Catedral de Sevilla - España

Catedral de Sevilla

Tras la comida quedamos en la catedral para entrar y hacer la visita por la una de las iglesias más grande que he visitado. Como son muy rigurosos no podíamos hacernos fotografías con la gente (encantada, menos agobios), y los caballeros debían descubrirse la cabeza. Aprovechando hice uso de mi velo negro, el que usé para el sol del mediodía, para entrar en la catedral. Lo tenía entre las ropas y cuando vi un cuadro de la época con el mismo tipo de velo no dude en estrenarlo en Sevilla. Nada más entrar lo que te deja sorprendido es lo grande que es el templo, aunque lo que más me gustó eran los colores de las vidrieras reflejándose en las columnas, coloreaba las paredes sin necesidad de pintura. Primero en la nave central se ubican dos de las construcciones; el coro, rodeado por órganos de grandes dimensiones y la Capilla Mayor, que cuenta con cuatro plantas y alberga el retablo mayor. Aquí podemos encontrar un espejo bien situado para poder ver todos los detalles hasta del techo. Cerca está la Tumba de Cristóbal Colon está situada tras la puerta del Príncipe, junto a la capilla de la Virgen de la antigua, en el lateral una enorme pintura mural de san Cristóbal. Aquí la guía se metió, en mi opinión, en un lio sin necesidad al empezar con el tema de la procedencia de Colón. Otra de las cosas llamativas de la catedral son los diferentes tipos de salas, a veces hay salas que te hacen olvidar que estas dentro de una catedral. Merece la pena ver, detrás del altar Mayor, la Capilla Real, renacentista, donde están enterrados entre otros el Rey Fernando III el Santo. A la derecha la capilla de San Pedro, donde destacan las pinturas de Zurbarán y a la izquierda la capilla del Cristo de San Pablo. La Capilla de Mariscal, con un cuadro de la Purificación de la Virgen. La sala Capitular con obras de Murillo en su bóveda. La Sacristía Mayor, una verdadera iglesia con varios altares, destacando los cuadros de Santa Teresa de Jesús de Zurbarán, San Isidoro y San Leandro de Murillo. En el centro la magnífica custodia de Arfe. En la Sacristía de los Cálices, que se accede por la capilla anterior, se exponen los mejores cuadros de la Catedral, destacando el lienzo de Goya, “Santa Justa y Rufina” y el cuadro del Cristo Crucificado de Zurbarán. Y en el trascoro las capillas llamadas de Alabastro. Tras el recorrido por todas las salas y capillas (es tan grande que es fácil perderse – una de las veces hasta perdí a la guía entre la gente), la guía nos dejó tiempo libre para subir a la Giralda si queríamos, aunque como ya había subido hace tiempo, y además lo recordaba, dejé la subida para los que no lo había hecho y salí al patio de los naranjos con el resto (con tanto turista no era el mejor momento para repetir la subida). El Patio de los Naranjos, que era de la mezquita, lleva a varias puertas de entrada, y a una vista de los detalles de las mismas por el interior, lo que más me llamó la atención fue la máscara sobre el reloj de sol de una de las puertas, que parece más de México o Perú que de Sevilla.

Visita: Octubre 2017

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Información para viajar: Maria de Melo Collection

