Recreación Inaguración de la Estación de Canfranc 1928 - España

Inaguración de la Estación Internacional de Canfranc 1928

La recreación de la inauguración de la estación de Canfranc en 1928 es muy interesante de ver aunque no tanto de participar. Lo achacaré a que es la tercera vez que se organiza y los eventos tienen mejorarán con el tiempo dado que de la experiencia se aprende. Para el espectador está muy bien, desde primera hora (las diez de la mañana) ya la gente del pueblo pasea por Canfranc mostrando a los visitantes y foráneos que algo nuevo se cuece en el ambiente, aparecen los coches de época, expuestos para el público. Reparten el periódico “especial” los chiquillos vestidos de la época donde poder leer el gran acontecimiento: la inauguración de la estación internacional de Canfranc conexión entre Francia y España a través de los Pirineos. Este año se podía ver a las monjas y el profesor e escuela con sus alumnos dibujando con tiza en el suelo, los militares, alpinistas, fotógrafos y señores y señas vestidos de época de diversas clases sociales. Así hasta las 12 del mediodía en que comienza el desfile inaugural. Unas cuentas personas se han quedado en el puente de acceso a la Estación esperando y el desfile se compone por la banda de música de la época, los militares y la guardia civil de la época a caballo, carros y camión de época, y desfile de personal civil implicado en la inauguración. Tras ello llegan los coches con el presidente de la república francesa y el rey Alfonso XIII, y ofrecen sobre un atrio un discurso inaugurando la estación, puente entre dos naciones donde desaparece la barrera de los Pirineos. Luego hay un dance típico y fin de la primera parte de la recreación. La segunda parte este año la han trasladado a la tarde, muy buena elección para no hacer tan pesada la mañana y dividir las actividades a lo largo de todo el día. La segunda parte consiste en la inauguración del Túnel de Somport, que unió Francia con España (el famosos túnel que no creían que hicieran uno y no dos) y después un baile de época junto a la explanada cerca del túnel. Como veis es algo muy interesante de ver, que recomiendo que si se tiene algún día libre en julio se aproveche y se acerque el 18 de julio por Canfranc para verlo, pero si eres recreador, si vas solo el pasear tantas horas no tiene ningún aliciente, solo o acompañado no ves mucho del evento dado que están dentro de él recreando y además, no llegas a hacer nada, excepto en el baile de época. Recuerdo que un señor junto a mí tras acabar la inauguración preguntó “¿y solo es esto?”. Puede que solo fuera cosa mía o del señor desconocido junto a mí, pero me parecieron muchas horas para tan poca cosa, eso sí, los organizadores lo cuidan todo al detalle. Por lo que si eres espectador es recomendable ir porque es un lugar y unos hechos históricos acordes a la época que se recrea, por lo que el marco es incomparable.

