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Diario 2015: España - III Recreacion de Los Sitios de Zaragoza (Aragón)

La entrada llega con retraso, y sé que tengo un poco abandonado el blog, pero es lo que pasa cuando uno viaja en el tiempo, que al regresar siempre se acaba muy cansado, o en mi caso, con un señor gripazo. Esta vez el viaje no ha sido muy lejano, apenas a unos pasos de mi casa, el fin de semana del 7 y 8 de marzo se celebró en Zaragoza la III Recreación Histórica de los sitios de Zaragoza. Al igual que la última vez que fui a Tokio, aparte de turismo, disfruté de mis amigos y experimenté muchos momentos frikis, esta vez, aparte de disfrutar de la recreación, conté con la compañía de Eva y Charo (Cuaderno de Costura) con quienes ya estuve en Elba, y además también conocí a personas majísimas con las que disfrutar. Eva y Charo me animaron a asistir vestida, cuando hasta ahora solo había ido de espectadora, pues como voy por libre, y además no conozco a nadie (solo de verlos todas las veces que voy a alguno de los actos) pues no estaba muy segura de ello.




El campamento de época comenzó a montarse el viernes, y esta vez, en lugar de estar en la arboleda Macanaz, fue en la plaza de Los Sitios debido a la riada del Ebro que obligo a realizar una reorganización de todo el programa. (Fantástica reorganización con tan poco margen de acción). El sábado por la mañana, cuando llegamos al campamento de época, entramos tímidamente, pidiendo permiso, porque si bien estaba abierto al público, como vamos por libre, pues da cosilla. Mientras Charo y Eva iban saludando a todos su conocidos, yo me quedé un poco más rezagada al no conocer a nadie, así que aproveché y me di una vuelta por el campamento, que al ser en la plaza daba la sensación de ser un poquito más pequeño que la vez anterior. Sobre la valla que rodeaba el reciento del campamento estaban sentado en fila los polacos, con sus uniformes grises y amarillos, sus sombreros de forma romboidal, y todos muy rubios y blanquinosos, imposible no identificarles.














Y luego ya había una serie de soldados repartidos por todo el campamento con trajes de diferente tipo y colores, todavía estoy aprendiendo a reconocerlos, pero he avanzado mucho en mis conocimientos. En el campamento se podían ver escenas de todo tipo; algunos hablando, preparando las armas, formando, durmiendo, lo que se podría encontrar uno en un campamento de verdad. Junto al campamento había un mercado, que aparte del algodón de azúcar, no tenía nada especial que me llamara la atención.








Sobre las 12 dio comienzo el desfile, mientras hacía unas cuantas fotos me separé demasiado de mis amigas, y las vi pasar desfilando tras el pueblo llano, y casi de milagro poco antes de entrar en una de las calles, pude unirme a ellas (misión casi imposible porque no había manera de andar ni pasar por la cantidad de gente que había este año). Por la plaza San Bruno tocó arremangarse el abrigo pues había mojado el suelo, y claro, ese suelo mojado resbala. Un caballo se cayó, al igual que su jinete, menudo susto, pobres. Así llegó el desfile a la plaza de La Seo donde el General Palafox salió al balcón del palacio arzobispal para que todos ahí reunidos; soldados, gente de nobleza y la burguesía y el pueblo llano disfrutaran de un viaje en el tiempo escuchando su discurso, en el balcón junto al tío Jorge y el padre Boggiero (fabuloso, creo que con el momento del velero y el baile a la luz de las velas en Elba, no había experimenta un momento así).












Tras este momento siguió el desfile hasta la Plaza España donde tanto recreadores de España como de Francia, Polonia, Rusia, hicieron unas salvas de honor por los caídos. Y así el desfile continuó hasta la plaza del Pilar donde D. Luis Sorando Muzas, el organizador, y una gran persona, que todas las veces que coincidido con él, aunque no me recuerda, siempre es muy agradable y simpático, amable, cercano, en fin, un lujo de persona, iba presentando los diversos regimientos y personajes que iban llegando a la plaza, a la vez que daba información histórica y anécdotas interesantes de historia.






Aquí el calor más que veraniego para estas fechas invernales me agotaron, y tras un cumulo de circunstancias por la tarde, aunque pensaba acercarme de nuevo al campamento hasta que comenzara la batalla al final no lo hice, después de pasar por casa volví a estar con mis amigas mientras oíamos los cañones y los disparos de la contienda, pues por la tarde y a lo largo de las calles del centro hasta la plaza del Pilar recrearon la batalla de los sitios. El sonido de los disparos, que se oía en la distancia y continuo mostraba in situ lo que históricamente debió ser el continuo ataque durante los sitios que se sufrió en la ciudad de Zaragoza, y aunque los lugares dicen mucho de la historia del lugar, los sonidos sin duda alguna también (es historia viva). Acompañé a una de mis amigas a ver La Seo, siempre digo, igual cuando mis amigas extremeñas vinieron a Zaragoza, que uno no puede ir a Zaragoza y no ver: la Aljaferia, La Seo y El Pilar. Nos acercamos al puente de piedra para ver la salva de honor tras los combates, y como íbamos recreando la época todo el mundo nos preguntaba por información y por fotografías, me sentía como cuando salgo de casa para viajar, que siempre me están preguntando (como si pareciera que vivo ahí) o queriendo hacerse fotos conmigo. Al final la salva de honor no se pudo hacer donde se esperaba debido a la cantidad de gente que había.




Al día siguiente me acerqué hasta el campamento, que estaba medio desocupado, mientras mis amigas paseaban por el rastro de anticuarios. Al principio di vueltas sola, cuando vi a una de mis conocidas, me uní a ella y lo pasé en su agradable compañía hasta que se nos unimos al resto en la plaza de La Seo donde desfilaríamos hasta el palacio de la Aljafería donde sería el último combate. En el desfile, tras coger un semáforo en rojo (sí, los semáforos no los habían dejado fijos para el desfile) perdimos al resto y arrastrándonos entre la gente (el abrigo sobrevivió de un milagro) conseguimos alcanzarlas en el palacio. En la recreación anterior me perdí esta batalla por estar griposa en cama (siempre por estas fechas el cambio de clima me acaba enfermando) pero esta vez disfruté muchísimo, los combates con espada, los cañones, los fusilamientos, los heridos atendidos, la rendición, y otros detallitos; como ver como a D. Luis Sorando se le caía el sombrero cuando justo había un disparo (ni de película), Palafox herido gritando “Zaragoza no se rinde”. Disfruté como una niña pequeña.




Tras la recreación me quedé un rato sola mientras mis amigas iban a saludar a sus conocidos, pero al final conseguí juntarme con ellas y pasar la comida del domingo juntas antes de despedirme de ellas, pues ellas si habían tenido que viajar hasta aquí. Una pena que hasta dentro de dos años no se vuelva a repetir. Al día siguiente me sentía como cuando regreso de mis viajes, con ganas de verlas fotos, recordar todos los momentos vividos, y repetir lo antes posible, recordando los maravillosos buenos momentos vividos.






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