Reales Alcazares de Sevilla - España

Reales Alcázares de Sevilla

Tengo que agradecer a Gonzalo de la Casa de Extremadura toda la ayuda que brindó a Maria de Melo Collection, la organizadora del evento, por conseguirnos esos guías y el acceso a través de una puerta diferente a la habitual. Volvimos a levantarnos pronto para poder llegar puntuales a visitar los Reales alcázares de Sevilla vestidos de época 1800-1817. La visita se retrasó, aunque creo que fue por tema de los Reales Alcázares, dado que los guías estuvieron ahí puntuales. El viernes habíamos hecho la visita por Sevilla con el guía en español, y esta vez fuimos con la guía en inglés, a la que le apreció bien dado que el grupo de lengua extranjera era menor que el de español. Esta guía era mucho más rápida que el otro, pero se agradece porque a estar alturas ya estábamos muy cansados de tantas actividades y no parar en tres días. El único problema es que como había tanta gente y era tan rápida, había momentos que la perdía de vista y tenía que correr a buscarla, lo cierto es que casi no la vi en toda la mañana, pero mientras veía a alguien vestido de nuestro grupo lo seguía, esa fue la forma de no separarme del grupo. Como decía entramos a los Alcázares por los jardines de Murillo, pasamos por los jardines del poeta y nos paramos al llegar al Pabellón de Carlos V, aquí tuvimos una explicación antes de entrar, aunque fue en la puerta al pabellón porque había mucha gente. Así que luego solo le pude echar un vistazo a todos los detalles de cerámica y arquitectura que tiene. Fue una pena que la visita fuera en el fin de semana porque había muchísima gente dentro. Además la visita con guía implica que no te vas a detener lo mismo que si vas por libre. Pero eso es algo que tenía asumido, y la verdad es que llegó a tal punto de agobio de personas que cuando acabó la visita tampoco me quede con la pena de no haber estado más tiempo. También es cierto que no es como si nunca hubiera estado. Pese al tiempo pasado tengo unos cuantos recuerdos de mi primera visita a Sevilla. Y si fuera ido sola y en ropa actual la opción de visita sin guía hubiera sido la elegida, pero como no era el aso visitarlo con guía me pareció correcto y adecuado, además ayudaba bastante porque dentro de los alcázares los otros guías le preguntaban a la guía y no a nosotros el por qué íbamos así vestidos. No recuerdo muy bien los nombres de todos los sitios pero como entramos por otra puerta creo que hicimos el recorrido contrario al habitual. Los reales alcázares son inmensos y uno fácilmente puede gastar varias horas en ellos sin darse cuenta. En los jardines encontramos pavos reales que se escapan en cuanto ven a la gente (los pobres deben estar agobiados con tanto turistas), aquí está la galería del Grutesco, no subimos a ella porque íbamos con la guía y la visita es más corta, aunque da una vista general de los jardines y si vas por libres es recomendable, pero visitamos el estanque con peces y el caño de fuente funcionando. Antes de seguir por esta zona entramos en los túneles abovedados y llegamos a los baños de María de Padilla, me recordó a la cisterna basílica de Estambul, tal vez porque parece un palacio subterráneo con agua, al parecer había sido originariamente un jardín, y la vista de los arcos reflejados en el agua con la luz que le ponen es muy bonito, aunque estaba abarrotado de gente. No suelo viajar en épocas estivales o puentes cálidos así que había olvidado la cantidad de gente que te puedes encontrar en un mismo sitio. Realmente me encantaron los baños, y la próxima vez, si vuelvo, espero no encontrar tanta gente para disfrutar más las vistas. Visiamos también el Palacio gótico, de estilo gótico y barroco pero muy colorido con azulejos en las paredes, y el salón de los Tapices tenía un toque más especial gracias a nuestros trajes, algunos eran estilo corte con cola por lo que le dan un aspecto más elegante al palacio. Y de aquí entramos al Palacio del Rey Don Pedro y el Patio de las Doncellas. El Patio de las Doncellas es el patio central y de mayor tamaño del palacio y que da acceso al resto de las dependencias. Todo el espacio central está ocupado por una alberca alargada del tipo de las del Generalife y su planta baja está formada por una galería corrida y abierta terminada en arcos y trabajados con hermosas yeserías. La planta alta es mucho más sobria y tiene una galería de arcos de medio punto con barandilla de piedra. En definitiva, te pierdes con tantos detalles del suelo al techo que uno puede admirar. Una vez aquí dentro todas las estancias que visitamos son para mirarlas del suelo al techo detalladamente, todas tienen detalles trabajados que resaltar, el Salón de Embajadores, al que se accede desde el Patio de las Doncellas a través de un gran arco que conserva las puertas originales elaboradas por artesanos toledanos en madera de pino. Estas puertas tienen hilos de oro o plata dentro de la madera o metal y están policromadas, pero lo más impactante es su techo terminado en una cúpula dorada totalmente labrada. Luego se pueden visitar las dos salas auxiliares y la Alcoba Real y a su lado el Salón de los Pasos Perdidos y enfrente, a nuestra izquierda el Salón del Techo de Carlos V. Y más al fondo del Salón de Embajadores encuentran el Salón del Techo de Felipe II y la Sala de los Reyes Católicos . Y de aquí podemos pasar al Patio de las Muñecas, es muy pequeño y con una claraboya en el techo, pero está lleno de detalles del suelo al techo (uno no pude dejar de mover el cuello en esta visita). Todas las salas están comunicadas entre sí, pudiéndose realizar un recorrido circular de forma que parece más grande de lo que en realidad es. Al final, como es circular, volvemos al patio de las doncellas. Lastima el visitarlo con tanta gente, así uno no puede dedicar tiempo a los detalles.Salimos del Patio de las Doncellas y podemos ver la fachada del Palacio del rey Pedro, aquí la guía nos d tiempo libre para ir al baño o para sentarnos y descansar. La fachada central está cuidadosamente decorada pero claro, en comparación con todos los detalles que hemos visto de los alcázares parece poca cosa. Aquí vistamos otras salas con un retrato de Fernando VII (reconocido por un recreador inglés del grupo), y una capilla tan decorada que llama más la atención que la virgen del centro. Y de aquí visitamos algunas salas más y pasillos hasta acabar saliendo a la plaza donde el guía de la Sevilla nocturna empezó el recorrido por el barrio de Santa Cruz, que es la siguiente visita que nos va a hacer la guía.

