Puente colgante Houtanjing - Taiwan

Houtanjing Sky Bridge - Puente colgante Houtanjing

Del bosque de bambú nos marchamos a Houtanjing, para visitar el Houtanjing Sky Bridge. Esta área fue desarrollada durante la dinastía Qing. Hou significa mono. Tan significa echar un vistazo. Jing significa bien. El nombre en realidad representa el paisaje de esta área. Hay un valle por aquí y una pequeña montaña que es mucho más alta que otras alrededor, se encuentra al lado del valle; y se parece a un mono que mira furtivamente en un pozo al costado de la carretera. Esto es lo que comentó el guía, y es algo típico que los guías taiwaneses siempre vean parecido a todo, que si la isla tortuga, la roca india, la de la rana príncipe, etc. Aunque muchas veces nosotras teníamos que echarle imaginación para poder ver lo mismo que ellos. Para promover el turismo construyeron un puente colgante que cruza el valle, no es tan espectacular como el Zhushan Sky Ladder pero este sí estaba abierto y tenía algo de gente. El lugar estaba algo alejado de todo y solo hay un parking y un par de puestos, hay muchos muñecos y figuras y el guía nos explica que es la decoración de la fiesta lunar que no se ha retirado. Este puente de Houtanjing mide unos 200 metros y tiene 265 escalones (es un puente colgante con escaleras más pequeñito que el de Zhushan. Una vez entras en el recinto accedes al puente que siempre está decorado con mariposas y ves que lo que te parecía un puente pequeño sobre el papel en realidad no lo es. Bajar y subir las escaleras y caminar sobre este puente colgante no da ninguna sensación de miedo dado que no se nota apenas movimiento, solo un suave balance ocasionado por las personas que lo cruzan. Normalmente desde aquí se obtienen buenas vistas pero el cielo estaba muy nebuloso y con mucha luz y no se veía nada, así que solo teníamos la vista de un lado y del otro, además de la vegetación cercana. Aun así solo poder ver los cables que sujetan este puente colgante y la forma curva que hace ya vale la pena el ir hasta ahí. Cuando lo cruzar puedes ir a otra torre, en esta área de recreación, para ver la puesta de sol, aunque debido al clima o la polución el cielo no deja ver nada, ni el sol poniéndose ni la vista de la llanura de Changhua. Así que aunque el guía lo sugiere no hacemos el intento de ir pues no vamos a ver nada. Como este no es como el de Zhushan no hay camino que seguir así que es un puente de ida y vuelta, lo cual nos encanta porque así podemos volver a cruzarlo, y las vistas de un lado y de otro del puente son lo más llamativo que tenemos. Tras esto volvemos al coche para regresar a Taichung.

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Campos de té y Bosque de Bambú - Taiwan

Campos de té y el Daan Sea of Bambu

De Xitou nos acercamos a visitar el Daan Sea of Bambu, junto a la entrada del bosque también se puede visitar las granjas de té. Hay una bebida muy popular en Taiwán que es té puro. En chino lo llaman "Chun-chi cha". Chun significa puro y chi significa comer y Cha significa té. En esta zona hay varias granjas de té, algunas se pueden visitar con tours, nosotras solo vimos los campos de té que hay frente a la entrada del bosque de bambú dado que yo ya había estado en granjas de té pero no en bosques de bambú, solo vi pequeños jardines, nada comparado con el bosque que se encuentra en esta zona. Aun así en esta parada, antes del bambú tuvimos una vista de los campos de té y de su recolección, el guía nos explicó que lo hacen maquinas por ser más precisas que cuando se hace el corte a mano. Dejamos atrás los campos de té y nos adentramos en el Daan Sea of Bamboo que se encuentra en el municipio de Zhushan, Nantou. En chino Zhushan significa montaña de bambú. Una vez te adentras en el bosque hay un camino de losas de piedra para pasear por el bosque mientras a tu alrededor te rodean los troncos de un sinfín de árboles de bambú. El camino pasa tan cerca que puedes ver a todos los insectos que caminan por los troncos de bambú y llegado a cierto lugar te encuentras con un gran cartel con un pájaro y una explicación, el guía nos comenta que si prestamos silencio podemos oír e incluso ver a los famosos pájaros azules de Taiwán que nosotras solo conseguimos ver de pasada. Aquí no vimos ninguno más allá del de la fotografía. El guía no nos acompañó todo el camino sino que nos dijo que siguiéramos recto hasta un riachuelo y que luego siguiéramos siempre el camino del agua. Así que seguimos el camino hasta llegar a una bajada de la montaña, bajamos las escaleras que se adentran en la montaña y apenas veíamos a dónde íbamos porque los bambúes cubren toda la zona de montaña. Aquí vimos algunas personas pero prácticamente todo el camino por el bosque fuimos solas. Seguimos el curso del agua y encontramos preciosos rincones en este paisaje de montaña diferente a los otros que habíamos visto por Taiwán. Sin duda hay toda una variedad de naturaleza y caminos para pasear por ella en Taiwán.

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Xitou - Taiwan

Xitou

En Taichung nos alojamos porque cogí un tour a la provincia de Nantou donde se encuentra el que hubiera sido nuestra siguiente parada de viaje: el Zhushan Sky Ladder, este puente colgante con escaleras tiene una longitud de 136 metros y 208 escalones, con una altura de alrededor de 20 metros. Este puente se construyó sobre dos precipicios que cruzan un río, con el objetivo de facilitar el acceso de los turistas al Cañón Taiji . Además de cruzar el puente hay una caminata de unas tres horas por el cañón, el bosque de bambú y la selva que rodea la zona. Desgraciadamente dos días antes nos contactaron del tour para decirnos que el puente estaba cerrado por mantenimiento y que si queríamos podíamos usar ese tiempo en el Área natural de Xitou. No teníamos mucha opción así que al día siguiente el guía nos recogió en el hotel y nos llevó a la provincia de Nantou. Esta provincia es la única de todo Taiwan que no tiene frontera con el mar. El guía nos explicó que los taiwaneses suelen escapar a Nantou para librarse de calor de la isla y refrescarse paseando por su naturaleza. Y es cierto que cuando llegamos notamos la diferencia de temperatura; estuvimos a unos diecinueve grados o menos, y el calor húmedo y asfixiante de la isla no existía, sino que hubo momentos en que tuvimos fresco en manga corta. Para Nantou tenía claro que iba a tomar un tour porque el transporte público no es fácil por aquí, y cuanto más cansadas más despistadas. El guía nos llevó directamente al área natural de Xitou donde no pudimos verla toda dado que solo teníamos tres horas, pero caminamos bastante para ver diferentes paisajes. El guía nos recomendó ir al lago artificial y su famoso puente pero como nos dijo que había otras opciones con el plano en la mano y siguiendo los carteles del lugar decidimos visitar los árboles gigantes y el canopy walk (por cosas que suceden en los viajes tampoco pude llegar a hacer ningún canopy walk antes). Para ponernos en antecedentes, la zona de Xitou alberga abundantes recursos naturales, lo que lo convierte en un bosque de investigación de la Universidad de Tokio durante la era colonial japonesa. En 1970 el bosque fue declarado reserva natural y se llamó oficialmente Área de Educación de la Naturaleza de Xitou. El lago artificial y puente famoso que nos indicaba el guía fue construido durante la era colonial japonesa, siguiendo ese estilo. Durante el camino por el bosque encontraremos varios carteles indicando el tipo de plantas que hay y la procedencia japonesa de alguna de ellas. Primero decidimos cruzar un puente colgante con puertas de piedra, este puente daba a las montañas cubiertas de vegetación frondosa, pero de estilo diferente a las de Taroko, y al llegar al otro lado nos adentramos en un bosque de altísimos árboles, tan altos y frondosos que apenas dejaban pasar el sol, por lo que si el área ya era frescas el no tener el sol sobre nosotras, aún la hacía más fresca. Para andar por aquí nos guiamos de los carteles de madera, y hay dos tipos de caminos, de piedra estrechos por entre los árboles y la vegetación, y por una amplia carretera asfaltada. Aunque a veces iremos por estos caminos, normalmente caminaremos por la carretera por los avisos de peligro con las avispas y serpientes venenosas. Por aquí hay mucha gente paseando con sus paraguas-bastón. Esa es una modalidad que vimos aquí en Taiwan y es que como ya he comentado aquí andan mucho y como también llueve los paraguas tienen la punta especial para apoyarlos como si fueran bastones para caminar, así hacen el servicio de bastón y si se pone a llover lo hacen de paraguas. Subimos cuestas (por fin cuestas y no escaleras) por el camino hasta llegar al canopy walk. Lo vimos antes de llegar a su entrada porque junto a los troncos de los árboles hay plataformas de metal elevadas, si miras hacia arriba ves las ramas de los árboles y el camino que pasa junto a ellos. Subiendo algunas escaleras por el monte, o bien cuestas por la carretera, se accede a la entrada del canopy walk que tiene un contador en su puerta para que podamos vigilar el número de personas que hay y no pasar más del límite a la vez, cuando llegamos nosotras solo había tres personas. El paseo es circular y aunque está en la parte superior no llegas a ver sobre las copas de los arboles pues estos son altísimos. Es interesante ve cómo se ven de cercar las ramas y cómo se ve el suelo desde la altura. Son unos 22 metros de altura y permite observar de cerca las copas de los árboles. De aquí seguimos nuestro camino hacia los arboles gigantes. Hay que seguir los carteles hasta llegar a un claro sin árboles excepto un árbol gigante tumbado: un ciprés Formosano de 2.800 años. Desafortunadamente, este árbol gigante histórico había estado sufriendo enfermedades bacterianas y se derrumbó después de fuertes lluvias en las montañas. Este lugar ya te indica que estas cerca del resto. Aquí empezamos a ver ardillas sueltas a las que, como el resto que vimos por Taiwán, les encanta posar para las fotografías. Al llegar a la zona de los árboles gigantes nos encontramos mucha más gente que vegetación. El lugar es un merendero y estaba completamente lleno de personas comiendo y descansando al fresco. El área de educación de la naturaleza Xitou se encuentra en un valle rodeado de montañas en tres lados, donde el clima es constantemente fresco durante todo el año y lo pudimos comprobar de igual manera que comprobamos que estaba lleno de gente paseando y pasando el día, eso sí, todos de rasgos orientales, aquí no vimos a ni un solo occidental, en la zona del merendero de los árboles gigantes nosotras tres éramos tan observadas como la naturaleza que nos rodeaba. Pero nosotras también los observábamos a ellos, tan diferentes a la hora de merendar en el parque de nosotras. Aquí hay un árbol gigante caído con todas las raíces al aire que tiene construida una escalera y mirador a su alrededor para poder verlo desde todos los lados. De aquí regresamos a la salida del parque porque se agotaba nuestro tiempo, en el camino vimos algún ginkgo biloba. A la salida del área natural se encuentra un resort con la villa de los monstruos de Xitou. La villa es un pueblo de estilo japonés, y era un ejemplo para mostrar a mis amigas la diferencia entre las puertas y los templos japoneses y los chinos. En la villa un torii, una puerta tradicional japonesa que se encuentra más a menudo dentro de un santuario sintoísta, se encuentra en la entrada de la aldea, marcando simbólicamente la transición de lo profano a lo sagrado. Y estatuas de monstruos japoneses están por todo este pequeño pueblo, en un rincón del pueblo hay un manga con la historia (inventada) del pueblo de los monstruos para el que quiera le eche un ojo y aprenda sobre los diversos monstruos japoneses. Además del resort todo son tiendas, restaurantes y lugares para hacer espectáculos, esperaba otra cosa y me encontré algo parecido a un parque temático. Comimos teroyaki y paseamos un poco por la villa para ver cada peculiar tienda y su monstruo particular. Además el pueblo está adornado con linternas rojas de estilo japonés que cuelgan de los aleros. Los restaurantes y tiendas de recuerdos llevan el nombre de diferentes tipos de monstruos japoneses y todo souvenir es super mega caro. Es un lugar curioso para cambiar de naturaleza a cultura japonesa, comer, y así enseñárselo a mis amigas que nunca antes habían estado en Asia y podían ver otro tipo de estilo. Además el lugar tiene una historia bonita tras de sí. La historia de cómo surgió este pequeño pueblo está basada en la relación de Taiwán con Japón. Durante el tiempo en que Taiwan estuvo bajo el dominio japonés, Kubota y Katsuichi Matsubayashi eran amigos íntimos y trabajaron juntos en Xitou. Kubota era japonés y Matsubayashi era taiwanés. Incluso después de que Japón perdió la Segunda Guerra Mundial y Kubota tuvo que volver a Japón, su amistad se mantuvo fuerte. Kubota dirigió una panadería a la que llamó Matsubuyashi Kubota y trató de mejorar su vida después de la Segunda Guerra Mundial en Japón. Sin embargo, años más tarde, la panadería fue destruida por un incendio y su esposa murió. Más tarde, cuando Matsubayashi se enteró de la historia por correo, envió algo de dinero a Kubota. Matsubayashi recibió otro correo de Kubota, diciéndole que tenía una escultura de madera y que quería regalarla a Matsubayashi. Al final, no pudieron encontrarse por última vez. Antes de morir Matsubayashi pidió a sus descendientes que cumplieran su último deseo y sus descendientes, más adelante, tuvieron la oportunidad de hacerlo realidad. Ahora la escultura de madera se coloca en Ming Shan Resort detrás de la villa de los Monstruos. Para conmemorar su amistad, Ming Shan Resort construyó este pueblo y le puso el nombre de Matsubayashi y una panadería con el nombre de Kubot.

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Taichung - Taiwan

Taichung 

Como comentaba en la entrada anterior fuimos de Hualien a Taipei, y de Taipei a Taichung. El motivo principal de ir a Taichung es porque la mayoría de los tours que había mirado que hacían excursiones a la provincia de Nantou salían de aquí, y yo tenía uno en mente así que no me quedó otra que hacer parada aquí. Cuando busqué información sobre qué ver en Taichung me encontré con la población Arco Iris (Rainbow Village) que es un barrio cuyas aceras y muros han sido pintados de colores y dibujos, y alguna otra cosa, pero nada que me llamará mucho la atención por eso decidimos ir a ver el Gran Buda de Changhua. Uno de los dos sitios que me anoté para visitar en Taichung fue Miyahara y El mercado nocturno de Fengjia. La ciudad de Taichung, como el resto de las que habíamos visto en Taiwán está llena de gente por las calles, las aceras están invadidas por los comercios y las motos y hay que andar por un lateral, y los pasos de peatones son complicados, pero a estas cosas ya nos habíamos acostumbrado por lo que Taichung fue como otra ciudad más de Taiwán así, todavía de día, andamos por las calles hasta llegar a nuestra vista de la ciudad: Miyahara. Miyahara es un edificio que fue una clínica de oftalmología y que también fue la Oficina de Salud Pública del Gobierno de la ciudad de Taichung (antes de que un terremoto destruyera parcialmente el lugar junto con un fuerte tifón). Y tiene nombre japonés porque anteriormente era propiedad de un hombre japonés llamado Miyahara, durante el período de ocupación japonesa de Taiwán. Como habíamos visto durante nuestro viaje los japoneses dejaron un fuerte arraigo cultural en Taiwán, tanto en los lugares que podemos visitar como en su cultura y forma de ser, nada que ver con lo que he visto cada vez que he viajado a China continental. El edificio actual de Miyahara es una combinación de un edificio moderno acristalado construido por el actual propietario (una pastelería) y de un edificio de estilo clásico de ladrillo rojo y columnas de piedra. De esta forma es muy fácil ver la diferencia entre el edificio original japonés y el edificio actual. El lugar ahora es una pastelería donde encontrar, dulces, tés, helados, etc. pero conserva el mobiliario de la oftalmología de manera que se pueden ver los cajones de madera propios de una óptica antigua, y además los carteles del lugar juegan con los helados y las letras que se usan en las ópticas para graduar la vista. Cuando marchamos de Hualien el día anterior descubrimos que en el hall del hotel había puesto ya el árbol de Navidad, y en esta segunda semana de noviembre por Taiwán el lugar ya estaba todo decorado como si fuera Navidad. Así que no es de extrañar que cuando entramos en Miyahara todo estaba ya adornado con luces navideñas, renos, y elfos. Aún si no hubiera sido por el adorno navideño el lugar en sí es diferente, cuando se entra por primera vez te encuentras con techos altos, pisos brillantes y muebles de madera enormes. El lugar estaba lleno de gente y la pinta que tenían los helados era tan irresistible que no solo los probamos esta vez sino que al día siguiente volvimos a ir a Miyahara. En el interior del edificio el techo es de cristal decorado, y sobre los muebles hay diferentes tipos de pastas, bizcochos y demás dulces, también hay una sección exclusiva al té y la parte dedicada a la heladería. Al estar decorada en plan navideño los dependientes llevan trajes de Elfo y son tan serviciales si quieres comprar algo que parece que vayan a besas el suelo pro donde pisas. La heladería es otro tema, como todas las heladerías tiene que hacer fila si dudas mucho los elfos, quiero decir, los empleados te ofrecer a probar los distintos sabores, y es que aquí además del helado puedes pedir que te añadan fruta y tortas de piña, suncake, los dulces de almendra y dátiles. Cuesta bastante elegir aún con el papel que te dan de ayuda dado que hay más de 50 sabores de helados con diferentes tipos de frutas taiwanesas, chocolates de todo el mundo y varios tipos de té. El helado de la semana era uno que era como un búho pero creado con manzana, galletas y bola de helado. También hay que tener en cuenta que el helado más pequeño es tamaño mediano tirando a grande. La comida no nos atraerá mucho pero el dulce sí, así que tras cogernos un helado nos encaminamos a dar un paseo por la parte del río que está adornada con luces de colores y formas (pájaros de colores) y que está precisamente para que la gente pasee por ahí. Otra opción es acercarse hasta el Mercado Nocturno de Fengjia, pero como está más lejos y ya conocemos los mercados nocturnos y sabemos que no vamos a probar nada y una de mis amigas va a sufrir con el olor, no hacemos la visita. Pero no puedo evitar comentarlo, que no les guste a mis amigas no implica que no sea interesante, es que cada uno tiene sus gustos. De Taichung no visitamos más pero al final no fue una visita improductiva. 
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Changhua - Taiwan

Changhua

De Hualien salimos en tren a Taipei. Y de Taipei fuimos en tren a Taichung. Nuestros billetes de tren los compramos por adelantado en cuanto llegamos a Taiwán. El caso es que aún con más de una semana de antelación no había sitio sentado para viajar a Taichung hasta dos horas más tarde de lo que teníamos previsto, pero viajar de pie con nuestras maletas no era una opción que nos planteáramos así que este día asumimos que iba a ser mucho viaje en tren y poco ver sitios nuevos. El tren de Hualien a Taipei nos brindó vistas al océano en un lado y las montañas por el otro, y el viaje de Taipei a Taichung nos dio una visión que nos recordó nuestro viaje a Suiza con el swizz pass; todo los sitios llenos, y gente de pie en el vagón y entre vagones de forma que andar era una prueba de obstáculos humana. Supongo que debe ser un trayecto muy común y como es más barato en tren normal que en tren rápido pues se llena de gente, sino no me lo explico. Como siempre la amabilidad taiwanesa hizo que nos orientaran hacia el lado correcto de la salida de la estación para llegar a nuestro hotel. Dejamos las maletas (llegamos antes de las tres, por lo que no hay entrada a las habitaciones) y volvimos a la estación para comprar un billete a Changhua. El tren de Taichung a Changhua tarda 15 minutos, un poco más si se toma el tren local que para en todos los sitios. La impresión al llegar a Changhua fue haber cambiado de país, gritos, empujones y un ambiente chungo. Había carteles en chino y en otro idioma, y casi no podemos ver el plano de la ciudad por la cantidad de motos aparcadas en frente. Queríamos haber ido andando hasta el Gran buda. El Buda gigante se encuentra dentro de un parque que está a una media hora caminando desde la estación, pero al final nos acercamos a la parada de taxis de la estación de tren y ya que los taxistas no entienden nuestro alfabeto le enseñé una fotografía del Gran Buda y nos dio el precio, le dijimos que sí (pasábamos de regatear) y nos subimos al taxi destino el gran Buda. El taxista no parecía muy complacido con tener que trabajar, la verdad. Así llegamos a lo alto del monte Bagua (Baguashan, 92 metros) donde se alza a 22 metros la Gran Estatua de Buda. La estatua se ha convertido en un símbolo de la ciudad y del país. Para acceder al gran Buda tenemos una puerta de acceso y una cuesta escoltada con figuras de animales monjes, entre ellos empiezan a aparecer los puestos de comida que están desde el pasillo hasta la plaza con escaleras que da al Gran Buda. Lo cierto es que la comida olía muy bien, creo que es el único sitio donde a mis amigas les hubiera apetecido probarla. Aquí nos cogimos unos helados de corte y subimos al mirador de la fuente que ofrece unas inmejorables vistas panorámicas de la ciudad y del otro lado una visión completa del Gran Buda sentado. Si te acercas al Buda puedes ver de cerca los dos leones/perros que lo preceden y una de las campans (hay un cartel que prohíbe tocarla) y muchas figuras de piedra rodeando al Buda. Es posible adentrase en la estatua del Gran Buda, donde hay un pequeño santuario que ocupa varios pisos, el último piso estaba cerrado pero recorrimos el resto dado que al ser un santuario era gratuito. Se entra por un lateral y se sale por el otro, dentro hacía mucho calor pero en el camino de subida hay varias escenas de la vida de Buda, y un cartel explicando en cada planta la escena que representaba (para los que no conozcan sobre la historia, como nosotras). En la puerta de salida había una estantería con varios libros, pero estaba todo en chino. También existen algunos templos alrededor que se pueden visitar, justamente en el que se encuentra detrás del Gran Buda tienen muchos libros que son completamente gratuitos, solo que están en chino. Según leí hay hasta de recetas de cocina. El templo tras el Buda es también bastante grande, tiene varias plantas con balcones y cuando entramos estaba prácticamente vacío. Tras visitar todo lo que había en el lugar decidimos volver a la estación de tren. Como anochecía y no nos habíamos conseguido orientar, decidimos volver en taxi y no perdernos y convertir la media hora del camino del Buda a la estación en horas dando vueltas. La vuelta fue un “tonto el último”, era increíble cómo la gente iba lanzándose a coger los taxis que llegaban, después de verlo decidimos organizarnos, dado que somos tres y podemos cubrir más terreno y al final conseguimos un taxi, no tenía preparado el papel en chino para decirle que a la estación de tren pero el taxista nos entendió porque dijo “chu-chu” y le dijimos que sí y nos llevó hasta la estación de tren. De camino a la estación vimos como comenzaba una pelea y la ventanilla del taxi se mojó del agua que cayó de la botella que tiró uno y todo esto ya cerca de la estación. Con bastantes ganas de salir de ahí hicimos fila en ventanilla con el nombre de Taichung en chino para pedir el billete de tren, nos dieron uno local, pero no importaba con tal de irnos. Al ir camino al andén nos empujaron y casi tiran a mi amiga por las escaleras del golpe que le arrearon, sin pedir perdón ni nada. Es curioso lo diferente que era esta ciudad, una de mi amigas comentó que era como haber cambiado de país. Como el tren local es como un metro nos tocó ir apilados como sardinas de pie pero fue un alivio llegar a Taichung y encontrarnos con la forma de ser taiwanesa a la que nos habíamos acostumbrado en una semana en el país.

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