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Ginebra - Suiza

Ginebra

Para ir y volver a Suiza fuimos con la compañía suiza SWISS porque nos salió por el mismo precio que una low cost pero evitando empujones para coger asiento y nos dieron almuerzo a la ida y a la vuelta y además una chocolatina suiza de postre. Empezamos el viaje el sábado saliendo de Madrid y llegando al aeropuerto de Ginebra a las doce de la mañana. Este sería el día más intenso de todos dado que no disponíamos del día completo para movernos y ver todo con tranquilidad. Además habíamos cogido el swiss pass pero no había de 9 días así que tuvimos que coger el de 8 días y mirar precios para ver qué día íbamos por libre sin el swiss pass. Por precios resultaba mejor hacer el primer día sin swiss pass, y aún así notamos lo caro que fue. Mientras esperábamos a las maletas, todavía dentro del aeropuerto de Ginebra, nos acercamos a las maquinas que dispensan billetes de transporte gratuito por la ciudad de Ginebra durante 80 minutos. Así que tomamos los tres tickets y salimos de la sala de equipajes y nos dirigimos hacia la estación de tren para coger el tren a la ciudad (no hace falta salir del recinto del aeropuerto). El trayecto solo dura unos pocos minutos y cuando llegamos a la ciudad lo primero que hicimos fue buscar por la estación donde dejar las maletas. Aquí nos llevamos un buen susto dado que costa 9 francos guardar las maletas en los casilleros grandes, y nosotras necesitábamos dos de los grandes para todo nuestro equipaje, así que con gran dolor de nuestro bolsillo, cambiamos los billetes por monedas y dejamos el equipaje. Nada más salir de la estación y siguiendo toda la calle recta a través de la Rue de Mont Blanc se llega al Pont des Berges. Desde el puente decorado con enormes banderitas (que luego vería que son habituales por Suiza) se podía ver perfectamente el geiser que mide 145 metros y que estaba en funcionamiento lanzando agua sobre los barcos que pasaban cerca. Caminamos por la orilla del Lago Leman hasta que llegamos al monumento del duque de Brunswick, una vez hechas las fotos de rigor procedimos a dar media vuelta y cruzar el puente para llegar al jardín inglés y su reloj floral. Después de ir hasta otro puente y ver la isla artificial, que no merecía la pena, buscamos la dirección para ir hacia el ayuntamiento y la catedral. Mientras pasamos por una iglesia cerca de una calle comercial donde había un pequeño mercadillo de frutas, los precios: astronómicos. Al final cogimos la calle Rue Cité y luego la Gran Rue que es una calle cuesta arriba desde la que se llega al ayuntamiento y a la parte vieja de la ciudad. Al final de calle está la placita Bourg de Four y a su izquierda la Catedral de San Pedro, la entrada a la catedral es gratis, entramos pero el interior no nos pareció gran cosa. Después de la catedral callejeamos un poco hasta entrar al ayuntamiento, también entrada gratuita. Hicimos unas cuantas fotos, subimos alguna escalera, hicimos más fotos, y vuelta a bajar. Una vez fuera del ayuntamiento bajamos al parque Pomenade des Bastions para ver el Muro de los Reformadores pero no lo conseguimos ubicar y pasamos de entrar al parque. Así que regresamos hacia el centro para coger el tren y dirigirnos al siguiente destino. Lo más impresionante los pedazos de coches que vimos por Ginebra, y muchos descapotables (hacia sol, supongo que cuando llueva no habrá tantos). De camino a la estación, de nuevo por la rue du mont blanc, paramos en la oficina de turismo y compramos el billete de tren a Lausana. Esto nos evito las largas colas que vimos que había en estación de tren. Hay que tener en cuenta que era fin de semana. Recogimos las maletas y buscamos el andén de donde salía el próximo tren a Lausana, los billetes ahí no tienen hora fija así que si pierdes uno puedes coger el siguiente que tenga el mismo destino. La verdad es que esperaba más de la ciudad de Ginebra.
Visita: Septiembre 2012

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