Después de descansar un rato mientras llovía intermitentemente salimos para ver la Torre Campveerse. Es una de las hospederías más antiguas de los Países Bajos. Estuve mirando el alojamiento ahí, pero era demasiado caro para nuestro presupuesto. justo en la pared hay un trozo de madera y una plaza en holandés, así que no conseguimos descubrir que era exactamente suponemos que el vestigio histórico de algo. Ya paseando con más calma visitamos el bastión que rodea la torre, los cañones, y vimos las medusas flotar por las orillas del puerto, con la calma del viento el lago parecía un reflejo del cielo. Es normal que en estas épocas estivales el lugar sea visitado, es un pueblecito con rincones llenos de encanto. El casco antiguo también cuenta con pequeñas tiendas, cafeterías y galerías donde los visitantes pueden explorar artesanías y productos locales, hay visitas guiadas regulares para saber sobre la historia y el patrimonio arquitectónico de la ciudad peor en nuestro caso
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