Friburgo
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De la estación de Friburgo nos dirigimos hacia la izquierda para ir hasta el centro de la ciudad, de camino al centro estaba nuestro alojamiento, habitación y desayuno buffet también por un buen precio aunque el hotel cierra su recepción a las nueve así que si se quiere llegar más tarde es una complicación. Justo cuando llegamos a registrarnos llegaron un grupo de argentinos por lo que nos tocó esperar pero luego nos dieron el ático que era impresionante. Dejamos las maletas y salimos camino a la ciudad para intentar ver lo máximo posible antes de que anocheciera del todo. Bajamos por la calle del hotel hasta llegar a la plaza del ayuntamiento con su reloj en la torre con figuras, lo de los suizos y los relojes es algo impresionante, y la fuente de san Jorge, luego nos cercamos a la calle de los esposos que nos llevaría hasta la catedral de san Nicolás, el interior es precioso y vale mucho la pena entrar para verlo, nosotras entramos y no había nadie a esas horas. La entrada es gratuita dado que es una de las paradas para los peregrinos del camino de Santiago y estas no pueden cobrar entrada (también había cartelitos como en Lausana). Luego nos dirigimos hacia el espacio Jean Tingle y entramos a otro par de iglesias abiertas, en una protestante había misa en alemán. Los carteles de la ciudad estaban tanto en francés como en alemán. Finalmente retrocedimos y bajamos a la zona antigua de la ciudad hasta el funicular pero no lo cogimos dado que a esas horas decidimos regresar para cenar. A la mañana siguiente seguimos con la visita de Friburgo, nos dirigimos hacia el rio para visitar el puente cubierto de madera y las murallas. De camino vimos varias fuentes y por fin llegamos al puente de madera cubierto y lleno de flores, con la vista del otro lado de la ciudad, las murallas y las casitas junto al rio. Teniendo cuidado con los coches cruzamos al otro lado del rio por el puente de madera para ver más fuentes, casitas y las murallas. También el agujero en una roca donde había una araña y su tela de araña falsa y pro el cartel que había era algo de un cuento de las mil y una noches, no conseguimos averiguar más. Lo que nos pareció muy curioso es que los coches paraban para que pudieras pasar los pasos de cebra cuando en España bueno, hay que esperar antes de cruzar no vaya ser que el coche no tenga intenciones de parar y te atropellen. Esto lo vimos más veces pero al principio nos sorprendió aunque es lo mas cívico como no estábamos acostumbradas, la primera vez te llama la atención. Regresamos al hotel subiendo las cuestas, que a esas horas de la mañana estaban vacías de gente, y tomamos las maletas para coger el tren de camino de Berna, también cubierto con el swiss pass.
Visita: Septiembre2012
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