Visita: Julio 2016

Mis imágenes: Dentro del Álbum III Recreación Inaguración Estación de Canfranc

Canfranc - España

Canfranc

La última vez que fui a Canfranc desde Zaragoza en tren fue hace varios años, y lo cierto es que el recorrido y el tren no han cambiado. Lo bueno de que el tren salga a las 6.40 de la mañana es que las vistas que se tienen del recorrido una vez pasado Huesca son bonitas; las montañas, los ríos, los mallos de Riglos, los campos, etc. A las 10.40 llegamos por fin a Canfranc, lo primero que hice fue dejar el equipaje en el lugar donde me alojaba, y de ahí acercarme a la oficina de turismo (en los bajos del ayuntamiento) para coger y pagar las entradas a la visita de la estación. Desde la última vez que estuve hay dos cosas nuevas en Canfranc que pensaba tachar de mi lista de pendientes: visita al interior de la estación y espectáculo de luz y sonido en la estación. Desde Canfranc se ofrecen varias excursiones y visitas turísticas en verano. El problema es que las visitas se hacen en diversos días por lo que si uno no va para estar una semana puede que no tenga ninguna excursión que hacer ese día (como fue mi caso). Canfranc tiene una especie de museo sobre la nieve y la montaña cuya entrada está incluida con la entrada al interior de la estación de Canfranc, también tiene la visita al interior de la estación (si vas con reserva previa te ahorras fila en la oficina de turismo) y la visita al torreón. El problema para visitar el torreón es que está a unos 2 km antes de la entrada al pueblo, y si vas sin vehículo de transporte propio andar 2km por carretera solo si no vas preparado pues igual es un poco peligroso. (único momento en que hubiera deseado viajar con coche y desplazarme a ver más sitios). Así que como sabéis, yo que voy en tren, solo pude hacer visita exterior al túnel de Somport, la estación de tren de Canfranc, la visita turística al interior de la estación, visitar el pueblo, el museo, y algún que otro recorrido corto por las montañas, que teniendo en cuenta el sol que hacía la sombra de los árboles era perfecta. Parece poco pero entre que el tren llega las 10.40 y llega la noche se me pasó el día volando. Como no esperaba que hiciera ese sol abrasador (normalmente suele caer alguna tormentilla de verano, o algún día nublado) me cogí la visita a la estación a las 4 de la tarde. Ni que decir tiene que, aunque el grupo de visita estaba completo, todos buscábamos un rincón con sombra para resguardarnos del sol hasta que apareciera el guía. Para la visita hay que estar quince minutos antes en el puente donde el edificio de la estación estaba adornado por las banderas de España y Francia con motivo de la recreación. El motivo de quedar antes es para darnos los gorros y los cascos de obra dado que, como en la catedral vieja de Vitoria, la estación todavía está en rehabilitación y siendo una obra en construcción hay que seguir las normas establecidas en una obra, vamos, lo mismo que al visitar la catedral vieja de Vitoria. En este edificio hay unas escaleras que vamos bajando y poniéndonos cerca de la reja a esperar a que estemos todos y el guía nos diga. Al parecer el túnel por el que vamos a ir es el de acceso al vestíbulo de la estación, la única zona visitable por ahora. El guía nos explica quién fue el arquitecto y los planes para hacer de la estación una obra de lo más chic de Europa (los azulejos de las paredes asemejándose a la obra inaugurada del metro de Paris, las escaleras de mármol de carrara traído de Italia). Y al otro lado del túnel llegamos al interior del vestíbulo, una parte era zona Francesa, con el escudo de la Republica, y la otra zona española (donde el escudo está sin restaurar hasta confirmar cuál es el que se tenía porque en España cambiamos de escudo como de ropa). Como la estación era de Francia y de España el guía nos cuenta como en ese lugar llegaron a convivir todo tipo de nacionalidades dado que una vez Francia fue ocupada por los nazis, la estación también fue en parte ocupada por los nazis, y España fue monarquía, república y dictadura, por lo que hubo de todo por la estación, hasta suizos (blanqueadores de dinero a través del famoso oro de Canfranc) y británicos (espías), pero si se quiere saber más tendréis que hacer la visita guiada porque a mí no me da para explicarlo todo. En el vestíbulo han puesto fotografías de la época tales como la inauguración del túnel de Somport, y otras que sirven al guía para contarnos la historia de la estación. El guía te cuenta las información de forma divertida y amena para que sea más interesante, por ejemplo para hacer el túnel se planeó darle a uno pico, pala y una brújula, ve cavando en dirección tal hasta que te encuentres al otro. Y en el lado francés lo mismo. Claro, nadie confiaba en que se encontraran y pensaban que se iban a hacer dos túneles, pero no, se encontraron y se creó un solo túnel uniendo Francia y España. También hay una placa moderna dentro del vestíbulo de la estación puesta por una asociación israelí, hay toda una historia real de espías y refugiados en la estación, que nos cuenta el guía y que se ha demostrado históricamente, y por ello la placa. Hubo muchísima información interesante que me es imposible contarla aquí pero que es muy interesante y por 3 euros que cuesta la visita, merece la pena aprovechar un paseo por los Pirineos y parar en Canfranc para hacer la visita guiada al interior de la estación. Tras visitar el vestíbulo se sale al porche exterior, todavía en rehabilitación, donde tenemos más historia sobre el pasado y el futuro de la estación, declarado monumento histórico. Por la noche iluminan con diversas luces de colores la estación, lo que hace aún más bonita que de día (según mi opinión), y a cierta hora hacen un espectáculo de luz y sonido sobre la estación. Normalmente es a las 22.30 o así pero como estaban en fiestas y había verbena en la carpa municipal, una vez terminada a la verbena a eso de las 23.45 comenzó el espectáculo de luz y sonido. Lo cierto es que no está mal pero prefiero la iluminación de la estación porque el espectáculo básicamente consiste en contar la historia de la estación (no de las historias acontecidas dentro, sino la de la propia estación) desde su inauguración hasta nuestros días y mientras ir iluminando la estación con luces de colores, es decir, que siendo que esa semana era tan tarde, si lo hubiera sabido con ver la iluminación me habría bastado, pero ya que estaba ahí me lo vi entero hasta las doce de la noche. Lo que se dice un día completo.