Visita: Octubre 2017

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Información para viajar: Maria de Melo Collection

Baile época napoleonica/regencia (Regency Ball Sevilla) - España

Regency Ball Sevilla

Para ir al baile no nos dimos mucha prisa, podíamos descansar un rato los pies después de comer porque sabíamos que, siguiendo lo que había sido todas las actividades desde el viernes, no se iba a ser puntal. Aún así llegamos pronto si tenemos en cuenta la cantidad de gente que todavía no había aparecido por el Casino de la Exposición. Aprovechando que es Sevilla algunos recreadores tomaron coches de caballos para que los llevaran hasta el lugar del baile, para comenzar la velada como en la época. Había seguridad contratada con lo que pudimos respirar aliviados porque la gente podía vernos y hacer fotos si salíamos al exterior del salón del baile, pero no podía acosarnos ¡bien!. Cuando llegamos, después de saludar a un par de personas, entramos al casino para escribir nuestras tarjetas de presentación al baile. Inma (de Maria de Melo Collection) había contratado a un chambelán para presentarnos al entrar al baile, por lo que era necesario completarlas. Afortunadamente no fue complicado escribir con pluma y tinta en las tarjetas (pensé que me mancharía pero hubo suerte) y tras ello conocí a Miss Jane Austen, la muñeca de Bath que su chaperón había traído al baile de Sevilla. Esta muñeca es toda una viajera en cuanto a bailes regencia se refiere y, por lo que me contaron los malteses, se había excedido en la bebida más allá de lo que una señorita debería. Os invito a seguir las aventuras de esta Miss Jane Austen en Regency Friends Of Jane. Salimos fuera para encontrarnos con el resto de asistentes al baile, que poco a poco iban llegando. Cuando había bastante gente fuimos entrando de dos en dos al salón donde fuimos presentados por el chambelán a Inma, la anfitriona del baile. Entramos de las primeras y así pudimos pasear por el salón y cotillear a los invitados que iban entrando, dado que había viejas caras conocidas, pero también otras nuevas. Tras la llegada de todos los invitados nos llevaron hacia la sala de la fuente para brindarnos una representación homenaje a Zorrilla. Tengo que decir que esta es la parte que menos me gustó de la noche, y no porque no me gustara la representación, si a mí me gusta el teatro, sino por otro tipo de problemas más logísticos. El lugar era muy pequeño, así que mucha gente, si no estaba en primera fila o con suerte en las escaleras laterales, no podía ver. Yo estaba al fondo del todo y lo cierto es que como soy alta si pude ver casi toda la obra, aunque lo que si vi es que la señora de la limpieza (por entonces no tenía muy claro quién era) fue la que mejor se vio la representación, porque la vi arriba de las escaleras y desde ahí se ve todo perfectamente (así como yo la podía ver a ella mejor que a los actores). Otro de lso problemas es que la obra solo era en español, por lo que todos los invitados extranjeros (rusos, ingleses, malteses, holandeses, italianos…) no se podían enterar de lo que se decía. Si además a algún extranjero le tocó en la parte de atrás (y los hubo) donde no se veía, puedo considerar que, estar atrapado en una representación donde no ves ni entiendes lo que oyes, sea algo negativo. Pero además de estos dos puntos, tengo que añadir un tercero, y es que fue una representación muy larga teniendo en cuenta que: no había donde sentarse (menos los afortunados de las escaleras), y muchos llevábamos desde el día anterior sin descansar (todo el día de un sitio a otro, o bien de pie o bien andando constantemente), el mismo día habíamos estado desde las diez de la mañana hasta casi las tres de la tarde de nuevo sin parar, y todavía quedaba toda la noche por delante. Yo hubo un momento que estuve a punto de tirarme al suelo porque me daba algo si seguía de pie (lo que hice fue ponerme a andar y balancearme), es más, en el fondo se encontraron dos sillas que fueron muy útiles para dos damas que tampoco podían más. No sé cómo no hubo algún desmayo. Creo que un poquito más corta, o con una mejor logística la cosa hubiera sido diferente. Tras la representación (que fue muy aplaudida así que los que la vieron y oyeron/entendieron la debieron disfrutar muchas) hubo un brindis, o eso creo porque yo escape de ahí corriendo. He de decir que en Florencia también lo pase fatal cuando el concierto en la iglesia, pero al menos ahí estaba sentada y tenía la opción de descansar (o dormirme al ritmo que iban los músicos). Y una vez pasada esta parte pudo centrarme en el resto de la noche que fue perfecta, completísima, maravillosa. Sé que hay actividades que muchos no llegaron a disfrutar porque agotados se marcharon antes de que todo acabara, pero es que fue un baile completísimo (como veis no solo fue baile, tuvimos de todo, bueno, ahora iréis leyendo que tuvimos de todo porque por ahora solo hemos pasado la presentación del chambelán, la representación y brindis con la marquesa, y ahora seguimos. Tras el brindis los músicos comenzaron a tocar y empezó el baile. Yo me quedé sentadita (y además lo necesitaba) y dejé que otros comenzaran el baile. Pero cuando estuve algo repuesta me levanté y ahí es cuando la profesora de baile me cogió para bailar una de las piezas, y no aceptó un no por respuesta. El caso es que estoy más que agradecida de ese “secuestro” a traición porque me quitó el miedo del primer baile que siempre tengo, y tras ese baile siguieron otros con otras parejas. Solo necesito un empujoncito (y que no me duelan los pies) para ponerme a bailar. Que aunque no te sepas los pasos de baile como muchos de nosotros no hemos bailado esas piezas más que en una o dos ocasiones, no hay problema, y lo más que puedes conseguir son momentos de risa entre tus compañeros de baile. Y así, con esa libertad que da el no sentirse estresado en tener que hacerlo correcto uno disfruta mucho más del baile. Hubo un baile con un mariscal amigo que no hubo forma que el grupo de los ocho consiguiéramos pillarlo, ni siquiera cuando ya acababa, pero como todos íbamos perdidos no se notaban tanto los giros perdidos a lados incorrectos. No puedo contar mucho más del baile porque consiste en bailar, conversar, pasear, en definitiva, pasarlo bien toda la velada de época. Tras una hora y media de baile tuvimos la cena buffet, con el jamón de Extremadura como plato estrella (más que nada porque el resto de platos eran demasiado exquisitos para mi paladar). Tras la cena comenzó la segunda parte del baile, durante este momento salí fuera y descubrí que había gente disfrutando de la calidad noche de Sevilla y es que, pese estar a final de octubre, hacia tiempo veraniego. Los grupitos que paseaban por los jardines o estaban sentados en los bancos de piedra ya estaban formados así que decidí echar un vistazo al baile desde los ventanales. Y tengo que decir que la vista del salón de baile desde fuera tenía un toque mucho más romántico que desde dentro. Hay que tener en cuenta que tras los grandes ventanales de reflejaba la luz de las velas creando un juego de luces y sombras que no apreciaba desde el interior, la música atenuada se seguía oyendo mientras veías a los lejos a los bailarines danzar, tanto caballeros como damas ejecutaban elaborados pasos y saltitos con elegancia, mientras otras parejas paseaban alrededor de la sala charlando, abanicándose, o riendo. Era como ve una historia de época pasar delante de tus ojos, entonces abro las puertas de cristal y entro de nuevo a la sala de baile. Regreso al sitio donde están mis amigar y charlo un rato mientras, en un ataque de impulsividad agarro a a una amiga, la levanto de su silla y me la llevo a la pista de baile para bailar un baile, ella me dice que no ha visto los pasos pero yo le respondo la verdad, yo tampoco, pero no hay de qué preocuparse. Este baile son grupos de seis personas y de los seis solo un caballero se sabe los pasos del baile, y aunque intenta guiarnos no puedo decir que lo consiga en todos, hay alguno de cruzarse que no acabamos de pillar. En cualquier caso bailamos y nos reímos un rato. Tras ese baile buscamos a otra amiga y escapamos a la sala de fuente, que extrañamente está vacía. Aquí suele haber siempre parejas, es un rincón muy curioso para observar sin ser observado o bien para hacer cualquier cosa que no quieras que te vean hacer. Y jugamos a las poses de Las Tres Gracias. Así las horas del segundo baile pasan más rápido, pero el baile no acaba cuando termina la música, la cena, las charlas y las danzas. Tras el último baile la anfitriona del baile nos presenta a una cantante que nos va a deleitar con un extracto de la Ópera Carmen. Este tema, promovido por el gracioso chambelán, fue repetido y seguido por las palmas de los invitados al ser una de las partes más famosas y, por tanto, conocida por todos. Tras la ópera nos acercamos a la salita de la fuente donde la anfitriona nos iba a regalar otra sorpresa, una introducción sobre duelos y lucha de esgrima con diversas armas como el sable o el bastón. Esta vez los balcones fueron provistos de asientos y disfrutamos de una magnifica exhibición de dos caballeros luchando (creo que he compartido dos vídeos en la página de facebook del blog). La explicación fue muy interesante pero lo más llamativo fue la demostración, hubo quien se emocionó y no paró de gritar “bravo” , y es que el sonido y brillo de los metales al golpearse y los giros de los contrincantes le daba un toque canalla al baile. Según la explicación, según de donde fueran los caballeros tenían una forma de luchar diferente, a los españoles los llamaban bailarines porque se movían como danzando siempre buscando el toque del acero frente a los italianos que siempre luchaban de frente y prima la velocidad. Tras la exhibición nos fue servido el chocolate con buñuelos y galletas de té. Con respecto al año anterior hay que decir que el chocolate caliente entraba peor porque no hacía el frío que debería en esta época, pero en cambio se compensó ofreciendo algo tan típico como los buñuelos, que ya se vendían en la época. Y mientras tomamos el chocolate tenemos la presentación de la última actividad de la noche y despedida. Ya que estamos en Sevilla la anfitriona ha pensado que lo mejor es ofrecernos como broche final a tan magnífica velada, un bolero bailado. Así que nos sentamos a disfrutar del baile. Algunos ya se han marchado pero es que hay que tener en cuenta que ya es de madrugada y al día siguiente toca de nuevo madrugar (por una vez no he notado para nada el cambio de hora, eso es que necesita la hora de más). Nosotras no nos marchamos hasta que el bolero se termina, la gente empieza a despedirse y el salón de baile se cierra. Y después igual estuvimos media hora o más hasta que pudimos irnos (el tema de los taxis ya lo comenté y prefiero no volver a recordarlo, con deciros que un taxi en verde pasó de largo a todo un mariscal francés). Otra año tuvimos una noche fabulosa en el Regency Ball. Un éxito de baile, que si todo va bien, el próximo año se quiere celebrar en Sintra (Portugal).

Visita: Octubre 2017

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Vídeo: Extracto de baile en el Regency Ball Sevilla
Vídeo:

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Paseo por la Plaza España de Sevilla - España

Paseo por la Plaza España

Tras la demostración de duelos de la época nos dirigimos en grupo a dar un paseo por la Plaza de España de Sevilla, algo muy de la época eso de pasear para ver y ser visto. El lugar estaba justo al lado del Casino por lo que no tuvimos que andar mucho para llegar a la plaza. Debido al calor veraniego (si, no estáis leyendo mal, treinta y siete grados para mi es calor veraniego aunque sea 30 de octubre) y siendo casi las dos de la tarde, la plaza no tenía mucha gente y la que había estaba, sabiamente, a la sombra. Tal vez porque hacía mucho calor el primer lugar al que nos acercamos fue la fuente central, cuando te acercabas a ella el ambiente era refrescante y una vez allí nadie se quería mover. Tampoco es un mal lugar para poder observar a las damas lucirse bajo las sombrillas, a los caballeros acercándose a ellas, o a otras tantas parejas abanicándose, o discutiendo a donde dirigirse a continuación. Pese a que habían pasado veintitrés años desde la última vez que estuve en Sevilla recordaba perfectamente donde se encontraba el mural de Zaragoza y cuando un caballero de ahí me preguntó si nos acercábamos ahí no tuve muchas dudas en señalar la dirección que teníamos que seguir. Y ciertamente cuando llegamos vimos que había acertado y que el mural de Zaragoza estaba donde yo había indicado. Tras verlo (y hacer la fotografía de rigor, aunque sea algo anacrónico de decir) marchamos de Zaragoza hacia Madrid para hacer lo mismo por otra compañera de ahí. En nuestro paseo nos dimos cuenta que muchos de los españoles había decidido hacer eso de ir cada uno a la provincia de donde era, y saludamos a algunos durante el paseo de un sitio a otro. La plaza de España de Sevilla es un lugar tan bonito que un paseo por ella siempre apetece, algunas parejas decidieron coger una barca, el caballero remaba mientras la dama sujetaba bien la sombrilla para protegerse del poderoso sol. Luego regresamos para cruzar uno de los puentes mientras charlábamos animadamente y vimos a una de las parejas cruzar bajo el puente con su barca de remos. Me repito, ya lo sé, pero la plaza de España de Sevilla es un lugar tan bonito para pasear y lucirse, para ver y ser visto, que creo que todos nos entretuvimos más de lo necesario. Afortunadamente las damas íbamos con las útiles sombrillas de la época, el mejor invento para protegerse del sol de esas horas. Como el calor era insistente y ya era la hora de la comida, nos despedimos y terminamos el paseo para dirigirnos cada uno a su alojamiento para lugar ir a comer. Hacia el final un extranjero nos preguntó algo, pero no sobre nosotras o nuestros trajes. Debía ser de un país donde encontrase bastante gente vestida así no lo considera un espectáculo de circo o bien tenía una buena educación, la verdad es que fue muy agradable poder conversar con una persona sin tener que sentirse acosado (o que te digan en la distancia que vistes como una novia gitana).

Visita: Octubre 2017

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