Palacio Ducale, Lucca - Italia

Recepción de la Corte y Baile en el Palacio Ducale de Lucca

Nos preparamos para la recepción y el baile en el palacio ducal de Lucca en honor de Elisa Bonaparte. Es curioso cómo se puede imaginar que la ropa de la época napoleónica es todo igual pero cada una de nosotros lleva un estilo diferente; una llevaba un vestido fantasía oriental con turbante, media luna, velo y cola de blanco con dorado, otra llevaba un vestido blanco sin cola con lazo azul según la moda “a la victim” y camafeo con tiara de hojas de estilo griego, otra un vestido largo de color azul y turbante con pluma de pavo real, y por último yo con un vestido de 1814 de rosa y blanco con puntilla y flores en el cabello. Diferentes estilos y todos aceptables dentro del periodo del evento. Dejamos a la ama de cría y al niño en el palacio-apartamento- dado que no estaba en las mejores condiciones y marchamos pronto al baile, en la plaza de entrada al palacio ducal estuvimos esperando y hablando con la gente hasta que por la escalera principal y con la guardia privada de Elisa Bonaparte nos invitaron a acceder al palacio. Subimos la magnífica escalera hasta llegar a la sala del palacio ducal donde esperaba Elisa Bonaparte y parte de su corte. La sala de la corte está decorada de pinturas clásicas en las paredes, adornos florales, otomanas y sillas, pero sin duda lo más impresionante son las paredes del salón. Si a esto le añadimos la cantidad de gente vestida con sus mejores galas el lugar adquiere un aspecto de otro tiempo. Sin duda las salas del Palacio Ducal muestran un aspecto que no se imagina uno viendo el palacio por fuera. Al inicio tomamos atención de la explicación sobre Elisa Bonaparte y su corte, y pudimos disfrutar de momentos en los cuales cuando Paolina Bonaparte visitaba a su hermana jugaban a la gallinita ciega (casi pilla a una de mis amigas) o cuando corrían por ser el primero en llevar un capricho a Elisa. Tan en serio fue la carrera que algo de helado cayó al suelo en la carrera por ser el primero en servir el helado a Elisa, aunque prontamente acudieron los lacayos a limpiar la mancha del suelo. Tras participar en los juegos de la corte de Elisa procedimos a la otra sala donde los músicos esperaban con sus instrumentos listos para que comenzara el baile. Aquí arrastré a una de mis amigas a bailar, aunque luego ya no hubo forma de volver a sacarla a bailar, y aunque una se ofreció en uno de los bailes, en ese momento esperaba convencer a mi otra amiga, ni la convencí ni luego supe más de las otras, es decir, me sentí completamente olvidada. La verdad, es peor ir acompañada y que te dejen de lado que el ir sola, por lo menos si vas sola es razonable no tener opciones, si vas acompañada es como en los libros en los que el resto del mundo se olvida de que existes. Tras el desastre del baile pasamos a los otros salones del palacio Ducal y descubrimos el salón de juegos. En él se encontraban varios caballeros, uno de los juegos, en italiano, no conseguimos descubrir en qué consistía pese a echar un vistazo de vez en cuando, luego había otro juego de cartas que tenía pinta de ser parecido al veintiuno, y había otras meses de juego con cartas a la disposición de quién quisiera. En los interludios del baile el maestro Paganini, un artista del violín que tocaba en la corte de Elisa Bonaparte nos deleitó con su música y destrezas. Tras acabar la música del violín comenzó el baile y procedimos a regresar a la sala de juegos. Como dos damas de la época mi amiga y yo nos sentamos a jugar a las cartas, mientras observábamos a nuestro alrededor y criticábamos en conveniencia. Y aunque mi amiga parecía una tahúr preparada para hacer trampas la que ganó la partida fui yo. Tras terminar con las cartas, otro interludio musical y observar las mesas de juegos pasamos a otra de las salas del palacio donde había un par de damas sentadas conversando y donde hice algunos pasos de baile demostrando que no tengo el mínimo equilibrio. Nuestra amiga y el pequeño llegaron y estuvimos con ellos en otra de las salas hasta que me senté en las sillas a ver bailar. Y digo bien lo de ver bailar porque me sentí como los personajes de los libros a los que nunca les sacan a bailar y que parece que son invisibles aunque estén en el salón de baile. A mi amiga varios caballeros la sacaron a bailar, a mí en cambio, pese a estar a su lado, nadie me invitó, aunque supongo que como soy tan torpe nadie quería arriesgarse a tomar una pareja de baile torpe, así que vi bailar y bailar esperando que pronto finalizara el baile y diera paso al buffet de la época. Finalmente, en cuanto vimos que la gente se acercaba a las puertas dobles que daban acceso a otro de los salones del palacio, consideramos que el buffet estaba por servirse. Por experiencia sabía que el buffet era según la época, servido frío dado que al fin y al cabo a estas horas de la noche y para tanta gente es imposible que en la época se sirviera caliente tanta cantidad de comida. La presentación como siempre fue espectacular y cuidada, con el pato con sus patas atadas y el salmón con la cabeza y el cuerpo mostrando los animales que eran. Por desgracia esto no lo vi en primera persona sino que lo vi unos días más tarde cuando en Facebook publicaron fotos de la cena. Esto fue porque era la primera vez que iban dos de mis amigas, así que nos dividimos, primero iban dos y luego otras dos. Como yo ya lo había vivido dejé que fueran ellas primero, pero si llego a saber que no iban a contar nada, ni a describir que habían dicho, ni a mostrar siquiera las fotografías, igual me hubiera ido. Como decía, todos los inconvenientes de ir acompañada y ninguno de los beneficios. Y tras una provechosa cena procedimos a recoger los bolsos, los chales y a regresar al palacio a dormir, porque aunque en la época trasnochaban por los bailes al día siguiente no madrugaban pero nosotras, trasnochábamos y al día siguiente madrugábamos. No hay descanso si se va de recreación, pero normalmente se disfruta mucho. Al salir pudimos observar que las puertas estaban franqueadas por la guardia privada de Elisa, que estuvieron toda la noche de guardia, y la gran escalera nos ofreció un aspecto solitario tras compararlo con la algarabía de la llegada. Antes de salir las grandes puertas nos dieron la bienvenida a la noche moderna y llena de gente en la calle, la zona central de Lucca se parece a cualquier zona de tapas y copas en una ciudad española.

Visita: Mayo 2016

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Palacio Pfanner, Lucca - Italia

Picnic en el Palacio Pfanner de Lucca

Conseguimos llegar al Palacio Pfanner gracias a los fotógrafos del evento que conocían el lugar, porque tal y como comentaba en la entrada de Lucca los palacios por fuera parecen grandes edificios sin ningún adorno orientativo. Una vez localizado el palacio salimos a tomar algo fresco en el bar de al lado antes de entrar. Mientras estábamos en la terraza vimos al resto de recreadores pasar, los primeros en pasar fueron el 36 regimiento de línea francés que estaban como guardia personal de Elisa Bonaparte. Al entrar al palacio Pfanner nos encontramos con que ellos estaban en guarda en la entrada al jardín del palacio y a las escaleras de acceso al mismo. El Palacio Pfanner fue toda una sorpresa porque aunque pro fuera no dice nada por dentro es toda una maravilla y tiene un jardín impresionante. Al frente te da la bienvenida una fuente con estatuas y rodeada de setos llenos de rosas y demás flores. En un lateral del jardín una de las torres del palacio, resaltando sobre el cielo azul y al fondo junto a las murallas de Lucca la zona donde nos servirían el picnic. La lluvia que habían pronosticado los del tiempo brilló por su ausencia, y brillo es la palabra exacta para describir lo que hacía el sol ese día. Hacía un calor terrible, y teniendo en cuentas que las ropas napoleónicas de día no son precisamente lo ideal para altas temperaturas, las zonas de sombra del jardín estaban muy solicitadas. Al final acabamos colocadas en la fuente, para poder dejar al pequeño bajo la sombra de una de las estatuas y protegerlo del sol. Sin duda fue una tarde pasada bajo el sol de la toscana. Como la noche anterior había llovido tampoco el tumbarse en el césped nos atraía demasiado (lo que hubiera sido lo propio en el caso de un picnic) pero como la fuente y la zona de la comida estaban a travesando parte del jardín, nos entretuvimos yendo y viniendo a por comida. Y los turistas se entretuvieron fotografiándonos, creo que fuimos casi o tanto más fotografiados que el palacio. El jardín era bucólico, de estilo italiano y diseñado por un paisajista conocido de la época. Tras alimentarnos salimos del jardín para subir las escaleras exteriores para visitar el palacio, estas escaleras están diseñadas de una forma muy inteligente porque están abiertas con arcos al jardín, permitiendo una vista completa del mismo pero por otro lado están cubiertas por el techo del palacio por lo que se evita la lluvia. Como he dicho las recreaciones viajeras me gustan porque puedo disfrutar tanto de recrear otra época como de visitar lugares. El palacio por dentro conserva la cocina, las habitaciones con camas y tocador, los frescos, y otras obras de arte, nuevamente el palacio tiene las paredes y los techos cubiertos de preciosos frescos. No todo el interior del palacio está abierto al público pero lo que se puede ver compensa una visita a este precioso lugar de ensueño.

Visita: Mayo 2016

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Prefectura, Palacio Ducale, Lucca - Italia

Apartamentos privados de Elisa Bonaparte, Prefectura de Lucca


Empezamos la mañana corriendo para llegar puntuales a la plaza Napoleone de Lucca donde nos íbamos a encontrar con el resto de recreadores para visitar la prefectura, el ayuntamiento, y los apartamentos privados de Elisa Bonaparte. En la plaza e incluso luego en la prefectura la gente del lugar y turistas pudieron hacernos fotos y preguntarnos de qué iba el evento, tras un rato en la plaza finalmente entramos en la prefectura que era el antiguo palacio ducal que se usa hoy en día como ayuntamiento. Muchas de las salas conservan la decoración con las pinturas originales pero están llenas de muebles y material moderno tales como archivadores. Realmente esta es una de las cosas que me gustan de las recreaciones viajeras, no el que me pregunten y me hagan fotos, sino ver lugares históricos aprovechando la recreación. Como decía, después de reunirnos en la plaza Napoleone entramos en el patio de la prefectura y subimos la gran escalera principal. Una vez arriba nos explicaron la historia del lugar y nos pidieron que, dada la cantidad de gente, nos dividiéramos en grupos, uno podía recorrer el pasillo y las habitaciones de un lado y otros las habitaciones del otro lado de la escalera. Una vez recibida la explicación histórica perdí de vista a mis amigas pero tampoco me importó porque así podía visitar las salas y no perderme nada de ver, mientras que a veces, en compañía, dejo de ver las cosas, y esta era una oportunidad única que no se puede dejar escapar. Eso no quiere decir que no estuviera bien con ellas, porque lo cierto es que la compañía en estas situaciones es mejor que ir sola, y más si es buena compañía, porque creo que somos bastantes afines. Las salas, como decía, estaban decoradas con pinturas del suelo al techo, recreando paisajes bucólicos y bosques, el pasillo estaba cubierto de esculturas griegas y había un precioso rincón pintado como un pequeño jardín y con más esculturas completando el paisaje. El resto de habitaciones estaban decoradas con cuadros, como el del Palazzo Tucci, y con muebles de la época, como una cama, espejos, mesas, tocador, etc. El lugar era muy bonito y estaba bien conservado, y quitando los espacios con mobiliario moderno y poniendo a toda la gente vestida de época parecía que habíamos viajado en el tiempo. No visitamos todo el palacio, solo la parte de los apartamentos privados de Elisa (con la cama, tocador, etc) y la parte de la prefectura (con el mobiliario moderno) pero por la noche volveríamos para el gran baile de Elisa Bonaparte y podría disfrutar de otras salas del palacio, que ciertamente por fuer ano dice nada pero por dentro es impresionante. Tras visitar el Palazzo nos fuimos a tomar algo de camino al Palazzo Pfanner donde teníamos el picnic- comida esperándonos.

Visita: Mayo 2016

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Palazzo Tucci, Lucca - Italia

Baile en el Palazzo Tucci - Lucca

Empezamos la tarde del viernes preparándonos para la clase de baile en el Palazzo Tucci. Antes de la clase fuimos a descubrir donde se encontraba el palacio porque entre tantas callejuelas de Lucca es fácil perderse y vestidas de época napoleónica no es la mejor manera de pararse a preguntar o mirar un mapa. Aunque íbamos cinco nos separaron en dos grupos, unas al primero, porque iban con el pequeño hijo de una de las cinco y que dadas las horas que tiene un bebe no podía quedarse despierto hasta muy tarde, y el resto fuimos al segundo grupo. Fue necesario poner dos grupos porque éramos mucha gente para bailar en el salón del palacio Tucci. En el primer grupo había principalmente ingleses, malteses y rusos, y en el segundo grupo principalmente italianos y españoles. En el palacio hay habitaciones donde alojarse y una de mis amigas había alquilado los trajes y la persona que se los iba a dar estaba alojada en el palacio así que me preparé para el baile, con mi cinta con plumas rojas y blancas a estrenar. Acompañamos a las amigas al primer grupo, iban con retraso y se habían perdido, y como nosotras ya habíamos mirado el camino las guiamos hasta la entrada del palacio donde nos encontramos con una pareja rusa encantadora que conocí en la isla de Elba durante el bicentenario de la expulsión de Napoleón. Para entrar al palacio había que tocar al timbre para que abrieran las verjas por lo que sin haber estado antes es confuso saber que ese es el palacio, como decía en mi entrada sobre Lucca, el exterior de los palacios no hace suponer que sean palacios. En el interior nos encontramos con un patio central con adornos florales que lleva a unas escaleras para subir a las salas del palacio. Una vez arriba se comprende por qué es un palacio, las salas estaban todas decoradas con pinturas, tanto las paredes como los techos, también había espejos y lámparas estilo palaciego. La sala principal del palacio tenía dos grandes pinturas de estilo greco-romano y las amplias puertas del mismo daban lugar a pequeños salones decorados con diversos colores que dan a una gran sala con varias puertas, estas puertas son las habitaciones, también con grandes pinturas como el resto del palacio y una cama con columnas como de época. La gran sala da al balcón del palacio, un buen lugar para disfrutar del aire fresco una vez estuvieras muy acalorado por el baile, porque realmente los bailes de la época napoleónica con tanto giro y vueltas con intercambio de parejas al final da mucho calor y el abanico es un instrumento necesario. En el primer baile fui algo reticente a salir a bailar pese a la petición de un caballero italiano, y eso fue porque esperaba que mi amiga se uniera al baile, pero como no parecía ni siquiera interesada en tomar fotografías, en el siguiente baile me acerqué a la zona de las damas y acepté la siguiente petición a bailar. El baile “La Marquise” era el más sencillo de todos, ya lo había bailado en Elba por lo que aunque soy bastante torpe no necesito ayuda de un maestro de baile en este caso, pero mi pareja era un poco más torpe que yo porque en uno de los giros en vez de tomar mi mano para girar tomó la de otro caballero. Una situación en la que uno no sabe si seguir adelante o pararse. Aun así fue un placer poder bailar, aunque fue mi primer y último baile dado que hice compañía a mi amiga y dentro de la habitación de la encargada de darle los vestidos me perdí toda la clase de baile. Es cierto que fue decisión mía no abandonar a una amiga y quedarme con ella en vez de irme a disfrutar del baile pero no me sentiría bien conmigo misma si dejaba a mi amiga sola. Aunque eso no quiere decir que esta recreación empezara con mal pie y terminara peor, pero eso es otra historia. Una vez conseguimos todos los trajes ya casi había terminado el baile y para terminar el día llovía, y no llovía un poquito sino que llovía con fuerza. Mi amiga se fue sin paraguas hasta el apartamento a buscar un paraguas para los trajes y para mí, que con ropa de la época napoleónica no es la mejor manera de correr bajo la lluvia. Solo trajo un paraguas por lo que a la vuelta nos mojamos un poco, pero nada en comparación con lo que me hubiera mojado sin el paraguas, porque de camino al apartamento empezó a llover cada vez más fuerte hasta que parecía que caía el diluvio universal. Además, justo cuando teníamos el paraguas e íbamos a marcharnos una mujer se empeñó en preguntarnos por una calle, por más que le decíamos que no éramos de ahí, que no insistiera, que ni entendíamos italiano. Los bajos de los vestidos de muselina blanca acabaron marrones, por mucho que uno se lo suba hasta las rodillas intentado no mojarse con los charcos, y los zapatos estuvieron empapados durante un día entero. En la época napoleónica no iban vestidos para el diluvio universal.

Visita: Mayo 2016

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Lucca - Italia

Lucca


El viaje a Italia de este año no fue como los esperado o lo planeado en ninguno de los aspectos, pero podría haber sido peor. Pese a los pronósticos de lluvia esta solo apareció de noche o cuando estábamos en un autobús en ruta o comiendo, por lo que en cuanto al tiempo puedo decir que fuimos afortunada. Al viaje no fui sola, sino con unas amigas, pero no con las amigas extremeñas con las que suelo viajar, y como ya he dicho en alguna otra ocasión, a veces con los amigos puedes hacer muchas cosas pero no viajar. Borrando los malos recuerdos he de centrarme en Lucca, que es un lugar precioso para visitar. Llegar a Lucca es fácil, desde el aeropuerto de Florencia o Pisa hay trenes cada poco tiempo. Nosotras viajamos desde Pisa porque está mucho más cerca y ya que teníamos que ir a Madrid a coger el vuelo lo mismo os daba Florencia que Pisa, y puesto a elegir, mejor el lugar más cercano. Normalmente hay un tren en el aeropuerto de Pisa, por desgracia el viaje estaba abocado al fracaso porque meses después de haber cogido el vuelo decidieron cerrar la estación pro reforma y pusieron un bus. No habría mucho problema sino fuera porque la cola para comprar los billetes del autobús del aeropuerto a la estación del tren nos llevó una hora. Además, mis compañeras de viaje se fueron al baño antes de salir las maletas (yo recogí las tres maletas) así que fuimos las ultimas de nuestro vuelo en ir a hacer la cola de la entradas (mientras hacíamos cola yo aproveche para ir al baño, gajes de los viajes, saber cando hacer las parada técnicas para aprovechar el tiempo). A esta espera le añadimos otra hora de retraso en salir del aeropuerto de Madrid, tenemos dos horas perdidas en colas. Quitando esto el resto del trayecto fue rodado, del autobús a la estación, cogimos los billetes de ida y de vuelta, cogimos el tren de Pisa a Lucca, llegamos a Lucca y cruzamos las murallas hasta llegar a nuestro apartamento en un antiguo palacio en el centro fortificado de la ciudad. Tenía previsto ver Lucca nada más llegar pero acabamos tan agotadas y sin comer que fue dejar las maletas, ir al supermercado, comprar algo de comida y comer a las cinco y pico de la tarde, y sin darnos cuenta se hizo de noche y nosotras sin haber dormido al noche anterior porque cogimos el bus a Madrid a las tres de la madrugada. En fin, que no teníamos el cuerpo para visitar nada, lo único que vimos fue la puerta de San Pedro, que atravesamos para entrar en el recinto amurallado de la ciudad, el patio del palacio donde nos alojábamos, y la torre Giuginni que estaba junto al supermercado más cercano. Así que en vez de aprovechar el día de llegada usamos el día siguiente para ver Lucca. Lucca puede parecer pequeño, pero no lo es, además su casco histórico es de estilo medieval y las callejuelas están hechas para que te pierdas al recorrerlas. Por la mañana empezamos la visita con una parte de las murallas de la ciudad de Lucca, las murallas están bastante bien conservadas y te puede llevar unas cuantas horas recorrer todos los bastiones y puertas, tiene una buena vista de las torres de la ciudad y un parque botánico pequeño pero bonito, aunque por mi alergia lo vi de lejos. Caminamos hasta la puerta de San Pedro y otro día caminamos hasta la puerta de Santa María, diferentes pero interesantes. Para visitar Lucca hay que callejear por el interior de su muralla, pues en cada casa o rincón se pueden encontrar murales de pinturas en las paredes o edificios palaciegos con detalles renacentistas. Vimos por fuera el Duomo o catedral de San Martin, la iglesia de San Miguel, la casa natal de Puccini, y en la plaza de al lado, donde está la estatua de Puccini un grupo de ingleses cantando a Puccini. También vimos la iglesia de San Giovanni, la plaza del anfiteatro, la plaza del mercado, la torre del reloj, y la torre Guigini que tiene un jardín en lo alto. Por desgracia no pude subir a la torre Guigini, pero Lucca es un lugar precioso, lleno de rincones encantadores. También vimos el palacio ducal, el palacio Tucci, y el palacio Pfanner, que por fuera no parecen palacios que llamen la atención pero durante la recreación pudimos visitarlos por dentro y son hermosos, sus pinturas, sus esculturas te muestran la belleza de los palacios italianos. Podría detenerme en cada rincón de Lucca que visitamos pero como he dicho es un laberinto de callejuelas, donde no hay una mercado hay una plaza con restaurantes o cafés, rincones por donde pasear y ver diferentes iglesias y palacios, es Italia, es un sin fin de arte en la misma ciudad. Además, toda la ciudad está decorada con flores y cada rincón es una obra de arte italiana. Es decir, Lucca fue todo un descubrimiento, pero ¿qué parte de la toscana italiana no lo es?.

Visita: Mayo 2016

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Presentación

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