Recreación Los Tercios en Jaca - España

Recreación Los Tercios - Jaca

Cambiamos de tercio. Y nunca mejor dicho, porque me voy de viaje a la época de los tercios españoles: la Jaca del Siglo XVI. A primera hora de la mañana ya había fila en la taquilla donde se compraba la entrada para ver la recreación de los tercios en la ciudadela. La entrada no me pareció nada cara, eran cinco euros y podías entrar y salir durante todo el día. Aunque el domingo oía a unos cuantos quejarse del precio, está claro que la gente no ha ido a otros sitios de España donde por menos pagas más. El sábado y domingo hubo bastantes visitas pese al mal tiempo, el sábado viento y un poquito de lluvia y el domingo mucho frío (al menos para mí). Lo cierto es que la ciudadela de Jaca es un lugar único para una recreación porque tienes el rincón perfecto para crear el ambiente de la época. La ciudadela de Jaca se construyó en 1592 y este fin de semana se iba a recrear la vida y batalla de los tercios, que duraron desde 1534 hasta 1704. Un tercio era una unidad militar del Ejército español durante la época de la Casa de Austria. Los tercios fueron famosos por su resistencia en el campo de batalla. Yo me lo pasé muy bien, me gustó muchísimo todo lo que vi y además me encontré con gente muy maja durante todo el fin de semana, lo que ayuda mucho a pasarlo bien. Antes de entrar a la ciudadela, la bandera de los tercios ondea en la entrada custodiada por dos guardias de la época. Desde el momento en que cruzas las puertas de la ciudadela cambias completamente de época y te encuentras sumergido en el siglo XVI. Podrías pasear por la ciudadela o bien quedarte en un rinconcito como un viajero del tiempo dedicado a observar los acontecimientos en silencio. Daba igual lo que decidieras porque en cada rincón la vida de la época estaba presente. Tras cruzar el umbral de entrada a la ciudadela me dirigí al patio central donde el capitán estaba dando instrucciones sobre el uso de la pica, a mi alrededor empezaron a llegar campesinos y nobleza para ver el espectáculo y yo me quede cerca escuchando un poco (no mucho debido al fuerte viento) las instrucciones que el capitán impartía a los piqueros sobre como manejas las picas en el combate bajo la atenta mirada del clero y la nobleza. Como observé que la instrucción iba a ser larga, algo comprensible teniendo en cuenta que las picas miden varios metros de alto, me dediqué a observar los detalles de los trajes de la nobleza cercana. La moda de este siglo nunca me ha interesado pero no deja de ser llamativa la diferencia entra las clases sociales, mucho más que en otras épocas. Además la decoración de las magas, los cuellos, los tejidos, y la complicación de las faldas no dejaban de ser llamativas. Tras despistarme de la nobleza dirigiéndose hacia la capilla observé junto al pazo otra instrucción, donde se estaba dando explicaciones de cómo cargas el arma, colocarla, encender la mecha y disparar, no sabría decir si era una instrucción de mosqueteros o arcabuceros, dado que mi conocimiento sobre armas no me permite distinguir entre mosquetes y arcabuces, y ambos son parte del ejecito español que se colocaban como apoyo a las picas en el ataque de la batalla. Junto al pozo podías ver pasar a los caballos ejecutándose con sus jinetes a sus lomos, o bien al pueblo subir con cestas llenas de comida. Girando hacia la derecha te podías encontrar con otro grupo en instrucción, pero mi duda es la misma, no sé si eran arcabuceros o mosqueteros pero también estaban enseñándoles cómo debían proceder con el arma, sobre todo muy importante, tanto en español como inglés, había algo que no se hacía nunca con los guantes puestos (el viento fue un incordio todo el sábado, tanto porque la cofia no me aguantaba en la cabeza como porque a veces no me dejaba oír con precisión lo que decían). Mientras estaba junto al pozo observando a los soldados en instrucción una dama de la nobleza bajó con su sequito y su guardia personal y conseguí ver a unos rodeleros hablar sobre la paga que habían recibido. Así que me animé y decidir subir a ver que había pro el campamento, yo tenía algunas frutas en mi cesta que se podían vender llegado el caso, y no hay que olvidar mi papel de espía, tenía que descubrir donde estaba la tienda de la persona a la que debía seguir, y localizar cómo vestía porque con tanto sombrero o casco era muy difícil conseguir reconocer a la gente así que tenía que identificar el ropaje para poder vigilarlo en la distancia. La zona de campamento era todo un pueblo viviente, podías encontrar la taberna donde había fuego real y te vendían migas o morcillas cocinadas ahí (y bien ricas), aunque cerca estaba el dentista que con los gritos de sus pacientes y la sangre quitaba un poco el apetito, mientras las tiendas de la nobleza tenían sus mesas y adornos como si fuera un pequeño palacio, nunca llevaban lejos la comodidad que su rango requerida, y hasta estaba la tienda que era la capilla del grupo, con su virgen y sus sacerdotes, mientras alrededor las tiendas de la soldadesca eran un cumulo de armas, jarras de alcohol y comida. Paseando podías ver la tienda donde vendían sardinas, cestería, hierbas, y también había música, para divertirse un rato. Un poco más lejos estaba la zona donde encargarse de los muertos, así como un charlatán que mantenía a la gente entretenida a cambio de dinero, y mientras los niños correteaban jugando con espadas de mentira otra zona de tiendas de la nobleza, y aquí se podía ver a un escribano, también muy útil si uno quería redactar alguna carta para la familia, y empezaban a organizar algún taller de costura mientras la nobleza bebía y comida en sus tiendas resguardados del viento. Mientras paseaba buscando a mi victima disfrutaba de cada rincón y lo que me ofrecía los sentidos. Y así desde arriba pude ver como las picas entrenaban los ataques unas contra otras, mientras en un lado de la muralla estaban otros practicando con las espadas. Junto a mí la nobleza comenzó a bailar y pude observar cómo eran los bailes. Y finalmente lo encontré, había estado practicando con las picas y una vez localizado ya no lo perdí la vista, ya bien de cerca o de lejos, lo tenía localizado. Y como no había sido suficiente en la plaza empezaron a juntarse la gente del pueblo con un par de músicos que comenzaron a enseñarnos bailes de la época y animándonos a bailar con ellos, y había bastante gente pese a que comenzó a llover (nunca llegó a llover muy fuerte pero si cayó algo de agua). Y sin darme cuenta llegó la hora de la comida, donde aproveche para regresar a mi alojamiento y descansar un poco, porque había pasado toda la mañana sin descanso disfrutando de instrucciones, de experiencias ajenas (es lo que tiene ser un observador) y de bailes. Y justo mientras miraba por el balcón de mi habitación, que daba al frente de la ciudadela, vi al objeto de mi seguimiento, así que me prepare y seguí a la persona con calma hasta descubrir que era el momento de la instrucción de los rodeleros. Me quedé observando parte de la instrucción donde los rodeleros practicaban con la espada y el escudo y aprendían a como atacar a las picas. Después subía a echar un ojo al campamento y así observé a los mosqueteros practicar en otro patio de la ciudadela, y mientras estaba sentada en el muro también vi como los pequeños mosqueteros luchaban con los rodeleros. Cuando empezó a llegar la gente me pidieron hacerme varias fotos, al parecer (con la cofia bien puesta) les recordaba a un cuadro, excepto una pareja de japoneses que me pidieron muy educadamente una foto (como son ellos) y luego me intentaron decir a quien me parecía pero no los entendí. Mientras me levantaba y volvía para bajar a ver otra vez el campamento vi como los mosqueteros que estaban desfilando paraban para la bendición del clero, o luego a unos cuantos que estaban luchando con espadas, así que me senté cerca del pozo para ver el combate de esgrima que fue interrumpido por el capitán, porque los duelos estaban prohibidos, pero ellos aludieron que no era un duelo que solo estaban practicando. Luego tuve que dejar la ciudadela un rato para ir a ver a un amigo, que es de Jaca, y cuando regresaba coincidí con los tercios de dar una ronda por la ciudad, desfilando con sus picas por Jaca. Los seguí al interior y en ese momento vi que en el salón estaba la nobleza reunida con el clero, no podía entrar dentro porque la sala estaba escoltada por dos soldados (uno de ellos la persona a la que “espiaba”) y apenas podía escuchar pero entendía que le estaban dictando al escribano el testamento de una de las damas. Dejándoles con su testamento me dirigí a la plaza central donde me encontré con una procesión que llevaba la virgen y el olor del incienso impregnaba el ambienta mientras los niños corrían detrás, escuche a unos decir que era un entierro y luego vi en la televisión que hubo algo en la morgue, pero me lo perdí, es que había muchos cosas y todas a la vez, era pasear y descubrir un rincón nuevo, es decir, como la vida misma, y no una representación cronometrada. También vi a un recreador sacar el móvil un momento (porque hay vida y tiempo fuera de las murallas) y escuchar a una niña toda serie “mama, en aquella época ya había móviles” y la madre sonreír y decirle que no. Así como un padre decir a sus hijos: “mira ya salen los caballeros, no los caballos, sino los caballeros”, cuando los mosqueteros desfilaban por el foso de la ciudadela. Aunque también un profesor de historia nos dijo que estaba enseñando a sus alumnos ese siglo y que les iba a enseñar las fotos porque era la historia viva. Así que hubo de todo entre el público, incluso el que el domingo se quejó que había todo cajas y bolsas de plástico (eso era nada más abrir la puerta de la ciudadela a primera hora del domingo en que la gente todavía ni se había preparado, porque los de fuera no saben lo duro que es vivir un día en otra época. Los recreadores que estaban en la habitación contigua a la mía dijeron “yo he venido a pasármelo bien” y eso precisamente hacemos, pero cuando uno se pega todo el día sin parar, pasándoselo bien, pero sin descansar más allá de una hora para comer, al final acaba muy cansado como para estar listo a primerísima hora, y a eso hay sumarle el frio que llegó de repente para instalarse el domingo, que ni que fuera invierno. Pero no creáis que la tarde del sábado acabó en el entierro o procesión o lo que fuera. Sino que después hubo una explicación de las diversas armas y el uso de estas durante la época, aquí volvió a llover un poco, y al final se hizo el alzado de bandera y un minuto de silencio. Y aunque salimos de la ciudadela luego regresamos tras cenar para comenzar el desfile con antorchas por la ciudad. La noche con el viento y habiendo nevado en las montañas se volvió muy fría y hubo mucha gente que no apareció. Aunque otra mucha más que por el frío no apareció porque falleció tras el intenso día, como una dama de la nobleza, que cayó agotada y por la noche ya no se la vio. Pero el desfile con antorchas por la ciudad es muy interesante porque pese a que los desfiles son lo más aburrido de las recreaciones este tenía un regalo para los recreadores. Me explico, el desfile comienza en la ciudadela donde nos dan antorchas y salimos con ellas encendidas por las puertas de la ciudadela y empezamos a recorrer toda la ciudad, Jaca no es muy grande pero a esas horas todo el mundo está en los bares y restaurantes así que nos dejamos ver y oír porque también salimos con un tambor y la cruz delante de nosotros abriendo camino. Y el tambor con su sonido llama la atención sobre la procesión de tercios y el pueblo con fuego. Pero cuando por fin regresamos a la ciudadela el desfile no acaba aquí sino que vamos a dar una vuelta por la plaza con las antorchas y de regalo nos apagan todas las luces del lugar, y estábamos andando en la noche solo con la iluminación de las llamas de nuestras antorchas. Un momento fabuloso, no para el público pero si para nosotros, que el público ya nos tuvo andando por la ciudad un rato largo, que tras todo el día sin parar (y yo no había estado entrenando o de guardia de pie, o pelando) ya estábamos cansados. Y al final de la noche por fin regresamos a dormir y al día siguiente de nuevo a vestirse y salir. Dentro de lo que cabe yo tuve suerte porque como no tenía traje de la época me apañé uno de pueblo con el baúl de baturra de mi hermana una cofia que tenía, pero la nobleza se levantó a las ocho para empezar a vestirse y terminó a las diez y cuarto. El domingo disfruté de ver la batalla, podía haber participado pero tenía muchísimo frío, dado que no tenía ropa de lana, no me esperaba esas temperaturas a estas alturas. Antes de la batalla disfruté paseando y hablando con la gente del campamento, esta vez había mucho más publico pero o que más me apetecía era acercarme al fuego y comer. La batalla fue muy interesante porque recreaba un ataque unos aldeanos por una partida francesa y luego un regimiento español contratacaba. Me gustó por dos motivos, uno porque incluían a los civiles, cosa normal en la época, pero no usual en algunas recreaciones en ciudad, y otra porque como es una época de la que no conozco apenas la estructuración de ataque fue muy interesante (el cañón tal vez demasiado cargado porque el público nos ahogamos en pólvora y un viento muy fuerte que no dejaba oír las explicaciones, pero por todo lo demás muy interesante y entretenida.

Visita: Mayo 2018 

Mis imágenes: España - Recreaciones VII - S.XVI.

Información para viajar: Pendiente

Camino a Jaca - España

Camino a Jaca


Como de costumbre mi método de viaje fue el tren, lo que ya de por sí es una aventura. Esperando al “canfranero”, nombre con el que se conoce al tren que va de Zaragoza a Canfranc y que me llevaría a Jaca, me fijé que había más gente de lo que hubiera esperado, pero no lo suficiente para llenar los tres habituales vagones del tren. Pero eso fue en la primera parada, en las siguientes empezaron a entrar estudiantes con sus maletas y apuntes, tal era la cantidad que corrían a por un asiento libre. Esto era debido a que el tren llevaba los tres vagones viejo, que son más pequeños de espacio al ser más antiguos que los vagones de los regionales habituales (como el que cogí a León o Aranjuez). En conclusión los tres vagones acabaron llenos de gente y maletas, así como los rellanos entre vagón y vagón. Los estudiantes que no consiguieron asiento se sentaron sobre sus maletas o en el suelo, porque no es plan de pasarse horas de pie, y yo acabe arrinconada en mi asiento, tampoco podía moverme porque estábamos todos encajonados. Y justo en la siguiente parada de un pueblo subió un chico con una bicicleta de montaña, y en consecuencia los estudiantes sentados en el suelo del rellano entre el primer y segundo vagón tuvieron que levantarse para conseguir que entrara el chico y la bicicleta, y tuvieron que pasar el trayecto de pie. Este trayecto me recordó al de Suiza, en el que acabamos viendo a la gente sentada en los rellanos entre vagón y vagón, solo que peor, porque aquí hasta el pasillo estaba lleno de gente o maletas. El revisor consiguió con esfuerzo pasar del primer vagón al último, pero se quedó de pie en el último vagón hasta que llegamos a Huesca, porque aquello era como el camarote de los hermanos Marx. En Huesca se bajó casi todo el tren (un par de señoras mayores fueron directas a quejarse) y el resto de los viajeros nos levantamos para poder estirarnos dado que nos habíamos quedado encajonados sin movernos para que hubiera más espacio para subir. El tren tiene un paisaje muy bonito cuando entra en el alto Aragón, y además va junto al embalse y el río. Esta vez fue la vez que más agua vi en el embalse dado que llegaba junto a las vías del tren, aunque luego me dijeron que a veces hay agua a ambos lados de la vía debido a las crecidas. Supongo que como hacía mucho que no teníamos tanta agua, yo no estaba acostumbrada a verlo así, casi parecía un pantano de esos de Luisiana con los árboles cubiertos por agua. Afortunadamente hay un paisaje interesante dado que el trayecto de 144 km cuesta 3 horas y 15 minutos (si todo va bien).  La cuestión es que cuando llegué a Jaca ya quedaba poco para que cerraran la ciudadela así que me dirigí al hotel (que estaba completo) y tuve la suerte que mi habitación tenía un balcón que daba a la ciudadela. Desde ahí pude ver las carpas y las banderas del campamento y fue mi útil para mi trabajo como espía. Me explicaré, una recreadora que conocía al final no pudo ir a Jaca así que como yo iba sola y no conocí a nadie más me ofrecí a ser sus ojos, hacer muchas fotografías y vídeos y prácticamente, ser su espía. En más de una ocasión capturé a gente conocida sin que se dieran cuenta, y mi habitación, situada estratégicamente, fue muy útil para esa labor. Aunque no está bien que uno lo diga, creo que no hice mal trabajo como espía. Por la noche quedé con dos parejas de recreadores a tomar algo junto al hotel, que había descubierto que estaban en la recreación de los tercios durante mi trabajo como espía. También quedé un rato el sábado por la tarde con un amigo que es de ahí de Jaca, pero cualquier otro intento de turismo en Jaca quedó relegado al olvido. La recreación fue muy interesante, nunca había visto ni estado en una de este siglo y me gustó muchísimo, por lo que de Jaca solo llegué a ver la ciudadela y el camino de la estación de tren al hotel. No es que Jaca tenga mucho para ver, pero algo más podría haber hecho si no hubiera estado tan entretenida con la recreación. Pero sobre la recreación mejor os cuento en otra entrada, aunque ya os adelanto que valió la pena el trayecto de más de tres horas (me gustó muchísimo).

Visita: Mayo 2018

Mis imágenes: Pendientes

Información para viajar: Pendiente

Recreación Los Sitios de Zaragoza - España

IV Recreación de Los Sitios de Zaragoza

Como habréis visto este año estamos de secano con los viajes, pero no por falta de ganas sino por otras razones. Así que no podía desperdiciar la ocasión de viajar en el tiempo cuando este era prácticamente al lado de casa. A finales de abril se realizaba la cuarta recreación histórica de Los Sitios de Zaragoza, montando este año el campamento en el parque Tío Jorge, en la margen izquierda del Ebro y no muy lejos del centro. Según el programa el viernes por la tarde comenzaba la apertura del campamento. A final de la tarde me acerqué al parque para ver cómo están montando el campamento, todavía no había llegado todo el mundo pero se podía ver cómo iban montando las tiendas; a un lado los franceses y los otros al otro lado. Empezó a nublarse y las gotas se convirtieron en una tormenta de esas que lanzan mucha agua en poco tiempo, y acabamos todos refugiados bajo uno de los toldos que ya estaban montados, todos apretujados porque aunque no durara mucho, la lluvia caía con intensidad. Algunas de las tiendas, por suerte, ya estaban montadas, pero todavía quedaban más por montar. Aunque no sabíamos qué hacer ofrecimos nuestras manos como ayuda, pero no sirve de mucho si no sabemos cómo sujetar los palos de madera para montar el toldo, aunque la intención debería contar. De nuevo volvió a llegar una de esas tormentas que nos obligaron a ir bajo el toldo, esta duró algo más, y la tela empezó a abombarse llena de agua, y además comenzó el viento que trajo el agua de la lluvia dentro. Si seguía así, dormir en el campamento no iba a ser cálido. Finalmente nos fuimos a cenar al mercado, al lado del campamento, donde hacen carne a la brasa bastante sabrosa y nos despedimos hasta el día siguiente. El sábado amanece soleado pero algo fresco a primera hora, por lo que salgo con la chaqueta Spencer pero también con la sombrilla, por si también hace sol. En Sevilla descubrí lo útil que es la sombrilla en esa época. Cuando llego al campamento la gente ya está en sus quehaceres, algunos junto al fuego, otros en las mesas todavía comiendo, la gente de pueblo pasea por el campamento; hombres, mujeres y niños, también la clase burguesa, y hasta la calesa está preparada, así como los caballos. En el campamento podías ver todos los personajes de la época: el pueblo llano agrupándose junto con los soldados, vendiendo viandas, apoyándolos, la clase burguesa con sus calesas, los regimientos de diversos rincones de España, todos tan diferentes entre sí, y el regimiento francés, todos tan uniformados, también podemos suponer que esas mujeres tan arregladas que acompañan a los oficiales son sus esposas o amantes, los niños correteando, la vida del campamento en la ciudad debía ser así de variada llena de color y diversidad, al fin y al cabo no es un campo de batalla sino una ciudad donde vive, trabaja y camina la gente en su día a día, porque no se quedan días enteros encerrados en casa porque estuvieran en guerra. Nosotras hacemos lo mismo, paseamos por el campamento, subimos a la calesa, saludamos a las mujeres conocidas, y curiosamente el lado francés es más abierto que el español, y en el día acabo hablando en inglés y en francés. Y pensar que siempre se me han dado fatal los idiomas, pero que útiles son para comunicarse. Y llega la peor parte de las recreaciones de este tipo: el desfile. Nos colocamos donde nos dicen y paseamos desde el parque hasta la plaza de La Seo donde, como representantes de toda la variedad del pueblo, aclamamos por Palafox. Este año se hace esperar y hasta que no aparecen las tropas españolas, un poco más tarde (una agonía tarde si me preguntan), y es que además de estar de pie esperando un buen rato, nos rodeaba la gente sin ningún orden, hasta coincidimos con una boda en La Seo. Este año podría haber sacado la cámara y no hubiera desentonado, con tanta desorganización, pero preferí disfrutar del discurso, al fin y al cabo ya tenía a una pareja de chinos a la derecha y a otro con un crió sobre sus hombros detrás de mí, y todos con móvil en la mano. Como decía, finalmente llegaron las tropas, aunque no sé cómo consiguieron colocarse dado que la plaza era un desmadre, y Palafox salió al balcón del palacio arzobispal para dar su discurso al pueblo zaragozano. Y después volvimos al desfile, que con tanta gente, tuve que correr para colocarme con la gente conocida y no quedarme atrás. Fuimos entrando a la plaza del Pilar mientras el presidente de los Voluntarios de Aragón explicaba cada grupo representativo, algo que me parece muy interesante, pero que debido a que no éramos pocos al final resultó agotador. Al lado nuestro una mujer se mareó por el calor de las dos de la tarde, a pleno sol en la plaza, y se sentó apoyada en la pared del Pilar y la cubrimos con sombrillas y abanicos mientras con agua y pañuelos húmedos la íbamos refrescando mientras alguien iba a avisar a los sanitarios, luego nos enteramos que no fue el único caso que sufrió del día caluroso y agotador. Fue algo “gracioso” como le decían a la mujer que debería haber comido algo más después de desayunar a las siete y media, bueno, yo tampoco había tomado nada, al fin y al cabo desde que te levantas y te preparas ya no paras a descansar ni un minuto, y no sé a los militares pero al pueblo nos tuvieron de pie bajo el sol muchísimo tiempo hasta que por fin llegamos a la plaza, y digamos que el sacrificio que supone estar en todo momento en la recreación no tiene nada que ver con llevar tu horario de comida, hidratación, y descanso diario. Tras la explicación en la plaza del Pilar, entré al Pilar con una recreadora de Burgos, que era su primera vez en Zaragoza, y luego fuimos andando hasta el campamento para comer, al final comimos a las tres y medía pasadas y a las cuatro abría el campamento, así de dura es la vida de la recreación. La comida la tomamos sentados en el césped del parque, bajo los árboles, junto a las tiendas, hablando con una pareja de franceses muy simpáticos, que también era la primera vez que estaban en Zaragoza. La comida en el parque fue como un picnic, aunque empezó otra vez a nublarse y acabó goteando lo suficiente para hacer que dejáramos la recreación de un picnic de época y nos metiéramos bajo el toldo del bar del parque que, por cierto, estaba lleno de recreadores, y sin duda “hicieron el agosto” ese fin de semana. Por la tarde el campamento se llenó de gente, no había ni un rincón libre para caminar. Todos los visitantes estuvieron entretenidos porque en mi paseo pude ver cómo explicaban cómo hacer licor, explicación de las distintas armas, la carga, y demás cosillas, había tantos grupos que era imposible llegar a seguir todos. Y de nuevo otra vez llegó el desfile y la batalla en el centro de la ciudad en la que afortunadamente no participamos porque había tantísima gente que resultaba un agobio, además la gente no tiene ningún conocimiento y se cruzaban por el medio mientras los recreadores cargaban las armas y se preparaban para disparar, si no hubo ningún disgusto no fue de milagro. Al igual que el otro año, nos fuimos al puente de piedra a sentarnos a descansar por fin (eso de estar tantas horas de pie agota) y esperar que acabaran de darse tiros y vinieran hacia el puente de piedra. Cuando la gente nos preguntaba por cuando iban a venir y que no cumplían el horario les decíamos que hasta que se acabara la pólvora podían tardar, pues eran como niños pequeños jugando. Al final fueron llegando poco a poco con caras agotadas, como si hubieran venido de la guerra, como efectivamente recreaban. Tan cansados estaban que se marchaban directos hacia el campamento “olvidando” que tenían que formar en el puente de piedra para hacer una sala de honor a los caídos. Hubo un momento divertido porque nosotras estábamos sentadas descansando esperando a que vinieran las tropas, y cuando empezaron a llegar y los veíamos alejarse hacia el final del puente, Palafox gritó "alto" y fuimos pasando la voz de “alto” pero las tropas siguieron andando. Luego llegó el orden al mando a mitad del puente y nos dijo ¿Dónde están las tropas? Y nosotras señalando hacia el final de puente “por ahí”, “pero si tenían que formar aquí” dice, “pues como no te des prisa acaban en el campamento”. Fue un momento divertido, para haberlo grabado. Luego volvieron las tropas y lanzaron la salva, como el puente es un espacio muy pequeño estábamos detrás de los franceses y con el humo de los disparos era como estar dentro de la batalla. Finalmente fuimos al campamento donde cenamos de nuevo en el mercado, en el sitio ese con carne a la brasa, y al final acabé echándome a la cama la una del a madrugada, porque en mis viajes en el tiempo lo que menos hago es dormir y descansar, ya lo tengo asumido. Al día siguiente de nuevo toca levantarse pronto para prepararse, cuando llegamos al campamento podemos ver a algunos preparando la pólvora y las armas para la batalla, otros todavía desayunando, algunos recogiendo y algún otro vistiéndose, o dejando que su mujeres le peine el cabello (debería ser al revés, ¿no?). Es decir, el campamento está en pleno movimiento, todos se están preparando para la batalla, ya sea con la pólvora, las armas, o los uniformes. Y de nuevo volvemos la parte de Desfile/marcha. Porque la parte del desfile del domingo siempre acaba resultando una marcha a ritmo rápido, con lo que llegas a la Aljaferia ya cansado. Este año el combate en La Aljaferia es sin caballos porque lo han prohibido, y la organización del combate es diferente, me sorprende ver que dejan acercarse al pueblo, pero es algo muy acertado, porque es lo más real que hubo, dado que aunque vinieron diversos regimientos, el pueblo también estuvo metido dentro de la ciudad y no lo veo algo inusual, en todo caso yo me quedo sentada en un rincón, porque no quiero problemas, y ya me conozco yo las recreaciones españolas. Como otros años, la recreación estuvo muy bien porque el lugar es mucho más adecuado que el centro de la ciudad. Y es que el entorno hace mucho. Como siempre muy interesante ver los combates a fuego y cuerpo a cuerpo, como caían los heridos, como corrían las aguadoras o las mujeres con el médico para auxiliar a los heridos, los cañonazos que cubrían el cielo de pólvora, y el pueblo viendo los combates, porque fue en la ciudad y no en un campo de batalla, por lo que había civiles en el lugar. Tras el combate salimos “casi” en desfile hacia el campamento y mientras esperaba que les repartieran la comida me compré un bocadillo en el mercado para comer con el resto de recreadores en el parque, y finalmente despedirme, de los viejos conocidos y los nuevos, aunque no pude decir adiós a todos. Repasando me parece que fue una recreación con muchos espectadores, tal vez porque hizo mejor tiempo que el programado hubo una gran participación de público que abarrotó el campamento, aun así pudimos disfrutar del fin de semana, de ver a recreadores que hacía tiempo que no veía, y conocer a otros nuevos. Hasta descubrí que todavía recuerdo algo de francés cuando estuve con una pareja de franceses, era la primera vez que venían a Zaragoza y habían estado en la Malmaison en la recreación con Napoleón (el recreador Mark Schneider, el mismo que tuvimos en Florencia). Lo mejor del fin de semana fue la compañía, los viejos y nuevos conocidos de la recreación porque como civil esta recreación militar tenía poquito en lo que participar, y eso que alguna vez he ido de aguadora.

Visita: Abril 2018 

Mis imágenes: Recreaciones VI España

Videos: Discurso final Recreador de Palafox (Jon Valera)

Información para viajar: Pendiente

Subir al volcan del Monte Hallasan en Jeju - Corea del Sur

Hay varios volcanes en la isla de Jeju debido a que es de origen volcánico. Una de las actividades más recurrentes es subir al famoso monte Hallasan que se suele llamar también Mt. Yeongjusan, que significa: suficientemente alto para tocar la galaxia. Es la montaña más alta de Corea del Sur con 1.950 metros y fue originada por el volcán del mismo nombre, que entró en erupción por última vez hace unos 1.000 años. La propia isla de Jeju fue originada por el volcán, y la montaña es visible desde cualquier punto de la isla.


Este lugar sale en el dorama "Mi adorable Kim Sam Sun", cuando un día de lluvia la protagonista sube a la cima de la montaña.

Para llegar ahí hay que coger el autobús interurbano que sale cada 15 minutos, tarda unos 40 minutos desde Seogwipo. Antes de subir hay un cartel que te avisa de los kilometros y las horas. Hay una hora límite para subir, las 12:30 para hacer el último tramo, y las 14:00 para iniciar el descenso. Estas horas no son fijas y cambian según la época del año.



El camino comienza con un recorrido empedrado y fácil que andar. Alrededor solo hay árboles y plantas. Aunque también es posible ver ciervos durante esta subida. a medida que se va avanzando en la subida el camino se vuelve menos trabajado y es más un camino de montaña, con piedras más o menos grandes. A cierta altura se llega a una zona libre de árboles donde hay un refugio donde  descansar, y donde venden agua y comida. 


Desde el refugio ya queda menos para subir al pico, pero la subida se vuelve más empinada, menos preparada y según la época del año puedes encontrarte (como en mi caso) con nieve y hielo que cubre todo el camino. Aunque desde el refugio, en condiciones normales, pueden ser solo cuarenta y cinco minutos.


Desde arriba, con la buena visibilidad se podía ver el lago dentro de la montaña y la vista es preciosa. Lo que si recomiendo es que hay que subir con buen tiempo, con mal tiempo la visibilidad es nula y no se puede disfrutar del paisaje.



La bajada oficial se realiza por el otro lado de la montaña, es decir que subes al pico por un lado y bajas por otro, a menos que surja un percance y no llegues a subir arriba del todo. 

Para ir y volver hay un autobús que te deja y recoge en el mismo lugar de subida y bajada del pico.



Información web oficial: www.hallasan.go.kr

Subir al volcan Monte Seongsan de Jeju - Corea del Sur

Una de las actividades para hacer por la Isla de Jeju es subir al el Pico Ilchulbong del Mt. Seongsan, otro de los volcanes de las isla.


Para acceder en el recinto y subir al volcán hay que pagar entrada.
Desde la entrada de los tickets hay un espacio de hierba y flores con un camino de baldosas de piedra volcánica que te acercan al volcán, que no tiene forma de montaña sino de volcán de las películas, con un corte en lo alto, es decir, sin colina o pico arriba. 



Gran parte del volcán está rodeado por el mar, por lo que algunas de sus paredes resultan como un acantilado, y un poco más lejos, en un lateral, hay escaleras para bajar a la orilla de un pequeño rincón de piedras que da al mar y que está cubierto por la roca de la isla.

Una vez se llega a la base del volcán hay unas escaleras empedrada pero empinadas para subir hasta el pico (el cráter). 



Lo más interesante de esta actividad son las vistas que se obtienen desde lo alto del pico del volcán, por un lado están las casitas de la población cercana, el mar y las playas. pero lo más impresionante es la vista del cráter del volcán. Se puede observar toda la forma redondea y su profundidad, así como el verdor rodea el fondo de la roca oscura del volcán, y alrededor el mar. 



La actividad más famosa en el Pico Ilchulbong del Mt. Seongsan es contemplar el amanecer desde el cráter pero yo no pude hacerlo (y no hacía día para ello) Aunque es posible imaginárselo. Desde el pico la vista hacia abajo era impresionante, viendo hasta donde alcanzaba el horizonte.


En la entrada de Seongsang Ilchulbong se puede coger el bus hasta Seogwipo, el trayecto es aproximadamente una hora. Desde Jeju-si también dura lo mismo más o menos porque este volcán esta en el otro lado de la isla y lo mismo da ir desde una ciudad que desde otra. 





Presentación

Curriculum Viajero - Presentación