Villahermosa - Mexico

Villahermosa


Marchamos de Palenque hacia Campeche, y en el camino pararíamos en Villahermosa para dejar a una parejas que acababan ahí su viaje (ya habían estado en la rivera maya en un viaje anterior y solo hacían la parte de México que les faltaba). Según el guía Villahermosa es la ciudad de las dos mentiras, porque no es villa ni es hermosa, pero lo cierto es que no vi que estuviera mal. A decir verdad lo poco que vi me gustó mucho más que lo que vi de Mérida. Nuestro paso por Villahermosa fue muy breve y apenas vimos las casas que dan acceso al centro del pueblo, todas pintadas de colores, con grandes ventanales. Y el centro de la ciudad con una gran plaza con árboles y el ayuntamiento blanco con la bandera de México en todos sus balcones. Lo cierto es que fue el único sitio donde pude ver con detalle la bandera del país. Si es cierto que en México D.F. había una gran bandera del país pero me refiero a que en eso se parecen a los españoles, no tienen muchas banderas del país luciendo por las casas y las calles como en Estados Unidos. Después de unos minutos en Villahermosa salimos del pueblo y seguí viendo casas e iglesias. De aquí nos dirigimos a Campeche a donde llegamos de noche y ciertamente Villahermosa y Campeche no se pueden comparar.

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Palenque - Mexico

Palenque

La ciudad de Palenque no tiene nada de especial más allá de una enorme figura en la rotonda de acceso al pueblo, pero es el lugar usual donde alojarse para ver la zona arqueológica. Aquí nos avisó el guía que íbamos a empezar a encontrar mucho más turistas, debido que ya entramos en una zona más famosa. Aquí se integraron cinco personas que venían de turismo por Guatemala. Antes de visitar Palenque, en mí itinerario puse ver Bonampak y Yaxchilán, en la frontera de Guatemala, y que según leí conserva las pinturas originales, pero no hubo forma de meterlo porque no nos daba para estar más días por México. Aún así pudimos ver Palenque, que tiene su estilo propio dentro de la cultura maya (sí, ya comenzamos con los mayas) y está en un lugar rodeado de selva, lo que le da un encanto original. La intención del guía es que visitáramos la zona arqueológica de Palenque a primera hora para, sin el ruido de los turistas, oír el canto de los pájaros, pero este día el grupo estaba desincronizado y cada uno iba a su ritmo, y he aquí el problema de ir en grupo, que uno no puede coger y visitar las cosas por su cuenta sino que tiene que esperar al grupo completo. Este fue el único día de veintiuno que pensé que hubiera sido mejor ir por mi cuenta que en grupo ¿saben el anuncio que salen un grupo de turistas corriendo de un lado a otro sin descanso? Bueno, pues eso fuimos nosotras en Palenque, solo que con enormes ratos de estar de pie, sin ver nada, esperando a un par de personas. Esta zona arqueológica está rodeada por la selva y conserva enormes y altos árboles. Ciertamente estos árboles y restos de lianas y demás flora de la selva ha sido eliminada para poder visitar las ruinas arquitectónicas sin problema, pero han dejado todo alrededor, e incluso un camino sin limpiar con cascadas y antiguas piedras. Los primeros edificios que encontramos dos un par de casas con escaleras de aspecto piramidal de acceso. En las paredes blancas de las casas se puede distinguir algunas figuras de personajes mayas, aunque lo más detallado es una calavera sonriente en la base de los muros. Una de estas casas es el templo de las inscripciones, donde se encuentra la tumba del rey Pakal y la Reina Roja. Se puede subir hasta la casa que conserva la tumba de la reina roja y entrar dentro para ver, entre unas rejas, la tumba pintaba de color rojo. Como cuando llegamos ya había bastante gente fue necesario hacer fila hasta poder verlo. Al lado del templo de las inscripciones se encuentra el Palacio, el complejo más grande de la zona y con una gran cantidad de elementos. Comenzamos por los pasajes subterráneos, que están iluminados artificialmente pues la única luz en los túneles vienen a de la puerta de entrada o de una pequeña entrada de luz en forma de T. de aquí subimos por un hueco estrecho y unas escaleras hasta salir a la parte superior del palacio con vistas a la plaza con los templos ya visto y del otro vista al interior del palacio, con salas con columnas y rostros de monstruos en las paredes y una alta torre cuadriculada de varias plantas. De aquí vamos pasando por las salas en las que apenas quedan restos de las pinturas y algún diseño labrado en la piedra hasta llegar a la otra parte del palacio, con otra plaza interior, y vistas del juego de pelota. Seguimos por el palacio hasta un pasillo donde si se pueden distinguir los colorares de las paredes hasta salir a la otra pate del palacio que tiene vistas del conjunto de las cruces, y si uno mira hacia abajo, puesto que hemos ido subiendo escaleras y ya estamos a una altura considerable, podemos ver un canal excavado en la tierra por donde circula el agua. No veremos otro edificio maya como este, lleno de escalinatas, pasajes subterráneos, habitaciones, patios y corredores, una alta torre de cuatro lados, así como diversos tableros con esculturas y relieves. Después del palacio cruzamos el canal de agua y nos toca subir una pequeña montaña para llegar al conjunto de las cruces, donde hay tres edificios que representan las tres partes de la cruz en la cultura maya. Uno de los templos, el del sol, es el más pequeño, en frente hay un montículo con pequeñas escaleras y en lo alto el templo de la cruz foliada, y al lado, entre estos dos templos, está el templo de la cruz, cuyas escaleras de piedra forman parte del monumento y es el más alto de todo. Como dije tocaba un día de ir corriendo, teníamos el tiempo contado así que empezamos por subir al edificio más alto, el templo de la cruz. Justo cuando íbamos a subir una mujer mayor alemana estaba bajando y en el último escalón cayó al suelo, mi amiga Pili que estaba más cerca la ayudó a levantarse, pero a la mujer le dolía la rodilla y no podía, así que se tuvo que sentar en la piedra de la escalera. Como no podía ser de ninguna ayuda comencé mi ascenso, seguida de mis amigas, y llegamos arriba del todo para vernos recompensadas con la vista del palacio desde lo alto. El edificio blanco del templo tenía en su interior una plancha de tres placas de piedra talladas. Iniciamos el descenso y mis amigas se quedaron abajo y yo continué al siguiente templo, el de la cruz foliada. La subida, aunque de menor altura, era un poco más complicada, por lo estrecho de las piedras y como era montaña lo resbaladizo del camino. Arriba del todo una vista al interior del edificio, con otro tablero de tres placas de piedra con figuras talladas, donde se podía ver con detalle el sombrero y el rostro de un maya. Bajé rápido pues ya no teníamos tiempo para subir al otro templo si queríamos bajar la colina y llegar hasta pasado el juego de pelota donde habíamos quedado con el guía. Cuando bajamos se llevaban a la mujer alemana en camilla. Una vez llegamos al punto de reunión procedimos a realizar la salida por la zona de las cascadas. Hay dos salidas, por donde se entra y la otra es por la zona de las cascadas, llamada así porque en medio de la selva hay varias cascadas y río y se ha marcado un camino para bajar hasta la carretera de acceso a la zona arqueológica. Es uno d e los mejores paseo que hay, y uno de los puntos positivos de visitar Palenque. No es la selva como en Malasia pero es lo más cercano, caminando por entre la tierra y las enormes raíces de los árboles, observando las lianas, parásitos de los árboles, y las cascadas y el transcurso del río, además de ver algunas piedras base de antiguos edificios mayas. Antes de terminar hay un puente de madera y cuerdas colgante por encima del río, y frente al puente una serie de cascadas con pozas que permitían ver el color cristalino del agua. Un recorrido muy recomendable pero muy resbaladizo y peligroso si no se va con mucho cuidado. Nada más llegar a la carretera está el parking de los autobuses. Fue subir al autobús y ponerse a llover (aunque todo el día había estado soleado).

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Misol-ha - Mexico

Misol-ha

De Agua Azul nos dirigimos hacia Misol-Ha, muy cerca de Palenque. Aquí solo hay una enorme cascada, que según el guía no suele bajar con tanta agua, pero debido a las lluvias estaba más grande de lo usual. Misol-Ha es un imponente escenario natural compuesto por una honda cañada, un elevado peñasco y la espectacular caída de agua. Según nos dijo el guía normalmente solo se ve un pequeño chorro de agua, de una altura considerablemente mayor que las de Agua Azul pero sin tanta agua, y que por tanto era fácil pasar por debajo de la cascada, donde hay una gruta natural, y seguir un camino alrededor de la selva, rodeado de vegetación, hasta cruzar otra pequeñita cascada y terminar el recorrido por la selva. Primero vimos la caída de agua desde un mirador creado en una de las esquinas de la selva, donde la fuerte caída de agua dibujaba un perpetuo arco iris. Después nos dirigimos hacia la cascada a través de un camino señalado con cuerdas, y vimos a unos valientes meterse al agua. A través del camino llegamos hasta la entrada a la gruta pero la cantidad de agua que caía nos hizo imposible seguir el camino a menos que quisiéramos darnos una ducha, y no llevábamos el bañador ni ropa de repuesto en las mochilas, y subir a un autobús con aire acondicionado con la ropa mojada no es muy aconsejable. Así que tuvimos que volver sobre nuestros pasos y de regreso nos acercamos a la zona donde se había metido los bañistas y donde los rayos del sol se filtraban entre las lianas y los arboles de la selva. Justo ahí nos dijo el guía que el árbol curvado era donde se había rodado la película “Predator”. Desde ese rincón también se podía distinguir, cubierto por las aguas del río, el camino que rodea la cascada, lo que ahora era un camino intransitable. Lo usual es ver la cascada y hacer el camino que la rodea, pero en este caso la opción era imposible, aún así, la cascada no es el único atractivo. Este lugar fue mágico porque, en poco tiempo, pudimos ponernos bajo el arco iris que creaba el agua de la cascada, y caminamos entre los rayos de luz que se filtraban por las lianas de la selva que rodeaba la cascada. mojándonos con las gotas que el viento traía. Un plus a una parada que consistía en ver una cascada y ya.

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Agua Azul - Mexico

Agua Azul

Al día siguiente teníamos visita de naturaleza pero el problema de estar en Chiapas es que de vez en cuando los indígenas de la zona cortan las carreteras y no hay nada que hacer más que pagarles el soborno y esperar a que limpien la carretera para que pueda pasar el autobús. Tal cual como lo digo es como nos lo dijo el guía. Habían escuchado que había habido cortes en las carreteras por lo que la agencia estudiaría si cambiaban el recorrido y se visitaba otro lugar camino a Palenque o bien se hacía el recorrido programado hasta Palenque. Al final se hizo el recorrido programado pero para evitar retrasos por posibles cortes de carretera nos tocó salir a las cinco de la mañana (según nos contó el guía los indígenas de Chiapas y el Estado se pelean por el dinero que genera el turismo en esas zonas, de ahí los cortes de carretera). Y es cierto que a un lado de la carretera se veían enormes piedras y en la ladera de la montaña se veían los enormes troncos de árboles preparados para cortar la carretera. Tuvimos suerte y no nos tocó ningún corte, razón por la que por una vez no llegamos de noche al lugar de destino y pudimos aprovechar la piscina. De camino hacia Agua Azul pasamos junto a muros con pintadas animando Chiapas y escuelas zapatistas. Agua azul es un cumulo de cascadas cuya agua, usualmente, tiene un color azul turquesa con unas piscinas naturales que invitan al baño. La descripción me recordó a otras cascadas del mismo estilo que vi en Croacia. Cuando nosotros llegamos no encontramos el agua azul sino marrón, pero el guía ya nos había avisado al respecto, pues es emes había llovido mucho, y cuando llueve tanto es normal que el agua baje con mucha fuerza y arrastre tierra, con el consiguiente cambio de color. Son las aguas del río Yax-Ha las que dan lugar a este conjunto de cascadas (“ha” significa agua). Hay un interesante camino junto al río que nos lleva a la poza principal de baño y donde caen varias enormes cascadas de agua desde varios lados. De aquí hay una subida río arriba que tiene pequeños mirados a las diversas cascadas que van surgiendo, a un lado se pueden encontrar tenderetes con comida y souvenirs, al otro lado camino rodeados de vegetación selvática y agua, mucha agua. Tras una de las cascadas se podían ver figuras como rostros en la roca. Se me olvido preguntar al guía que eran esos dibujos tras las cascadas que el agua, cuando no bajaba con mucha fuerza, dejaba ver. Aunque no tuvimos de ver el agua azul el lugar es precioso y a quien le guste la naturaleza y las cascadas disfrutará de este sitio.

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San Cristobal de las Casas - Mexico

San Cristóbal de las Casas

Recuerdo que en Monte Alban conocí a una pareja de españoles que estaban trabajando en México y aprovechaban apara hacer turismo y me dijeron que San Cristóbal les encantó. Lo cierto es que yo no vi el encanto de la zona, pero cada uno se lleva una impresión diferente de casa sitio. Siendo sincera el lugar donde menos a gusto me encontré fue en Chiapas y entre sus gentes. En el trabajo saben que todos mis ahorros son para mis viajes y siempre me preguntan a donde es el próximo viaje. Cuando les dije que México todos me dijeron que tuviera mucho cuidado, y he ido a muchos sitios y además hasta sola y por mi cuenta y nunca he tenido una reacción como la que tuve con este a México, todo el mundo me decía que tuviera cuidado porque éramos españolas. Incluso a la vuelta la pregunta que todo el mundo me hizo fue qué cómo me trataron en México. Y lo cierto es que la gente es muy maja, pero donde no me sentí nada cómoda fue en Chiapas. Y cuando ibas por las calles de San Cristóbal y te rodeaban las mujeres y los niños para venderte cosas y casi se te echaban directamente encima, con piojos y todo. Y qué decir estar tomando un chocolate puro en una de las chocolaterías de San Cristóbal y ver a los niños ejercer de limpiabotas, en el resto de los estados, incluso en los pueblos mayas, vía los niños de camino de la escuela, en Chiapas no vi a ninguno, los que vi o estaban con sus madres desparasitándoles los piojos, o vendiendo objetos a los turistas, o limpiando botas y zapatos. Puedo entender que quieran conservar su cultura indígena, pero me da pena cómo se ve su vida desde los ojos de un turista cualquiera. El San Cristóbal nocturno es mucho más animado que el diurno. Cuando llegamos era de noche así que salimos del hotel, una antigua casa española con un patio y solo dos plantas con balcones, al zócalo. En los portales y las calles adyacentes a la plaza principal había cafeterías con había música en directo, toda música de cantautores, sobre todo de Sabina. En la Plaza Principal hay un quiosco de inicios del siglo XX donde una banda tocaba música. Los árboles de la plaza estaban adornados de luces navideñas y había mucha gente paseando y bailando. Junto a la plaza principal está la catedral donde había más gente, y vendedores de algodón de azúcar entre otras cosas. Aquí me decidí a probar el algodón de azúcar. No podía irme de México sin hacerlo añadir el país a mi colección de países donde he comido algodón de azúcar. Frente a la plaza principal se encuentra el palacio del Gobierno, que estaba todo vallado y cubierto de pinturas. Había una exposición de pinturas de Chiapas para que la gente la visitara de forma gratuita. Al día siguiente visitamos el mercado indígena de la ciudad acompañados por el guía que nos avisó de no hacer fotos (estos recorridos no me atraen mucho pues ya sabéis que la comida y yo no somos amigos, aunque me recordó a los mercados en Pekín, con las carnes al aire y sin refrigerar). Del mercado llegamos al templo y ex convento de Santo Domingo de Guzmán. Este es uno de los edificios más bellamente decorados de la ciudad por su fachada de estilo barroco salomónico y los detalles de sus figuras, por dentro destacan sus retablos. De aquí nos dirigimos hacia el Templo del Carmen, que fue víctima de un incendio y ahora se aprecia su sencilla fachada, la peculiar forma de L y el Arco–Torre del Carmen, que era el campanario. De aquí nos dirigimos a comer y entramos en el primer sitio que nos convenció, un lugar con música de cantautores y frases de ellos. Aquí disfrutamos de unos enormes platos. Un plato de comida suyo es como dos en España. Lo más gracioso es que nos pusieron un plato con aceite y semillas de hinojo y trozos de pan y como no sabíamos para que era tuvimos que preguntar al camarero. Al parecer es un entremés para untar hasta que llega la comida. Completamente llenas por una abundante y sabrosa comida caminamos hacia el mirador con más escaleras de la ciudad, el mirador de la iglesia de san Cristóbal. Lo mejor del mirador es la vista desde la subida, que permite ver todas las iglesias y las casas del pueblo, con todos los coloridos que la distinguen. La iglesia de San Cristóbal no la vimos por dentro pero tras un leve descanso comenzamos el descenso y de aquí fuimos caminando hasta la plaza principal para entrar en la catedral de San Cristóbal, que habíamos visto muchas veces por fuera, pero no por dentro, aunque es una iglesia de lo más normal, lo que después de ver tantas iglesias curiosas no nos llamó la atención. La catedral está dedicada al patrón de la ciudad San Cristóbal, de las Casas es el apellido del fraile Bartolomé de las Casas que defendió los derechos de los indígenas tras los actos de terror del conquistador Diego de Mazariegos. Atrás de la catedral se encuentra el Templo de San Nicolás, uno de los primeros de la ciudad, que en un principio fue de uso único para los indígenas. De aquí cogimos la calle que nos llevaba al otro mirador y su iglesia, en este mirador hay menos subida, o por lo menos una menor subida de escaleras. Aquí si visitamos su iglesia por dentro, donde pudimos ver a sus cristos y vírgenes vestidos con coloridas telas rosas y verde azuladas. No dejamos de asombrarnos ante lo diferentes que eran las iglesias de México. En la ciudad hay varios museos pero como era lunes estaban cerrados.

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