estaba planeado coger el billete en Interlaken pero ya que no había mucha gente en la fila aprovechamos la ocasión.El viaje desde Interlaken hasta Zermatt, una vez que se pasa un largo túnel, deja unas vistas preciosas, todo montañas y profundos precipicios, ríos de aguas claras corriendo y cascadas cayendo de las rocas. Y eso que lo vimos muy de mañana y todo nublado, que con sol tenían que ser unas vistas aún mejores. Aún así el tren no tenía mucha gente, debe ser que todos se alojan en Zermat, porque el pueblo si estaba lleno de turistas, muchos turistas.Zermat es muy parecido a los pueblos de esquí del pirineo; supongo que será el típico pueblo alpino de esquí: casitas de madera con balcones y ventanas llenos de flores, y tejados de pizarra. Muchas tiendas de souvenirs y restaurantes. Estuve mirando dormir por ahí cuando preparé el viaje pero todo era carísimo así que nos compensaba más hacer el trayecto en tren ida y vuelta, y lo cierto es que con la cantidad de turismo que había por ahí es normal que tuvieran esos precios los alojamientos. Camino al funicular para subir al Klein Matterhorn - ,Cervino al lado, tuvimos que cruzar el pueblo, y cerca de las taquillas había unas casas que parecían horreos.

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Gornergrat - Suiza

Gornergrat

Nada más llegar a la estación hay que salir de la misma y cruzar la calle. Justo enfrente está la estación del tren de cremallera a Gornergrat. Está señalizado pero hay que tener en cuenta que no se coge en la misma estación que el resto de trenes.Fue una suerte haber comprado el billete de tren en Interlaken porque nada más llegar a la estación desde donde sale el tren al Gornergrat este estaba a punto de salir y en las taquillas había fila para sacar el billete. Nosotras pasamos de las taquillas y corrimos para coger el tren, fuimos las últimas en subir justo antes de que el tren saliera. Si no hubiéramos cogido los billetes en Interlaken habríamos tenido que hacer fila para sacarlos y esperar al siguiente tren, lo que hubiera sido una pérdida de tiempo. El billete de tren a Gornergrat tiene descuento con el swiss pass por lo que nos costó 40 francos.Como decía no nos hizo un buen día y estaba todo cubierto por una densa niebla. Tuvimos más vistas a la bajada que a la subida. A la subida la niebla cubría el valle y no se podían ver ni las montañas ni el pueblo pero por el otro lado si pudimos ver los arboles, las cascadas, los telecabinas para la época de esquí, los lagos, y sobre todo las ardillas y las cabras por ahí sueltas. A la bajada en cambio la niebla había despejado y se veía lo que es Zermat; el valle con todas las casitas y muchas grúas, al parecer ahí no tienen problemas con la construcción, es una pena pero estropeaba la foto de postal. El tren hace unas pocas paradas y cuando despejaba un poco pudimos ver que hay caminos para si uno quiere bajar en una estación y hacer camino de subida o de bajada andando y disfrutar de la montaña. Insisto, una pena que estuviera con tanta niebla. El billete de tren permite pasar por cualquiera de las estaciones por lo que puedes bajarte en una y subir en otra sin problemas.Esperábamos que despejara mientras subíamos pero las nubes eran tan densas como se veían desde abajo. Al principio de la subida a medida que se veían los telecabinas de los esquiadores (no había nieve así que no estaban en funcionamiento) parecía que llegaríamos arriba y estaría despejado pero solo fue un espacio entre nube y nube. Pero cuando llegamos a la parada final, a 3089 metros de altura, todo ¡no se veía nada!. El cartel venia indicado los glaciares que teníamos que ver desde ahí y lo que se veía era un blanca absoluto. Dado que el paisaje no se dejaba ver al menos los sanbernardos, las cabras, los pájaros y las ardillas se mostraban. Subiendo un poco más hay un hotel observatorio y en las rocas un poste cubierto de sal teníamos a una cabra lamiendo el poste, en posición perfecta para hacerle unas cuantas fotos. Ahí nos juntamos todos los turistas dado que no había nada más para ver que la cabra pues las vistas no existan. Subimos más arriba y seguía sin verse nada pero ya había nieve virgen. Estuvimos jugando un rato con la nieve y finalmente, viendo que no despejaba absolutamente nada, bajamos de nuevo a Zermat.
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Lauterbrunnen - Suiza

Lauterbrunnen
 
El camino de Klein scheidegg hasta lauterbrunnen es precioso también, aquí ya no ves el profundo valle al fondo sino que ves todo montañas. No había ningún rincón que no mereciera la pena mirar. Estuvimos dudando si bajar en Murren como recomendaba Ursula o bajarnos en Lauterbrunnen, finalmente optamos por ver este último, aunque eso estaba programado para otro día. Desde el tren a medida que nos acercamos a Lauterbrunnen aparecen cascadas cayendo a cada lado de la montaña, que no sabes que ventana mirar. Cuando nos acercamos a Lauterbrunnen se puede ver el pueblo y la cascada que sale en todas las postales cayendo desde lo alto de la montaña sobre las casas. El valle tiene unas 72 cascadas y para poder verlas todas se necesita mucho tiempo, desde el pueblo se pueden ver desde lejos unos cuantos saltos de agua. Es buen lugar para dar comienzo a excursiones pro la zona. Nosotras vimos un poco y regresamos a Interlaken.
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Jungfraujoch - Suiza

Jungfraujoch

Al día siguiente desayunamos en cuanto Ursula abrió el desayuno y le compramos los billetes de tren a Junfraujoch. El swiss pass cubre el trayecto de Interlaken a Grimmdelwald o Lauterbrunnen. Pero de ahí hasta Kleine Scheidegg y de ahí al Junfraujoch el billete de tren no está cubierto con el swiss pass, pero si se tiene un descuento del 25% sobre el precio, al final 129 francos suizos. Ursula nos dio un documento en inglés con las instrucciones para ir y volver a Jungfrauch. Nosotras ya sabíamos que íbamos a hacer así que no hicimos gran uso de él pero esta my bien, sobre todo porque te indica todos los pasos a seguir, hasta el andén donde tiene que cambiar de tren porque nosotras íbamos de Interlaken west a Interlaken ost y de Inteerlaken ost cogíamos el tren a Grimmdelwald, y de ahí bajábamos y cogíamos el tren de enfrente que iba a Kleine Scheidegg y de ahí se cambiaba otra vez de tren, el que nos subiría a junfraujoch. Así que con tanto cambio de tren es fácil desorientarte. Por lo que, como decía, después de desayunar tomamos el tren de interlaken west a interlaken ost. Solo cuesta tres minutos el trayecto.De aquí tomamos el tren de la plataform A hacia grimmdelwald. El trayecto se nos hizo algo largo mientras íbamos atravesando las montañas y subiendo poquito a poco. Al llegar a grimmdelwald nos dio el tiempo justo para salir, hacer un par de fotos a las montañas, y subir al tren que iba a Kleine Scheidegg.La subida fue preciosa viendo cómo iban apareciendo las paredes de las montañas por un lado y el valle profundo cubierto de casitas por el otro lado, cada vez quedan más y más en el fondo. Un trayecto muy bonito y muy aprovechado dado que el tren era panorámico y se podía ver muy bien las montañas y el valle. Llegamos a Kleine Scheidegg y aquí había muchísima más gente, y había dos trenes en la misma vía pero cada uno iba a un sitio diferente, todos los turistas que había, un montón, iban corriendo de un lado a otro así que como muchos tuvimos que preguntar cual era el que iba a junfraujoch dado que no estaba nada indicado, las revisoras que había ahí nos indicaron muy amablemente cual era y corrimos coger sitio porque el tren se había llenado por completo en apenas unos segundos. El tren a Jungfraujoch no nos dio muchas vistas, solo las montañas justo antes de entrar al túnel, aunque aun si hubiera habido muchas tampoco las habríamos disfrutado mucho porque es muy difícil conseguir un buen sitio con tanta gente apretujada. La subida del tren empinada la notamos en un par de ocasiones y la revisora tuvo que inclinarse para mantenerse de pie por la pendiente que había. El tren hace dos paradas panorámicas a la subida. A la bajada nos las hace. Así que en cuanto paramos salimos corriendo hacia las ventanas panorámicas para conseguir sitio y ver algo en los pocos minutos de parada que hace el tren. A la segunda parada fuimos con más rapidez porque ya le habíamos cogido el truco. Las vistas son del glaciar y valen mucho la pena si el día está despejado.Finalmente llegamos al estación donde hay varias cosas por hacer o visitar. Nos compramos nada más entrar un certificado de haber subido al a estación de tren más alta de Europa que cumplía este año 2012 su cien años. Vimos el museo con los objetos de los primeros turistas que subieron en tren ahí y los nombres de los trabajadores italianos que habían muerto durante su construcción. Luego nos dirigimos hacia el mirador. Como hacia un día fabuloso el sol era tan radiante que costaba mirar la nieve y las gafas de sol fueron más que necesarias. La vista desde el mirador es impresionante, no nos cansamos de ver las montañas con el glaciar frente a nosotras. Después bajamos hasta la cueva de hielo, al principio hay una barandilla porque el suelo, que también es de hielo, está muy resbaladizo. Como nunca habíamos estado en ninguna resulto curioso ver las figuras y los pasadizos de hielo. Luego salimos a tocar la nieve y pasear al exterior, no estuvimos mucho rato fuera porque como hacía tan buen día y muy poco frio había tanta gente que era muy difícil andar y la nieve ya se había convertido en hielo en muchos lugares y resbalaba con mucha facilidad, vimos más de una caída y al ras de la montaña resultaba bastante peligroso, una mujer casi se cae delante nuestro.Después de deambular un rato con o por la nieve entramos a comer nuestros bocadillos con vista a las montañas y compramos postales y sellos para enviarlos desde ahí, con el sello de enviarlo desde la estación más alta de Europa. Bajamos hasta Kleine Scheidegg donde nos paramos a hacer una buena cantidad de fotos mientras esperábamos al tren para ir a Lauterbrunnen. Ahí en la estación nos dimos cuenta que hay un cartel que va contando los días, horas y minutos que habían pasado desde que se cumplió exactamente cien años de la construcción de Jungfraujoch
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Thun - Suiza

Thun

Thun no es un pueblo muy grande y con muchas cosas para ver pero como ya era tarde el sol estaba comenzando a desaparecer tras las montañas. Nos paramos en una tienda a comprar quesos, aunque fue un poco complicado porque la mujer hablaba alemán y nosotras podemos apañárnosla en inglés y francés pero el alemán ya es otro tema... al menos sabía algo de italiano y entre los gestos y el italiano nos comunicamos. Antes de llegar a la plaza donde está el ayuntamiento hay un bonito puente cubierto de madera y un paseo con flores lleno de terrazas donde tomar algo. Al llegar al ayuntamiento nos sorprendió la vista porque si bien los edificios eran bonitos eran todos blancos, adornados con geranios rojos y una fuente en medio dela plaza. Tal vez algo más de estilo pueblo andaluz que no suizo. De ahí subimos las escaleras hasta el castillo que estaba cerrado pero tenía una buena vista del lago y las montañas.

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Lago Thun - Suiza

Lago Thun

Nada más dejar las maletas salimos del hotel de Interlaken y nos dirigimos hacia el puerto desde donde salían los barcos por el lago thun. El lago briez también tenía buena pinta pero por horarios nos venía mucho mejor coger el barco a Thun. Como todavía era pronto paramos a comer hasta que llegara el barco.Cuando montamos en el barco nos posicionamos en la cubierta, sentaditas, la gente también se fue colocando pero a medida que el trayecto avanzaba se iba metiendo dentro, y lo cierto es que tampoco hacia tanto frio, solo algo de brisa por eso de navegar por el lago. El barco también estaba cubierto con el swiss pass y por supuesto pasó un revisor en todas las paradas que hizo el barco. No sabíamos cómo pero recordaba a quien le había pedido billete y a quien no y podemos decir que había mucha afluencia de gente.El trayecto es precioso, las montañas van apareciendo a medida que avanza el barco y los colores van cambiando a medida que cae la tarde. Los pueblecitos de la montaña se ven espectaculares con sus casas de madera en toda la ladera y justo al ras de la orilla del lago. Nos acercamos a una población cuya agua era de un tono turquesa como algunas calas de las islas y de lo alto se veía de repente caer una gran cascada de agua directamente sobre el lago. Como era bastante tarde al final no hizo ninguna de las paradas intermedias pero hay muchas actividades que hacer y muchos lugares que ver en todas las poblaciones en las que para el barco. Pasamos por unas dos o tres poblaciones con pequeños pero preciosos castillos junto al lago. Y nosotras nos bajamos en la parada final: Thun
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Interlaken - Suiza

Interlaken

El viaje en tren es interesante, te permite ver todos los rincones de Suiza, por el camino poco a poco desde el tren se comienza a ver el lago Thun con sus casitas y la montaña y así es casi todo el camino de población en población hasta llegar a Interlaken. Nosotras nos alojamos en el Bed and Breakfast Rugenpark  no fue el más barato de nuestros alojamientos pero si en el que mejor estuvimos, tampoco es que fuera muy caro dado ninguno de los alojamientos que cogimos llegó a costarnos más de 58 euros. Nos atendió Ursula que es majísima, tiene cocina, un ordenador con internet gratis, el desayuno buffet está muy bien y la habitación a demás de estar bien tenía unas vistas impresionantes de la montaña. Además no estaba nada lejos de la estación, unos minutos andando, así que nos veía genial para todo lo que teníamos organizado, y el migros (un supermercado) estaba entre la estación y el alojamiento. Pasaríamos tres noches ahí que casualmente según las previsiones meteorológicas serian los tres días de tormenta. Por ahora teníamos suerte, llegamos y hacia un sol espectacular. Dejamos las maletas, Ursula nos dio varios folletos, un libro con los horarios de tren desde y hacia interlaken, y nos marco una ruta para hacer por el pueblo de interlaken y nos dijo que podíamos comprarle a ella los billetes de tren para subir al Junfraujoch, asi que mejor, nos evitamos las filas de la estación, que ya nos conocíamos como son.Como ya se hacía de noche cuando regresamos de Thun y el paseo por el lago pero todavía no nos apetecía irnos a la habitación decidimos hacer el paseo que nos había sugerido Ursula por Interlaken. Lo cierto es que el pueblo no tiene mucho en especial excepto una buena situación. Tiene sus casitas de madera, su rio, sus puentes cubiertos, un funicular y la vista de las montañas, nada resaltable.
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Berna - Suiza

Berna

Llegamos a Berna y aquí tuvimos que volver a gastar 9 francos por una consigna grande para guardar las maletas. Saliendo de la estación giramos hacia una iglesia que había y así llegamos a la calle principal, que es la que seguimos para ver todo lo importante de la ciudad. A parte de que el nombre de las calles ya estaba en alemán aquí fue donde pudimos comprobar el cambio de zona en suiza, hasta ahora por la calle habíamos oído francés ahora por la calle oíamos hablar a la gente en alemán. Se hace muy curioso como dentro del mismo país cambia el idioma de tal manera. Seguimos la calle y cruzamos con mucho cuidado al centro de la misma, las casas son todas con porches por lo que desde dentro, aparte de que había mucha gente y se hacía difícil caminar, no se podían ver todas las fachadas de las casas, todas ellas estaban decoradas con alguna escultura grande y curiosa y los techos de madera pintados, muy llamativas. En el centro de la calle estaban las fuentes, Berna tiene un sinfín de fuentes, no paramos de ver fuente tras fuente y el caso es que todas nos gustaban. Decía que hay que tener cuidado al cruzar por que pasa por ahí el tranvía y varios autobuses así que caminar de fuente en fuente era casi imposible y sobre todo bastante peligroso así que íbamos andando en zigzag para poder verlo todo. Es más, cerca de una de las fuentes hay un gran agujero, bastante peligros porque uno se puede caer si no se fija bien. Mis amigas me comentaron que en Jerte una vaca se mató cayendo en un agujero así, y las vacas son más grandes.La primera fuente que nos encontramos fue la del gaitero y de ahí fuimos fuente tras fuente y fachada tras fachada hasta llegar a la torre del reloj que sirvió como prisión. Había leído en el diario de raqtm que cada hora en punto salen unas figuras en movimiento del reloj y como quedaban solo diez minutos decidimos esperar a ver qué tal. Cuanto más se acercaba la hora más gente se posicionaba frente al reloj empezando con uno niños con su maestra. Al final fue un poco decepcionante, tal vez porque habíamos esperado más, como suele pasar con estas cosas. Seguimos de fuente en fuente buscando la casa de Einstein y aunque no la encontramos si localizamos en la calle paralela el ayuntamiento, enorme junto a una iglesia, y en la fuente de al lado del ayuntamiento había un montón de críos tirándose al agua como si fuera una piscina. Y seguimos el camino hasta cruzar el puente para ir al foso de los osos que estaban de lo más tranquilos bañándose en el agua y pasando de los varios turistas que tenían amontonados haciéndoles fotos. Nos gustó mucho más la vista de la ciudad, de las casitas junto al rio que los osos en sí. Y luego, corriendo, regresamos a la estación para coger el tren a Interlaken. Teníamos prisa por llegar porque teníamos pensado coger un barco por el lago Thun o por el lago Briez y no podíamos llegar demasiado tarde .
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Friburgo - Suiza

Friburgo

De la estación de Friburgo nos dirigimos hacia la izquierda para ir hasta el centro de la ciudad, de camino al centro estaba nuestro alojamiento, habitación y desayuno buffet también por un buen precio aunque el hotel cierra su recepción a las nueve así que si se quiere llegar más tarde es una complicación. Justo cuando llegamos a registrarnos llegaron un grupo de argentinos por lo que nos tocó esperar pero luego nos dieron el ático que era impresionante. Dejamos las maletas y salimos camino a la ciudad para intentar ver lo máximo posible antes de que anocheciera del todo. Bajamos por la calle del hotel hasta llegar a la plaza del ayuntamiento con su reloj en la torre con figuras, lo de los suizos y los relojes es algo impresionante, y la fuente de san Jorge, luego nos cercamos a la calle de los esposos que nos llevaría hasta la catedral de san Nicolás, el interior es precioso y vale mucho la pena entrar para verlo, nosotras entramos y no había nadie a esas horas. La entrada es gratuita dado que es una de las paradas para los peregrinos del camino de Santiago y estas no pueden cobrar entrada (también había cartelitos como en Lausana). Luego nos dirigimos hacia el espacio Jean Tingle y entramos a otro par de iglesias abiertas, en una protestante había misa en alemán. Los carteles de la ciudad estaban tanto en francés como en alemán. Finalmente retrocedimos y bajamos a la zona antigua de la ciudad hasta el funicular pero no lo cogimos dado que a esas horas decidimos regresar para cenar. A la mañana siguiente seguimos con la visita de Friburgo, nos dirigimos hacia el rio para visitar el puente cubierto de madera y las murallas. De camino vimos varias fuentes y por fin llegamos al puente de madera cubierto y lleno de flores, con la vista del otro lado de la ciudad, las murallas y las casitas junto al rio. Teniendo cuidado con los coches cruzamos al otro lado del rio por el puente de madera para ver más fuentes, casitas y las murallas. También el agujero en una roca donde había una araña y su tela de araña falsa y pro el cartel que había era algo de un cuento de las mil y una noches, no conseguimos averiguar más. Lo que nos pareció muy curioso es que los coches paraban para que pudieras pasar los pasos de cebra cuando en España bueno, hay que esperar antes de cruzar no vaya ser que el coche no tenga intenciones de parar y te atropellen. Esto lo vimos más veces pero al principio nos sorprendió aunque es lo mas cívico como no estábamos acostumbradas, la primera vez te llama la atención. Regresamos al hotel subiendo las cuestas, que a esas horas de la mañana estaban vacías de gente, y tomamos las maletas para coger el tren de camino de Berna, también cubierto con el swiss pass.
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Gruyeres - Suiza

Gruyeres

La estación de Gruyers estaba vacía y además resulta que no hay ningún sitio donde dejar las maletas. Nos las apañamos porque enfrente de la estación hay una fábrica - tienda de quesos gruyeres. No visitamos la fábrica, había que pagar y no teníamos ningún interés en ver la fabricación del queso. Desde la fabrica había que cruzar la carretera y tomar un camino de tierra, afortunadamente no llevábamos las maletas por la cuesta con el sol que pegaba se hizo pesada. Al subir la cuesta hay tras la fábrica de quesos a la derecha y hacia la izquierda se llega a un parking, de ahí se sigue subiendo entre ovejitas pastando hasta llegar al pueblo de gruyeres. El pueblo es precioso, una sola calle central con una fuente en el centro rodeada de flores, con casitas decoradas con flores en las ventanas y sus tejados de madera pintados en la parte inferior. Es un pueblo de postal, incluso la iglesia. Continuando por la calle principal se llega al castillo pasando por el bar y el museo de Alien, pensábamos haber entrado al bar pero tanto a la ida hacia el castillo como a la vuelta miramos y estaba completamente lleno de gente, lo cierto es que se notaba mucho que era domingo. El castillo de gruyeres también nos salió gratis con el swiss pass aunque el interior no es tan completo y bonito como el de Chillon hay alguna sala pintada muy bonita y varios cuadros de exposición pero lo mejor del castillo son las impresionantes vistas del jardín del castillo, del paisaje del valle, de las montañas que lo rodean. Como hacia tan buen día se podía ver hasta donde alcanzaba la vista. Y algún que otro parapente se cruzaba por el cielo. Debe ser porque era domingo pero el pueblo estaba lleno de gente haciendo parapente y hasta que fuimos al monte de Pilatus no volvimos a verlo. Bajamos del pueblo y regresamos a por las maletas guardadas bajo mano y vamos hacia la estación, la visita de gruyeres ha sido más bien rápida pero no podíamos páranos mucho a disfrutar por el tema de las maletas, era una pena no tener un lugar donde guardarlas sin preocupaciones. Luego tomamos el mismo tren pero dirección Friburgo, a la vuelta la estación estaba llena de gente y no encontramos sitios donde sentarnos por suerte el trayecto no era muy largo.
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Camino de Montreux a Gruyers - Suiza

Camino de Montreux a Gruyeres

De Montreux nos dirigimos hacia Gruyeres, para ir teníamos que hacer transbordo pero en la página web se puede ver los horarios, el andén del tren a coger, y los transbordos para hacer, así que está muy bien poder prepararse el viaje. Aunque a medida que cogimos trenes al final ya sabíamos cómo combinarlos, solo había que mirar los carteles amarillos que hay en todas las estaciones. Los carteles están clasificados por hora, así que si son las cinco y media buscas en la franja de las cinco y localizas a ciudad a la que quieres ir, y ahí te poner el andén y la hora de salida del tren. Es muy útil que esos carteles están en todos los pasillos entre los andenes para que así no haga falta ir a información o buscar las pantallas de horarios y aprovechar mas el tiempo si es un transbordo.El tren que venía en el web ponía que era un intercity pero el que salió al final fue un tren panorámico, así que seguimos disfrutando de las vistas. Nos sentamos en cualquier sitio y nos pusimos a disfrutar del paisaje, el tren va subiendo por la montaña por lo que poco a poco se va viendo el lago cada vez más al fondo y las casitas repartidas por la montaña, luego se adentra en los valles de un intenso color verde con casitas de madera, las típicas casitas alpinas, con sus flores en los balcones. Las estaciones de los pueblos por los que pasábamos eran solo una casita de madera muy decorada pero muy bonita. Tuvimos a nuestro primer revisor del día, a partir de este momento los veríamos en todos los trenes hasta el regreso a España. Aquí ya viajábamos con el swiss pass así que no teníamos problemas de hacer filas para comprar los billetes de tren. Llegamos a Montbovon y aquí nos bajamos para cambiar de tren. El lugar es un pueblo pequeñito así que solo tiene dos vías de tren, el tren que va para gruyeres está aparcado justo en frente de donde para el tren panorámico así que no hubo ningún problema. Aun dio tiempo para hacer unas cuantas fotos y subimos a comer los bocadillos que habíamos hecho la noche anterior con la comida que traíamos de España mientras esperábamos en el vagón a que el tren saliera. A medida que el tren se acerca a gruyeres se puede ver el castillo en lo alto.
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