Camino de Santiago III: De Palas de Rei a Melide
Después de ver el Castillo de Pambre regresamos a Palas de Rei donde retomamos el camino de Santiago. Usualmente la etapa es de Palas de Rei a Arzua pero como eran 30 kilómetros decidimos dividirla más o menos en dos, y nuestra nueva amiga se nos unió dado que por el tema de su rodilla no quería explotarla demasiado, el señor alemán con parkinson también la debió dividir ya que lo vimos terminar a la vez que nosotras. Así que la etapa de este día era Palas de Rei – Melide. Para no variar el tiempo fue sol y lluvia. Es decir, no dejábamos la capa de agua ni un momento, pero al final salió el sol y se mantuvo toda la tarde, y hasta pudimos lucir camisetas de manga corta en el mismo mes de noviembre. El camino deja Palas de Rei adentrándose por jardines y flechas hechas con flores. Aquí se pasa por varias corredeiras, que es como llaman en Galicia a los caminos rodeados de castaños. Durante un largo trecho del camino todo lo que vemos es hórreos y castaños. Aquí el camino está lleno de charcos y barro. Es lo que ocurre cuando el camino es de tierra y no ha dejado de llover en días. Pero pese a la lluvia y al barro andar por los caminos bajo los castaños es precioso si te gustan los paisajes naturales, sobre todo en otoño. La lluvia que caía nos daba cierto descanso y aunque no teníamos sol, el verde y marrón de los castaños hacía muy bonita la etapa. Hasta los charcos con barro reflejan los árboles una vez calmada la lluvia. Seguimos pasando hórreos y castaños (y mucho barro). Y a medida que andamos vemos que hemos cambiado de provincia porque en el nombre que tienen los mojones que indican el camino de Santiago aparece A Coruña: dejamos atrás Lugo y entramos en La Coruña. Así seguimos hasta Leboreiro, en este pueblo nos detenemos a disfrutar de las vistas del lugar dado que aparte de bonitas casitas de piedra tan típicas de ahí está su iglesia románica (que no podemos ver por dentro porque está cerrada) y enfrente hay un cabazo. Un cabazo es como una cesta con tapa de tienda de campaña hecha de madera que sirve para lo mismo que los hórreos y que es típica de esa zona de Galicia. Yo nunca había visto ninguna pero en este pueblo hay varias, aquí, mientras vemos la iglesia por fuera, nos encontramos con una mujer del lugar que no está nada contenta con los peregrinos. Seguimos andando, ahora ha vuelto a llover (había parado cuando estábamos viendo el pueblo). Como es costumbre cada una lleva su ritmo y al final nos encontramos todas en el puente de Furelos. El sol ha salido y la vista del puente de piedra de arcos sobre el río se llena de color: verde árboles, azul oscuro agua del río y azul el color del cielo. Tras disfrutar de varias fotos de este lugar de postal seguimos avanzando, parece que hemos llegado a la meta pero el pueblo es muy pequeño, con casitas de piedra y cruceiros, y Melide tiene pinta de ser un pueblo más grande (luego vería en la guía que es Furelos). Y así avanzamos algo más y por fin vemos varias casas más modernas y nos adentramos en un polígono industrial que es el comienzo de Melide por el camino de Santiago. Dejamos las cosas en el albergue y salimos para comer, no hay mucho peregrino así que tenemos donde elegir, pasamos por la famosa pulpería Ezequiel pero no hace falta parar ahí para comer pulpo. Todo el mundo me había dicho que había que comer pulp aquí, y como me gusta mucho el pulpo a la gallega cumplí con la tradición con mucho gusto. A la vuelta todo el mundo que me preguntaba qué tal mis vacaciones y oía lo del camino de Santiago me hacia la misma pregunta “¿comiste pulpo en Melide?. Así que cumplí gratamente con la tradición y no defraude a todos los peregrinos que me preguntaron, no puedo decir lo mismo del resto de mis compañeras. En Melide vimos por fuera la ermita, junto al cruceiro, y visitamos, a la hora de misa, la iglesia. Una mujer mayor muy maja (he de decir que hasta Arzua todo el mundo que nos encontramos en el camino fue majísimos, todos amabilísimos, muy buena gente) nos acompañó hasta la iglesia porque iba a misa y comprobó si podíamos pasar para sellar nuestra credencial. La iglesia de Melide por dentro es muy bonita, tiene una serie de arcos que no se pueden adivinar por su exterior, y también tiene unas increíbles pinturas en el techo de vivos colores. La mujer nos recomendó visitar el museo que hay junto a la iglesia (en la misma plaza del ayuntamiento) que es gratis. Así que tras sellar al credencial visitamos el museo, que tiene un poco de todo: ropas, objetos, pinturas… de todo un poco y de todas épocas sobre Galicia. Muy interesante. Cuando salimos ya era de noche y la luna brillaba entre las nubes, recuerdo que hice un foto que parecía sacada de una película de miedo (le faltaba el hombre lobo). Tras esto regresamos al albergue, el peor albergue de todos. De todos los sitios donde nos alojamos todos son recomendados excepto este, que fue realmente horroroso (¡y sin calefacción!), menos mal que ese día había salido el sol y teníamos los sacos de dormir y varias mantas. Lo único positivo es que tenía un ordenador con acceso a internet gratis que usamos para mirar qué visitar al día siguiente. Teniendo en cuenta el tiempo en el que hacíamos los kilómetros nos iba a sobrar tiempo para hacer turismo así que tomando tres lugares que no perderse recomendados en la guía (fábrica de miel, presa y transbordador, y cascadas) buscamos en internet cómo ir.
Visita: Noviembre 2014
Mis imagenes: Pendientes
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