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Beitou - Taiwan

Beitou

Salimos del hotel de Kaohsiung y teníamos la opción de ir con las maletas a la estación y coger el metro hasta la estación de tren de alta velocidad o bien coger un taxi en la misma estación de tren. Visto que los taxis son baratos y lo único de lo que hay que preocuparse es de tener el nombre en chino de a dónde, vas decidimos tomar un taxi. Hoy iremos de Kaohsiung a Taipéi en el tren de alta velocidad. Hasta ahora hemos viajado por Taiwán en el TRA, el tren normal, que es más lento pero mucho más barato. Como el recorrido es largo y ya hicimos todas las paradas intermedias deseadas decidimos gastar un poco más y así aprovechar horas de luz. El tren de alta velocidad tiene sus estaciones normalmente en las afueras de la ciudad por el cambio de vías, en este caso la estación está al lado del Lago de Loto donde ya estuvimos. Aunque el tren normal tuvimos que comprar los billetes con antelación ya estando en Taiwán por lo de los dos días de plazo entre el pago y la recogida. El tren de alta velocidad permite reservarlo y recogerlo con mucha más antelación. Dos meses antes del viaje compramos el billete de tren. Aunque he dicho que el tren de alta velocidad es más caro que el tren normal aun así es más barato que un ave Madrid-Zaragoza (y ni contaros Barcelona-Zaragoza que siempre es más caro). Una vez estuvimos en Taipéi, además de encargarnos de comprar todos los billetes del TRA, también ese día nos encargamos de recoger los billetes del tren de alta velocidad. En la estación central de Taipéi está en una ventanilla distinta a los trenes normales, nos costó un poco localizarlo pero afortunadamente los taiwaneses siempre amables nos corrigieron y nos enviaron a las ventanillas correctas. Con el pasaporte con el que haces la compra es como lo puedes retirar. Así que retiré los tres billetes de tren y así en Kaohsiung no tuvimos que hacer nada más que llegar, buscar la vía y bajar al andén a coger el tren. Como en los trenes normales en el suelo te marca el vagón que va a parar ahí. Cuando llegamos salimos en dirección al hotel del primer día y dejamos las maletas para volver a la estación central y coger el metro hasta Beitou. Habíamos dejado Beitou para el final porque nos gustan las aguas termales y después de ir recorriendo la isla (y teniendo por delante otros dos países más que visitar) nos apetecía un día de relax. Tomamos la línea roja del metro hasta la parada Beitou y aquí la rosa hasta la parada XinBeitou, había bastante gente esperando para coger el metro a XinBeitou, el metro es pequeño, hay solo dos o tres vagones y por dentro tienen adornos relacionados con las aguas termales que dan información interactiva del lugar. Nada más salir del metro hay dos avenidas, nosotras tomamos la que está más a la derecha y andando llegamos a la biblioteca pública. Hay que comentar que salimos de Kaohsiung a veintidós grados a las nueve de la mañana y a Beitou llegamos con lluvia, y no una lluvia suave, por lo que la visita a Beitou nos la tomamos con calma, de forma que dimos un rodeo al estanque y el puente en el jardín que rodea la biblioteca y acabamos en un mirador de madera que tienen y que da cara a la biblioteca y el jardín, lo bueno del sitio es que tiene techo por lo que había bastante gente también parada ahí. Con la lluvia que caía no apetecía mucho caminar pero nos llegó una música cercana, nos daba la impresión que salía de la casa que había junto a la biblioteca por lo que salimos de nuevo a la calle y seguimos subiendo hasta llegar a una fila. Cuando miramos bien descubrimos que esa fila era para entrar al museo de las Aguas Termales de Beitou, y como la casa está a cubierto y de ahí salía la música no dudamos en entrar. Al entrar tienes que quitarte los zapatos y con ellos en las manos te llevan hacia unas taquillas donde te sacan unas zapatillas de tu número (y digo de tu número porque las tres tenemos diferentes tamaños y ninguna tuvo problemas con sus zapatillas), y te dan una llave de un casillero donde guardar tus zapatos hasta que decidas irte. Una vez calzadas con las zapatillas entramos en el museo. El museo es una antigua casa de baños comunal de arquitectura japonesa(fue la casa de baños públicos más grande del noreste de Asia de su época.) y en la planta de arriba, a la que accedimos desde la calle, hay una banda de música de instituto y son los que producían la música que nos llegaba desde el jardín. Hay un tatami y la gente está sentada sobre él escuchando la música. Nos quedamos hasta que terminan su actuación y entonces comenzamos a recorrer la casa. La planta primera se presenta como una casa con columnas de piedras, balcones para asomarse al jardín y ventanas y paredes de madera. La vista desde los porches de la primera planta son agradables, la pena es la lluvia que sigue cayendo. Hay varias salas en la primera planta con información sobre la historia de las aguas termales y de la población aborigen de la zona. Antes de que llegaran los japoneses, Beitou estaba donde residían los aborígenes Ketagalan, y el nombre Beitou se deriva del asentamiento de esta tribu aborigen Beitou. Bajando unas escaleras de madera se llega a la planta baja donde nos encontramos con una piscina y diversas salas con la decoración de los baños termales antiguos y algunos objetos de la época. La idea de las aguas termales se introdujo por primera vez en Taiwán durante la era colonial japonesa y aquí se encuentran objetos de esa época, igualmente las salas de baño tienen sus mosaicos y hay una pequeña sala separada que es, según los paneles explicativos, la sala VIP de los oficiales japoneses cuando iban a las aguas termales. Las ventanas de abajo tienen vidrieras y las dan al jardín, y sigue lloviendo. Al final salimos del lugar para poder seguir viendo cosas, aunque nos mojemos. Seguimos la calle hacía arriba y pasamos junto al río, hay varios carteles donde se indica que está prohibido el baño debido a las altas temperaturas. El paisaje es muy bonito aunque el agua empieza a sacar humo. Siguiendo hacia arriba hay unos carteles que nos orientan hacia la izquierda para entrar el Valle Termal o del Infierno. Aquí se pueden ver los manantiales de agua de azufre, dado que un cráter volcánico lleno agua sulfurosa de color verdoso, el agua está tan caliente que al principio casi no vemos el color debido al intenso vapor que sale del agua. Después de un rato por la zona conseguimos ver el agua de color verdoso y con burbujas debido a la ebullición. Tras ver la zona regresamos por donde hemos venido hasta llegar a los baños termales públicos, que era lo que queríamos hacer hoy,, tomar unas aguas termales y descansar. Cuando llegamos vemos mucha gente de pie delante de la puerta y no entendemos nada, como la calle es muy estrecha y sigue lloviendo con los paraguas nos cuesta conseguir ver las máquinas para sacar el billete de entrada. Junto a la puerta de acceso a la izquierda hay unas máquinas donde hay comprar el billete para acceder a las aguas termales. Después a la izquierda empezamos a hacer fila, al parecer todos están esperando a que las aguas termales se vacíen de gente para que pueda entrar más gente. Aquí hay varios orientales y unos franceses, debido a que solo estaban los franceses nos costó llegar a la deducción de que tocaba hacer fila bajo la lluvia, no lo entendíamos porque salía gente pero no entraba nadie. Junto a la puerta hay varios carteles con la ropa que está prohibida. Cuando por fin entramos la mujer de la puerta nos separó a los franceses y a nosotras del resto, resulta que no se fían y nos pidieron que le enseñáramos los bañadores, hasta que no vieran que cumplíamos las normas no nos dejaban entrar. Tras demostrárselo bajamos la escaleras que dan a las duchas y las taquillas, para guardar las cosas necesitas cambio justo, menos mal que teníamos suficiente. Guardamos todas las cosas y nos fuimos a las duchas, antes de entrar en este tipo de aguas termales hay que lavarse con agua fría primero (no eran nuestras primeras aguas termales) y luego entramos en la primera piscina, estaba caliente pero se podía aguantar. Mis amigas probaron las otras piscinas, hay por niveles y según vas subiendo de nivel el agua está más caliente. Bajo el techo que ponen a las piscinas (y que nos evita la lluvia) hay un marcador con la temperatura del agua. La última estaba prácticamente vacía pero es que era inhumano el calor de esa agua. El vigilante se toma muy en serio su trabajo, a todos los que intentaron hacer fotografías les pegó una pitada y una buena bronca, y a los padres con niños pequeños que hacían lo que querían también. Luego, sin tejado hay otra piscina que es la de agua fría, aunque en vez de fría estaba helada. Cuando nos cansamos de salir y entrar nos duchamos nos vestimos y salimos. Aunque nos duchamos yo aún olía a azufre en la piel, aunque hay que decir que la piel se quedó toda suave, una maravilla. Volviendo pro la misma calle hacia la estación de metro entramos en el Centro Cultural Ketagalan que está dedicado a las distintas tribus aborígenes de Taiwán. En la primera planta encontramos los trajes típicos de cada tribu y aquí vimos a los de Taroko así como el traje de la figura aborigen que vimos en Kenting. Muy interesante tener más información sobre todas esas pinceladas aborígenes que habíamos ido teniendo por nuestro viaje por la isla. De aquí salimos para ir al metro y regresar a Taipéi. El regreso fue bastante duro porque había muchísima gente, tuvimos que ir aplastados de pie con el aire acondicionado muy fuerte y a mí se me había metido agua en los zapatos al meter el pie en un charco y tras una hora con los pies mojados bajo el frío acabé acatarrándome.


Visita: Noviembre 2018


Información para viajar: Pendiente

Parque Nacional de Kenting - Taiwan

Parque Nacional de Kenting

De Hengchun salimos hacia el parque nacional de Kenting, por la carretera tenemos a un lado las montañas y al otro la playa de fina arena, en vez de piedra como en Hualien. La entrada del parque está subiendo una montaña, y cuando entramos al parque estábamos prácticamente solos pero cuando salimos el parking estaba ocupado con varios autobuses, y a decir vedad al salir del parque nos encontramos con un grupo grande de estudiantes que se dedicaron a saludarnos al pasar. Aun así me dio la impresión que hay más turismo en el norte que en el sur, y si bien es un paisaje distinto a mí me resulta igual de interesante o más, tal vez porque no estoy tan acostumbrada. Al igual que en otros sitios en el parque hay dos tipos de caminos; la carretera asfaltada y los caminos de tierra entre los árboles. Como en otros parques según la ruta cogimos un camino u otro, sobre todo haciendo caso de las señales de peligro por avispas y serpientes venenosas. Lo primero de los que te das cuenta al entrar al parque es la variedad y diversidad de especies naturales. No se puede concretar en un estilo sino que tiene árboles que serían más tropicales, pero también otros más mediterráneos. Hay tantos paisajes diferentes. En la entrada te dan un folleto con un mapa así que nada más entrar podemos organizar lo que queremos visitar. Debido a que no hacemos noche en Kenting sino que tenemos que volver a Kaohsiung, no tenemos tanto tiempo como quisiéramos así que toca organizarse y decidimos tomar los caminos que nos lleven a las dos grutas que tiene el parque, porque preciosamente las grutas de ese tipo no son habituales en Taiwán. Mientras caminamos por la ruta roja del plano nos encontramos con un paisaje más verde y con árboles llenos de frutos y flores, pero luego entramos en un paisaje completamente diferente, el sol y el cielo azul que nos acompañaba se oculta bajo la frondosidad de los árboles y el camino se torna de un tono más gris y marrón. Esta parte del parque es diferente a la que hemos podido ver en otros parques porque lo que ocupa el camino son rocas porosas de tono grisáceo, estas rocas tan curiosas se deben a que este suelo estaba bajo el mar hace millones de años, y aquí se acumulan fósiles de algas, mariscos y corales que son lo que le dan ese paisaje a este rincón del parque. En ocasiones nos parece que estemos caminando entre enormes piedras pómez, debido a la porosidad de las rocas y del suelo, por otro lado los árboles que pueden vivir en este suelo marino son muy específicos, por eso cambiamos de vegetación y nos encontramos con muchas lianas que estrangulan a los árboles y las raíces que se van moviendo y alargando en busca de lugares de donde alimentarse. A través de este paisaje llegamos a una pequeña explanada donde hay una torre artificial, desde lo alto de la torre se puede disfrutar de la vista del lugar: la costa, el mar, el verdor del parque en su vegetación y un pico que sobresale, y que nos comentó el guía que era el símbolo del parque de Kenting. El solo se refleja en el agua y nos da una vista de postal del lugar. Al lado de la torre hay una de las grutas a las que vamos, esta gruta se llama “cueva del Dragón”, es una cueva de estalactitas de erosión creada por el agua subterránea que tiene este lugar, este tipo de cuevas, aunque para nosotros no son raras, para Taiwán es una rareza. Y es cierto que de todos los lugares naturales es el único donde las hemos encontrado. La cueva del dragón tiene un corto recorrido, es alta y estrecha por lo que es de sentido único, aunque al salir de la cueva hay dos caminos uno para seguir el recorrido, y otro para volver a donde estabas antes. Así que puedes repetir trayecto si quieres. Nosotras continuamos el recorrido entre rocas porosas hasta la siguiente gruta que es mucho más grande. Pero cuando llegamos ahí hay una valla con un cartel que indica que el acceso a la gruta ha sido cortado debido a que está inundada por el agua subterránea. Con mucha pena hicimos fotografías al cartel con las explicaciones sobre la formación de la gruta y las fotografías de la misma y seguimos el camino por el parque. Siguiendo llegamos a un mirador con escaleras desde donde se tiene una vista del parque, el mar y la famosa roca representativa del lugar. Seguimos por este camino y nos encontramos con una figura de piedra de un aborigen, el guía nos indica que este lugar solía ser un pueblo llamado "Sheding", que pertenecía a la gente de Paiwan desde hace cientos de años. Luego se convirtió en un jardín de plantas tropicales en el período de ocupación de Japón y finalmente se estableció el parque para preservar la vida y los paisajes naturales. El camino que tomamos es un jardín tropical llenos de árboles y carteles sobre ellos. Por este camino también llegamos a uno de estos árboles que tienen las raíces por la zona superior y son tan delgadas, los vio bastante por la selva de Malasia pero jamás me quedo con el nombre pero no es el tipo de árbol que te puedes encontrar en España. Mientras nos entretenemos mirando sus curiosas raíces oíamos un ruido a nuestras espaldas, volvemos la vista y sobre las ramas de unos árboles hay unos monos mirándonos en silencio. Cuando se dan cuenta que nos hemos dado cuenta que nos están observando empiezan a correr de rama en rama y van pasando de un árbol a otro hasta alejarse hasta cuatro monos. Afortunadamente son fauna libre que hay pro el parque y no se acercan a los humanos, no me gustan los monos salvajes y prefiero que nos observen de lejos a que se acercaran. El guía nos comenta que aquí se suelen ver monos y águilas. Las águilas no las llegamos a ver. Tras dejar atrás esa parte del parque llegamos a un invernadero con una gran variedad de cactus, donde según me dijo mi amiga hay arañas enormes, pero yo no las vi, creo que ya tuve bastante de arañas gigantes. Al lado del invernadero hay un estanque con su diversa flora, es como están en un jardín botánico dado que pasamos de un tipo de planta a otra. No muy lejos llegamos a un lugar lleno de pequeñas palmeras en el suelo, el guía nos comenta que esa es una planta prehistórica y lo cierto es que me recuerdan a una planta prehistórica que vi en Malasia, aquí no hay cartel explicativo como en Malasia pero sí que tiene la misma forma, y es que no lo he olvidado porque me pareció muy curioso cómo es que se conserva una planta sin evolucionar tantos millones de años después. El camino continúa recorriendo más plantas y árboles distintos y llegamos al centro de visitantes que está completamente vacío. Como decía, me da que no hay mucho turista por la zona. En el centro de visitantes nos regalan, a cada una, una fotografía del parque que venden como postales. Nos tomamos algo y seguimos el camino hasta la salida del parque porque no tenemos más tiempo para seguir. En el camino de regreso es cuando nos encontramos con el grupo de estudiantes que van de visita y a los que les llamamos más la atención que las plantas. El regreso en coche desde Kenting hasta Kaohsiung lo hacemos sin parar, aunque tenemos que pedir al guía que baje el aire acondicionado. Esto no lo he comentado pero es algo muy curioso, cuando llegamos a Taipéi nos parecían raros los taiwaneses, los veíamos vistiendo gorros y jersey de lana y abrigos de inviernos, y en la calle hacia una temperatura minina de 21 grados y máxima de veinticinco par a arriba, pero no era para ir tan abrigado, hasta los niños nos daban pena verlos tan abrigados, pero eso fue antes de descubrir que en todos los lugares con aire acondicionado (tiendas, centros comerciales, hoteles, metro, estación de tren, tren, aeropuerto, etc) ponen el aire acondicionado altísimo. Tan alto que yo tuve que usar el polar solo para los interiores, y una de mis amigas tuvo que sacar el plumas, que por la calle llevarlo encima era una molestia pero es que luego nos congelábamos cuando entrabamos al metro durante mucho tiempo, o incluso una vez en el 7-11 casi salí en el mismo momento que entré porque era como entrar en un congelador. Y debe ser algo típico de ellos porque cuando fuimos en coche con un guía estadounidense el aire acondicionado era normal, de ponerse una chaqueta, cuando nos tocaban guías taiwaneses tocaba sacar la chaqueta, el polar, el pañuelo, y no saque el abrigo porque no me lo llevé. No entendimos esos extremos.

Visita: Noviembre 2018


Información para viajar: Round Taiwan Round


Hengchun - Taiwan

Hengchun

Si tuviéramos más tiempo una opción a tener en cuenta es bajar en autobús a Kenting (no hay tren) y así disfrutar de sus playas y su parque natural, pero a mis amigas no les va la playa por lo que Kenting hubiera quedado fuera, pero aunque no pudiera ver las que dicen son las fabulosas playas del sur, sí quería ver el parque natural de Kenting. Pero ¿Cómo verlo sin bajar en autobús hasta ahí? Pues la opción la encontré en un tour que recoge en Kaohsiung y te lleva hasta Kenting. El tour, al igual que el autobús de ruta, para en Hengchun. Aquí tenemos nuestra primera visita, el Templo Checheng Fuan, que es el templo que rinde culto a Tu Di Gong (que significa Dios de la Tierra, o Dios con Virtud y Fortuna) más grande de Taiwan. Tiene doscientos años de antigüedad y es un edificio del estilo del templo real del norte de China. Este templo fue construido para aliviar el dolor y actuar como apoyo para los pioneros de China continental. La estatua del dios es del estado de Chuan en China. Por fuera puede parecer igual que otro templo de este estilo pero por dentro me recuerda a una iglesia, nada más entrar te encuentras con un altar con diferentes pisos que cuentan historias o tienen figuras, al igual que los altoares de las iglesias tienen sus apartados con los santos. También dentro del templo encontramos objetos que no hemos visto en otros templos. En la zona superior podemos ver con más detalle la parte superior del “altar”, y resulta curioso porque en los otros templos cuando subes tienes el altar de otro dios o dioses, pero aquí es simplemente un hueco para observar el altar principal desde arriba. Un poco más adentro encontramos una mesa y zona para rezar. Hay que comentar que otra de las cosas que tiene este templo son las vistas que tiene, desde uno de los balcones de la zona superior se puede ver toda la montaña que rodea la ciudad, donde destacan las figuras de varios templos, y por el otro balcón se puede ver la costa y las playas, así como el mercado de frutas que hay en la parte inferior y trasera de templo. Bajando por el ascensor del templo llegamos al mercado. De aquí nos vamos a la ciudad antigua de Hengchun. Cerca del final de la dinastía Qing, el canciller Shen Bao-zhen fue asignado aquí. Construyó la primera ciudad castillo de Taiwán para derrotar a los enemigos que venían del mar. Ahora es uno de los sitios históricos de segundo grado y la única ciudad castillo de Taiwán que conserva todas sus puertas en pie. Algunas partes de la muralla del castillo también se mantienen adecuadamente y se puede caminar sobre ellas. Nosotras nos dirigimos a una de las puertas que permite subir y pasear por las murallas de la ciudad. La muralla así como la puerta está hecha de ladrillo rojo, hay escaleras para subir hasta la parte superior y se ve todo alrededor. Como había dicho ya, cuando más al sur más calor hace y aquí, cercanos a la punta sur de la isla de Taiwán el sol pica con fuerza. Las tres tenemos que taparnos, ya sea con paraguas o con pañuelos sobre los sombreros porque la piel quema bajo el sol. Alrededor de la muralla hay varios árboles por lo que, si no fuera por el calor, sería un paseo agradable. Cuesta imaginar cómo lo hacían en esa época porque debía haber gente en las murallas vigilando ante posibles ataques. De aquí nos dirigimos a otra de las puertas, tanto la oeste, este, norte y sur se pueden ver en pie, pero solo podemos andar por dos de ellas. Por esta otra puerta la parte de la muralla tiene una rampa en vez de escaleras, el guía nos comenta que era para subir ahí con los caballos. Desde aquí nos asomamos a las almenas de la puerta que hoy es acceso de carretera a la ciudad, y de las murallas. Junto a la muralla hay un parque con árboles que dan sombra para protegerse del calor. De cualquier manera somos las únicas personas tanto aquí como en la otra puerta. Es en Hengchun donde nos quedamos a comer, sus casas son todas de una o dos plantas y el guía nos lleva a comer a un sitio de los que veo en las series asiáticas donde cocinan al lado del comedor para que lo puedas ver, y donde hacen un sabroso pulpo a la brasa. De aquí nos acercamos a ver otra de las puertas, la más grande. Al contrario de las otras esta puerta tiene techo y no tiene murallas, y además se encuentra en ¡una rotonda!. Después de casi dos semanas en Taiwán es prácticamente la primera rotonda que vemos. Esta es una de las cosas que más nos sorprendieron en Taiwán, y es que ellos no tienen apenas rotondas sino que se cruzan en las intersecciones sin accidentes ni pitadas. Nosotras nos entreteníamos viendo el tráfico de Taiwán sin las rotondas pero ellos se pueden volver locos si llegan a España (donde parece que no sabemos vivir sin una rotonda).

Visita: Noviembre 2018


Información para viajar: Round Taiwan Round


Kaohsiung - Taiwan

Kaohsiung

Tomamos el tren normal de Tainan a Kaohsiung y dejamos las maletas en el hotel antes de empezar la vista a la ciudad. El hotel, como todos los demás, estaba cerca de la estación de forma que no nos costó nada volver a la estación y coger el metro hasta la estación de tren de alta velocidad, y desde ahí caminamos unos minutos para llegar al Lago de Loto. Desde el lado más cercano a la estación se encuentra el templo de Confucio. Al entrar te piden que escribas tu nombre, de dónde vienes y cuantas personáis sois. Fuimos las primeras en escribir en nuestro alfabeto y cuando miró de donde éramos el hombre puso cara de sorpresa, ya sabíamos que no hay mucho turismo español por ahí. Dentro del templo había una pareja haciéndose fotografías vestidos con trajes chinos pero aparte de ellos no había mucha más gente, luego irían apareciendo más turistas; occidentales y orientales, pero por ahora teníamos el templo para nosotras solas. El lugar tiene una amplia plaza con un edificio central, que es el más decorado, y visto desde el exterior es mucho más grande que otros templos de Confucio que habíamos visitado. En los edificios que rodean al templo central podemos encontrar una exposición tipo museo como ya pasó con el Templo de Confucio en Tainan, solo que aquí hay menos objetos y mucha más información escrita. Salimos del templo y aunque era pronto el sol ya empezaba a pegar fuerte, caminamos atravesando la puerta donde había una docena de perros tumbados bajo la sombra del arco (lo que dado del calor que iba haciendo tan poco era tan raro) y continuando recto llegamos al puente y el muro con las inscripciones de Confucio. Desde aquí llegamos a ver el templo de Wenchang, que está tapado por los árboles, y luego queríamos dar un rodeo al estanque pero nos encontramos con que había obras. Así que tuvimos que salir del jardín que rodea el lago a una calle que estaba llena de comerciantes, lo que viene siendo el rastro de toda la vida. Pasando a través del mercado conseguimos llegar al pabellón del Ártico que adora al dios Xuanwu. La estatua es de setenta y dos metros de altura y es uno de los edificios más altos del lago. Se llega a través de un puente adornado con pequeñas estatuas, todas decoradas con esos lazos rojos que les ponen y que no conseguimos saber por qué. Al fondo está la estatua gigante de Xuantian, el emperador del cielo oscuro. Arrepentido de sus pecados, se arrancó el estómago y el intestino y los tiró al río. El estómago se convirtió en una tortuga y el intestino en una serpiente que se dedicaron a hacer el mal. Por eso se le representa sentado sobre una gran roca sujetando la espada Qixing de las Siete Estrellas y pisando a la tortuga y a la serpiente. Se puede entrar al interior de Xuantian, aquí tenemos escaleras por las que subir y en un lateral vemos la figura de una tortuga y una serpiente, representando los símbolos del mal de Xuantian. Antes de entrar nos quedamos mirando a unos orientales que estaban jugando a una de las muchas máquinas que hay en todos los templos y que parecen gustarles tanto. En esta se dedicaban a tirar monedas a la cara de unas esculturas y cuando acertaban, éstas se ponían a tocar los tambores que llevaban. No sé si ya lo había comentado antes, pero cuanto más bajamos hacia el sur, más calor hace. De aquí nos fuimos al Pabellón de la Primavera y el Otoño que son Pagodas pertenecientes al Templo Ciming. Son dos torres separadas por la figura de un enorme dragón, sobre el que cabalga Guanyin, la diosa de la Misericordia, vestida de blanco y acompañada de dos niños. Aquí se entra a través de la boca del Dragón, subiendo unas escaleras que simulan ser su lengua, por dentro los pasillos están decorados con la historia y la vida del dios, y acabas saliendo por la cola del Dragón, a la salida se pueden ver las tortugas vivas que tienen en el estanque. A partir de aquí el paseo alrededor del lago está lleno de flores de loto, aves y vistas de postal. Las Pagodas del templo Ciji están situadas dentro del lago. Son uno de los principales atractivos. Para llegar a ellas hay que atravesar un puente sobre el lago en zig-zag. La Pagoda de la izquierda tiene un enorme Dragón y la de la derecha un Tigre. Es muy importante entrar por la boca del Dragón y salir por la del Tigre para tener suerte y librarnos de los malos espíritus, por lo que se aseguran al poner varios carteles que te “obliguen” a entrar correctamente. Dentro del dragón, como el otro, hay que recorrer un pasillo con relieves que te cuentan una historia. Al final del pasillo nos encontramos con una mesa y una señora que nos pide un donativo. Después de pasar por el interior del Dragón se llega a su pagoda que tiene 7 plantas. Para subir hay unas escaleras de caracol. Yo solo subo un par de pisos mientras mis amigas se niegan a seguir subiendo escaleras con el calor que hace. La Pagoda del Dragón se comunica con la Pagoda del Tigre a través de un puente, lo único bueno de subir los pisos de las pagodas es que tienes una mejor vista de las figuras que decoran las susodichas pagodas. Al final del recorrido se sale por la boca del tigre que, como los otros pasajes, está lleno de relieves de colores. Tras la visita a la pagoda del tigre y el dragón hay una panadería cuyo olor nos llegaba desde el templo así que nos acercamos a por dulce para comerlo a la sombra de los arboles junto a lago. Cuando terminamos de comer cogemos un taxi de esos que los turistas que llegaban al lago iban dejando libre y señalándole el nombre en chino del consulado británico nos dirigimos hacia allí. Cuando llegamos el taxista nos dejó en un lado de la montaña que tenía una gran escalera. Empezamos a sospechar que los taxistas tenían gran interés porque subiéramos muchas escaleras porque igual que el de Jiufen, nos señaló las escaleras como si tuviéramos que subirlas. Resulta que la antigua Residencia Consular Británica se encuentra en lo alto del monte Gushan, y aunque ofrece unas buenas vistas de la ciudad como ya íbamos a subir al rascacielos Sky Tower 88 no necesitábamos subir hasta el monte a por vistas. Andamos por el paseo marítimo que hay por esta zona y que tiene vistas a la isla cijin y a su faro de forma que rodeamos el monte Gushan y cuando vimos el precio de la entrada al Consulado decidimos no entrar, no nos valía la pena. Normalmente las entradas a los sitios son muy baratas, pero esta no lo era y tampoco nos iba a compensar. Nos dirigimos a coger el ferry que va a la isla Cijin. El billete del ferry se puede pagar pasando la easy card, que es lo que nosotras hicimos a la ida y a la vuelta. Subimos a la parte superior del ferry, para disfrutar de las vistas y el frescor del aire de mar. El paseo es muy corto pero agradable. Cuando llegamos y salimos del ferry nos dirigimos hacia la derecha para ir hasta el faro de la isla pero mis amigas con el calor que están pasando han decidido ponerse en plan relax y no quieren subir escaleras. Como no me apetece subir y dejarlas tiradas damos la vuelta y acabamos en la calle principal que cruza la isla de un lado a otro, esta calle está llena de tiendas, principalmente de comida: mariscos, ranas, y demás bichos desconocidos, pero también hay otro tipo de tiendas. La calle termina en la playa de fina arena y que estaba curiosamente vacía, aunque el paseo marítimo de la playa estaba lleno de gente paseando y montando en bicicleta. Acabamos en un chiringuito de la playa tomando algo para que mis amigas descansen a la sombra. Por la isla vemos muchos de los turistas montados en bicicletas que alquilan nada más bajar del ferry. Antes de que se haga tarde volvemos sobre nuestros pasos para coger el ferry y luego caminar hasta la parada de metro que nos llevará hasta el Rascacielos Sky Tower 85. Al contrario que con el Taipei 101 esta vez conseguimos subir antes de que anochezca, pero no es algo muy difícil si tenemos en cuenta que éramos las únicas turistas en el mirador. Cuando subimos nos encontramos con que estábamos nosotras y los dependientes de la tienda, así que dimos tranquilamente la vuelta al mirador, y nos sentamos frente al mar para ver el atardecer. Cuando bajamos del mirador volvemos al metro para ir a lo que va a ser nuestra última parada, en Kaohsiung hay más sitios que ver pero por ahora hemos visto suficiente teniendo en cuenta que acabamos de llegar en el mismo día. Nuestra visita final es la parada de metro llamada “The dome of light”, que una cúpula hecha con cristales de colores que cuenta la historia del universo, y desde diferentes ángulos una misma imagen en realidad son dos o tres imágenes diferentes. Estuvimos dando vueltas y vueltas intentado ver todas las imágenes que representa. Tras ello volvimos a la estación central para salir a cenar algo y donde nos encontramos con toda la gente que no habíamos visto haciendo turismo.

Visita: Noviembre 2018


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Alrededores de Beimen - Taiwan

Beimen

Nos marchamos a visitar el templo de Nankunshen y, aunque después de tanto templo ya estamos un poco perdidas, este es el templo más grande que visitamos. Hace más de 300 años el Templo Nankunshen se construyó en Tainan durante la dinastía Ming, pero se trasladó a su ubicación actual en Beimen debido a una inundación. Cuando llegamos al templo estaban recogiendo una especie de carrozas, el guía nos comentó que era para una celebración, pero debían haber terminado porque estaban metiéndolas en los camiones como si fueran pasos de semana santa que se guardan tras las procesiones (por hacer una comparativa con algo con lo que estamos más familiarizadas). Ya había leído que en este tiemplo es normal ver costumbres tradicionales de la religión taiwanesa que ejecutan frente a la puerta del templo, lastima no haber llegado antes. De lo que se puede ver, por ejemplo, es que Qi Ye y Ba Ye (las deidades subordinadas Séptimo Señor y Octavo Señor) aparecen cuando los petardos explotan y hacen enormes sonidos. Los jitongs, que están armados con poderes milagrosos cuando las deidades descienden sobre ellos, se lastiman con armas para probar el poder de las deidades. Las multitudes que llevan a un palanquín (como los que estaban guardando) escoltan a una deidad hacia el templo. Los creyentes se alinean para cruzar sobre un pozo de fuego. Incluso en los intervalos entre estas actividades se visten con trajes brillantes y usan un maquillaje aterrador. Pero ya que no pudimos verlo volvemos al templo. El edificio se puede ver desde el arco antiguo chino de cinco puertas y seis postes. Y en un lateral vemos que hay un mercado y un 7-11 dentro del propio templo, el guía nos dice que es tan grande y vienen tanto fieles que fue necesario tener estas necesidades cerca. También hay baños por lo que te puedes pasar todo el día dentro del templo sin salir. Además alrededor del templo hay un gran jardín, es decir, puedes hacer una excursión de un día al templo. Este templo adora a cinco señores reales. Al entrar nos quedamos observando a unos fieles que están lanzando piedras, aquí nos hacen apartarnos a un lado porque no dejamos ver a los adivinos lo que están diciendo las piedras, y así ellos no pueden descifrar lo que el dios quiere responder a la pregunta que le hace el fiel. Aquí el guía nos explicó que si tienes una pregunta importante que hacer al dios usas unos los palitos que caen al suelo tras un movimiento aleatorio, y que tienen un número escrito para poder leer la respuesta, y que cuando se lanzan las piedras también es para obtener respuesta a la pregunta y que según como caen es si, no, o no hay respuesta (la explicación fue más detallada pero estaba más entretenida viéndolos que prestando atención al guía (que por cierto todos los tours eran en inglés porque en español pocos y los que había eran mega caros). Es el primer templo en el que vemos a los adivinos en acción, y parece que al que pregunta no le gusta la respuesta del dios porque sigue tirando las piedras. Nosotras nos marchamos y le dejamos con sus piedras y seguimos recorriendo el templo que tiene varios edificios. Caminamos por el templo delantero Daitian Fu y llegamos a la última parte del Salón Principal de Lingxiao, aquí se ve a los leones guardianes perfectamente alineados. Cornisas en varios colores y elaborados techos, así como magníficos murales en relieve. Entrando en el pasillo hay una figura que parece un fénix dorado y en el otro lado otra que parce un dragón, y en medio una tabla hecha de oro puro. Para construir la tabla, el templo gastó el fondo que había recaudado en los últimos cien años, más las donaciones de algunos creyentes. A decir verdad toda la sala refulge de dorado que casi hace daño a los ojos. Saliendo por un lateral se encuentra el Jardín de Dakun un jardín paisajístico de estilo Jiangnan que tardó varios años en construirse. Pasando al lado del estanque aparecen más templetes y muros donde se cuentan historias del Templo Nankunshen y una introducción a las vidas de los ciudadanos de Tainan. Si te paras a mirar cada detalle que tiene en los techos o en las paredes el templo puedes pasarte fácilmente todo un día. Como el templo va creciendo en una de las salas podemos ver en los techos a figuras más actuales a lo que estamos acostumbradas (como un deportista de béisbol). Del templo salimos en dirección a nuestra última parada antes de que anochezca: las salinas de Jingzijiao. Los campos de sal ubicados en Beimen fueron fundados hace más de trescientos años antes de que se cerraran debido a los elevados costes laborales, actualmente obtener la sal de la manera manual en la que se trabaja en estos campos es económicamente insostenible, pero decidieron abrir estos campos al público de manera que uno puede experimentar cómo se recogía la sal, así como paneles explicativos del proceso que siguen en la salina. El agua de mar atrapada en los campos de sal se evapora por el sol, y luego los agricultores recolectaban los granos de sal cristalizados. Hay varias particiones para dividir el agua de mar de la sal. En las salinas hay una torre a la que subir y desde donde se pueden ver las particiones de la salina. En la zona en la que te puedes mover es la última fase, cuando se puede recolectar la sal cristalizada. Hay varias zonas donde están trabajando y no se puede entrar, pero hay una zona grande para que niños y mayores entren y rastrillen ellos mismos la sal, o la carguen en las carretillas. No hay mejor manera de comprobar el duro trabajo y manual que implica la recolección de sal de esta forma. En los limpios campos de sal de forma cuadrada se puede ver un montón de sal blanca cristalizada entre una delgada capa de agua de mar, esto hace que los montículos de sal apilada de manera triangular se reflejen formando rombos. Además cerca hay un templo por lo que desde el fondo de los campos se puede ver el reflejo del templo en las salinas, y se llena de fotógrafos cuando se acerca la puesta de sol porque el reflejo toma unos colores más bonitos con el resplandor anaranjado del sol al anochece. Al regreso pudimos ver la cantidad de motos que circulan, y es que según nos comentó el guía, era la hora de salir del trabajo y regresar a casa. Nosotras ya sabíamos que eran muchas porque las habíamos sorteado en cruces y aceras pero lo que vimos en la carretera era un mar de motos y teniendo en cuenta que aquí conducen de una forma especial, tuvimos un entretenimiento en el camino de Beimen a Tainan.

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Tainan - Taiwan

Tainan

Nos despedimos de Taichung y cogemos un tren dirección Tainan donde nos alojaremos por dos noches. Tainan fue la antigua capital de Taiwán así que tiene muchos rincones históricos que recorrer y a su alrededor hay también lugares interesantes que visitar por lo que al final decido dividir la estancia en un día por libre y otro día con tour. Tainan ciudad en sí tiene muchos lugares que recorrer que si no estuvieran lejos se podrían ver con más rapidez de la que vamos a tener, el problema principal de la ciudad es que el transporte se reduce al automóvil o a pie, y las distancias son considerables. Ya que Tainan era grande, hay que tener en cuenta que fue antigua capital del país, cogimos un hotel cercano a la estación de tren para que no tuviéramos que desplazarnos con maletas, la cosa es que cuando habíamos cruzado (el hotel estaba frente a la estación) de repente empezaron a aparecer coches de bomberos que paraban justo enfrente del hotel, así que nos quedamos en la acera con las maletas mirándolo todo como si estuviéramos viendo una película. Al principio no sabíamos que pasaba ¿justo se había incendiado el hotel donde nos íbamos a alojar? Y mientras seguían llegando camiones de bomberos, junto a nosotras aparcaron dos de donde bajaron unos bomberos que empezaron a ponerse el mono y cargarse con cuerdas, una mujer al lado nuestro nos dijo algo en chino, con lo que nos quedamos igual, pero de ahí no nos movimos, luego vi como uno de ellos iba haciéndoles fotografías así que supusimos que era un simulacro de incendio. Pese a ello nos quedamos ahí hasta que finalmente volvieron, se cambiaron y se marcharon. Menuda primera aventura en Tainan. Tras marcharse los bomberos terminamos de cruzar la calle y entramos al hotel, eran antes de las tres pero solo queríamos dejar las maletas para salir a recorrer la ciudad. El trayecto programado lo haríamos a pie, excepto la última parte, que buscaríamos cómo ir (bus turístico, bus normal, taxi…). De la estación de tren caminamos hacia el templo de Confucio, tuvimos un camino largo y hacía calor, y eso que apenas eran las nueve de la mañana. Es cierto que cuanto más hacia abajo nos movíamos dentro de la isla, más calor húmedo hacía. Lo que era normal teniendo en cuenta que estábamos más cerca del Trópico. Afortunadamente las calles están cubiertas así que nos mantuvimos dentro de las aceras para evitar el intenso calor. Conseguimos descubrir cuál era el templo de Confucio por los turistas, aquí, al ser Tainan la ciudad más antigua del país y tener tanta historia, encontramos muchos turistas, tanto occidentales como orientales. Ya no éramos bichos raros. El templo de Confucio no fue solo un lugar para adorar al maestro más famoso de la historia china, en el pasado, era una escuela para niños. También fue el lugar donde se llevó a cabo el examen imperial, en el que los intelectuales intentaron obtener puestos oficiales. Este es el primer templo y escuela de Confucio en Taiwan. Según una colección de sus dichos, Confucio mantuvo una actitud negativa hacia la existencia de fantasmas y deidades. Por lo tanto, en lo que respecta a la arquitectura, la puerta de entrada en el templo de Confucio no tiene los retratos de los Dioses de la Puerta en ella para mostrar el respeto por Confucio. Además, las puertas con 108 clavos (símbolos de las 108 estrellas en el cielo) demuestran que Confucio tiene un estatus tan alto como la deidad principal. Además, no hay pareados publicados en los dos lados de la puerta. La pena es que la mayor parte del templo estaba en obras y no se podía ver, aun así pagamos la entrada (sí, Tainan es un sitio antiguo y turístico, así que se paga entrada en todos los sitios) y entramos a visitarlo. Y nos topamos con estudiantes que iban ahí de visita. Dentro el templo tiene varias salas con objetos antiguos mostrados como en un museo. Y también varias fotografías de los actos de celebración que hacen, así como los trajes de cada tipo que llevan con un cartel en inglés explicándolo. También vimos a unos niños con los palos de plumas que vimos en varios templos por Taiwan. Cuando salimos fuera nos entretuvimos bastante mirando cómo hacían deporte los escolares, nos parecía muy curioso porque resulta que pegado al templo de Confucio había una pista de atletismo con un pequeño paseo tipo parque, y ahí había varios grupos de escolares de distintas edades con banderas, así que estuvimos intentando dilucidar qué era lo que hacían. Tras el templo de Confucio nos acercamos al templo de las cinco concubinas. El lugar es un recinto muy grande, un parque rodeado de un muro, y dentro hay un montículo y un pequeño templo. A mis amigas les sorprendió que el templo fuera tan pequeño, aunque teniendo en cuenta que es dedicado a cinco mujeres, concubinas además, tampoco es tan extraño. La historia es que cuando el último miembro de la realeza de la dinastía Ming se dio cuenta de que la derrota estaba a la vuelta de la esquina, prefirió ahorcarse antes que sucumbir ante los conquistadores de la dinastía Qing. En un extremo acto de lealtad, las cinco concubinas del príncipe también se ahorcaron en el hall principal del Templo. En dicho parque también hay un templete en memoria de dos eunucos que también se suicidaron tras la muerte del príncipe. En todos los rincones hay carteles en inglés explicando los sitios. Después de visitar este lugar volvimos sobre nuestros pasos, en el camino de vuelta vimos una pequeña puerta china y unos turistas haciendo fotos así que cruzamos y nos acercamos a la zona, aquí había un pequeño templo y callecitas con tiendas para comer. Hay varias calles dedicadas a la comida aquí en Tainan, nosotras paramos en una de las terrazas que están en plana acerca para tomar algo y reponernos del calor de Tainan. Y luego continuamos camino a la Torre Chihkan. Aquí tienes la opción de pagar la entrada normal o coger la entrada que permite visitar cinco de los sitios históricos, y que sale más barata que coger las entradas de una en una. Nada más entrar estaba en una gran plaza con jardines y muchos turistas, occidentales y grupos de estudiantes chinos y japoneses. El lugar también se llama Fort Providentia y a la hora de seguir los carteles hay que tener claro los diversos nombres. Ese último nombre vino de los holandeses en 1653. Vamos por el lado izquierdo que está estanque y la sombra de los árboles, hay dos edificios de dos plantas que se pueden visitar. El primer edificio tiene una exposición sobre la Torre y Koxinga. Arriba del todo hay unas maquetas de barcos y unas buenas vistas del reciento y del otro edificio, para poder ver mejor los detalles. Luego bajamos y esperamos para subir al segundo edificio, en este tiempo habían llegado varios grupos de estudiantes japoneses y para subir a la segunda planta de los edificios había un contador en las escaleras que te decía cuanta gente había, y un cartel con el límite, así que tuvimos que esperar para poder subir. Arriba hay un dios con un pincel, resulta que debe ser el dios de los exámenes, de ahí tanto estudiante. Del segundo edificio vimos los restos de los cimientos de la antigua torre de la época holandesa, de ladrillo rojo, y luego nos dirigimos al jardín principal donde hay una escultura con Koxinga como vencedor sobre un occidental, entendemos que representa a los holandeses. De aquí vamos al templo que hay frente a la torre, al igual que el de Confucio este templo estaba también en obras, y parecía pequeño pero cuando entramos había varias salas por ver y resultó ser más grande los que nos esperábamos. Cada templo que visitábamos era diferente, es muy curioso no solo en el aspecto sino también cuando ves a la gente ir a rezar al templo, aquí nos paramos a ver cómo unos cuantos se dedicaban a quemar papelitos amarillos en el fuego, al día siguiente teníamos visita con guía a un templo y aprovecharíamos para preguntarle dado que no sabemos nada sobre qué significa esto, aunque si vimos muchas chimeneas y todos los templos tenía una. Y una vez salimos a del templo nos dedicamos a ver cómo llegamos al Fuerte de Anping. Como decía al inicio, las distancias aquí son amplias, y no sabíamos dónde coger los buses, por lo que paramos un taxi y le enseñamos la fotografía del fuerte. El taxi nos dejó frente a Yanping Old Street y ahí entramos al Fuerte. Este lugar es la fortaleza más antigua de Taiwan, dentro hay un edificio con una exposición sobre la historia del fuerte y de Tainan y una heladería y luego hay un muro antiguo que es la sección del muro exterior de la fortaleza junto a un árbol de esos que tienen largas raíces. Y al otro lado hay un baluarte de ladrillos rojos, con la figura de, suponemos, Koxinga y varios cañones de diferente época y estilo. Arriba del todo hay una torre blanca moderna, que desentona bastante con el lugar, pero cuando subimos hay una placa que indica que se construyó en los años sesenta, y en España en esa época también se hacían monstruosidades. Subimos la torre (solo hay escaleras para subir) y arriba está prohibido beber y comer (¡prohibido beber agua después de esa subida de escaleras!) . Pero vale la pena subir la torre porque tiene unas vistas impresionantes de Tainan, desde aquí se ve lo grande que es la ciudad. De aquí nos dirigimos al Castillo del Oro Eterno. A las seis de la tarde cerraban así que ya no es que se fuera a hacer de noche a las seis, es que no podríamos visitar el lugar sino llegábamos pronto, por eso también pasamos por el puerto sin entretenernos mucho y llegamos a tiempo para visitar el castillo del Oro eterno. La puerta y el muro del castillo del Oro Eterno están bordeados por un canal de agua, en realidad al entrar por la puerta podemos ver que el castillo es en realidad una antigua ciudadela europea; con forma pentagonal, con sus fosos y cañones. Dimos un paseo por la ciudadela, y pese a que estaba atardeciendo había algo de gente paseando, aquí también había cañones y sillas donde sentarse bajo los árboles a disfrutar de las vistas exteriores. El foso interior no tiene nada, y no se podía pasar. Cuando salimos ya estaba anocheciendo así que en taquilla pedimos un taxi, no entendían inglés pero taxi se entiende y con la amabilidad y simpatía taiwanesa la mujer me hizo una señal de “espera” llamo por teléfono y luego me escribió algo en un papel, me lo dio y señaló hacia la calle. Así que supuse que decía que esperara ahí al taxi y el papel descubrí que era la matricula del taxi que venía a buscarnos. Después de todo el día andando estábamos cansadas y le dimos la dirección en chino del hotel. Al día siguiente teníamos una excursión con guía por Tainan y alrededores. Primero marchamos al canal “Sicao Green Tunnel” pero hemos madrugado tanto que somos casi las primeras en llegar, así que vemos por fuera el gran templo que hay junto al canal. Este canal se construyó hace más de 200 años y hay una gran balsa que lo recorre, pero hay que esperar a que haya veinte personas para que salga. Una vez hay gente suficiente para hacer el recorrido nos enseñan un video de seguridad y nos dan los chalecos salvavidas y los sombreros. Los sombreros parecerán inútiles pero no lo son dado que la balsa pasa tan cerca de los árboles de los manglares que fácilmente te puedes dar con la cabeza con sus ramas, y además hay muchos animales pequeños que pueden caer en nuestras cabezas. Así que todos llevamos los sombreros. El bote comienza un recorrido por el canal rodeado de un bosque de manglares. Reconozco que tras malasia tengo debilidad por los manglares, pero en este, pese a ir tan cerca de las ramas no conseguimos ver muchos animales, algún ave y un par de cangrejos, pero poco más. En cualquier caso el paseo tiene un hermoso paisaje porque las ramas de los árboles se unen formando un arco y entre el color del agua y el color de las hojas verdes de los arboles el canal parece un túnel de color verde, de ahí el nombre. Luego con la entrada puedes visitar el museo que hay ahí mismo, que tiene varios fósiles y esqueletos de animales que han ido encontrando en Tainan, incluidos los esqueletos de dos ballenas, la madre y el hijo que quedaron varados en la playa de Tainan y murieron antes de que pudieran devolverlas al mar. Aquí descubrimos lo que es el chubasquero antiguo taiwanés que vimos en el hotel de Jiufen. De aquí marchamos a la Casa Sio. En los días en que la sal era controlada por el gobierno japonés cerca de Anping Old Street había una casa de madera que servía de oficina para almacenar, vender e inspeccionar la sal. Su nombre chino Xiyou Chuzhangsuo se deriva del japonés. "Xiyou" se pronuncia como "sio", que significa sal en japonés. La sal en esa época era muy valiosa y por tanto controlada. Cuando llegamos nos encontramos con una casa de madera de estilo japonés, junto a un árbol lleno de tablitas de madera con deseos. En la entrada de la casa hay una fuente de agua, y tres objetos. El primero con sal para limpiarse las manos. Luego uno con agua y un cazo, y el siguiente vacía para que echemos el agua sobre las manos y lavarnos la sal. La casa conserva también una bicicleta antigua, aunque como el lugar es pequeño se visita enseguida. Dentro de la casa encontramos todo tipo de objetos relacionados con la sal: una escultura hecha de sal basada en la lechuga y el bicho de jade famoso del museo de Taipei, y una variedad de sal colorida que representa los 366 días del año, aunque las fechas están en chino y el guía tuvo que ayudarnos ea encontrar la sal de nuestro día y mes de nacimiento. También hay sales de baño, jabón de sal, helados con sal, todo tipo de cosas hechas con sal. Una de las mujeres estaba emocionada porque no suelen tener turistas españoles. Un lugar para llevarse un souvenir original y con historia. De aquí nos acercamos a la Anping tree house. En este lugar visitamos tres edificios. El primero de todos es una casa dedicada a la escritura china de alguien que nos explicó el guía pero que ya no recuerdo, en el lugar hay un pincel con agua y cemento para que la gente practique su escritura sin gastar papel. La siguiente casa es una mansión blanca de dos plantas y balconada. Después de la derrota de China en la Segunda Guerra del Opio de 1867, el gobierno de Qing tuvo que abrir el puerto de Anping a los extranjeros, y el comerciante escocés James Tait fue uno de los primeros en establecer una casa de comerciantes en Anping. Tait & Company fue la casa comercial más grande de su tiempo, principalmente dedicada a la exportación de azúcar granulada y alcanfor de Taiwán. Durante la era colonial japonesa, el comercio de alcanfor y opio se convirtió en un negocio del gobierno, lo que dejó a estos comerciantes extranjeros sin otra opción que abandonar Taiwán, incluida la Tait & Company. En 1911, el edificio de Tait & Company se convirtió en una oficina y almacén para la Japan Salt Company. Después de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en las oficinas de las salinas de Tainan. En el interior de la casa grande hay una explicación de la historia del lugar, objetos y láminas sobre la compañía. También hay salas con muebles originales, un reloj, una mesa con sus complementos, un escritorio y otros objetos más. También hay varias monedas, incluidas unas españolas. Y en uno de los pasillos hay un plano de Taiwán, aquí el guía nos dice que Tainan antiguamente se llamaba Taiwán y que cuando llegaron los extranjeros y desembarcaron en Tainan y preguntaron cómo se llamaba ese lugar, dijeron Taiwán. Y Taiwán se convirtió en el nombre de la isla y la ciudad acabó cambiando su nombre a Tainan. Se entiende que esta fuera la primera ciudad del país y capital del mismo, pero como nos indica el guía con el tiempo el norte se ha ido desarrollando y el sur se ha ido empobreciendo. El otro edificio es el antiguo almacén de Tait &Company, donde antes de que los productos se cargaran en los barcos, se almacenaban en lo que ahora se llama la Casa del árbol de Anping. De las tres casas, esta es la que más turistas atrae y es que este almacén fue abandonado y los árboles se hicieron dueños del mismo, entrando por el techo, las ventanas, las puertas. Debido a la fuerza de las ramas el techo ya no existe, y hay paredes interiores que tampoco se conservan y solo están los aceros que marcan la estructura del almacén. Las ramas de los árboles crean formas tales como corazones, raíces con la forma de la pared, y otras que han crecido de tal forma que han creado barrotes a una de las puertas y hay una sala en la que ya no es posible entrar. Han construido escaleras de madera y metal y plataformas de observación, lo que permite a los visitantes serpentear a través de los árboles y ver el almacén desde las ramas. Además de esta visita también hay una plataforma sobre el puerto del canal por donde llevaban las mercancías y desde aquí se ve parte de la ciudad y el canal. Una vez salimos de la casa árbol nos acercamos andando a Anping Old Street que está llena de casas tradicionales, casas de ladrillo bajo y mansiones occidentales. Construidas con tierra y tallos, estas casas de tierra apisonada son frescas en verano y cálidas en invierno, lo cual era muy común en la época en que una gran parte de la población se dedicaba a la agricultura. Aquí hay muchos sitios donde parar a comer antes de salir de la ciudad de Tainan. Sobre todo platos de gambas o camarones, que son típicos de Tainan.

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Puente colgante Houtanjing - Taiwan

Houtanjing Sky Bridge - Puente colgante Houtanjing

Del bosque de bambú nos marchamos a Houtanjing, para visitar el Houtanjing Sky Bridge. Esta área fue desarrollada durante la dinastía Qing. Hou significa mono. Tan significa echar un vistazo. Jing significa bien. El nombre en realidad representa el paisaje de esta área. Hay un valle por aquí y una pequeña montaña que es mucho más alta que otras alrededor, se encuentra al lado del valle; y se parece a un mono que mira furtivamente en un pozo al costado de la carretera. Esto es lo que comentó el guía, y es algo típico que los guías taiwaneses siempre vean parecido a todo, que si la isla tortuga, la roca india, la de la rana príncipe, etc. Aunque muchas veces nosotras teníamos que echarle imaginación para poder ver lo mismo que ellos. Para promover el turismo construyeron un puente colgante que cruza el valle, no es tan espectacular como el Zhushan Sky Ladder pero este sí estaba abierto y tenía algo de gente. El lugar estaba algo alejado de todo y solo hay un parking y un par de puestos, hay muchos muñecos y figuras y el guía nos explica que es la decoración de la fiesta lunar que no se ha retirado. Este puente de Houtanjing mide unos 200 metros y tiene 265 escalones (es un puente colgante con escaleras más pequeñito que el de Zhushan. Una vez entras en el recinto accedes al puente que siempre está decorado con mariposas y ves que lo que te parecía un puente pequeño sobre el papel en realidad no lo es. Bajar y subir las escaleras y caminar sobre este puente colgante no da ninguna sensación de miedo dado que no se nota apenas movimiento, solo un suave balance ocasionado por las personas que lo cruzan. Normalmente desde aquí se obtienen buenas vistas pero el cielo estaba muy nebuloso y con mucha luz y no se veía nada, así que solo teníamos la vista de un lado y del otro, además de la vegetación cercana. Aun así solo poder ver los cables que sujetan este puente colgante y la forma curva que hace ya vale la pena el ir hasta ahí. Cuando lo cruzar puedes ir a otra torre, en esta área de recreación, para ver la puesta de sol, aunque debido al clima o la polución el cielo no deja ver nada, ni el sol poniéndose ni la vista de la llanura de Changhua. Así que aunque el guía lo sugiere no hacemos el intento de ir pues no vamos a ver nada. Como este no es como el de Zhushan no hay camino que seguir así que es un puente de ida y vuelta, lo cual nos encanta porque así podemos volver a cruzarlo, y las vistas de un lado y de otro del puente son lo más llamativo que tenemos. Tras esto volvemos al coche para regresar a Taichung.

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Campos de té y Bosque de Bambú - Taiwan

Campos de té y el Daan Sea of Bambu

De Xitou nos acercamos a visitar el Daan Sea of Bambu, junto a la entrada del bosque también se puede visitar las granjas de té. Hay una bebida muy popular en Taiwán que es té puro. En chino lo llaman "Chun-chi cha". Chun significa puro y chi significa comer y Cha significa té. En esta zona hay varias granjas de té, algunas se pueden visitar con tours, nosotras solo vimos los campos de té que hay frente a la entrada del bosque de bambú dado que yo ya había estado en granjas de té pero no en bosques de bambú, solo vi pequeños jardines, nada comparado con el bosque que se encuentra en esta zona. Aun así en esta parada, antes del bambú tuvimos una vista de los campos de té y de su recolección, el guía nos explicó que lo hacen maquinas por ser más precisas que cuando se hace el corte a mano. Dejamos atrás los campos de té y nos adentramos en el Daan Sea of Bamboo que se encuentra en el municipio de Zhushan, Nantou. En chino Zhushan significa montaña de bambú. Una vez te adentras en el bosque hay un camino de losas de piedra para pasear por el bosque mientras a tu alrededor te rodean los troncos de un sinfín de árboles de bambú. El camino pasa tan cerca que puedes ver a todos los insectos que caminan por los troncos de bambú y llegado a cierto lugar te encuentras con un gran cartel con un pájaro y una explicación, el guía nos comenta que si prestamos silencio podemos oír e incluso ver a los famosos pájaros azules de Taiwán que nosotras solo conseguimos ver de pasada. Aquí no vimos ninguno más allá del de la fotografía. El guía no nos acompañó todo el camino sino que nos dijo que siguiéramos recto hasta un riachuelo y que luego siguiéramos siempre el camino del agua. Así que seguimos el camino hasta llegar a una bajada de la montaña, bajamos las escaleras que se adentran en la montaña y apenas veíamos a dónde íbamos porque los bambúes cubren toda la zona de montaña. Aquí vimos algunas personas pero prácticamente todo el camino por el bosque fuimos solas. Seguimos el curso del agua y encontramos preciosos rincones en este paisaje de montaña diferente a los otros que habíamos visto por Taiwán. Sin duda hay toda una variedad de naturaleza y caminos para pasear por ella en Taiwán.

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Xitou - Taiwan

Xitou

En Taichung nos alojamos porque cogí un tour a la provincia de Nantou donde se encuentra el que hubiera sido nuestra siguiente parada de viaje: el Zhushan Sky Ladder, este puente colgante con escaleras tiene una longitud de 136 metros y 208 escalones, con una altura de alrededor de 20 metros. Este puente se construyó sobre dos precipicios que cruzan un río, con el objetivo de facilitar el acceso de los turistas al Cañón Taiji . Además de cruzar el puente hay una caminata de unas tres horas por el cañón, el bosque de bambú y la selva que rodea la zona. Desgraciadamente dos días antes nos contactaron del tour para decirnos que el puente estaba cerrado por mantenimiento y que si queríamos podíamos usar ese tiempo en el Área natural de Xitou. No teníamos mucha opción así que al día siguiente el guía nos recogió en el hotel y nos llevó a la provincia de Nantou. Esta provincia es la única de todo Taiwan que no tiene frontera con el mar. El guía nos explicó que los taiwaneses suelen escapar a Nantou para librarse de calor de la isla y refrescarse paseando por su naturaleza. Y es cierto que cuando llegamos notamos la diferencia de temperatura; estuvimos a unos diecinueve grados o menos, y el calor húmedo y asfixiante de la isla no existía, sino que hubo momentos en que tuvimos fresco en manga corta. Para Nantou tenía claro que iba a tomar un tour porque el transporte público no es fácil por aquí, y cuanto más cansadas más despistadas. El guía nos llevó directamente al área natural de Xitou donde no pudimos verla toda dado que solo teníamos tres horas, pero caminamos bastante para ver diferentes paisajes. El guía nos recomendó ir al lago artificial y su famoso puente pero como nos dijo que había otras opciones con el plano en la mano y siguiendo los carteles del lugar decidimos visitar los árboles gigantes y el canopy walk (por cosas que suceden en los viajes tampoco pude llegar a hacer ningún canopy walk antes). Para ponernos en antecedentes, la zona de Xitou alberga abundantes recursos naturales, lo que lo convierte en un bosque de investigación de la Universidad de Tokio durante la era colonial japonesa. En 1970 el bosque fue declarado reserva natural y se llamó oficialmente Área de Educación de la Naturaleza de Xitou. El lago artificial y puente famoso que nos indicaba el guía fue construido durante la era colonial japonesa, siguiendo ese estilo. Durante el camino por el bosque encontraremos varios carteles indicando el tipo de plantas que hay y la procedencia japonesa de alguna de ellas. Primero decidimos cruzar un puente colgante con puertas de piedra, este puente daba a las montañas cubiertas de vegetación frondosa, pero de estilo diferente a las de Taroko, y al llegar al otro lado nos adentramos en un bosque de altísimos árboles, tan altos y frondosos que apenas dejaban pasar el sol, por lo que si el área ya era frescas el no tener el sol sobre nosotras, aún la hacía más fresca. Para andar por aquí nos guiamos de los carteles de madera, y hay dos tipos de caminos, de piedra estrechos por entre los árboles y la vegetación, y por una amplia carretera asfaltada. Aunque a veces iremos por estos caminos, normalmente caminaremos por la carretera por los avisos de peligro con las avispas y serpientes venenosas. Por aquí hay mucha gente paseando con sus paraguas-bastón. Esa es una modalidad que vimos aquí en Taiwan y es que como ya he comentado aquí andan mucho y como también llueve los paraguas tienen la punta especial para apoyarlos como si fueran bastones para caminar, así hacen el servicio de bastón y si se pone a llover lo hacen de paraguas. Subimos cuestas (por fin cuestas y no escaleras) por el camino hasta llegar al canopy walk. Lo vimos antes de llegar a su entrada porque junto a los troncos de los árboles hay plataformas de metal elevadas, si miras hacia arriba ves las ramas de los árboles y el camino que pasa junto a ellos. Subiendo algunas escaleras por el monte, o bien cuestas por la carretera, se accede a la entrada del canopy walk que tiene un contador en su puerta para que podamos vigilar el número de personas que hay y no pasar más del límite a la vez, cuando llegamos nosotras solo había tres personas. El paseo es circular y aunque está en la parte superior no llegas a ver sobre las copas de los arboles pues estos son altísimos. Es interesante ve cómo se ven de cercar las ramas y cómo se ve el suelo desde la altura. Son unos 22 metros de altura y permite observar de cerca las copas de los árboles. De aquí seguimos nuestro camino hacia los arboles gigantes. Hay que seguir los carteles hasta llegar a un claro sin árboles excepto un árbol gigante tumbado: un ciprés Formosano de 2.800 años. Desafortunadamente, este árbol gigante histórico había estado sufriendo enfermedades bacterianas y se derrumbó después de fuertes lluvias en las montañas. Este lugar ya te indica que estas cerca del resto. Aquí empezamos a ver ardillas sueltas a las que, como el resto que vimos por Taiwán, les encanta posar para las fotografías. Al llegar a la zona de los árboles gigantes nos encontramos mucha más gente que vegetación. El lugar es un merendero y estaba completamente lleno de personas comiendo y descansando al fresco. El área de educación de la naturaleza Xitou se encuentra en un valle rodeado de montañas en tres lados, donde el clima es constantemente fresco durante todo el año y lo pudimos comprobar de igual manera que comprobamos que estaba lleno de gente paseando y pasando el día, eso sí, todos de rasgos orientales, aquí no vimos a ni un solo occidental, en la zona del merendero de los árboles gigantes nosotras tres éramos tan observadas como la naturaleza que nos rodeaba. Pero nosotras también los observábamos a ellos, tan diferentes a la hora de merendar en el parque de nosotras. Aquí hay un árbol gigante caído con todas las raíces al aire que tiene construida una escalera y mirador a su alrededor para poder verlo desde todos los lados. De aquí regresamos a la salida del parque porque se agotaba nuestro tiempo, en el camino vimos algún ginkgo biloba. A la salida del área natural se encuentra un resort con la villa de los monstruos de Xitou. La villa es un pueblo de estilo japonés, y era un ejemplo para mostrar a mis amigas la diferencia entre las puertas y los templos japoneses y los chinos. En la villa un torii, una puerta tradicional japonesa que se encuentra más a menudo dentro de un santuario sintoísta, se encuentra en la entrada de la aldea, marcando simbólicamente la transición de lo profano a lo sagrado. Y estatuas de monstruos japoneses están por todo este pequeño pueblo, en un rincón del pueblo hay un manga con la historia (inventada) del pueblo de los monstruos para el que quiera le eche un ojo y aprenda sobre los diversos monstruos japoneses. Además del resort todo son tiendas, restaurantes y lugares para hacer espectáculos, esperaba otra cosa y me encontré algo parecido a un parque temático. Comimos teroyaki y paseamos un poco por la villa para ver cada peculiar tienda y su monstruo particular. Además el pueblo está adornado con linternas rojas de estilo japonés que cuelgan de los aleros. Los restaurantes y tiendas de recuerdos llevan el nombre de diferentes tipos de monstruos japoneses y todo souvenir es super mega caro. Es un lugar curioso para cambiar de naturaleza a cultura japonesa, comer, y así enseñárselo a mis amigas que nunca antes habían estado en Asia y podían ver otro tipo de estilo. Además el lugar tiene una historia bonita tras de sí. La historia de cómo surgió este pequeño pueblo está basada en la relación de Taiwán con Japón. Durante el tiempo en que Taiwan estuvo bajo el dominio japonés, Kubota y Katsuichi Matsubayashi eran amigos íntimos y trabajaron juntos en Xitou. Kubota era japonés y Matsubayashi era taiwanés. Incluso después de que Japón perdió la Segunda Guerra Mundial y Kubota tuvo que volver a Japón, su amistad se mantuvo fuerte. Kubota dirigió una panadería a la que llamó Matsubuyashi Kubota y trató de mejorar su vida después de la Segunda Guerra Mundial en Japón. Sin embargo, años más tarde, la panadería fue destruida por un incendio y su esposa murió. Más tarde, cuando Matsubayashi se enteró de la historia por correo, envió algo de dinero a Kubota. Matsubayashi recibió otro correo de Kubota, diciéndole que tenía una escultura de madera y que quería regalarla a Matsubayashi. Al final, no pudieron encontrarse por última vez. Antes de morir Matsubayashi pidió a sus descendientes que cumplieran su último deseo y sus descendientes, más adelante, tuvieron la oportunidad de hacerlo realidad. Ahora la escultura de madera se coloca en Ming Shan Resort detrás de la villa de los Monstruos. Para conmemorar su amistad, Ming Shan Resort construyó este pueblo y le puso el nombre de Matsubayashi y una panadería con el nombre de Kubot.

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Taichung - Taiwan

Taichung 

Como comentaba en la entrada anterior fuimos de Hualien a Taipei, y de Taipei a Taichung. El motivo principal de ir a Taichung es porque la mayoría de los tours que había mirado que hacían excursiones a la provincia de Nantou salían de aquí, y yo tenía uno en mente así que no me quedó otra que hacer parada aquí. Cuando busqué información sobre qué ver en Taichung me encontré con la población Arco Iris (Rainbow Village) que es un barrio cuyas aceras y muros han sido pintados de colores y dibujos, y alguna otra cosa, pero nada que me llamará mucho la atención por eso decidimos ir a ver el Gran Buda de Changhua. Uno de los dos sitios que me anoté para visitar en Taichung fue Miyahara y El mercado nocturno de Fengjia. La ciudad de Taichung, como el resto de las que habíamos visto en Taiwán está llena de gente por las calles, las aceras están invadidas por los comercios y las motos y hay que andar por un lateral, y los pasos de peatones son complicados, pero a estas cosas ya nos habíamos acostumbrado por lo que Taichung fue como otra ciudad más de Taiwán así, todavía de día, andamos por las calles hasta llegar a nuestra vista de la ciudad: Miyahara. Miyahara es un edificio que fue una clínica de oftalmología y que también fue la Oficina de Salud Pública del Gobierno de la ciudad de Taichung (antes de que un terremoto destruyera parcialmente el lugar junto con un fuerte tifón). Y tiene nombre japonés porque anteriormente era propiedad de un hombre japonés llamado Miyahara, durante el período de ocupación japonesa de Taiwán. Como habíamos visto durante nuestro viaje los japoneses dejaron un fuerte arraigo cultural en Taiwán, tanto en los lugares que podemos visitar como en su cultura y forma de ser, nada que ver con lo que he visto cada vez que he viajado a China continental. El edificio actual de Miyahara es una combinación de un edificio moderno acristalado construido por el actual propietario (una pastelería) y de un edificio de estilo clásico de ladrillo rojo y columnas de piedra. De esta forma es muy fácil ver la diferencia entre el edificio original japonés y el edificio actual. El lugar ahora es una pastelería donde encontrar, dulces, tés, helados, etc. pero conserva el mobiliario de la oftalmología de manera que se pueden ver los cajones de madera propios de una óptica antigua, y además los carteles del lugar juegan con los helados y las letras que se usan en las ópticas para graduar la vista. Cuando marchamos de Hualien el día anterior descubrimos que en el hall del hotel había puesto ya el árbol de Navidad, y en esta segunda semana de noviembre por Taiwán el lugar ya estaba todo decorado como si fuera Navidad. Así que no es de extrañar que cuando entramos en Miyahara todo estaba ya adornado con luces navideñas, renos, y elfos. Aún si no hubiera sido por el adorno navideño el lugar en sí es diferente, cuando se entra por primera vez te encuentras con techos altos, pisos brillantes y muebles de madera enormes. El lugar estaba lleno de gente y la pinta que tenían los helados era tan irresistible que no solo los probamos esta vez sino que al día siguiente volvimos a ir a Miyahara. En el interior del edificio el techo es de cristal decorado, y sobre los muebles hay diferentes tipos de pastas, bizcochos y demás dulces, también hay una sección exclusiva al té y la parte dedicada a la heladería. Al estar decorada en plan navideño los dependientes llevan trajes de Elfo y son tan serviciales si quieres comprar algo que parece que vayan a besas el suelo pro donde pisas. La heladería es otro tema, como todas las heladerías tiene que hacer fila si dudas mucho los elfos, quiero decir, los empleados te ofrecer a probar los distintos sabores, y es que aquí además del helado puedes pedir que te añadan fruta y tortas de piña, suncake, los dulces de almendra y dátiles. Cuesta bastante elegir aún con el papel que te dan de ayuda dado que hay más de 50 sabores de helados con diferentes tipos de frutas taiwanesas, chocolates de todo el mundo y varios tipos de té. El helado de la semana era uno que era como un búho pero creado con manzana, galletas y bola de helado. También hay que tener en cuenta que el helado más pequeño es tamaño mediano tirando a grande. La comida no nos atraerá mucho pero el dulce sí, así que tras cogernos un helado nos encaminamos a dar un paseo por la parte del río que está adornada con luces de colores y formas (pájaros de colores) y que está precisamente para que la gente pasee por ahí. Otra opción es acercarse hasta el Mercado Nocturno de Fengjia, pero como está más lejos y ya conocemos los mercados nocturnos y sabemos que no vamos a probar nada y una de mis amigas va a sufrir con el olor, no hacemos la visita. Pero no puedo evitar comentarlo, que no les guste a mis amigas no implica que no sea interesante, es que cada uno tiene sus gustos. De Taichung no visitamos más pero al final no fue una visita improductiva. 
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Changhua - Taiwan

Changhua

De Hualien salimos en tren a Taipei. Y de Taipei fuimos en tren a Taichung. Nuestros billetes de tren los compramos por adelantado en cuanto llegamos a Taiwán. El caso es que aún con más de una semana de antelación no había sitio sentado para viajar a Taichung hasta dos horas más tarde de lo que teníamos previsto, pero viajar de pie con nuestras maletas no era una opción que nos planteáramos así que este día asumimos que iba a ser mucho viaje en tren y poco ver sitios nuevos. El tren de Hualien a Taipei nos brindó vistas al océano en un lado y las montañas por el otro, y el viaje de Taipei a Taichung nos dio una visión que nos recordó nuestro viaje a Suiza con el swizz pass; todo los sitios llenos, y gente de pie en el vagón y entre vagones de forma que andar era una prueba de obstáculos humana. Supongo que debe ser un trayecto muy común y como es más barato en tren normal que en tren rápido pues se llena de gente, sino no me lo explico. Como siempre la amabilidad taiwanesa hizo que nos orientaran hacia el lado correcto de la salida de la estación para llegar a nuestro hotel. Dejamos las maletas (llegamos antes de las tres, por lo que no hay entrada a las habitaciones) y volvimos a la estación para comprar un billete a Changhua. El tren de Taichung a Changhua tarda 15 minutos, un poco más si se toma el tren local que para en todos los sitios. La impresión al llegar a Changhua fue haber cambiado de país, gritos, empujones y un ambiente chungo. Había carteles en chino y en otro idioma, y casi no podemos ver el plano de la ciudad por la cantidad de motos aparcadas en frente. Queríamos haber ido andando hasta el Gran buda. El Buda gigante se encuentra dentro de un parque que está a una media hora caminando desde la estación, pero al final nos acercamos a la parada de taxis de la estación de tren y ya que los taxistas no entienden nuestro alfabeto le enseñé una fotografía del Gran Buda y nos dio el precio, le dijimos que sí (pasábamos de regatear) y nos subimos al taxi destino el gran Buda. El taxista no parecía muy complacido con tener que trabajar, la verdad. Así llegamos a lo alto del monte Bagua (Baguashan, 92 metros) donde se alza a 22 metros la Gran Estatua de Buda. La estatua se ha convertido en un símbolo de la ciudad y del país. Para acceder al gran Buda tenemos una puerta de acceso y una cuesta escoltada con figuras de animales monjes, entre ellos empiezan a aparecer los puestos de comida que están desde el pasillo hasta la plaza con escaleras que da al Gran Buda. Lo cierto es que la comida olía muy bien, creo que es el único sitio donde a mis amigas les hubiera apetecido probarla. Aquí nos cogimos unos helados de corte y subimos al mirador de la fuente que ofrece unas inmejorables vistas panorámicas de la ciudad y del otro lado una visión completa del Gran Buda sentado. Si te acercas al Buda puedes ver de cerca los dos leones/perros que lo preceden y una de las campans (hay un cartel que prohíbe tocarla) y muchas figuras de piedra rodeando al Buda. Es posible adentrase en la estatua del Gran Buda, donde hay un pequeño santuario que ocupa varios pisos, el último piso estaba cerrado pero recorrimos el resto dado que al ser un santuario era gratuito. Se entra por un lateral y se sale por el otro, dentro hacía mucho calor pero en el camino de subida hay varias escenas de la vida de Buda, y un cartel explicando en cada planta la escena que representaba (para los que no conozcan sobre la historia, como nosotras). En la puerta de salida había una estantería con varios libros, pero estaba todo en chino. También existen algunos templos alrededor que se pueden visitar, justamente en el que se encuentra detrás del Gran Buda tienen muchos libros que son completamente gratuitos, solo que están en chino. Según leí hay hasta de recetas de cocina. El templo tras el Buda es también bastante grande, tiene varias plantas con balcones y cuando entramos estaba prácticamente vacío. Tras visitar todo lo que había en el lugar decidimos volver a la estación de tren. Como anochecía y no nos habíamos conseguido orientar, decidimos volver en taxi y no perdernos y convertir la media hora del camino del Buda a la estación en horas dando vueltas. La vuelta fue un “tonto el último”, era increíble cómo la gente iba lanzándose a coger los taxis que llegaban, después de verlo decidimos organizarnos, dado que somos tres y podemos cubrir más terreno y al final conseguimos un taxi, no tenía preparado el papel en chino para decirle que a la estación de tren pero el taxista nos entendió porque dijo “chu-chu” y le dijimos que sí y nos llevó hasta la estación de tren. De camino a la estación vimos como comenzaba una pelea y la ventanilla del taxi se mojó del agua que cayó de la botella que tiró uno y todo esto ya cerca de la estación. Con bastantes ganas de salir de ahí hicimos fila en ventanilla con el nombre de Taichung en chino para pedir el billete de tren, nos dieron uno local, pero no importaba con tal de irnos. Al ir camino al andén nos empujaron y casi tiran a mi amiga por las escaleras del golpe que le arrearon, sin pedir perdón ni nada. Es curioso lo diferente que era esta ciudad, una de mi amigas comentó que era como haber cambiado de país. Como el tren local es como un metro nos tocó ir apilados como sardinas de pie pero fue un alivio llegar a Taichung y encontrarnos con la forma de ser taiwanesa a la que nos habíamos acostumbrado en una semana en el país.

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Playa Qixingtan

Playa Qixingtan

Cuando terminamos de recorrer el parque de Taroko salimos en coche en dirección a la Playa Qixingtan , que se encuentra en el extremo norte de la ciudad de Hualien. En el camino se recorre un cementerio, con sus curiosas coloridas tumbas, una a cada lado de la carretera, y así llegamos a la playa, que es larguísima. Cuando llegamos ya estaba atardeciendo lo cual está bien dado que así la playa no estaba muy llena y los colores del cielo combinados con los del océano eran más variados. El hermoso cielo azul se encuentra con una extensión sin fin del Pacífico y en un lateral podemos contemplar las montañas y el tono rosado que sale tras ellas muestra que el sol se está ocultando. La orilla está salpicada de grava blanca y negra que es suave al tacto, aquí el guía nos encontró diversas piedras pulidas para llevarnos de recuerdo, andamos cerca del océano con tranquilidad dado que solo vimos a una chica meditando en la playa, aunque la tranquilidad con el sonidos de las olas rompiendo se ve interrumpida por los aviones que despegan del cercano aeropuerto de Hualien. Las nubes cubren las montañas que terminan en la costa y los acantilados Qingshui se pueden ver en la distancia.Es el lugar perfecto para acabar un día completo de maravillas de la naturaleza.

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Parque Nacional de Taroko - Taiwan

Parque Nacional de Taroko

El Parque Nacional de Taroko toma su nombre de un desfiladero de varios kilómetros de longitud. El Parque ocupa una gran superficie y queda dentro de los límites de tres regiones administrativas diferentes (Hualien, Taichung y Nantou). Entre las paredes del desfiladero serpentea una carretera que corta la isla de este a oeste, y por la que conducir, más allá del peligro de posibles desprendimientos, es un auténtico espectáculo. Nosotras llegamos a la puerta de entrada del parque de Taroko, es el punto donde paran varios coches para hacer la fotografía junto a la puerta, con cuidado dado que está en medio de la carretera de acceso al parque. Junto a la puerta hay un puente con unas vistas de la inmensidad del parque. Nuestra primera parada del tour por el parque es esta puerta de entrada al Parque Nacional, aunque el guía primero nos lleva a cruzar el puente a pie, dice que ese es su secreto porque la gente pasa de largo, directos a la puerta, y no se molestan en ir andando por el puente. Cuando avanzas por el puente puedes ver el océano y el curso del río, ahora baja muy escaso pero es muy amplio el recorrido de piedra porque cuando es época de tifones se llena hasta arriba de agua, resulta bastante impresionante imaginarlo. Y al otro lado se encuentran las montañas de Taroko que confluyen entre sí y que las corta el paso del río. De aquí volvemos al Arco de Taroko, la puerta de entrada al parque. Puede parecerse a cualquier otro arco que encuentre en las Chinatowns en todo el mundo, pero lo que veremos al entrar al parque no es lo mismo. Ya en lo lejos se ve el arco de la carretera creado por la mano del hombre en 1960. De aquí volvemos al coche para ir hasta el puente donde comenzaremos a hacer el Camino Shakadang, conocido como el Sendero del Valle Misterioso, y es de fácil acceso camino para todas las edades, y lleva unas dos horas realizarlo (ida y vuelta), aunque nosotras no lo haremos entero, solo hasta la parte donde se llega al pueblo tribal de Truku, y luego volvemos por el mismo camino al punto de comienzo. El puente de acceso al camino está decorado con diversos leones tallados en mármol, cada uno es diferente y en distintas poses. Desde arriba ya se puede observar el agua cristalina y azulada del río. Aunque el agua es de color turquesa está muy cristalina porque se pueden ver las piedras del fondo, y distinguir sus colores y formas. Este camino es conocido por su agua turquesa cristalina salpicada de imponentes rocas de mármol y ya al comienzo del camino se puede ver parte de esas turquesas aguas. Para comenzar el camino hay que bajar unas escaleras que dan acceso a un recorrido tallado en la roca, aquí hay que tener cuidado con la cabeza dado que la roca está escavada hace tiempo y es fácil golpearse si se es algo alto. Aun así que el camino esté tallado dentro de la roca permite tener unas vistas de la montaña cayendo hacia el río que no deja de perder su color turquesa. Hay una barandilla que separa el camino de la vegetación pero el guía nos recomienda que no nos acerquemos a ella porque, tal y como pudimos ver, es el camino preferido de todos los animales pequeños del lugar: caracoles, arañas, mantis religiosas, orugas, etc. Durante todo el camino tenemos una vista del arroyo Shakadang fluyendo suavemente entre las grandes rocas de mármol blanco del lugar, hay rincones donde forma pequeñas charcas y se pueden ver los peces pequeños que viajan a lo largo del arroyo. Vimos varios insectos en el camino pero lo mejor fueron las vistas del arroyo, de sus aguas y sus piedras de mármol. Desde aquí también se puede apreciar la formación espiral de las rocas de las montañas, marcadas hace años cuando esta tierra estaba bajo el océano. Finalmente llegamos a un pequeño mercado abierto para los visitantes que cuenta con artesanos locales y vendedores de comida que le dan la bienvenida para probar algunas delicias indígenas, el guía nos dio tres tipos de bebidas creadas por los aborígenes, no estaban mal, alguna era deliciosamente dulce pero somos muy raras para disfrutar de la bebida y comidas de ahí. De aquí volvimos sobre nuestros pasos y disfrutamos de la otra vista del camino, que ofrece otro aspecto de las montañas y el arroyo de aguas turquesas. Un recorrido lleno de colores preciosos. De aquí fuimos al Santuario de la Primavera que se construyó en 1958 para conmemorar a los 212 trabajadores que murieron durante la construcción de la Carretera Central de la Isla. Su ubicación empotrada en la ladera de la montaña y el estilo arquitectónico de la dinastía Tang hacen de este santuario uno de los lugares escénicos más famosos del Parque Nacional Taroko. El guía nos llevó con prisas para que llegáramos antes que los coreanos (palabras suyas) que llegan en grupo a fotografiar ese lugar a unas horas determinadas. El agua natural de manantial desemboca en el río Liwu a través de la parte frontal del santuario, y esta es la llamada cascada de la primavera eterna. En 1987 el acantilado del río se derrumbó y destruyó el antiguo pabellón al lado del Santuario de la Eterna Primavera. Fue reconstruido y abierto al público nuevamente en 1997 más abajo, el guía nos enseña los diversos lugares donde estuvo el templo y se puede ver que está en medio del desfiladero y que posiblemente este santuario en el próximo gran terremoto acabe destruido y tengan que construir otro más abajo. En la gruta de acceso en el camino al templo hay un recuerdo de los trabajadores muertos con sus nombres escritos en piedra y cascadas del agua del río cayendo hasta abajo. En el templo hay unas escaleras cerradas al paso que eran las que subían a la parte del santuario anterior. Aquí se mezclan las aguas de los dos ríos, una más blanquecina la otra turquesa. Y una vez visitado el templo nos encaminamos a comer al centro de visitantes, donde la comida aborigen no nos llama mucho y acabo comiendo pollo, que sin la salsa que le ponen está comestible (nosotras somos muy malas comiendo fuera de casa y los taiwaneses y los aborígenes están muy orgullosos de su comida, así que toca comer algo, aunque no nos apetezca). Donde comemos vemos la figura de una mujer con la cara marcada de líneas el guía nos explica que es la representación de una mujer de la tribu Truku, que se tatuaban así la cara en la antigüedad. Más tarde iremos a ver el museo sobre esta tribu. La siguiente parada es la Swallow Grotto, una parada obligatoria para quien visita el parque de Taroko. Esta parte más antigua de la carretera se aparta de la nueva autopista y está destinada para que se aprecie la ruta despacio, por lo que es normal ver pasar los coches, aunque el guía aparcó el suyo y como otros turistas hicimos el camino de la Gruta a pie, para poder disfrutar de las vistas de la garganta al detalle. Hay que tener cuidado con las rocas que caen al caminar por el sendero y los tours están obligados a repartir cascos a sus turistas, así que el guía fue a buscar los cascos que proporciona el parque gratuitamente y nos los trajo para que nos los pusiéramos antes de comenzar la ruta. Vimos que había gente con ellos y otros sin cascos, supongo que si vas por libre no te obligan a llevarlo como a los que van con guía. Este fue el único sitio donde tuvimos obligación de ponerlos, aunque al día siguiente hicimos un camino con más desprendimiento de rocas que este. La ruta de la Gruta está intercalada por túneles y domina la parte más estrecha de la garganta de Taroko, donde el río es más rápido. Debido a la erosión del río Liwu en un valle extremadamente estrecho y profundo los acantilados de mármol están marcados por varios huecos, que se han convertido en un lugar natural de anidación para golondrinas, de ahí el nombre de este lugar. Aquí el agua del río es más blanquecina y se puede ver el acantilado Zhuilu, el trayecto por el túnel deja ventanas que permiten disfrutar de las formaciones de las gargantas y el transcurso del río y luego llegas a un lugar donde los tunes están cubiertos por techos con formas rectangulares puestas para evitar el desprendimientos de rocas, y desde aquí podemos ver la forma redondeada que se tiene la roca como si hubieran cogido una cuchara y hubieran quitado una parte de la roca, solo que está hecho por la erosión del agua. El camino recorre el trayecto del río hasta llegar a una zona que permite ver la Roca del Jefe Indio y es que hay una roca que parece el rostro de un jefe indio americano que da al río. Aquí seguimos por el camino entre túneles de la roca, recorriendo las gargantas de Taroko hasta el final de camino donde devolvemos los cascos y vamos a camino a Buowan. Este lugar fue añadido por el guía y Buluowan significa "eco del cañón", solía ser una aldea tribal de los aborígenes Taroko. Con su terraza superior e inferior, Buluowan tiene un mirador al desfiladero de Taroko. La parte inferior alberga el Centro Turístico del Parque Nacional Taroko, que proporciona información y demostraciones sobre la historia y la cultura de la tribu Truku. El museo de artesanía de Taroko muestra telas, cestas y otras artesanías tradicionales. El recorrido es muy interesante y ofrece una vista diferente de Taiwán y del parque de Taroko, aparte de paisaje también tenemos cultura e historia de los aborígenes, cómo construían sus casas, el cómo se tatuaban (las mujeres más que los hombres, siempre imitando las formas naturales de las rocas), tejían y vivían. Además las montañas de Taroko son todavía el hogar de una parte de la tribu de los Atayal, que vive y trabaja allí, incluso algunos se encargan del cuidado de algunas partes del parque. Esta es nuestra última parada en el parque por el día de hoy. Al día siguiente volveremos a hacer otros recorridos dado que hemos tenido la suerte de que todos los caminos interesantes estén abiertos.El día comenzó nublado y presagiando lluvia pero al final tuvimos suerte, entramos de nuevo al parque a través del arco, esta vez sin parar, y nos acercamos al comienzo del Camino Lushui. Mis amigas querrían haber hecho el Camino Zhuilu pero dada la altura que tenía y nuestra forma física no me atrevía de reservar ese recorrido que lleva todo el día y hay que avisar con antelación a hacerlo para conseguir el permiso. Así que para compensarlas hicimos el camino Lushui que fue construido a lo largo de un acantilado con vista a la autopista Cross-Island, y que se asemeja en cierta medida a Zhuilu Old Trail a una altura mucho menos espectacular. La razón de la similitud es que ambos senderos formaban parte de la Old Cross-Hehuan Mountain Road de la era colonial japonesa. La altura es nada comparable pero las vistas del río y la montaña también es muy interesante. El camino es muy corto, apenas 2 kilómetros, pero incluye vistas de vegetación, un puente colgante, un túnel en la roca, y un camino escavado en la roca con vistas a la carretera de montaña y varias cascadas de agua que dan a parar al río. También desde aquí se puede ver el pabellón Yuewang y su puente colgante, que es comienzo de unos de los caminos que tiene el parque. Una vez terminado el camino nos fuimos al pabellón Yuewang para cruzar el puente colgante y nos encontramos con un cartel que indicaba que estaba cerrado por mantenimiento hasta el 30 de noviembre, sería el primero de dos puentes colgantes que nos podríamos recorrer debido a cierres. No todo iba a salir rodado en este viaje. De aquí nos dirigimos a visitar el Puente Cimu, que es el único puente en Taiwan que se construyó con mármol obtenido de Hualien. El puente es de acero rojo y está coronado al inicio y al final con dos leones de mármol blanco, desde el puente se pueden apreciar las vistas más magníficas de los enormes acantilados de mármol de las gargantas de Taroko y el río de color blanquecino. Hay un pabellón situado en una roca al lado del puente y que dice el guía que a esa roca se le llama el príncipe sapo porque parece una rana con una corona, la piedra del indio la reconocimos pero la de la rana no tanto. Estos pabellones en ambos extremos del Puente Cimu fueron construidos por Chiang Kai-shek y Chiang Ching-kuo como tributos a sus madres. Tras esta parada nos fuimos a comer antes de comenzar el camino Baiyang, esta es otra costumbre taiwanesa que entendemos, andar justo después de comer. Era sábado y el camino Baiyang ha estado cerrado durante muchos meses pero hacía solo un par de semanas que se había abierto así que había mucha gente que quería recorrerlo, debido a ello el guía nos dejó y se fue a buscar donde aparcar el coche. Mientras esperábamos al guía vimos a un policía dedicarse a multar a los coches que paraban en el parking destinado para autobuses y cuando lo vi venir le dije a mis amigas que se iba a creer que el coche que estaba al lado nuestro era nuestro. Efectivamente el policía nos preguntó y nosotras lo negamos, él se dedicó a poner la multa pero nos preguntó de dónde éramos, le dijimos que de España y nos hizo un pase torero, nos dijo que lo había visto en la televisión. Los tópicos nos identifican. Tras esperar un rato nos dirigimos hacia el túnel de acceso al camino, este camino tiene varios tunes por los que es importante llevar linterna consigo. Antes de entrar hay un cartel que te avisa sobre los desprendimientos, las avispas y serpientes venenosas, además de que lleves linterna. El primero es el túnel más largo y ancho de todos los que hay en el camino y da lugar a un espaciado rincón con vistas al río que bordeará todo el camino. Aquí podemos disfrutar de nuevo de las aguas color turquesa y de las piedras de mármol de la garganta de forma que Baiyang parece una versión pequeña de la garganta principal sobre el río Liwu. Tras un paseo junto al río llegamos al segundo túnel, estos túneles son más cortos que el primero y se necesita luz pero a veces apenas unos pasos. Se continua el camino amplio para cuidar de las rocas que aparecen caídas en el camino y así se llega al tercer túnel, después se sigue el camino cada vez más arriba del río, y con más vegetación y flora que ver junto con el agua del río, que aquí ya tiene tono más turquesa. Y llegamos a otro túnel, aquí las rocas sobresalen de forma muy geométrica y el guía nos avisa en una parte del túnel que hay que pasar rápido porque suele haber desprendimientos de rocas. Las vistas de los rápidos del río de agua turquesa son preciosas desde aquí. Y llegamos al siguiente túnel que es el antecesor a dos puentes, uno nos lleva a una bifurcación del camino, a un lado tenemos la montaña y el río y al otro la cascada Bayang, un puente colgante y el río color turquesa moviéndose rápidamente entre las rocas de la montaña. Tras disfrutar del río y las gargantas vamos hacia el puente colgante, antes de pasar hay un aviso que indica que no pueden estar más de veinte personas en él, el puente es de una sola dirección pues te lleva a una plataforma mirador que te permite observar la cascada Bayang de más cerca. Aquí se ve bien que la cascada cae desde lo alto de la montaña en diversos niveles. Y de aquí entramos al próximo túnel que nos lleva al último paso antes de entrar al túnel de la cortina de agua. Aquí el guía quería que nos descalzáramos y pasáramos con chanclas por el túnel pero el agua fría del río nos echó atrás y preferimos pasar con las botas de goretex puestas. Antes del túnel de la cortina de agua hay un pequeño paso que cruza hasta el túnel y que es donde desemboca el agua cristalina que cae en el tonel. Esa sí la probé y estaba muy fría. Una vez entras en este túnel hay dos opciones, andar por la parte del agua o por el camino elevado que hay pegado a la roca. Nosotras como la mayoría, fuimos por ahí pero eso no te evita de las caídas de agua. Digamos que este túnel es un túnel con cascadas de agua interiores, a lo que te descuidas notas como el agua cae con fuerza sobre ti. Debido a la cantidad de agua que cae dentro del túnel no saqué mucho mi cámara, que no está preparada para el agua y ya se me ha roto más de una cámara por eso. Aun así conseguí sacar alguna fotografía borrosa del túnel llamado cortina de agua, nombre muy adecuado al lugar. Las capas de agua que no nos evitaron sentir el agua fría caer sobre nosotras. No nos mojamos más allá de las manos y brazos pero si se notaba el agua caer con fuerza y sentir que estaba muy fría dado que es agua de manantial que cae directamente del techo del túnel. Fuera de este túnel podemos ver un acceso cortado que da lugar al otro túnel de este camino, que ya no se usa más. Ahora toca regresar por donde hemos venido, la naturaleza ha destruido el camino y el que queda es de ida y vuelta. Tras este camino nos fuimos al área de Tianxiang, una gran terraza fluvial ubicada en un lateral de la carretera, aquí hay mucha flora que atacó mi alergia y en este lugar, además de 7-11 y un hotel podemos encontrar arquitectura de diferentes culturas, incluido un templo chino, una iglesia occidental y vestigios de un santuario sintoísta japonés. El Templo Xiangde es la pieza central de la terraza y es un lugar popular para visitantes y fieles. En un extremo, una estatua gigante del Buda Bodhisattva se encuentra en la parte superior de la terraza, y algo más alto se encuentra la Pagoda de Tianfeng de siete pisos, erguida como una torre de vigilancia. Cruzamos los puentes y empezamos a subir escaleras hasta esta pagoda, pasando al buda, y desde aquí tenemos una observación del desfiladero y del área de Tianxiang. Visitamos el templo y luego bajamos para regresar al coche y volver a Hualien a pasar la noche. lo cierto es que tuvimos un guía fabuloso. Ya me había gustado la agencia porque me permitía elegir las paradas para visitar (más adelante las entradas de los otros sitios visitados), pero de los cinco tours que contratamos, los dos que hicimos con este guía, Vincent, fueron de lo mejor, se nota que tiene experiencia.

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