Regency Ball Sevilla
Visita: Octubre 2017
Mis imágenes: España - Recreaciones V - Regency Ball Sevilla
Vídeo: Extracto de baile en el Regency Ball Sevilla
Vídeo:
Imágenes oficiales de Aurolies: Pendiente de salir
Información para viajar: Maria de Melo Collection
Para ir al baile no nos dimos mucha prisa, podíamos descansar un rato los pies después de comer porque sabíamos que, siguiendo lo que había sido todas las actividades desde el viernes, no se iba a ser puntal. Aún así llegamos pronto si tenemos en cuenta la cantidad de gente que todavía no había aparecido por el Casino de la Exposición. Aprovechando que es Sevilla algunos recreadores tomaron coches de caballos para que los llevaran hasta el lugar del baile, para comenzar la velada como en la época. Había seguridad contratada con lo que pudimos respirar aliviados porque la gente podía vernos y hacer fotos si salíamos al exterior del salón del baile, pero no podía acosarnos ¡bien!. Cuando llegamos, después de saludar a un par de personas, entramos al casino para escribir nuestras tarjetas de presentación al baile. Inma (de Maria de Melo Collection) había contratado a un chambelán para presentarnos al entrar al baile, por lo que era necesario completarlas. Afortunadamente no fue complicado escribir con pluma y tinta en las tarjetas (pensé que me mancharía pero hubo suerte) y tras ello conocí a Miss Jane Austen, la muñeca de Bath que su chaperón había traído al baile de Sevilla. Esta muñeca es toda una viajera en cuanto a bailes regencia se refiere y, por lo que me contaron los malteses, se había excedido en la bebida más allá de lo que una señorita debería. Os invito a seguir las aventuras de esta Miss Jane Austen en Regency Friends Of Jane. Salimos fuera para encontrarnos con el resto de asistentes al baile, que poco a poco iban llegando. Cuando había bastante gente fuimos entrando de dos en dos al salón donde fuimos presentados por el chambelán a Inma, la anfitriona del baile. Entramos de las primeras y así pudimos pasear por el salón y cotillear a los invitados que iban entrando, dado que había viejas caras conocidas, pero también otras nuevas. Tras la llegada de todos los invitados nos llevaron hacia la sala de la fuente para brindarnos una representación homenaje a Zorrilla. Tengo que decir que esta es la parte que menos me gustó de la noche, y no porque no me gustara la representación, si a mí me gusta el teatro, sino por otro tipo de problemas más logísticos. El lugar era muy pequeño, así que mucha gente, si no estaba en primera fila o con suerte en las escaleras laterales, no podía ver. Yo estaba al fondo del todo y lo cierto es que como soy alta si pude ver casi toda la obra, aunque lo que si vi es que la señora de la limpieza (por entonces no tenía muy claro quién era) fue la que mejor se vio la representación, porque la vi arriba de las escaleras y desde ahí se ve todo perfectamente (así como yo la podía ver a ella mejor que a los actores). Otro de lso problemas es que la obra solo era en español, por lo que todos los invitados extranjeros (rusos, ingleses, malteses, holandeses, italianos…) no se podían enterar de lo que se decía. Si además a algún extranjero le tocó en la parte de atrás (y los hubo) donde no se veía, puedo considerar que, estar atrapado en una representación donde no ves ni entiendes lo que oyes, sea algo negativo. Pero además de estos dos puntos, tengo que añadir un tercero, y es que fue una representación muy larga teniendo en cuenta que: no había donde sentarse (menos los afortunados de las escaleras), y muchos llevábamos desde el día anterior sin descansar (todo el día de un sitio a otro, o bien de pie o bien andando constantemente), el mismo día habíamos estado desde las diez de la mañana hasta casi las tres de la tarde de nuevo sin parar, y todavía quedaba toda la noche por delante. Yo hubo un momento que estuve a punto de tirarme al suelo porque me daba algo si seguía de pie (lo que hice fue ponerme a andar y balancearme), es más, en el fondo se encontraron dos sillas que fueron muy útiles para dos damas que tampoco podían más. No sé cómo no hubo algún desmayo. Creo que un poquito más corta, o con una mejor logística la cosa hubiera sido diferente. Tras la representación (que fue muy aplaudida así que los que la vieron y oyeron/entendieron la debieron disfrutar muchas) hubo un brindis, o eso creo porque yo escape de ahí corriendo. He de decir que en Florencia también lo pase fatal cuando el concierto en la iglesia, pero al menos ahí estaba sentada y tenía la opción de descansar (o dormirme al ritmo que iban los músicos). Y una vez pasada esta parte pudo centrarme en el resto de la noche que fue perfecta, completísima, maravillosa. Sé que hay actividades que muchos no llegaron a disfrutar porque agotados se marcharon antes de que todo acabara, pero es que fue un baile completísimo (como veis no solo fue baile, tuvimos de todo, bueno, ahora iréis leyendo que tuvimos de todo porque por ahora solo hemos pasado la presentación del chambelán, la representación y brindis con la marquesa, y ahora seguimos. Tras el brindis los músicos comenzaron a tocar y empezó el baile. Yo me quedé sentadita (y además lo necesitaba) y dejé que otros comenzaran el baile. Pero cuando estuve algo repuesta me levanté y ahí es cuando la profesora de baile me cogió para bailar una de las piezas, y no aceptó un no por respuesta. El caso es que estoy más que agradecida de ese “secuestro” a traición porque me quitó el miedo del primer baile que siempre tengo, y tras ese baile siguieron otros con otras parejas. Solo necesito un empujoncito (y que no me duelan los pies) para ponerme a bailar. Que aunque no te sepas los pasos de baile como muchos de nosotros no hemos bailado esas piezas más que en una o dos ocasiones, no hay problema, y lo más que puedes conseguir son momentos de risa entre tus compañeros de baile. Y así, con esa libertad que da el no sentirse estresado en tener que hacerlo correcto uno disfruta mucho más del baile. Hubo un baile con un mariscal amigo que no hubo forma que el grupo de los ocho consiguiéramos pillarlo, ni siquiera cuando ya acababa, pero como todos íbamos perdidos no se notaban tanto los giros perdidos a lados incorrectos. No puedo contar mucho más del baile porque consiste en bailar, conversar, pasear, en definitiva, pasarlo bien toda la velada de época. Tras una hora y media de baile tuvimos la cena buffet, con el jamón de Extremadura como plato estrella (más que nada porque el resto de platos eran demasiado exquisitos para mi paladar). Tras la cena comenzó la segunda parte del baile, durante este momento salí fuera y descubrí que había gente disfrutando de la calidad noche de Sevilla y es que, pese estar a final de octubre, hacia tiempo veraniego. Los grupitos que paseaban por los jardines o estaban sentados en los bancos de piedra ya estaban formados así que decidí echar un vistazo al baile desde los ventanales. Y tengo que decir que la vista del salón de baile desde fuera tenía un toque mucho más romántico que desde dentro. Hay que tener en cuenta que tras los grandes ventanales de reflejaba la luz de las velas creando un juego de luces y sombras que no apreciaba desde el interior, la música atenuada se seguía oyendo mientras veías a los lejos a los bailarines danzar, tanto caballeros como damas ejecutaban elaborados pasos y saltitos con elegancia, mientras otras parejas paseaban alrededor de la sala charlando, abanicándose, o riendo. Era como ve una historia de época pasar delante de tus ojos, entonces abro las puertas de cristal y entro de nuevo a la sala de baile. Regreso al sitio donde están mis amigar y charlo un rato mientras, en un ataque de impulsividad agarro a a una amiga, la levanto de su silla y me la llevo a la pista de baile para bailar un baile, ella me dice que no ha visto los pasos pero yo le respondo la verdad, yo tampoco, pero no hay de qué preocuparse. Este baile son grupos de seis personas y de los seis solo un caballero se sabe los pasos del baile, y aunque intenta guiarnos no puedo decir que lo consiga en todos, hay alguno de cruzarse que no acabamos de pillar. En cualquier caso bailamos y nos reímos un rato. Tras ese baile buscamos a otra amiga y escapamos a la sala de fuente, que extrañamente está vacía. Aquí suele haber siempre parejas, es un rincón muy curioso para observar sin ser observado o bien para hacer cualquier cosa que no quieras que te vean hacer. Y jugamos a las poses de Las Tres Gracias. Así las horas del segundo baile pasan más rápido, pero el baile no acaba cuando termina la música, la cena, las charlas y las danzas. Tras el último baile la anfitriona del baile nos presenta a una cantante que nos va a deleitar con un extracto de la Ópera Carmen. Este tema, promovido por el gracioso chambelán, fue repetido y seguido por las palmas de los invitados al ser una de las partes más famosas y, por tanto, conocida por todos. Tras la ópera nos acercamos a la salita de la fuente donde la anfitriona nos iba a regalar otra sorpresa, una introducción sobre duelos y lucha de esgrima con diversas armas como el sable o el bastón. Esta vez los balcones fueron provistos de asientos y disfrutamos de una magnifica exhibición de dos caballeros luchando (creo que he compartido dos vídeos en la página de facebook del blog). La explicación fue muy interesante pero lo más llamativo fue la demostración, hubo quien se emocionó y no paró de gritar “bravo” , y es que el sonido y brillo de los metales al golpearse y los giros de los contrincantes le daba un toque canalla al baile. Según la explicación, según de donde fueran los caballeros tenían una forma de luchar diferente, a los españoles los llamaban bailarines porque se movían como danzando siempre buscando el toque del acero frente a los italianos que siempre luchaban de frente y prima la velocidad. Tras la exhibición nos fue servido el chocolate con buñuelos y galletas de té. Con respecto al año anterior hay que decir que el chocolate caliente entraba peor porque no hacía el frío que debería en esta época, pero en cambio se compensó ofreciendo algo tan típico como los buñuelos, que ya se vendían en la época. Y mientras tomamos el chocolate tenemos la presentación de la última actividad de la noche y despedida. Ya que estamos en Sevilla la anfitriona ha pensado que lo mejor es ofrecernos como broche final a tan magnífica velada, un bolero bailado. Así que nos sentamos a disfrutar del baile. Algunos ya se han marchado pero es que hay que tener en cuenta que ya es de madrugada y al día siguiente toca de nuevo madrugar (por una vez no he notado para nada el cambio de hora, eso es que necesita la hora de más). Nosotras no nos marchamos hasta que el bolero se termina, la gente empieza a despedirse y el salón de baile se cierra. Y después igual estuvimos media hora o más hasta que pudimos irnos (el tema de los taxis ya lo comenté y prefiero no volver a recordarlo, con deciros que un taxi en verde pasó de largo a todo un mariscal francés). Otra año tuvimos una noche fabulosa en el Regency Ball. Un éxito de baile, que si todo va bien, el próximo año se quiere celebrar en Sintra (Portugal).
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