Recreación en Iraeta - España

Recreación civil en Iraeta

De Azpeitia regresamos a Iraeta donde descubrimos que ya no llovía, en el campo de maquetas de Iraeta procedimos a realizar un picnic de época, solo estábamos nosotros en el lugar y el paisaje acompañaba para realizar un picnic idílico: montañas verdes a nuestro alrededores, césped cubierto de florecillas blancas. Descargamos las cestas con la comida: jamón, queso, cerezas cogidas del árbol de uno de los recreadores, copas de cristal y tazas de porcelana para el vino, el agua y el té, y el delicioso pastel vasco. Hay que reconocer que tanto la compañía como el lugar hicieron del picnic una maravilla pero en esa época las mujeres debían tener muy complicado poder sentarse en el suelo, aunque en los libros o en las imágenes nos parezca algo tan sencillo con la ropa de la época no lo es. Por la tarde llegaron modelistas de toda España para poner en marcha sus trenes a escala en el circuito de Iraeta, donde por cierto, era nuestro picnic. Me monté en uno de los trenes a escala, antes pasando por la taquilla para hacerme con uno de los billetes de época, y, aunque la ropa de época no ayuda, es muy divertido. El público que montaba en los diversos modelos de trenes a escala, circulaba a nuestro alrededor mientras nosotros pasábamos del picnic a la lectura de poemas de Edgar Allan Poe sentados sobre las mantas. En uno de los momentos los caballeros discutieron, se lanzaron los guantes a la cara y acabaron cogiendo las espadas para batirse en duelo a primera sangre, las damas horrorizadas vimos como el tranquilo picnic se estropeaba mientras los espectadores circulaban en sus trenes a escala y alentaban a uno u otro. Tras la primera sangre, apenas un rasguño en la mano, el honor quedó saldado y procedimos a golpear el clavo de oro que unía la costa este con la oeste, representando (a escala) la fotografía y el momento de esa unión, que se conmemoró clavando el elemento representativo: el clavo de oro (y así dar por inaugurada la nueva zona del circuito de trenes a escala de Iraeta). Para hacerlo más interesante los recreadores quedaron en fallar los dos primeros intentos de clavarlo con el mazo, pero los presentes no lo sabían y fue muy divertido ver la reacción de los mismos. Una tarde muy entretenida con gente majísima, y una interesante afición la de los trenes a escala. Espero verla alguna vez más.

Visita: Julio 2016

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Fotografía de entrada: Koldo.