Visita: Julio 2016

Mis imágenes: Pendientes

Recreación un paseo en San Sebastian 1860 - España

Recreación un paseo en San Sebastián 1860

El domingo amaneció con un cielo despejado de un profundo color azul y un sol generoso. Como el viaje en tren es bastante largo cogí la vuelta a la hora de la comida para no llegar excesivamente tarde, ya que las recreaciones me suelen cansar bastante y al día siguiente tocaba trabajar. Como no tenía más que la mañana, y aunque nublada, ya había visto San Sebastián, decidí ir a la recreación que se realizaba en el parque de Cristina Enea. Este parque está muy cerca de la estación por lo que me venía perfecto. Quedé con el resto de recreadores amigos en la puerta del parque y procedimos a dar un paseo por el mismo recreando los paseos de domingo, que tras misa, harían los dueños del lugar en su época. En este parque se está representando la obra de teatro “Sueño de una noche de verano” de Shakespeare y como el parque es de estos parques que por la noche cierran, el escenario de la obra es todo el parque. Por lo que al pasear nos encontramos espejos, que teniendo en cuenta a nosotros vestidos de época 1840-1860 me sentí como Alicia a través del Espejo, un paisaje mágico. Continuamos el paseo y Carlos Rilova, doctor en historia y recreador, nos guió el paseo por el parque contándonos la historia del lugar, que perteneció al Duque “consorte” de Mandas (personaje que recreaba) y que murió sin descendencia y legó el parque a la ciudad. El lugar es muy bonito, y con la sombra de los grandes árboles el sitio idóneo para estar un domingo soleado. Cuando llegamos al palacete, que conserva algo de la estructura original aunque se le han hecho muchas modificaciones modernas, y posábamos junto al busto del duque, llegaron del Diario Vasco. Tanto a los periodistas como a nosotros, los recreadores, Carlos nos deleitó con mucha más historia del parque con el fin de animar a la gente a vivir la reconstrucción histórica civil. La casa del guarda, que está junto al palacete, sí que ha conservado gran parte de la estructura original. Cerca del palacete hay una explanada que era el campo de criquet. Bajando cerca del estanque y un gran árbol con candelabros colgados de sus ramos nos acercamos a una parte con más espesura y es que el parque tiene un diseño inglés, asemejándose más a un bosque que a un parque. Cuando los periodistas se marcharon la gente siguió preguntándonos (no sé qué manía tiene la gente en considerar que vamos disfrazados o somos actores, cuando no es ninguna de las dos cosas) y conocimos a una señora que vivía en Francia y que nos dijo ser descendiente de Isaac Peral. El duque de Mandas, por cierto, invirtió en el submarino de Isaac Peral (por supuesto toda la información salió de Carlos Rilova). En la zona que rodea el palacete se ven bastantes pavos reales, a los que se puede uno acercar sin mucho problema. En definitiva, un parque de estilo inglés con mucha historia y muy interesante para disfrutar, y si además disfrutas de un paseo cómo los de la época, en un domingo para hacer negocios, disfrutar del clima y lucirse un poco, aún mejor. En cuanto a la recreación y la historia del fin de semana lo mejor es remitiros al blog de Carlos Rilova y la entrada sobre ello: http://blogs.diariovasco.com/correo-historia/2016/07/04/historia-ferrocarriles-y-autoconciencia-1869-2016/.

Visita: Julio 2016

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Recreación en Iraeta - España

Recreación civil en Iraeta

De Azpeitia regresamos a Iraeta donde descubrimos que ya no llovía, en el campo de maquetas de Iraeta procedimos a realizar un picnic de época, solo estábamos nosotros en el lugar y el paisaje acompañaba para realizar un picnic idílico: montañas verdes a nuestro alrededores, césped cubierto de florecillas blancas. Descargamos las cestas con la comida: jamón, queso, cerezas cogidas del árbol de uno de los recreadores, copas de cristal y tazas de porcelana para el vino, el agua y el té, y el delicioso pastel vasco. Hay que reconocer que tanto la compañía como el lugar hicieron del picnic una maravilla pero en esa época las mujeres debían tener muy complicado poder sentarse en el suelo, aunque en los libros o en las imágenes nos parezca algo tan sencillo con la ropa de la época no lo es. Por la tarde llegaron modelistas de toda España para poner en marcha sus trenes a escala en el circuito de Iraeta, donde por cierto, era nuestro picnic. Me monté en uno de los trenes a escala, antes pasando por la taquilla para hacerme con uno de los billetes de época, y, aunque la ropa de época no ayuda, es muy divertido. El público que montaba en los diversos modelos de trenes a escala, circulaba a nuestro alrededor mientras nosotros pasábamos del picnic a la lectura de poemas de Edgar Allan Poe sentados sobre las mantas. En uno de los momentos los caballeros discutieron, se lanzaron los guantes a la cara y acabaron cogiendo las espadas para batirse en duelo a primera sangre, las damas horrorizadas vimos como el tranquilo picnic se estropeaba mientras los espectadores circulaban en sus trenes a escala y alentaban a uno u otro. Tras la primera sangre, apenas un rasguño en la mano, el honor quedó saldado y procedimos a golpear el clavo de oro que unía la costa este con la oeste, representando (a escala) la fotografía y el momento de esa unión, que se conmemoró clavando el elemento representativo: el clavo de oro (y así dar por inaugurada la nueva zona del circuito de trenes a escala de Iraeta). Para hacerlo más interesante los recreadores quedaron en fallar los dos primeros intentos de clavarlo con el mazo, pero los presentes no lo sabían y fue muy divertido ver la reacción de los mismos. Una tarde muy entretenida con gente majísima, y una interesante afición la de los trenes a escala. Espero verla alguna vez más.

Visita: Julio 2016

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Fotografía de entrada: Koldo.

Recreación en ferrocarril de Azpeitia 1840-1860 - España

Recreación en ferrocarril en Azpeitia 1840 - 1860

Amaneció con lluvia. En el tiempo habían pronosticado sol viernes, lluvia el sábado y sol el domingo, y se cumplió, para no dejar mal a los de las predicciones meteorológicas, el sábado llovió. Aún así me vestí de época de 1840 para coger el cercanías para ir de San Sebastián a Andoain donde un compañero de Recreación me recogería para ir a Iraeta, donde nos íbamos a reunir todos los recreadores. Cuando llegué a Andoain seguía lloviendo con fuerza y continuadamente, y aunque el compañero tuvo buena intención quiso enseñarme el paisaje del interior de Guipúzcoa y lo que obtuvo de mí fue un ¿qué paisaje? porque solo se veía niebla y más niebla, por lo que paisaje poco podía ver. Llegamos a Iraeta y el bar estaba cerrado, y seguía lloviendo, afortunadamente la iglesia, con pórtico cubierto en su entrada estaba frente al bar así que nos refugiamos de la lluvia, cuando todos los recreadores estábamos presentes y vimos que el día no tenía intenciones de parar de llover nos acercamos hasta Azpeitia. En Azpeitia no llovía y ahí se encuentra el museo del ferrocarril, un lugar muy recomendable para visitar. Con la entrada te dan un ticket duro de los “de antes” y que hay que guardar para montar en el tren a vapor que hace un paseo de cinco kilómetros. Aprovechando que había tiempo visitamos el museo, que es un poco como el de trenes de Hoorn en Holanda, solo que algo más pequeño. En el museo hay varias locomotoras y vagones de diversas épocas, y cuando entrabamos al hangar donde hay más vagones y otros vehículos como trolebuses y tranvías una pareja japonesa nos vio y estuvieron encantados de hacerse fotografías con nosotros. Algunos de los pequeños también se fijaron y luego vimos a algunos de los visitantes del museo en la recreación de Iraeta. Hay una guía que va enseñando el museo, pero como llegamos algo más tarde nos perdimos sus explicaciones, excepto aquella en la que presentaba el tranvía de Zaragoza, que está ahí y funciona, y todos se subieron en el tranvía para ir hasta donde estaba parado el tren a vapor, luego descubrí que mi abuelo fue conductor de tranvía en Zaragoza. Nosotros fuimos andando hasta el tren a vapor porque como habíamos llegado más tarde nos faltaba de ver la sala de las máquinas donde se conservan las antiguas máquinas para reparar los trenes antiguos. Tras la interesante visita al museo nos acercamos hasta el tren a vapor para poder empezar nuestro viaje al pasado. Subimos a los vagones, las damas con ayuda de los caballeros puesto que la ropa de aquella época y las escaleras de los vagones no tenían la comodidad de hoy en día. Fuimos pasando por diversos vagones hasta encontrar unos asientos de madera libres, y esperamos ansioso el comienzo del viaje. El silbato del tren pita y comienza el recorrido, vemos pasar por la ventana los árboles y las montañas verdes, el precioso paisaje del país vasco, y abrimos las ventanas para sentir el aire correr y ver como entramos en un túnel, la cesta de viaje permanece sobre mis rodillas mientras disfruto del paisaje mientras el caballero de enfrente enciende su puro. Sin apenas darnos cuenta llegamos a la estación donde el tren para y el revisor nos informa que van a proceder a cambiar la locomotora, colocándose esta en la parte frontal. La mayor parte de los pasajeros bajamos para presenciar este evento y ver cómo cabalga sobre los raíles de hierro la locomotora solitaria, sin vagones y echando humo mientras suena el silbato. Tras unas conversaciones de los caballeros con los maquinistas volvemos a nuestros vagones para comenzar el viaje de regreso. Parte del camino pasa junto a la carretera y los coches nos saludan, salimos al descansillo que une los vagones y vivimos la velocidad del tren a vapor, sentada en los vagones parece que va lento pero una vez fuera hay que sujetarse los sombreros para que no vuelen, o sujetarse a la barandilla para no caerse. El revisor pasa para marcar los billetes del tren y atravesamos un túnel. Atravesar un túnel fuera de los vagones en un tren de vapor te ahoga con el humo del vapor que inunda el túnel, hay que experimentarlo para poder llegar a pensar en algo tan lógico como esto. Finalmente llegamos de nuevo a Azpeitia y celebramos la aventura en tren a vapor con una fotografía de grupo, puedo decir que a veces lo mejor del viaje no son el lugar o la época sino la buena compañía.

Visita: Julio 2016

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Fotografía de entrada: Julia Rodriguez.

San Sebastian - España

San Sebastian

Han pasado ya varios años desde la última vez que estuve en San Sebastián, pero aún recuerdo la playa de la concha en un día gris. Y por supuesto, recuerdo que no subimos al monte Urgull. Mi objetivo del viaje era hacer ejercicio disfrutando de la ciudad. Lo de disfrutar de la ciudad es habitual en mí, lo de hacer ejercicio es porque Zaragoza es plana y planeamos ir de viaje a Noruega en septiembre y subir el “pulpito”, y sé por experiencia tras subir el WaynaPichu, que necesito hacer algo de ejercicio que suponga subir escaleras o cuestas, para no agotarme en el transcurso. Se podría decir que San Sebastián tiene tres montes, el Urguell, donde está el castillo, la isla del centro y el monte Igueldo. Como de costumbre decidí aprovechar todo el día, me alojaba cerca de la estación por lo que empecé mi recorrido por la ciudad en el puente de Maria Cristina, el más lujosamente adornado con sus torres con caballos, barcas y demás detalles arquitectónicos. De aquí llegué a la catedral del buen pastor, donde comenzaría mi recorrido turístico, fui pasando por la Diputación, que tiene en el centro de la plaza con parque botánico un interesante medido de temperatura, y de ahí hasta el ayuntamiento donde la playa de la concha da acceso al casco viejo y el puerto. Cerca del casino paré a desayunar, como casi todo el mundo sabe no son muy de viajes culinarios, la gastronomía y yo somos poco afines, pero en el norte se come muy bien, asi que disfrute del desayuno y de la comida en el puerto. Tras el desayuno comencé a recorrer el casco histórico pasando por la iglesia de san Vicente, el museo de San Telmo, la iglesia de Santa María, la plaza de la Constitución, ... callejeando por el casco histórico (y sus estrechísimas calles) descubrí una placa con la interesante historia del asedio de la ciudad durante la guerra de la independencia, lo napoleónico me persigue. Junto a la iglesia de Santa María hay un cartel que indica la subida al castillo, desde ahí comencé mi subida al monte Urgull. Encontré a la primera la subida al castillo por el camino más corto, aunque por el afán de hacer ejercicio luego me recorrí (arriba y abajo) muchos de los otros caminos que existen. Si se quiere subir directamente al castillo hay que seguir el camino hacia el castillo que empieza en la iglesia de santa María, tras el primer tramo hay dos bifurcaciones, hay que seguir hacia arriba, y aquí nos encontramos con el baluarte mirador. Un precioso baluarte que recorrer y desde donde poder tener unas vistas del mar y del museo de San Telmo y el paseo nuevo. Desde aquí hay dos caminos, hacia el baluarte de las damas y el otro que va subiendo, hay que seguir el que sube y es contrario al baluarte de las damas, y este te lleva directo al castillo. Aunque he dicho que sube en realidad el otro camino comienza a ser un laberinto de subidas y bajadas y más subidas, con lo que acaba alargándose la cosa mucho más. Lo primero fue subir hasta el castillo, por el camino al castillo uno se puede parar en visitar varios de los baluartes que existen, y disfrutar del paisaje. Una vez llegados al castillo en el centro de las murallas está el edificio de acceso gratuito con un museo sobre la ciudad de San Sebastián, muy interesante, y también unas escaleras que permiten subir hasta la escultura que preside la cima del monte, y el punto más alto. La subida merece la pena porque tiene una vista impresionante de la concha y del casco viejo. No es tan elevada como la del monte Igueldo pero permite ver con más detalle lo que es todo el aspecto de la ciudad por lo que no es de extrañar que fuera refugio en la guerra napoleónica. Es un lugar muy recomendable y no muy visitado. Casi todos los que estaban ahí hablaban inglés, francés, alemán…para turistas de fuera. Tras varios caminos recorridos y baluarte visitados, con sus respectivos miradores, bajé hasta la unión del paseo nuevo y el puerto para volver a subir el monte y dirigirme hacia el cementerio inglés. El lugar está bastante abandonado, no había nadie y daba hasta algo de miedo meterse en la espesura del lugar para ver las tumbas, hasta caminar atravesando las verjas abiertas sobre las hojas secas daban la impresión de abandono. Pero hay mucha historia si te paras a leer los carteles. Tras ver el cementerio inglés bajé hasta el puerto y el museo nabal. Después de comer caminé por la playa de la Concha mientras la gente disfrutaba del sol y de los baños (lo del sol es relativo; hacia sol pero estaba nublado, aunque hacía tiempo que no se me ponían las orejas rojas). Por mi paseo por la Concha llegué al antiguo balneario de La Perla, y de aquí al Palacio de Miramar, el jardín está decorado con interesantes y modernas esculturas, pero es mucho más bonito las fabulosas vistas que se tienen desde el palacio. De aquí continúe hasta llegar al monte Igueldo para tomar el funicular y subir hasta arriba, donde tener una vista magnifica de toda la ciudad de San Sebastián y todos los lugares a su alrededor. Una vez abajo pensaba continuar para ver el peine del viento pero el camino para llegar a la escultura estaba cerrado por obras en adecuar la montaña para evitar desprendimientos. De regreso decidí seguir caminando para recorrer el puente de Santa Catalina, ver el teatro, el puente de Zurriola y la Kursal, y tomar el paseo del norte que estaba muy frecuentado por paseantes y ciclistas. San Sebastián en verdad es muy bonito, aunque en un día se puede ver casi todo.

Visita: Julio 2016

 Mis imágenes: Dentro del álbum España I (pagina de facebook)

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación