Huanchaco - Peru

Huanchaco

La ciudad balneario de Huanchaco nos dejó con una duda, el por qué la llaman balneario, cuando nosotros decimos balneario nos referimos a algo diferente, mis compañeras de viaje pensaban preparar los bañadores, pero ya les comenté que como no fuera para meterse al océano ahí no esperaran lo que nosotros esperamos como balneario. Aunque el día era cálido no había gente en el agua bañándose, solo ví un surfista pero tampoco hacía mucho porque el océano estaba tranquilo. Comimos en un restaurante frente a la playa, con vistas al paseo, la costa, los tenderetes ambulantes, los caballitos de totora, las tablas de surf. El lugar es un destino para turista por dos razones, una el surf y la otra, la más habitual, los caballitos de totora. Yo comí cangrejo reventado, y las algas que lo acompañaban y su sabor me recordaron las comidas coreanas. Por lo que después vi por Perú la totora es una planta peruana que se puede encontrar creciendo cerca del agua, es comestible y resistente para construir los cabellitos, que son en realidad las barcas de los pescadores, que se guardan desde la época de los mochicas y los chimú. El nombre de caballito se lo dieron los españoles porque montarse en él para ir a pescar es como montar un caballo. Tuvimos muy poquito tiempo para pasear por la playa, pero esta era de arena, algo que aprecio, aunque era de un tono gris.

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Huaca del Arco Iris o del Dragon - Peru

Huaca del Arco Iris

Fuimos a través de la panamericana a la huaca del arco iris o del dragón, lo recuerdo porque nos lo comentó la guía y me quede pensando que la carretera dejaba bastante que desear para ser una carretera tan usada. Entrando al reciento de la Huaca nos encontramos con un gran muro de adobe, que hay que rodear para poder entrar dentro, y una vez dentro sí que es posible ver los muros con relieves que sorprenden por lo hermosos, y porque estos están hechos de adobo hace siglos. Siendo de adobe y no de piedra resulta bastante increíble que estén tan bien conservados. Se llama del arco iris por su decoración pero también del dragón por las serpientes con dos cabezas que parecen dragones. En la parte alta de la pared hay un relieve reiterativo de bailarines, y una cuesta que permite subir, donde se puede tener una vista de la ciudad, hay mas edificios rodeando esta huaca, siendo menso alejada de las viviendas que la de la luna o del sol. La huaca creo que pertenecía a la cultura chimu, otra cultura peruana antigua, y sus decoraciones en adobe resultan llamativas, tanto por el diseño, como porque son de adobe. Si es cierto que me repito pero no he visto unas construcciones y decoraciones en adobe antiguas como las que vi por Trujillo, una pena que no estén dentro de los itinerarios habituales por Perú.

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Huacas del Sol y la Luna - Peru

Huaca del Sol y la Luna

Al día siguiente de llegar a Trujillo comenzamos nuestro circuito, la primera parada sería las Huacas del sol y a Luna, un poco en la afueras de la ciudad, de camino hasta allí, observando el paisaje me recordó mucho a Egipto, por el desierto que nos rodeaba con pequeños vergeles junto a los canales de agua, las casas a mitad de construir, lo que rompía el paisaje con mis recuerdo eran los mototaxis, tan comunes por todo el Perú, estos moto taxis son motocicletas cerradas con un asiento trasero amplio que sirven de taxis y también hacen recurridos turísticos. Desde lo alto de la Huaca de la Luna se puede ver toda la zona, como un campo de verdor se rodea de casas mientras que alrededor, como si fuera un oasis, todo se cubre de tierra y arena. Todo el aspecto de un desierto, aunque todo el camino hasta el complejo arqueológico de las huacas está rodeado por canales de agua de origen el río Moche. La Huaca del Sol solo pudimos verla por fuera, una pirámide incompleta que muestra solo su fachada escalonada, sin que puedan distinguirse todas las figuras y pinturas que después de ver la Huaca de la Luna supimos que hay en su interior. La Huaca del Sol funcionó como el centro político – administrativo y la Huaca de la Luna, como centro ceremonial. Entre ambas, se ubica la Zona Urbana. Pero lo único que se puede visitar es el museo y la Huaca de la Luna. Lo primero que hicimos fue acercarnos al museo, resulta un edificio muy moderno en medio del desierto árido que es la zona, rodeado de un jardín de cactus, planta muy adecuada a ese ambiente, y lo primero que vemos al entrar al museo son dos figuras de unos perros típicos peruanos, que tienen una temperatura corporal de unos cuarenta grados y que están todos pelados, nos dijeron que cada museo debe tener dos de esos perros, es una raza protegida, y por eso hay dos en figuras porque al parecer cuando se hizo el museo este no tenia perros de esa raza. Los pobres perros los vimos en otras huacas y siempre me parecen, por su aspecto, que están enfermos. Dentro del museo hay una variedad de cerámica de la cultura moche, los moche eran anteriores a los incas y por tanto no tan conocidos, casi todos los que viajan a Perú van con la idea de los incas y su cultura, y ciertamente el recorrido de la zona norte no es muy habitual en los circuitos turísticos que se venden por España. Tras visitar el Museo Casinelli en Trujillo y todas sus esculturas ciertamente los moche eran mejores en ese arte que los incas, los rostros de la cerámica moche tenían un detallismo muy realista, y muy expresivos en emociones y gestos. El museo no tiene más que ofrecer y de ahí fuimos a entrar a la Huaca de la Luna, subimos hasta la entrada lateral, estas huacas se sitúan apoyadas en una montaña, que son los “apus” o dioses protectores. Hace un fuerte aire ahí arriba pero tienen capas de paja protectora que hace barrera para el aire, para que la huaca no sufra, dado que el material de su construcción nos son piedras como los templos incas. Cuando uno entra al recinto cerrado de la huaca, donde están las habitaciones puede encontrar varias paredes superpuestas entre sí, y habitaciones con grabados dibujados, en muchos de los relieves y pinturas murales se ve al dios degollador de los moche con diferentes expresiones (enfadado, mas compasivo, más joven, más viejo, etc.) como decía los moche fueron muy buenos detallando las expresiones de los rostros. Los dibujos de las paredes son geométricos, con escenas rituales y “dioses” relevantes. La huaca de la Luna consta de seis edificios superpuestos, cada uno de ellos completamente decorado, construido y utilizado en distintas épocas. Cuando uno ve la zona posterior de la huaca puede comprobar lo inmensa que resulta, los relieves de los muros, los colores y como en la parte de atrás hay otro muro decorado, y detrás de ese hay otro muro, como si fuera una muñeca rusa. Como siempre en estos viajes me resulta sorprendente imaginar como ha podido aguantar todo ello en pie hasta nuestros días.

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Trujillo - Peru

Trujillo

El viaje a Perú comenzó de forma accidentada, el viaje se nos hizo eterno, dado que tuvimos la mala suerte de que nos tocaran unos pesados delante y detrás que no hacían mas que levantarse apoyándose completamente en nuestros asientos, así no había forma de dormir. Llegamos con retraso a Lima, y si entre el retraso y el viajecito estábamos agotadas hay que sumarle que el conductor que nos llevaba al hotel se equivocó de hotel. Luego el vuelo del día siguiente a Trujillo nos lo cancelaron, se cancelaron todos los vuelos de esa compañía a Trujillo (Star Peru), tuvimos que coger los vuelos de la única compañía que volaba Lima a Trujillo (Taca) y que estaba libre, a unas horas de la mañana con las que no habíamos contado en nuestro itinerario. En definitiva; llegamos, sin haber dormido, al hotel en Lima a eso de las once de la noche y nos teníamos que levantar a las cuatro de la mañana para poder coger el nuevo vuelo a Trujillo. Lo bueno es que por corto que sea el vuelo en todas las compañías peruanas en las que viajamos te dan algo de comer y beber gratis, y aunque llevábamos algo de sueño atrasado en cuanto llegamos al hotel y descargamos el equipaje salimos hacia la plaza de armas de Trujillo porque era domingo y los domingos celebran el alzamiento de bandera. Si uno puede pensar que los estadounidenses son patrióticos hay que ver a los peruanos un domingo (pasé tres domingos en Perú en diferentes ciudades y siempre era lo mismo) las autoridades de la ciudad presidian el acto y escolares, bomberos, empresas, militares, enfermeras, tunos, y todo lo que se pueda imaginar desfilaba tras el alzamiento de la bandera de la ciudad, la región y el país. Lógicamente el desfile fue larguísimo pero así, en nuestro primer día, pudimos ver los trajes típicos de cada región, dado que también desfilaban con trajes de cada zona. Fue algo abrumador ver como la gente se amontonaba para ver el desfile, aunque turistas en la plaza éramos tres y poco más, pero lo viven bastante. Nosotras destacábamos entre la multitud, y no vimos a mucho turista por las calles. En un supermercado conocimos a un español que vivía en Trujillo desde hacía un año y pico y nos comentó que Trujillo no es un lugar muy visitado turísticamente. Luego otra pareja de españoles que llevaban unos siete meses viviendo en Perú y con quienes coincidimos en Chivay nos dijeron que es porque Trujillo es peligroso. A nosotras no nos pareció más peligroso que ciertas zonas de Lima que habíamos visto al pasar con el coche desde el aeropuerto al hotel pero supongo que es la fama que debe tener. Nosotras caminamos tranquilamente solas por la ciudad, de día y de noche, y no tuvimos ninguna sensación de inseguridad. Contratamos un tour por la ciudad y descubrimos que el desfile había sido tan largo y espectacular porque a demás del alzamiento de bandera se celebraba el día del libro (todos los escolares llevaban sus pancartas sobre la lectura y las bibliotecas, tanto los que iban con trajes regionales como los que iban uniformados) y lo bueno del tour es que como era domingo y nos veía tan interesadas la guía nos propuso ir a un mercadillo que se celebraba los domingo, eso sí, nos pidió que guardáramos los relojes y las cámaras dentro del bolso (no llevábamos ninguna joya encima así que solo tuvimos que guardar eso) y que no nos separáramos de ella. Lo cierto es que el mercadillo me recordó a China, tan estrecho, lleno de gente, bichos, suciedad, y había puestos de comida donde comían agachados junto a la suciedad y la comida al aire libre, yo soy muy escrupulosa con la comida y recuerdo que en China me daba el mismo repelús esas zonas, no es algo que solo me pasara ahí en Perú. En cuanta a la comida que se podía encontrar, no tiene nada que ver con China ni con España, no recuerdo los nombres pero ninguno lo había escuchado antes. Cuando ya nos íbamos se nos acerco muy disimuladamente un policía y en voz bajita nos dijo que tuviéramos cuidado con las cámaras y los móviles, en realidad no habíamos sacado nada del bolso pero nos debió ver ahí tres turistas en medio del resto y como en todos los mercadillos de todas las partes del mundo nunca se está libre de robos. Trujillo es una ciudad cómoda para ver paseando, en la plaza de armas, que es la plaza central de cada ciudad, estaba la catedral, y luego todo son casitas de no más de dos pisos de altura, con sus balcones y rejas de la época colonial. Con el tour entramos en algunas de las casas para ver cómo eran por dentro, con sus patios interiores abiertos, sus balcones, paredes de diversos colores, y ventanas enrejadas. Lo más llamativo de Trujillo frente a otras ciudades tal vez sean los diseños elaborados de las rejas de sus ventanas, dado que en Lima también tiene zonas con casas coloniales y balcones tallados de madera pero no el enrejado de las ventanas que vimos en Trujillo. También entramos en la Reserva del Banco Central que era la antigua Casa Urquiaga-Calonge, ahí se quedan tu pasaporte y registran el número del dni (más inteligente que registrar el numero de pasaporte, hay personas que conozco que no saben que el número del dni es fijo mientras que el numero del pasaporte cambia cuando te lo renuevan), la casa es la típica casa colonial, con sus patios interiores abiertos, con un pozo, las columnas de estilo antiguo, las paredes coloridas, tienen cuidadísima la habitación donde durmió el libertador Simon Bolivar, y en las paredes se pueden ver las grietas dejadas por los terremotos. La visita fue el lunes, y es que estuvimos en Trujillo domingo y lunes, pero el domingo había muchos lugares cerrados, el lunes también fuimos a ver el museo Casinelli, con un montón de vasijas de diferentes culturas peruanas (moche, gallináceo, incas, etc.) que están todas acumuladas en una sala, más que un museo se puede decir que es un almacén, pero se puede ver la cerámica como en ningún otro sitio. Paseando por las calles de Trujillo nos topamos con una procesión un poco extraña, pero no pudimos descubrir que era. También vimos el baile de la marinera, que estaban practicando en el patio de la Casa de la Emancipación. La marinera es el baile típico de esa región, nos dijo la guía del tour que era una mezcla de ritmos africanos, sevillanas y jota, nos pareció algo extraño pero cuando la vimos entera entendimos por qué nos dijo eso. Es bonita sobre todo por las ropas y el ritmo del pañuelo, pero es aún más bonita en caballo que en pareja, el caballo parece que también esté bailando. Otra cosa que nos resultó curiosa el primer día es que en las comidas no ponen agua, sino zumo de maracuyá, que para nosotras es demasiado dulce, y tampoco ponen pan, pero al final hubo que acostumbrarse porque no encontramos un sitio en Trujillo donde comer y nos pusieran agua en el menú. Eso fue el domingo, el lunes ya comimos de lo que el supermercado nos abasteció. Paseando por Trujillo se pueden encontrar varios tour que te llevan a Huanchaco, chan chan, las huacas del sol y la luna, del arco iris (o del dragón), o de la señora del Cao (o de la bruja). Y estos tours son otro de los alicientes de Trujillo. El mayor inconveniente es la conexión de Trujillo con el resto del país. Al regreso se nos retrasó el vuelo de Trujillo a Lima, salía a las siete de la mañana y al final salimos a las tres de la tarde, además, esperando horas y horas en el aeropuerto pudimos ver que no había más opciones, el avión que había de ir a Lima no había llegado y solo había una avioneta en todo el aeropuerto, esta avioneta iba a Lima pero ahí no cabía nuestro equipaje, no había más aviones o vuelos y la otra opción era ir a Lima en bus, que son tantas horas que más valía esperar. En la espera conocimos a una mujer peruana que vivía en España y que nos dijo que eso no era lo habitual, pero lo cierto es que no conseguimos coger ni un solo vuelo que saliera en su hora.

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Vacaciones

El sábado 2 de Noviembre salgo para Perú y no regreso hasta el 21 de Noviembre. Y aunque tomo notas de todo hasta que no regrese no voy a actualizar el blog.

Es un aviso para que nadie piense que está abandonado, solo lo dejo pendiente hasta mi regreso con muchas cosas que contar.

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación