Isis y Osiris

Egipto , otro país lleno de misterio, historia o leyenda.

Nut, diosa del cielo, era la mujer de Ra. Sin embargo, era amada por Geb a cuyo amor correspondía. Cuando Ra descubrió la infidelidad de su esposa, se puso iracundo y la maldijo, diciendo que su hijo no nacería en ningún mes ni en ningún año. La maldición del poderoso Ra no podía ser ignorada, debido a que Ra era el jefe de todos los dioses. Angustiada, Nut apeló al dios Thoth (el Hennes griego), quien también la amaba. Thoth sabía que la maldición de Ra debía cumplirse, pero encontró una vía de salida al problema mediante una estratagema muy hábil. Acudió a Silene, la diosa de la Luna, cuya luz rivalizaba con la del Sol mismo, y le retó a un juego de mesa. Las apuestas por ambos lados eran altas, pero Suene apostó un poco de su luz, la decimo séptima parte de cada una de sus iluminaciones, y perdió. De aquí procede que su luz mengua y disminuye en ciertos períodos, de tal forma que ya no es rival del Sol. De la luz que le había arrebatado a la diosa de la Luna, Toth creó cinco días que añadió al año (que en esos tiempos constaba de trescientos sesenta días), de tal manera que no pertenecían ni al año anterior, ni al año siguiente, ni a ningún mes. Nut tuvo a sus cinco hijos durante esos días. Osiris nació el primer día, Horus el segundo día, Set el tercer día, Isis el cuarto y Neftis el quinto. En el momento del nacimiento de Osiris, se oyó en todo el mundo una voz alta que decía: «Ha nacido el señor de toda la Tierra!» Una tradición un tanto diferente relata que cierto hombre llamado Pamiles, que llevaba agua del templo de Ra en Tebas, oyó una voz que le ordenaba proclamar el nacimiento del «buen y gran rey Osiris», lo cual hizo en seguida.
Con el transcurso del tiempo se cumplieron las profecías respecto a Osiris, y se convirtió en un rey grande y sabio. La tierra de Egipto floreció bajo su dominio como jamás lo había hecho antes. Como muchos otros «dioses-héroes». se propuso la tarea de civilizar a su gente, quienes a su llegada se cncontraban en un estado muy bárbaro, practicando el canibalismo y otras costumbres salvajes. Les impuso unos códigos, les enseñó las artes de la labranza y les enseñó los ritos correctos para venerar a los dioses. Y cuando logró establecer la ley y el orden en Egipto se marchó a tierras lejanas para continuar con su obra civilizadora. Era tan gentil y bueno, y tan agradables eran sus métodos de inculcar el conocimiento en las mentes de los bárbaros, que éstos veneraban la mismísima tierra que pisaba.
Sin embargo, tenía un cruel enemigo, su hermano Set. Durante 1a ausencia de Osiris su esposa Isis gobernó el país tan bien que las malvadas maquinaciones de Set para tomar parte en su gobierno no pudieron madurar. Pero cuando el rey regresó, Set maquinó un plan, para librarse de su hermano. A fin de cumplir su plan se alió con Aso, la reina de Etiopía, y otros setenta y dos conspiradores. Luego, después de medir secretamente el cuerpo del rey, mandó hacer un maravilloso cofre, ricamente adornado, donde pudiera caber el cuerpo de Osiris. Hecho esto, invitó a los conspiradores y a su hermano el rey a un gran banquete. La reina a menudo había advertido a Osiris de que tuviera cuidado con Set, pero, exento de maldad, el rey no la percibía en los demás y, así, acudió al banquete.
Cuando el banquete hubo terminado, Set hizo traer el precioso cofre al salón y dijo, fingiendo bromear, que debería pertenecerle a quien cupiera en él. Uno tras otro los huéspedes se tumbaron en el cofre, pero ninguno cupo; hasta que le llegó el turno a Osiris. Inconsciente de la traición, el rey se tumbó en el gran cofre. En cuestión de segundos los conspiradores habían claveteado la tapa derramando plomo candente sobre ella para cerrar cualquier apertura. Luego abandonaron el cofre a su suerte en el Nilo, en la desembocadura del Tanaitic. Algunos dicen que estos acontecimientos tuvieron lugar en el vigésimo octavo año de su vida; otros dicen que fue en el vigésimo octavo de su reinado.
Cuando Isis recibió las noticias se afligió y se cortó una mecha de pelo y se vistió de luto. Consciente de que los muertos no pueden reposar hasta que sus cuerpos no hayan sido enterrados con los ritos funerarios, emprendió la búsqueda del cuerpo de su marido. Durante largo tiempo su búsqueda fue inútil, a pesar dc que le preguntara a todo hombre y mujer si habían visto el cofre ricamente adornado. Con el tiempo, se le ocurrió preguntar a unos niños que jugaban en las orillas del Nilo, y éstos pudieron decirle que Set y sus cómplices habían traído el cofre hasta la desembocadura del Nilo. A partir de ese momento, los egipcios consideraron que los niños eran poseedores de alguna facultad especial de adivinación.
Poco a poco, mediante los poderes demoníacos, la reina obtuvo información más exacta, que le informaban de que el cofre había sido abandonado en Byblos, y las olas lo habían arrojado en un arbusto tamarisco, que milagrosamente se había convertido en un árbol magnifico, y había encerrado el cofre de Osiris en su tronco. El rey de ese país, Melcarthus, se maravilló por la altura y la belleza del árbol, y lo hizo talar, utilizando su tronco como pilar para sujetar el techo de su palacio. Por tanto, el cofre que contenía el cuerpo de Osiris estaba oculto dentro de esta columna. Isis acudió apresuradamente a Byblos, donde se sentó al lado de una fuente. No dirigió la palabra a ninguna persona que cruzara en su camino, a excepción de las doncellas de la reina, y a éstas se dirigió con gracia, trenzando su pelo y perfumándolas con su aliento, más fragrante que el aroma de las flores. Cuando las doncellas regresaron al palacio la reina les preguntó a qué se debía que su pelo y sus ropas estuvieran tan deliciosamente perfumadas, y éstas le contaron el encuentro con la bella forastera. La reina Astarte, o Athenais, hizo que la trajeran al palacio, la acogió con los brazos abiertos y la designó enfermera de uno de los jóvenes príncipes.
Isis aumentó al niño dándole su dedo para chupar. Todas las noches, cuando todo el mundo se había acostado, ponía grandes troncos en el fuego y echaba al niño entre ellos, y luego, convñtiéndose en una golondrina, emitía unos tristes lamentos por su marido muerto. Las doncellas de la reina informaron a su señora de los rumores de estas extrañas prácticas, y ésta se propuso descubrir si había alguna verdad en ellos. Entonces se escondió en la gran sala, y cuando llegó la noche, efectivamente, Isis cerró las puertas y amontonó troncos en el fuego, echando al niño entre la madera ardiente. La reina se avalanzó con un grito y rescató al niño de las llamas. La diosa la reprobó, declarando que mediante su acción había privado al niño de la inmortalidad. Luego Isis reveló su identidad a la horrorizada Athenais y le contó su historia, pidiéndole que le diera el pilar que sujetaba el techo. Cuando le fue otorgada su petición, abrió el árbol, sacó el cofre que contenía el cuerpo de Osiris y se lamentó con tanta fuerza que uno de los jóvenes príncipes murió de terror. Luego se llevó el cofre a Egipto por mar. Durante mucho tiempo, el árbol que contenía el cuerpo del dios se preservó y veneró en Byblos.
Cuando llegó a Egipto, Isis abrió el cofre y lloró triste y amargamente sobre los restos de su esposo real. Pero ahora se acordó de su hijo, Horus el Niño, a quien había dejado en Buto, y, ocultando el cofre en un lugar secreto, emprendió la búsqueda de su hijo. Mientras tanto, Set, que cazaba a la luz de la Luna, descubrió el cofre ricamente adornado y en su ira desgarró el cádaver en catorce trozos, que esparció por todo el país.
Cuando descubrió este último ultraje sobre el cuerpo del dios, Isis tomó un barco hecho con juncos de papiro y emprendió nuevamente la búsqueda de los restos de su esposo. Después de esto, los cocodrilos no quisieron acercarse a un barco de papiro, probablemente porque pensaban que llevaba a bordo a la diosa, que no había abandonado su búsqueda. Cuando Isis encontraba una parte del cádaver, ésta la enterraba y construía un sepulcro para demarcar su posición. Ésta es la razón de que haya tantas tumbas de Osiris en Egipto
Para esta época, Horus ya era un adulto y Osiris, regresando de Duat (el más allá), donde gobernaba como rey de los muertos, le animó a vengar las injusticias impuestas a sus padres. Inmediatamente después, Horus luchó con Set, intercambiándose victorias entre uno y otro. En una ocasión, Set cayó cautivo de su enemigo y quedó bajo la custodia de Isis, pero, para gran sorpresa e indignación de su hijo, ésta le dejó libre. Horus estaba tan iracundo que arrancó la corona de la cabeza de su madre. Sin embargo, Thoth le dio un casco con forma de cabeza de vaca. Otra versión relata que Horus decapitó a su madre y que Thoth, hacedor de magias, volvió a pegarle la cabeza en forma de la de una vaca. Se dice que Horus y Set siguen luchando, aunque ninguno de los dos consigue salir victorioso. Cuando Horus venza a su enemigo, Osiris regresará a la tierra y volverá a gobernar Egipto

Seis meses de luz y oscuridad en el artico


Miguel, el guía de Greenland Adventure, nos contó una serie de leyendas inuits mientras estuve en Groenlandia.

Los inuits vivían en perpetua oscuridad, en tierras cubiertas de hielo y frio, estos inuits pasaban mucho mucho frío, tanto que decidieron pedir al cuervo, su ave sagrada, que les ayudara y les trajera algo de calor. El cuervo viajó por mucho tiempo hasta llegar a otras tierras, a una casa donde una familia se calentaba al calor de un fuego. El cuervo cogió una de las brasas de ese fuego con su pico y la llevo de regreso con los inuits. Pero como el trayecto era muy largo la brasa se fue haciendo cada vez más y más pequeña, por lo que cuando el cuervo llegó a donde estaban los inuits la brasa estaba ya por la mitad. Es por eso que en Groenlandia los inuits tienen 6 meses de día y 6 meses de noche, porque la brasa que trajo el cuervo solo estaba a la mitad y solo les dio calor para la mitad del año.

Luego, por otro lado, en internet también se cuenta esta otra leyenda, donde también es el cuervo el origen de los 6 meses de luz y de oscuridad que viven los inuits en las tierras árticas.

Al principio solo había una extensa oscuridad y silencio. Surge un pequeño cuervo que, por donde pasa, da lugar a la vida. Algo brillante llama su atención y escarba el suelo para hacerse con un poco de mica. De ahí surge el cielo. El hombre de una vaina de guisante. La mujer es moldeada a partir de la mezcla de hierba y barro. El cuervo enseña a construir armas para cazar, pero advierte a los jóvenes humanos que no lo hagan mucho. Sin embargo, la codicia conduce a los humanos a desobedecer. Enfadado, el cuervo los castiga ocultando el sol y dejando a los seres humanos en tinieblas. Con todo, se apiada de vez en cuando de ellos y les muestra el sol. Así es como los inuits viven 6 meses de día y 6 meses de noche.

El Dorado

Es fácil que viajando a Sudamérica, ya sea Perú o México, nos llegue la historia del dorado de boca de algún guía.

El rey de Guatavita cayó profundamente enamorado de una bonita mujer joven de la tribu vecina.
La esposó y tuvieron una hija.
Pero el rey se consagró mucho a su función, dejándose ir al libertinaje, engañando y olvidando a su esposa. Ésta, sintiéndose abandonada se desesperaba.
Sin embargo, los dos esposos amaban profundamente a su hija.
Un día, en una gran fiesta, la reina se enamoró de un bello y joven guerrero. Enamorados uno del otro, comenzaron a exhibirse mofándose de la vigilancia del rey.
Estos encuentros ilegítimos terminaron por ser conocidos por aquel que no tardó en sorprenderles.
El guerrero fue hecho prisionero y sometido a terribles torturas, hasta que se le quitó el corazón antes de empalarlo.
Esa misma noche se organizó una gran fiesta en honor de la soberana.
En el curso de la comida se le ofreció un plato refinado, el corazón de un animal salvaje. La reina lo miró con desconfianza, después se dio cuenta con horror que estaba ahí un pedazo de su amante.
De repente, el ambiente festivo dejó lugar a un gran silencio cuando resonó el grito de terror de la reina. El tinte pálido como una muerta y el corazón magullado, fue a buscar a su hija antes de hundirse precipitadamente en las tinieblas. Sin reflexionar un solo instante, se tiró en la laguna sagrada de Guatavita.
Los sacerdotes se apresuraron a transmitir la noticia al monarca ebrio que, loco de dolor, corrió a la laguna comprendiendo cuánto amaba a esta mujer y cómo ella lo había hecho feliz antes.
El corazón lleno de llanto, ordenó a los sacerdotes recuperar el cuerpo de su esposa. Éstos revelaron que la reina vivía feliz en una casa submarina con una serpiente que estaba enamorada de ella.
Angustiado, el rey reclamó que le trajeran al menos a su hija. Los sacerdotes la trajeron y pudieron constatar que ella no tenía más los ojos. Entonces el padre decidió devolverla a su madre.
El rey inconsolable perdonó a su esposa prometiéndole ofrendas para que ella tuviese en el más allá la dicha que había conocido tan brevemente a su lado.
Los sacerdotes, los intermediarios entre los hombres y la diosa de las aguas (la antigua reina), vivían en el borde de la laguna esperando su próxima aparición, una noche de luna llena.
Los chibchas hicieron de la laguna de Guatavita (formando un círculo casi perfecto) un lugar de culto donde se le hacía ofrendas de figuras de oro y esmeraldas a la diosa tutelar. Ella, en forma de serpiente, surgía de las aguas para recordar al pueblo la promesa de tesoros que se le había hecho. Las ofrendas se hicieron más y más numerosas a fin de calmar el dolor del rey.
Pero la ceremonia tuvo luego otro objetivo. Era un acto político-religioso que se realizaba para la consagración de un nuevo Zipa (rey de Bacatá, actual Bogotá).
Los días que precedían a la ceremonia, el rey y su pueblo comenzaban un período de ayuno y abstinencia. Durante este período confeccionaban máscaras y ricas vestimentas, arreglaban sus instrumentos de música y preparaban los mets de la chicha (alcohol de maíz) para el gran día.
Los pueblos vecinos se unían a la fiesta y todos, por un tiempo, olvidaban sus penas y sus llantos. Después venía el momento tan esperado.
Antes de que despuntara el alba, todo estaba listo para comenzar la procesión hacia la laguna sagrada al son de tambores y flautas. La multitud, engalanada de bellos atavíos y sus joyas entonaba canciones. Después seguía el cortejo real escoltado por los guerreros portando arco, flechas y lanzas.
A algunos metros de la laguna, el rey descendía de su palanquín y se dirigía hacia la barca real, marchando sobre las capas que ubicaban bajo sus pies los guerreros y los cortesanos. Sobre la barca recubierta de capas y de flores no tomaban lugar más que los miembros más meritorios de la corte, dejando libre la plaza central para el monarca. Tan pronto como se ubicaba al centro de la barca el rey dejaba caer su capa roja mostrando a todos su cuerpo recubierto de polvos de oro.
La barca real se alejaba lentamente mientras que la multitud, la espalda vuelta a la laguna, o la cabeza baja hacia el suelo para no ofender, hacía oír sus plegarias y cánticos. En medio de la laguna, el Zipa apuntaba su mirada hacia el oriente, esperando el sol. Cuando el cielo se teñía de rojo, el rey murmuraba plegarias. Y al momento cuando el sol surgía y bañaba de luz la barca real, el monarca levaba los brazos al cielo lanzando un grito de alegría repetido enseguida por toda la multitud.
Pronunciando aún unas plegarias, el Zipa tiraba al fondo de la laguna las admirables esmeraldas y los objetos de oro, después se sumergía él mismo en las aguas sagradas. Resurgía purificado y la barca regresaba a la ribera mientras que la multitud permanecía cabeza baja o de espaldas a la laguna.
El rey marchaba de nuevo sobre las capas hasta su palanquín que lo llevaba hasta su morada. Una vez el ritual y la consagración del Zipa acabados, comenzaba la fiesta que terminaba en la ebriedad.

El castillo de Edimburgo


El castillo de Edimburgo, Escocia, esta lleno de pasadizos secretos, sótanos, y túneles, incluyendo uno que se cree que sirve para conectar con el Palacio de Hollyrood.
La leyenda cuenta que se le dio orden a un soldado de explorar si uno de los túneles comunicaba directamente con Hollyrood, pero se perdió y quedó allí para siempre, aun hoy hay quien se queda inmóvil de miedo al escuchar entre las frías paredes una triste canción, la canción que entonaba aquel soldado.

El dios Viracocha

Visitando Perú descubrimos varias culturas y leyendas, como la del dios Viracocha.

Viracocha o Wiracocha es un dios pan andino.Un día Viracocha emergió del Lago Titiqaqa junto a algunos ayudantes y castigó a los primeros hombres por ciertos desvaríos y los convirtió en piedras. Quiso Viracocha mejorar su obra y dividió el cosmos en tres partes: Hanan Pacha (“mundo de arriba”), Kay Pacha (mundo de aquí) y Uqu Pacha (“mundo de adentro”). En el Hanan Pacha creó el sol, la luna, las estrellas y los demás seres celestiales; ordenando sus funciones y recorridos. Para habitar el Kay Pacha creó una nueva generación de hombres y mujeres modelando rocas y piedras que cobraron vida para fundar los diferentes pueblos y reinos. Estos nuevos fundadores salieron del Uqu Pacha (profundidades de la Tierra) a través de las pacarinas: cuevas, lagos y manantiales. Luego de ordenar las funciones de pueblos, plantas, animales, ríos y todos los seres del mundo, Viracocha y sus acompañantes se dirigieron hacia el mar y se fueron caminando sobre sus espumas.

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