Recreación en ferrocarril de Azpeitia 1840-1860 - España

Recreación en ferrocarril en Azpeitia 1840 - 1860

Amaneció con lluvia. En el tiempo habían pronosticado sol viernes, lluvia el sábado y sol el domingo, y se cumplió, para no dejar mal a los de las predicciones meteorológicas, el sábado llovió. Aún así me vestí de época de 1840 para coger el cercanías para ir de San Sebastián a Andoain donde un compañero de Recreación me recogería para ir a Iraeta, donde nos íbamos a reunir todos los recreadores. Cuando llegué a Andoain seguía lloviendo con fuerza y continuadamente, y aunque el compañero tuvo buena intención quiso enseñarme el paisaje del interior de Guipúzcoa y lo que obtuvo de mí fue un ¿qué paisaje? porque solo se veía niebla y más niebla, por lo que paisaje poco podía ver. Llegamos a Iraeta y el bar estaba cerrado, y seguía lloviendo, afortunadamente la iglesia, con pórtico cubierto en su entrada estaba frente al bar así que nos refugiamos de la lluvia, cuando todos los recreadores estábamos presentes y vimos que el día no tenía intenciones de parar de llover nos acercamos hasta Azpeitia. En Azpeitia no llovía y ahí se encuentra el museo del ferrocarril, un lugar muy recomendable para visitar. Con la entrada te dan un ticket duro de los “de antes” y que hay que guardar para montar en el tren a vapor que hace un paseo de cinco kilómetros. Aprovechando que había tiempo visitamos el museo, que es un poco como el de trenes de Hoorn en Holanda, solo que algo más pequeño. En el museo hay varias locomotoras y vagones de diversas épocas, y cuando entrabamos al hangar donde hay más vagones y otros vehículos como trolebuses y tranvías una pareja japonesa nos vio y estuvieron encantados de hacerse fotografías con nosotros. Algunos de los pequeños también se fijaron y luego vimos a algunos de los visitantes del museo en la recreación de Iraeta. Hay una guía que va enseñando el museo, pero como llegamos algo más tarde nos perdimos sus explicaciones, excepto aquella en la que presentaba el tranvía de Zaragoza, que está ahí y funciona, y todos se subieron en el tranvía para ir hasta donde estaba parado el tren a vapor, luego descubrí que mi abuelo fue conductor de tranvía en Zaragoza. Nosotros fuimos andando hasta el tren a vapor porque como habíamos llegado más tarde nos faltaba de ver la sala de las máquinas donde se conservan las antiguas máquinas para reparar los trenes antiguos. Tras la interesante visita al museo nos acercamos hasta el tren a vapor para poder empezar nuestro viaje al pasado. Subimos a los vagones, las damas con ayuda de los caballeros puesto que la ropa de aquella época y las escaleras de los vagones no tenían la comodidad de hoy en día. Fuimos pasando por diversos vagones hasta encontrar unos asientos de madera libres, y esperamos ansioso el comienzo del viaje. El silbato del tren pita y comienza el recorrido, vemos pasar por la ventana los árboles y las montañas verdes, el precioso paisaje del país vasco, y abrimos las ventanas para sentir el aire correr y ver como entramos en un túnel, la cesta de viaje permanece sobre mis rodillas mientras disfruto del paisaje mientras el caballero de enfrente enciende su puro. Sin apenas darnos cuenta llegamos a la estación donde el tren para y el revisor nos informa que van a proceder a cambiar la locomotora, colocándose esta en la parte frontal. La mayor parte de los pasajeros bajamos para presenciar este evento y ver cómo cabalga sobre los raíles de hierro la locomotora solitaria, sin vagones y echando humo mientras suena el silbato. Tras unas conversaciones de los caballeros con los maquinistas volvemos a nuestros vagones para comenzar el viaje de regreso. Parte del camino pasa junto a la carretera y los coches nos saludan, salimos al descansillo que une los vagones y vivimos la velocidad del tren a vapor, sentada en los vagones parece que va lento pero una vez fuera hay que sujetarse los sombreros para que no vuelen, o sujetarse a la barandilla para no caerse. El revisor pasa para marcar los billetes del tren y atravesamos un túnel. Atravesar un túnel fuera de los vagones en un tren de vapor te ahoga con el humo del vapor que inunda el túnel, hay que experimentarlo para poder llegar a pensar en algo tan lógico como esto. Finalmente llegamos de nuevo a Azpeitia y celebramos la aventura en tren a vapor con una fotografía de grupo, puedo decir que a veces lo mejor del viaje no son el lugar o la época sino la buena compañía.

Visita: Julio 2016

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Fotografía de entrada: Julia Rodriguez.

San Sebastian - España

San Sebastian

Han pasado ya varios años desde la última vez que estuve en San Sebastián, pero aún recuerdo la playa de la concha en un día gris. Y por supuesto, recuerdo que no subimos al monte Urgull. Mi objetivo del viaje era hacer ejercicio disfrutando de la ciudad. Lo de disfrutar de la ciudad es habitual en mí, lo de hacer ejercicio es porque Zaragoza es plana y planeamos ir de viaje a Noruega en septiembre y subir el “pulpito”, y sé por experiencia tras subir el WaynaPichu, que necesito hacer algo de ejercicio que suponga subir escaleras o cuestas, para no agotarme en el transcurso. Se podría decir que San Sebastián tiene tres montes, el Urguell, donde está el castillo, la isla del centro y el monte Igueldo. Como de costumbre decidí aprovechar todo el día, me alojaba cerca de la estación por lo que empecé mi recorrido por la ciudad en el puente de Maria Cristina, el más lujosamente adornado con sus torres con caballos, barcas y demás detalles arquitectónicos. De aquí llegué a la catedral del buen pastor, donde comenzaría mi recorrido turístico, fui pasando por la Diputación, que tiene en el centro de la plaza con parque botánico un interesante medido de temperatura, y de ahí hasta el ayuntamiento donde la playa de la concha da acceso al casco viejo y el puerto. Cerca del casino paré a desayunar, como casi todo el mundo sabe no son muy de viajes culinarios, la gastronomía y yo somos poco afines, pero en el norte se come muy bien, asi que disfrute del desayuno y de la comida en el puerto. Tras el desayuno comencé a recorrer el casco histórico pasando por la iglesia de san Vicente, el museo de San Telmo, la iglesia de Santa María, la plaza de la Constitución, ... callejeando por el casco histórico (y sus estrechísimas calles) descubrí una placa con la interesante historia del asedio de la ciudad durante la guerra de la independencia, lo napoleónico me persigue. Junto a la iglesia de Santa María hay un cartel que indica la subida al castillo, desde ahí comencé mi subida al monte Urgull. Encontré a la primera la subida al castillo por el camino más corto, aunque por el afán de hacer ejercicio luego me recorrí (arriba y abajo) muchos de los otros caminos que existen. Si se quiere subir directamente al castillo hay que seguir el camino hacia el castillo que empieza en la iglesia de santa María, tras el primer tramo hay dos bifurcaciones, hay que seguir hacia arriba, y aquí nos encontramos con el baluarte mirador. Un precioso baluarte que recorrer y desde donde poder tener unas vistas del mar y del museo de San Telmo y el paseo nuevo. Desde aquí hay dos caminos, hacia el baluarte de las damas y el otro que va subiendo, hay que seguir el que sube y es contrario al baluarte de las damas, y este te lleva directo al castillo. Aunque he dicho que sube en realidad el otro camino comienza a ser un laberinto de subidas y bajadas y más subidas, con lo que acaba alargándose la cosa mucho más. Lo primero fue subir hasta el castillo, por el camino al castillo uno se puede parar en visitar varios de los baluartes que existen, y disfrutar del paisaje. Una vez llegados al castillo en el centro de las murallas está el edificio de acceso gratuito con un museo sobre la ciudad de San Sebastián, muy interesante, y también unas escaleras que permiten subir hasta la escultura que preside la cima del monte, y el punto más alto. La subida merece la pena porque tiene una vista impresionante de la concha y del casco viejo. No es tan elevada como la del monte Igueldo pero permite ver con más detalle lo que es todo el aspecto de la ciudad por lo que no es de extrañar que fuera refugio en la guerra napoleónica. Es un lugar muy recomendable y no muy visitado. Casi todos los que estaban ahí hablaban inglés, francés, alemán…para turistas de fuera. Tras varios caminos recorridos y baluarte visitados, con sus respectivos miradores, bajé hasta la unión del paseo nuevo y el puerto para volver a subir el monte y dirigirme hacia el cementerio inglés. El lugar está bastante abandonado, no había nadie y daba hasta algo de miedo meterse en la espesura del lugar para ver las tumbas, hasta caminar atravesando las verjas abiertas sobre las hojas secas daban la impresión de abandono. Pero hay mucha historia si te paras a leer los carteles. Tras ver el cementerio inglés bajé hasta el puerto y el museo nabal. Después de comer caminé por la playa de la Concha mientras la gente disfrutaba del sol y de los baños (lo del sol es relativo; hacia sol pero estaba nublado, aunque hacía tiempo que no se me ponían las orejas rojas). Por mi paseo por la Concha llegué al antiguo balneario de La Perla, y de aquí al Palacio de Miramar, el jardín está decorado con interesantes y modernas esculturas, pero es mucho más bonito las fabulosas vistas que se tienen desde el palacio. De aquí continúe hasta llegar al monte Igueldo para tomar el funicular y subir hasta arriba, donde tener una vista magnifica de toda la ciudad de San Sebastián y todos los lugares a su alrededor. Una vez abajo pensaba continuar para ver el peine del viento pero el camino para llegar a la escultura estaba cerrado por obras en adecuar la montaña para evitar desprendimientos. De regreso decidí seguir caminando para recorrer el puente de Santa Catalina, ver el teatro, el puente de Zurriola y la Kursal, y tomar el paseo del norte que estaba muy frecuentado por paseantes y ciclistas. San Sebastián en verdad es muy bonito, aunque en un día se puede ver casi todo.

Visita: Julio 2016

 Mis imágenes: Dentro del álbum España I (pagina de facebook)

Vitoria - España

Vitoria

Tras pasar el día de recreación decidí aprovechar el domingo para escaquearme de la batalla y visitar la ciudad de vitoria, en todo este tiempo solo había estado de pasada y tomé la decisión al poco de regresar de Italia. Busque para reservar una visita a la catedral vieja, la más antigua y que está en obras desde hace años, y quedaba una plaza libre para el primer turno de visitas guiadas, así que fue como cosa del destino determinar que el domingo tocaba visita turística a la ciudad. Todo el recorrido del domingo lo haría a pie dado que casi todos los lugares están muy concentrados en el casco histórico y el hotel donde me alejaba estaba apenas unos minutos del centro. Comencé el recorrido caminando hasta la plaza de España y de ahí cruzando la plaza que es cuadrangular y rodeada de edificios llegué a la plaza de la virgen blanca, donde se encuentra el famoso cartel vegetal de Vitoria Gasteiz. Realmente acercarme a la plaza de la Virgen Blanca fue un capricho porque el recorrido dejaba esa parte para el final. Regrese por la plaza de Espala a la calle por donde había entrado, para pasar junto a la balconada de Los Arquillos, y subir por la calle hasta la casa del cordón, donde lo más llamativo es su antiguo torreón. Sigo por la calle que a cada rincón muestra una casa interesante por ver hasta que llego a la plaza de la Bullería, aquí puedo encontrar la catedral, una serie de “esculturas” modernas, una casa estilo palacio que es el museo de arqueología, El Portalón que es una antigua posada de la época medieval, y el torreón de los Anda con otra antigua casa de otro estilo al lado. Digamos que esta plaza está llena de edificios de diversos estilos y épocas, un rincón poco concurrido pero muy interesante y la entrada para la visita de la catedral de Santa María. Como todavía tenía mucho tiempo seguí por otra calle para llegar al Palacio de Escoriaza y Esquivel donde una serie de escaleras mecánicas bajaban varias calles hasta otra iglesia, aquí tomé las escaleras para ir a desayunar y regresar para ver la catedral a la hora de la visita. La visita a la catedral no es barata, pero siendo el note de España tampoco puedo decir que sea cara. En principio el recorrido es de una hora, nosotros estuvimos una hora y cinco minutos y se me hizo como diez minutos, el lugar están interesante que una hora sea hace corta. Es más, iba corriendo tras la guía porque iba rapidísimo y no daba tiempo para pararse a ver los detalles. Demasiada catedral para solo una hora de visita. No todo el mundo que tenía reservado se presentó a la visita, una lástima porque vale la pena. Empezamos con un video sobre la obra de la catedral y lo que se ha ido descubriendo sobre la ciudad a través de sus obras. La catedral se cerró porque estaba a punto de derrumbarse porque con las obras que hicieron a lo largo de los años en vez de arreglarla se estropeó más. Aquí nos ponemos los cascos de obra para evitar accidentes y empezamos la visita por la base de la catedral, por debajo de los suelos de la misma donde encontraron donde estaba la antigua ermita antes de la catedral y donde se puede ver el deterioro que hubo. Aquí planean poner un museo, y pudimos ver algunas miniaturas ya construidas para tal efecto. De aquí abajo pasamos a subir a la planta principal de la catedral donde se pueden ver todavía grietas en los muros pero ya sin andamios se ven los detalles de la catedral. Tras ver la planta subimos a recorrer el exterior de la catedral, todavía en obras, con una increíble vista de los montes cubiertos de nieve y verde y que eran la parte de la catedral que servía de muralla protectora de la ciudad. De aquí entramos a recorrer una parte del camino de ronda, este se construyó de forma decorativa por lo que es algo estrecho, solo cabe una persona, pero por lo general el camino de ronda era para que los peregrinos escucharan misa. No es habitual el poder recorrer esta zona de las catedrales que lo tienen así que fue una pena que fuéramos tan rápido, pero tiene una perspectiva y vista diferente. Por aquí pasamos por túneles estrechos y escaleras de caracol para llegar a donde se encuentra el órgano, frente al altar, y de aquí salimos hacia el pórtico de la catedral, con tras entrada de las cuales la central es la que más policromía conserva. Para no hacer una entrada monotemática de la catedral pasaré al siguiente paso. Salimos de la catedral directamente a la plaza de San Macos donde abandoné el grupo y continúe el camino para pasar por las murallas, el centro cultural y llegué a los lienzos de las murallas, que con el soleado día que hacía dejaban una imagen de postal. De aquí se llega a la iglesia de San Vicente, al palacio de Villa Suso y al mirador de la ciudad donde se puede ver la catedral nueva y las montañas. Cerca está la iglesia de San Miguel, y al monumento del Celedón, personaje que da inicio a las fiestas de Vitoria, y de aquí a la plaza de la Virgen Blanca. Dejé la plaza de la virgen Blanca para tomar la calle de la correría hasta el cantón de la carnicería para disfrutar de las casas de las calles hasta bajar por la calle de la herrería, pasar por la Iglesia de San Pedro y seguir hasta volver a la plaza de la Virgen Blanca donde continuar el camino hasta la Plaza de los fueros y la catedral nueva, es interesante pero por dentro no tiene nada que mejore a la catedral vieja excepto más amplitud. Como era el Corpus había procesión así que continúe el camino para volver al hotel, donde cruzaré las vías para ir la zona de los museos, llena de antiguas casas palaciegas donde visité el museo de bellas artes (antiguo palacio y desde el 18 de mayo gratuito) y el museo de la armería, pequeño pero muy interesante. El día anterior, durante la recreación, los vi de pasada y supe que si tenía tiempo tenía que verlos con tranquilidad. La recreación de la batalla fue en la Campa de Olarizu por lo que para haber ido de recreación pude ver bastante de la ciudad. Y recomiendo ver la catedral vieja, aunque esté en obras. El regreso lo hice en tren, cuya estación está muy céntrica. Ya sabéis que disfruto de los viajes en tren y aunque el regional tarda más que el autobús es mucho más cómodo y disfruté de los paisajes del país vasco y navarra hasta llegar a Zaragoza.

Visita: Mayo 2016

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Recreación Batalla y té en Vitoria - España

Recreación Batalla de Vitoria & Picnic y té en 1813

La recreación y el campamento de la batalla de Vitoria era en las campas de Olarizu, como no soy de Vitoria pensaba que el parque sería más pequeño y en cambio es bastante grande, recorrí como la mitad del parque hasta que llegué a las campas, aún hoy no estoy segura si las campas era donde fue la batalla y el campamento, u ocupaba más espacio. De cualquier manera, cando llegué al campamento pensaba que me había equivocado y estuve dando vueltas buscando otro campamento porque el que había era muy pequeño, me temo que comparado con los campamentos de Waterloo otros campamentos parecen pequeños. Lo que sí cabe resaltar es el lugar donde fue la batalla y el campamento un lugar precioso y perfecto, todo rodeado de árboles, verde, monte, cielo y ningún edificio moderno a la vista, lo que ayuda a localizar el lugar como en la época napoleónica, un campamento más real. Aunque las predicciones eran de lluvia hizo una mañana soleada por lo que esperaba que hubiera más publico visitando el campamento, cuando iba de camino hacía allí, a través de tanto verde del parque toda la gente que paseaba, andaba y corría por ahí me preguntó sobre el evento, porque aunque eran de Vitoria no lo sabían. En principio iba a ir a una conferencia en el museo de la armería sobre el baúl de té que regaló Wellington al general Álava y luego ir al picnic con té que se haría en el museo de bellas artes, justo enfrente. Conocí a Julie, una australiana que estaba de vacaciones con su marido y que son recreadores así que aprovecharon para estar en el campamento de recreación, y ya que el marido dejaba el campamento para desfilar por la ciudad de Vitoria la mujer se venía al picnic. Para no dejarla sola ni hacerla andar todo el camino hasta el museo esperamos a quien nos llevaba en coche, asi que con mucho gusto me quedé en el campamento haciendo compañía a Julie mientras las dos esperábamos para que nos llevaran al té. Debido a ello pude ver que cuanta más gente se acercó por la mañana fue cuando ya no quedaba casi nadie, así que fuimos las más fotografiadas de esa mañana, todos preguntaban al respecto y un fotógrafo incluso comentó que según el horario que había recibido esperaba verlos ahí, pero le comenté que estaban todos en el desfile por la ciudad. Por fin fuimos al picnic acompañados de otras dos personas más, reflejando cada uno un estilo diferente de la época. Llegamos hacia el final de la conferencia, a mi me hubiera gustado verla entera, pero no pudo ser. Y Julie la australiana me comentó que las imágenes eran muy útiles porque podía leer un poco y así enterarse de algo. Y por fin, tras la conferencia, fuimos al picnic, solo que por algún motivo no se hizo en el jardín, sino que se subió al palacio, que es un lugar precioso para hacerse fotografías, y donde pudimos comer algunas galletas de té, pero nada de la recreación que esperaba. Luego, a última hora y deprisa y corriendo tomamos un “picnic” en el jardín del palacio-museo de bellas artes. El lugar era perfecto, pero tal vez si se quería hacer una recreación hubiera que haber dado más información a los recreadores, porque en mi opinión fue un poco caótico. Luego regresamos al campamento para comer y esperar a lucirnos hasta la batalla. Tuvimos suerte de que lloviera en un interludio entre la comida y la hora de las muestras de caballería, duelo, y vida en el campamento, por lo que estuvimos bajo las carpas de las tiendas a cubierto de la lluvia. Luego volvió a salir el sol y vino la gente a ver la batalla, nosotros, los civiles, nos refugiamos tras un árbol y tuvimos una buena vista de la batalla. Estuvo muy bien, la única pega que no se escuchaba al comentarista, para lo que se le oía mejor que no hubiera habido. en fin, que me gustó mucho y lo vi bastante bien, aunque alguien me dijo que era muy positiva, pero no es así, comparándolo con otras lo vi bien. puede que no hubiera una gran cantidad de espectadores como en Waterloo pero teniendo en cuenta que no había mucha promoción lo vi bastante bien. Las reconstrucciones más grandes que he visto por España por ahora han sido en Aragón.

Visita: Mayo 2016

Mis imagenes: álbum España-Recreaciones del Facebook

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación