Belen - Palestina

Belén


El tema de que Palestina, al igual que otros lugares, no esté reconocida por todos los países del mundo consigue que no aparezca como tal en el circuito. Pero el guía nos avisa que llevemos los pasaportes porque al regreso puede que nos lo pidan (esta es una de las cosas que jamás he entendido cuando viaje, cómo la gente puede pasear indocumentada por un país extranjero, luego que pasan cosas, en fin). Salimos de Jerusalén camino a Belén y antes de entrar nos encontramos con un muro de cemento y en lo alto una alambrad ay un control militar donde nos dejan pasar sin problemas (somos un autobús lleno de turistas), en cuanto entramos a Belén se pueden ver varios edificios desperdigados por los montes. Aquí hace más fresco así que busco rincones que protejan el viento frío que llega, aunque hace una tarde soleada. Comemos en Belén y lo primero que me doy cuenta es que es más barato que Israel, aunque usan la misma moneda. Tras la comida y las compras obligadas del circuito nos vamos con el guía hacia el centro de la ciudad para acercarnos caminando muy poquito hasta la basílica de la Natividad. Esta fue una visita exprés dado que el guía nos llevó corriendo de un a lado a otro, y las explicaciones brillaban por su ausencia. De camino a la basílica se pueden ver controles de policía con la bandera de Palestina, minaretes de mezquitas, carteles en árabe (el idioma oficial) y muchos comercios. Acabamos un poco acosadas por los vendedores, y los hombres y niños (mujeres pocas vimos en la calle), y lo cierto es que como de costumbre recuerdo que digo siempre que nunca más voy a volver a un país árabe por la sensación de agobio que me produce. Sé que hay gente que viaja encantada pero a mí me hacen sentir tan acosada que no lo disfruto. Si es cierto que depende del país, porque Malasia también es un país musulmán y por la calle no viví esa sensación de irme a casa y no salir en todo el día solo para poder respirar tranquila, así que supongo que depende de la cultura del lugar. Por ahora tengo claro que Marruecos, Egipto, Túnez, Turquía y Palestina están fuera de mis gustos en cuanto a comodidad personal al pasear por sus calles. El guía, como decía, nos llevó corriendo hasta la entrada de la basílica, que tenía una gran cruz de luces en lo alto, y nos hizo hacer fila en una puerta, al parecer hay mucha fila para ver el lugar de nacimiento de Jesús donde hay una estrella de catorce puntas (por la estrella que dice la Biblia que alumbro a los reyes magos hasta el nacimiento de Jesús). Lo cierto es que no esperaba que siendo febrero y ninguna fecha concreta cristina hubiera tanto turista. El guía dijo que no quería que no tuviéramos que esperar horas para poder visitarlo, pero como había una persona minusválida en el grupo nos dejó en la fila y se marchó para hacerla pasar por otro sitio adaptado para ella. La fila comenzaba fuera de la basílica donde la puerta de entrada, que tiene tres puestas, una más pequeña, una mediana y otra más grande, el motivo es que cada una es de diferentes años en los que fue construida la iglesia. El motivo de que hubiera tanta fila (aparte del turismo) es que el lugar donde está la estrella lo cierran durante las misas, y aunque lo había abierto cuando entramos dentro de la basílica todavía estaban dando misa ortodoxa. La fila era larguísima y controlaba que nadie hablara ni hiciera nada inadecuado (no sabemos muy bien que era inadecuado) un sacerdote cristiano ortodoxo con muy malas pulgas, a uno de la fila lo aviso dos veces y el dijo en ingles que a la tercera iba a la calle pero no sabemos muy bien que había hecho, porque no hay ningún cartel que te avise y el guía nos había abandonado. En la primera parte de la fila conseguir ver una parte de la “sacristía” o como quiera que se llame esa parte que se abre cuando hay misa, y que después se cierra. Esa zona es la más bonita, con toda esa decoración dorada y exagerada. Demasiado exagerada, muy barroco eso de exagerar tanto, pero no deja de ser llamativo y muy bonito. En la segunda parte empecé a fijarme en los detalles de la basílica, hay que tener en cuenta dos cosas; el lugar estaba repleto de andamios y no teníamos guía que nos explicara nada. Entre los andamios pude ver varios mosaicos de llamativos colores; verdes, dorados, azules. Había un ángel y frutas, animales vegetación en los mosaicos, y las columnas del lugar estaba casi todas cubiertas pero había algunos rincones abiertos que mostraban pinturas de santos en la misma piedra de la columna, o el artesanado de madera que decoraba los capitales de las columnas. Luego apareció el guía y nos comentó que los mosaicos tenían oro y que es una de las iglesias cristianas más antiguas del mundo dado que cuando los persas invadieron esas tierras destruyeron todas las iglesias pero esa la dejaron porque vieron en los mosaicos a los reyes magos que venían con ropa de Persia, por lo que al verlos pensaron que era una de sus iglesias y así se salvó. Mientras estábamos en la segunda parte de la fila abrieron las maderas del suelo y el guía nos dividió en dos para que viéramos los mosaicos del suelo sin perder el sitio en la fila. Es increíble lo bien conservados, los colores y las formas que tienen esos mosaicos del suelo original de la basílica. Entramos en la tercera parte de la fila que debido a las obras tenía paredes que tapaban la vista del resto de la zona de la iglesia, y esta fue la espera más larga, según miré en internet la rehabilitación sugerida por la Unesco comenzó hace unos años y, como de costumbre, se ha alargado. Una pena lo de los andamios, pero por lo que he podido ver de fotos de viajeros, lo que se ve ahora que ya está rehabilitado es más bonito que antes, ese es el punto de recuperar el arte de las iglesias antiguas, lo que me recordó a la segunda vez que visité Santa Sofía en Estambul donde se veían las caras de los ángeles que cuando la vi la primera vez no se veían. Así que mi recomendación es visitar Belén cuando hayan terminado todas las obras de rehabilitación, porque sin duda estará en su mayor esplendor. Y por fin entramos en la cuarta parte de la fila donde cruzamos una puerta de una pared de yeso blanco que se nota descaradamente que es una pared muy moderna hecha para dividir la zona de acceso y que queda fatal. En esta última parte estábamos casi mezclados con un grupo de de turistas ortodoxos (estaban por todos los sitios) y la zona estaba llena de retablos con cuadros pintados y más columnas pintadas, que me recordó a las iglesias que vi en Rusia. Y unas escaleras de mármol que bajaban hasta una estrecha puerta que daba acceso a la gruta donde el nacimiento de Jesús. Esta parte es la más peligrosa, porque la gente se agolpa y acabamos pegados como si fuéramos sardinas en lata. Además cuando cruzas la puerta de mármol sigues teniendo escaleras que bajan pero hay una mayor oscuridad, porque aunque la gruta está iluminada con faroles estos no iluminan la entrada. Finalmente bajas todas las escalera y siguiendo la fila (interminable) tienes a la derecha una pequeña mesa donde en el suelo hay una estrella de catorce puntas que marca el lugar (pro lo que leí la estrella no es la original que en vez de plata era de oro pero que fue robada, creo que antes de la guerra de Crimea). Al agacharse a verlo (algunos lo besan) se pueden ver varios cuadros pintados de estilo ortodoxo detrás de varias lámparas (que si vas con prisa y solo te fijas en la estrella te lo puedes perder). Al otro lado hay una columnas y ese rincón no me quedó claro que era, porque el guía que tuvimos en Belén estaba más en reorganizarnos que en explicarnos, aunque se molestó en que todos vieran la gruta, tanto la minusválida como una mujer mejicana de nuestro grupo que al llegar a las escaleras que comentaba tuvo un ataque de ansiedad por el agobio de tantas personas juntas y el guía la llevó a la gruta por la salida. La gruta está cubierta de telas y pinturas, muy ortodoxo todo y por tanto recargado, pero por lo diferente bonito de ver. Finalmente salimos de la gruta, algo claustrofóbica, y el guía nos llevó por el otro lado de la basílica ara pasar a través de una puerta que conecta la basílica con la iglesia de Santa Catalina. De aquí teníamos para ver la gruta de San Jerónimo pero no la vimos (solo lo que es la entrada, porque no bajamos a ella). El guía volvió a desaparecer. A la salida de la iglesia de Santa Catalina había un belén con figuras de tamaño real y una escultura de San Jorge matando al dragón. Y básicamente esta fue la visita a Belén porque tras salir de la iglesia nos volvió a llevar corriendo de vuelta al autobús. El guía nos aviso que a la salida de Palestina y entrada a Israel nos podían parar para pedir los pasaportes, pero al llegar al control nos dejaron pasar sin revisarnos.

Visita: Febrero 2017

Mis imágenes: Palestina

Información para viajar: Pendiente

Souvenirs de Israel

Souvenirs de Israel

Zona: Israel

Souvenir:
- Belenes cristianos
- Ramitas de olivo, agua y aceite
- Platos y figuras de plata
- Menoras

Al final compré un plato de plata con la palabra salóm escrita con imágenes de símbolos judíos.
y una menora. 
Vendían muchas cosas cristianas, pero de esas ya tengo en España y en cambio en España no puedo encontrar cosas judías, que en la tierra de los judíos si puedo encontrar. 

I
magenes de: - Menora


Souvenirs de Palestina

Souvenirs de Palestina

Zona: Palestina

Souvenir:
- Belenes cristianos
- Pañuelo palestino

No compré nada, todo era muy caro, y los beles de madera de olivo eran muy bonitos, pero también hay en España.


Jerusalen - Israel

Jerusalén


Jerusalén tiene mucho para ver, es una ciudad en la que se tiene que estar varios días. A nosotras nos quedaron dos sitios de la lista en el tintero, pero la cuestión es que los dejamos sin ver porque no nos apetecía, y si algo no te apetece, tampoco vas a forzar una visita solo porque todo el mundo haya ido. Llegamos a Jerusalén la tarde del jueves, pero ya estaba anocheciendo. Este es el lugar de todo Israel donde más vimos a los judíos ortodoxos. Camino a nuestro hotel pasamos por el barrio religioso y el guía nos comentó algo que habíamos estado viendo en las noticias israelís cuando estuvimos en Tiberiades y la televisión del hotel no tenía más que noticias en hebrero y en español solo había una telenovela. Resulta que Israel es un país muy religioso, pero también un país muy igualitario en cuanto a la justicia. De forma que si el servicio militar es obligatorio para todos los israelís, hombres y mujeres sean de la religión que sean, eso se tiene que cumplir. Pues resulta que un judío ortodoxo no se presentó cuando recibió la carta del servicio militar y claro, lo mandaron a prisión, por eso los judíos ortodoxos están manifestándose. Vimos las imágenes de las manifestaciones en la televisión, pero también en vivo cuando pasamos con el autobús. Había concentrado un pequeño número de judíos, y policía a pie, en coche y a caballo. Mientras estábamos parados en un semáforo vi a un judío ortodoxo cómo se subía el pañuelo tapándose la cara como hacen aquí cuando no quieren que los reconozcan, y me dije, ese se está preparando para la manifestación o para montarla. Esa noche estábamos tan cansadas que no salimos del hotel, donde cenamos junto a una pareja mejicana y nos fuimos a dormir. Al día siguiente, viernes, comenzamos el día visitando el museo de Israel, cuya cúpula, que se ve desde lejos, se mantiene a la misma temperatura gracias a las fuentes de agua que caen sobre ella; una arquitectura muy moderna y original. En el museo de Israel vemos la maqueta de la antigua ciudad y el guía nos va explicando la historia arqueológica de todo lo que vamos a ir viendo esos días. Cuando nos dirigimos a otro de los sitios del museo y mientras el guía nos explica oímos como un dron nos sobrevuela, eso sí que es vigilancia. Entonces entramos en unas salas con forma de cueva donde vemos objetos que se encontraron las cuevas de Qumram, y al final de ese túnel-gruta se encuentra una sala redonda donde podemos ver los famosos manuscritos del mar Muerto, lamentablemente no se puede hacer fotografías dentro del museo. De aquí nos vamos a visitar el barrio de Ain Karen y la iglesia de la Natividad de San Juan Bautista, en le barrio vemos unas frutas gigantes, unos limones con el tamaño de melones, y de nuevo helados que disfrutar bajo el sol de Jerusalén. La iglesia de san Juan Bautista tiene también una gruta, algo que está siendo habitual, y mosaicos antiguos en el suelo. Desde aquí se puede ver bastante cerca la iglesia rusa de María Magdalena, con sus cúpulas doradas resaltando sobre el verde del monte. Y finalmente visitamos y comimos en el museo-memorial del Holocausto judío. Lo cierto es que tanto tiempo en el museo me pareció excesivo, pero es lo que hay si se va en circuito. Tras este viaje puedo recomendar el circuito para ver el resto de Israel, pero para ver Jerusalén mejor ir por libre. Mi amiga y yo pasamos bastante del museo pero disfrute de un helado en la terraza del museo donde está el restaurante, tomando todo el sol de febrero que podía, porque daban lluvias pronto. Tras terminar de comer nos acercamos la ciudad vieja de Jerusalén, nos paramos en las murallas junto a la puerta de la basura como la llama el guía, pero es la única puerta que he visto que no conserva el nombre, cada uno la nombra como quiere (porque en varias guías y blog de viajes la llaman de diferentes maneras). Aquí observo otras de esas cosas curiosas que uno lee y que no imagina ver (como lo de la manifestación de los judíos ortodoxos) estaba vez el control que tienen sobre todo el mundo. Cuando estamos en las murallas me fijo que me estropea la foto un chico sentado en las rocas a los pies de las murallas, y el dichoso chico no se mueve, al final el grupo se aleja hacia la puerta de la muralla y cuando voy a seguirlos veo como se acercan tres soldado al chico, lo hacen levantarse y mientras unos le preguntan algo, otro se dedica a mirar en los huecos de la roca, y me doy cuenta de que efectivamente era muy sospechoso que estuviera tanto tiempo quieto en el mismo sitio, y que este no es un lugar donde hacer cosas sospechosas. Tras cruzar la puerta tenemos una vista perfecta de la explanada de las mezquitas, donde podemos ver perfectamente el arco de Richarson (el nombre es dado por la persona que lo descubrió). Aquí el guía nos explica muchas cosas sobre la cultura judía y sobre Israel mientras podemos ver a muchos judíos ortodoxos camino al muro de las lamentaciones, algunos de los hombres llevan unos sombreros de pieles muy curiosos y es que son los sombreros para los momentos especiales y ya se acerca el sabath. En el vuelo de regreso uno de los pasajeros llevaba una sombrerera con el nombrado sombrero de gala y mi amiga me dijo que le recordaba a mi cuando viajo de recreación histórica. Tras disfrutar de las vistas y las explicaciones a la sombra de un olivo, nos dirigimos hacia la entrada al muro de las lamentaciones (aquí allí lo llaman el muro de los lamentos), las mujeres por un lado y los hombres por otro. Al pasar el control de seguridad el grupo se retrasa porque alguien del grupo lleva una navaja para pelar la fruta, muy típico nuestro pero para entrar en estos sitios es “sospechoso” y ya he comentado que ser sospechoso en este lugar significa perder tiempo siendo interrogado. El muro de las lamentaciones en realidad es una parte de la muralla de la ciudad antigua de Jerusalén que es la que más cerca estaba al templo sagrado, y por tanto sagrada para los judíos. Aquí hay un punto curioso, la explanada de las mezquitas es propiedad musulmana, y ahí no pueden entrar judíos, y el muro de las lamentaciones es propiedad judía. Afortunadamente nosotras podríamos entrar a ambos lugares para verlo, eso sí, dentro de la cúpula dorada solo pueden entrar los musulmanes, pero bueno, la cuestión es que dentro de la misma ciudad hay cientos de rincones que están en conflicto con diversas religiones, y nadie se queda atrás, porque si bien ahora hablo de judíos y musulmanes, en el santo sepulcro hay una pelea por las llaves del lugar por cristianos ortodoxos, católicos y armenios. Vamos, que Jerusalén es un polvorín y es increíble que se conserven tanto rincones antiguos con todo lo que ha pasado y podría pasar. Pero volviendo al muro, nos encontramos con varias personas en dos secciones divididas, la de las mujeres, donde entramos nosotras para tocar el muro y meter el papelito con las peticiones, y la de los hombres zona que podemos ver perfectamente desde nuestro lado. En nuestro lado hay sillas y mesas con libros, en el lado de los hombres también hay mesas con unos curiosos manteles, los hombres tienen que taparse la cabeza, porque es la parte más cercana a Dios. Mientras esperamos vemos como se balancean y oran, aunque nada fue tan impactante como vivir el sabath en Jerusalén. Por cierto, el motivo de visitar el muro el viernes es porque el sábado está prohibido hacer fotografías porque es un día sagrado, y el domingo nos marchamos de regreso a España así que, no quedan más días para poder hacerlo. Tras salir de visitar el muro regresamos camino a la puerta de la basura, no sin antes parar en la entrada a la explanada de las mezquitas, este es uno de los lugares que no visitaremos, y que se recomienda visitar, pero en este día no tenemos tiempo y el día de regreso tal vez podríamos haber ido, pero no estábamos muy seguras de los horarios, y ya nos tenía bastante preocupadas la salida del país (siendo lo difícil y sospechosas que nos vieron para salir de Madrid- que ni siquiera digo para entrar al país-), y hablando de verlo todo, el otro de los lugares que dejamos sin ver fue el mercado de Mahane Yehuda, en serio, no soy persona de mercados ni tiendas, y si no fuera por los regalos a la familia no pisaría ni una tienda ni mercado en mi vida, por lo que por mucho que nos lo recomendaron varias veces ni mi amiga ni yo teníamos ninguna inclinación por ir, todo es cuestión de gustos, conozco a gente a la que le recomiendo ver La Seo cuando vienen a Zaragoza y prefieren ir a verse el Ikea, todo es cuestión de gustos. Del muro nos fuimos al Monte Sion donde se encuentra la tumba del Rey David, la puerta de Sion es la entrada a la ciudad antigua desde el monte y me parece preciosa a esta hora de la tarde en la que el cielo está de un profundo azul y el sol se refleja en las piedras de la pierda convirtiéndola en tonos dorados. Con respecto al color de la piedra es muy curioso que durante todo nuestro recorrido por Jerusalén todas las casas que vimos estaban construidas con el mismo tipo de revestimientos blanquecino, ese tipo de piedra en el exterior se utiliza para que la ciudad tenga un color uniforme y resulta obligatorio. Eso no quita que haya rincones modernos, como el museo de Israel o el puente que construyó Calatrava en la ciudad, pero sin duda es un acierto que sigan esa norma porque así el tono de la ciudad de Jerusalén es siempre el mismo. Nos acercamos al Cenáculo que se llama así porque es el lugar donde indican que se realizó la Última Cena. Lo más curioso es la sala superior que tiene una mezcla de estilos; árabes, templarios, etc. Y el toque más curioso el capitel de una de las columnas que es como los templarios representaban la última cena (y que son unas aves, algo que no se nos hubiera llegado a ocurrir). Del cenáculo fuimos a la abadía de la dormición que es de forma redondeada y cuyo exterior está muy bien conservado, por dentro está decorada con mosaicos y en el suelo un calendario del zodiaco, que me recordó al suelo de una iglesia en la isla de Sicilia. Bajando unas escaleras se encuentra una figura de la virgen María dormida con una cúpula decorada con mosaicos dorados, la zona está principalmente iluminada por las velas lo que hace de los rincones más curiosos. Tras salir del monte Sión regresamos al hotel para cambiarnos de ropa, cenar y salir por la noche por Jerusalén. La cuestión es que el viernes cuando se pone el sol comienza el sabath judío por lo que desde las siete de la tarde hasta el día siguiente al anochecer vimos una ciudad completamente diferente. Por lo pronto en el hotel de los tres ascensores había uno dedicado al sabath y que paraba en todas las plantas para que los judíos no tuvieran que pulsar el botón del piso al que querían ir. Cuando bajamos a cenar nos encontramos que en la zona del comedor había un montón de velas encendidas sobre la mesa, y más velas para coger y encenderlas y ponerlas sobre la mesa si querías. Al parecer es una tradición en el sabath y habilitan esa zona del hotel, porque tal y como ponen en los carteles de las habitaciones, encender velas en la habitación está prohibido. Pero la mayor sorpresa nos la llevamos al entrar al comedor para cenar, que estaba lleno de gente vestida con sus mejores trajes, otros cantando en un rincón (cantando u orando, no sé, pero cuando paraba uno empezaba el otro) y mi amiga se preguntó si nos habíamos colado en una boda o algo así. Más tarde al comentarlo en el grupo el guía nos explicó que para el sabath los judíos se ponían sus mejores ropas y lo celebraban como un día de fiesta. Además dio la casualidad que alguien perdió un anillo y nos vinieron a nosotras y a los mejicanos en dos ocasiones, primero una mujer y luego un hombre, para preguntar si lo habíamos perdido. Y así fueron preguntando varias veces mesa por mesa, por un pequeño anillo, no se puede negar que son honrados. Cuando salimos tras la cena nos encontramos con una ciudad fantasma, ni un solo vehículo circulando, apenas dos personas en la calle, todo tan desierto que parecía que éramos los únicos supervivientes de una apocalipsis. El guía nos explicó que durante el sabath está prohibido circular, abrir tiendas o restaurante que vendan comida koser (bajo una elevada multa por ello) y que tampoco hay transporte público. Y al día siguiente efectivamente vimos que no circulaba el tranvía hasta que se puso el sol. Nos acercamos al parlamento, que excepto por los guardias estaba vacío, al lado hay un candelabro judío gigante, no puedo decir si es una ménora o el otro nombre, resulta que hay dos tipos de candelabros judíos; el de siete brazos y el de diez. Según cuantos brazos tenga se llama de una manera o de otra, pero yo solo recuerdo el nombre de ménora. Pasamos por uno de los barrios más caros con viviendas antiguas, pero estaba todo muy poco iluminado. Pasamos junto a la muralla y pudimos ver iluminada la puerta de Damasco, hecha por Suleiman el magnífico, y recorrimos la carretera que baja frente a la basílica de la agonía, con su portada de mosaicos dorados de estilo ortodoxo. Y subimos por el monte de los olivos que tiene un mirador completo de la ciudad de Jerusalén iluminada. De aquí regresamos la zona cercana a nuestro hotel, donde está el molino de Montefiore iluminado, este molino se conserva como recuerdo de la época en que se reconstruyó la ciudad y se reactivó la economía del lugar. Aquí se muestra una réplica de la carroza de Montefiore que fue el que puso el primer molino para impulsar la economía, la pena es que es una réplica porque un loco quemó el original que se mostraba en el mismo lugar. Desde la zona del molino hay una vista cercana de las murallas de la antigua ciudad y, ahí, frente a las murallas de Jerusalén hablamos en hebreo y celebramos y bebimos por haber podido ver la antigua ciudad de Jerusalén con nuestros ojos. Siempre tuve en mi lista de lugares a visitar esta ciudad, que ciertamente no me ha defraudado. Al día siguiente salimos pronto hacia el Santo Sepulcro. Lo usual es hacer la vía dolorosa por el principio y llegar al final al santo Sepulcro pero nosotros íbamos a hacerlo al revés por consejo del guía por dos motivos: uno es la cuesta que hay que subir para entrar por la puerta de los leones a la ciudad antigua, y el otro que a primera hora hay poca fila para entrar al santo sepulcro pero cuanto más avanza el día más fila hay, y visto toda la gente que había en todos los sitios nos pareció una gran idea. Si hay tanta gente en estas fechas no quiero ni imaginar lo que será estar aquí en plena semana santa; todo un suplicio. Como decía nos acercamos la puerta de Jaffa (la más cercana andando a nuestro hotel), al lado de esta puerta se encuentra la ciudadela y la torre de David, pero dejándolo a un lado nos metimos por las callejuelas de la ciudad antigua, llenas de comercios y por cuyas piedras pasear podría llegar a sentirse un viaje al paso si quitamos los vendedores modernos y las cámaras de vigilancia que hay en cada esquina. Entramos a la iglesia del Santo Sepulcro y vamos directos a hacer fila para entrar. El santo sepulcro, la XIV estación, está en una enorme rotonda, esta parte estaba en obras, pero según el guía se espera que para mejor porque el santo sepulcro llevaba mucho tiempo sin tocarse. Afortunadamente la fila no es muy larga, pero cuando salimos el número de gente se multiplica. Dentro del santo sepulcro no dejan hacer fotografías y cuentan el tiempo que estás, con un monje copto con mala leche que nos trata como a ganado. Lo del tiempo lo comprendo, dada la fila que se organiza si la gente estuviera mucho tiempo conseguir entrar sería misión imposible. El lugar es muy pequeñito, primero se accede a una capilla, la de los coptos, que tiene una piedra en el centro, y luego cruzando una puerta más pequeñita llegas al sepulcro que es una lápida de mármol con sencillos ornamentos y velas. Una vez salimos del sepulcro podemos tomarnos el tiempo para ver la iglesia, que es un cumulo de arquitecturas e historia, una parte pertenece a los católicos, otra a los griegos-rusos ortodoxos, otra a los armenios, y otra a los etíopes, y cada uno con su cultura y detalles arquitectónicos. La zona común del deambulatorio rodea el Coro de los Griegos, y nos va llevando a través del Arco de la Virgen, la Capilla de la Magdalena, y la parte de mayor posesión del Patriarcado Latino en la Basílica, aquí vemos lo que se supone es el trozo de la columna al que fue atado Jesús. En la iglesia del Santo Sepulcro comenzamos el recorrido al contrario de los pasos del vía crucis, o vía dolorosa como se llama aquí en Jerusalén. Vamos por el deambulatorio hasta ver una piedra que es la piedra original del monte Gólgota de cuando la época de Cristo. De aquí entramos en una capilla. Salimos de la capilla, que ya no recuerdo que era lo que había aquí, la iglesia está tan llena de rincones con historia, y nos encontramos con un hermoso mosaicos pero lo dejamos atrás y subimos por una especie de escaleras justo a la izquierda. Entramos en otra de las estancias importantes que representa las X y XI Estaciones, cuando Jesús es despojado de las vestiduras y es clavado en la cruz. Hacemos otra fila, es algo inevitable a menos que vengas a las cinco d ela mañana, pero no madrugamos tanto. Estamos en el Gólgota o antigua Colina del Calvario, donde ángeles y modestos ornamentos cubren diversos altares que representan y conmemoran estos momentos, todo iluminado apenas por la luz de una velas, y en la zona central (el motivo por el cual hacemos fila) se encuentra la piedra marcada con un disco de plata cuyo agujero ubicó la cruz de Jesús y donde murió. El lugar tiene unas preciosas pinturas en la pared que me recuerdan a los cuadros antiguos sobre Belén. Bajamos otras escaleras que nos llevan de nuevo junto al mosaico que está frente a la puerta. Frente a la puerta nos encontramos con la XIII Estación, o Piedra de la Unción, piedra donde fue ungido antes de ser sepultado y el aljibe donde fue encontrada su cruz siglos más tarde. Frente a esta piedra, como decía, hay un gran mosaico con representación de la vida de Cristo. Esta roca que la gente toca o besa, es una losa pulida de color rosáceo ornamentada con lámparas. Finalmente salimos de la iglesia y regresamos a entrar por una puerta lateral que nos da acceso a la zona Armenia y etíope, completamente diferente. Pasamos por el Monasterio Etíope, justo en frente de esta estación, y decisión que tomamos nosotros entrando por una puerta gris que nos lleva a los tejados. El Monasterio Etíope se encuentra ubicado en la esquina dela iglesia y sirve de hogar para un grupo de monjes que viven entre las ruinas de un claustro medieval de las Cruzadas. Ahí hay unas pancartas recordando los asesinatos cometidos por Daesh. En este punto del camino abandonamos el barrio cristiano para entrar en el barrio musulmán. Estamos entrando en los límites de la ciudad hace 2000 años. Nos metemos en el barullo de calles y tiendas (un autentico laberinto) mientras vamos de estación en estación (marcadas con su correspondiente número en las paredes). Desde aquí la calle cambia de tipología, y ascendemos por una calle de escaleras mucho más estrecha y menos calurosa para las horas que son. Tampoco hay tanta gente aunque es lo más parecido a un zoco que hemos visto por las calles de Jerusalén. Llegamos a la estación en la que Simón ayuda a Jesús. En la pared se ve una marca indescriptible que muchos peregrinos creen que es donde apoyó la mano Jesús al caer, por lo que hay fila para tocarla. Seguimos andando y llegamos a la Iglesia de Nuestra Señora del Espasmo, ubicación de las IV Estación del Vía Crucis. Continuamos siguiendo el cartel que pone en español “Vía Dolorosa” hasta llegar a un arco, a la derecha se encuentra una puerta cerrada, es actualmente un colegio musulmán pero antiguamente fue el lugar exacto donde se produjo el juicio de Poncio Pilatos a Jesús, inicialmente interrogado y posteriormente condenado por el pueblo, la primera estación. Y a la izquierda tenemos una antigua construcción romana señalada con el símbolo correspondiente (una especie de platillos con números romanos identifican las ubicaciones de cada una de ellas). En este recinto podemos ver dos iglesias que conmemoran los hechos antes comentados. La primera de ellas, la Iglesia de la Flagelación, es un edificio erigido por los Cruzados que tiene unos bonitos suelos y vidrieras, y luego está la la Iglesia de la Condenación, en el interior de esta iglesia se pueden encontrar dos rincones arqueológicos que demuestran que son de la época en la que vivió Jesús. Uno es la piedra del arco que unía la primera y segunda estación y que se encuentra en un lateral, por lo que puede pasar desapercibido. Y el otro se encuentra en el suelo donde se encuentran símbolos de los juegos que en aquella época obligaban a jugar a los prisioneros. Se llamaban el juego del rey, quien gana se convertía en rey y es al que hacían las peores cosas, algunos dicen que es donde se jugaron las ropas de Jesús pero eso no está demostrado, lo otro sí. Estos rincones con lugares antiguos son los que más te trasportan a otra época, tantos años atrás. Así vamos bajando (hacemos el vía crucis al revés por lo que no toca hacer subidas de pendientes sino bajada) y finamente llegamos a la puerta de los leones, la salida de la ciudad que nos lleva con una amplia cuesta de bajada hasta el monte de los olivos. De aquí vamos directo a visitar la iglesia de la Agonía, hecha con todo mosaicos en el techo, pero lo más llamativo está al fondo del altar, donde podemos encontrar la roca donde se supone que Jesús rezo, área rebosante de misticismo con esa oscuridad del interior, y la gente arrodillada rezando mientras toca la piedra. Frente a la iglesia tenemos una vista perfecta de la muralla y la puerta dorada de la ciudad que permanece cerrada porque se dice es la que se abrirá cuando regrese el Salvador. Tras la visita a la iglesia nos centramos en el huerto de Getsemaní, aquí hay un olivo completamente vallado que según el guía se hizo un estudio de su corteza ara delimitar su edad y resulta que es de la época de Cristo, por eso está tan protegido. Lo cierto es que no se pueden coger ramos de olivo pero resulta que acaban de podarlos y cuando nos dirigimos a la salida del jardín nos encontramos con cientos de ramas de olivos, y por supuesto que mejor recuerdo que una rama de los olivos del jardín de Getsemaní, pero es tal nuestro entusiasmo que el guía nos dice que nos podemos llevar algunas pero que no nos llevemos kilos de ellas que no pasaremos el límite del equipaje. Yo solo he arrancado dos pequeños trocitos porque excepto para mí y para mi abuela nadie le va a prestar atención pero cuando me doy la vuelta veo que mi amiga que no tenía ningún interés de repente lleva un puñado, solo hay que decir que es gratis y que puedes coger todo lo que quieras para que la gente se vuelva loca. Finalmente nos dirigimos a lo que sin duda es el mejor mirador de Jerusalén, a los pies del mirador se encuentra un enorme cementerio judío, y parte del Monte de los Olivos, y en frente tenemos una visión de las murallas de la ciudad, de la torre de David, de la explanada de las mezquitas con la cúpula dorada, la puerta de la misericordia, el cementerio musulmán, a un lado abajo la iglesia rusa de Santa María, el muro de las lamentaciones, en fin, desde aquí se puede ver toda la ciudad antigua como una postal que resiste el paso del tiempo. Aquí terminó nuestro día porque nos vamos a visitar Belén. regresaremos por la noche para salir por nuestra cuesta para disfrutar de las murallas de la antigua ciudad iluminadas. Al día siguiente nos toca regresar a casa pero antes madrugamos y salimos del hotel, vamos sin planos ni guías pero nuestro hotel está casi al lado del famoso hotel Rey David y por tanto cerca de las murallas de la ciudad vieja. Empezamos el recorrido en la puerta de Jaffa y vamos recorriendo la muralla pasando por la puerta nueva, la puerta judía (no aparece en los mapas que miré) y la puerta de damasco. Aquí en el puerta de Damasco nos entretuvimos indecisas de si meternos en las estrechas callejuelas o no, pero sin un plano en condiciones nos parecía un poco arriesgado siendo que a cierta hora teníamos que estar de vuelta en el hotel para ir al aeropuerto. Así que finalmente volvimos a cruzar la puerta (no sé si a los soldados que custodiaban esa puerta les pareció sospechoso nuestro entrar y salir) y continuamos la muralla pasando la puerta de Herodes y finalmente llegamos al cementerio musulmán, como la cuestión era que no íbamos a atravesar el cementerio musulmán, el bajar el monte para luego subir hasta la puerta de los leones no me atraía así que dimos vuelta atrás. Fue una suerte madrugar porque a medida que avanzó el día comenzó a nublarse y más afortunado decidir pasar del recorrido por el cementerio porque antes de llegar a la puerta de Jaffa empezó a llover, y aunque llevábamos paraguas llovía fuerte y con viento, así que como el resto de turistas nos refugiamos dentro de la puerta hasta que nos cansamos de esperar que amainara y, por qué no decirlo, también nos cansamos de pasar frío, y nos dirigimos de vuelta al hotel para entrar en calor y ahí esperar a que nos recogieran para ir al aeropuerto de Tel Aviv y salir del país. En el hotel vi folletos sobre recorrido por el subsuelo de Jerusalén, pero no teníamos tiempo para hacerlos. Tuve la impresión que para poder ver y disfrutar de toda la ciudad necesitábamos una semana y no solo un día y medio (también hay que tener en cuenta que había mucha gente, y que no esperaba que hubiera tantas filas y gente en todos los lugares). Y así dije adiós a Jerusalén, sé que me quedaron cosas por ver de la ciudad pero disfruté de cada rincón que visité.

Visita: Febrero 2017

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Desierto de Judea - Israel

Desierto de Judea


Durante nuestro viaje pasamos en dos ocasiones por el Desierto de Judea. La vez que más impresionó es después de haber estado viendo todo el verdor que domina parte de Israel, durante nuestro camino nos sorprendió esos verde brillantes, como si estuviéramos en Galicia donde suele llover, y también es curioso los enormes grifos que tienen. El guía nos comento que dado el problema de agua había desarrollado las mejores técnicas de riego por goteo para no perder ni una gota de agua aprovechable. Y en cuanto a la fruta, nos sorprendió el tamaño gigante que tenía, ya fuera limones, naranjas o granadas, todas eran más grandes que las que se ven por España. El caso es que después de tanto verde encontrarse de repente con estas montañas de tierra seca da bastante impresión. El desierto de Judea se considera relativamente pequeño pero ofrece una bonita vista que va cambiando, cañones, colinas, cortados… también es fácil ver cauces de ríos secos que han dejado un surco profundo entre las rocas y la tierra. En algunos de los lechos de los ríos secos podemos encontrar poblados de gente, estos son los poblados beduinos. Nos comentó el guía que no viven así por falta de medios sino por cultura, dado que son nómadas y cada cierto tiempo van cambiando de lugar, localizándose normalmente en los lechos de ríos secos para evitar el fuerte viento del desierto. Vimos un par de estos poblados beduinos desde la carretera, y también es usual verlos montando en burro o en caballo por el mismo desierto, aunque hay que prestar atención pues este desierto no es llano ni son suaves dunas de arenas, sino que es tierra seca de color blanquecino que a lo largo del tiempo el viento y el agua ha ido creando rincones, montañas y figuras de belleza paisajistica. Al ve reste hermoso paisaje no pude evitar recordar el paisaje del Gran Cañón o de el Cañón Bryce, donde las formaciones crean un paisaje de cuadro.

Visita: Febrero 2017 

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Río Jordan - Israel

Río Jordan


Seguimos nuestro camino y paramos a comer en un lugar muy curioso, en el río Jordán. Aquí el guía nos recalca muchas veces que no se puede beber el agua, supongo que como durante todo el viaje había fuentes publicas con gua potable y el agua del grifo se puede beber sin problema, el que llegáramos a un lugar sin agua potable es raro. En todo caso el color verdoso del agua del río no nos atraía nada como para beber, pero entiendo que también el guía insistiera en eso porque este lugar es un sitio visitado por turistas religiosos que van a bañarse en el río Jordán al igual Jesús fue bautizado por Juan Bautista en las gua del río Jordán. Eso sí, este lugar que es parada de peregrinos cristianos no es el lugar donde se bautizó Jesús, pero el río Jordán es el río Jordán y sus aguas son las mismas más arriba que más abajo, supongo que por ello mientras comíamos gratamente al sol veíamos a varias personas vestirse con bañador y una túnica blanca y meterse de cuerpo entero en el agua del río. El agua era de un completo color verde jade, por lo que no se veía el fondo y en mi opinión no parecía nada limpia, pero eso no parecía echar atrás a la gente. El lugar es bonito, lleno de arboles grandes debido al agua, pero si no eres muy religioso es un lugar que puede obviar de tu itinerario. Después continuamos nuestro camino hacia Jerusalén recorriendo la frontera de Israel con Jordania. El paisaje de este camino es muy bonito por todas las formaciones rocas y vegetación, la combinación de verdes que da la riqueza del agua del río Jordán.

Visita: Febrero 2017

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Mar de Galilea / Lago Tiberiades - Israel

Mar de Galilea

Nuestro último día en Tiberiades, no hay viento pero una intensa niebla cubre las montañas al fondo del lago. Ayer teníamos vistas, hoy apenas podemos ver nuestra orilla del lago. En todo caso, o es hoy o ya no tenemos tiempo para hacer el paseo otro día, así que aun con niebla nos dirigimos hacia el embarcadero donde salen los barcos que dan recorridos por el mar de Galilea, o más concretamente el lago Tiberiades. El por qué al mar de Galilea se le llama lago de Tiberiades es debido a que ahora ya no es un mar, ha perdido toda su agua salada y se ha convertido en un lago de agua dulce. De camino al lago el guía nos comentó que el mar de Galilea se alimentaba de siete rías de agua salada, una de ellas desapareció y las otras seis se han desviado y ya no van a parar al mar, por ello el lago dejó de ser salado y se convirtió en un lago de agua dulce, que aparte de ser de atractivo turístico en verano (Tiberiades estaba en sus orillas y recordad que comenté que era uno de los sitios turísticos de veraneo) este lago es la fuente principal de agua dulce del país, por lo que su nivel de agua es muy controlado. A este lago también se le llama Kinneret. Así que si se busca información sobre el mar de Galilea, hay que tener en cuenta el nombre de lago Kinneret o lago Tiberiades. Cuando llegamos al centro turístico del lago, donde se encuentra una réplica de los barcos de la época de Jesús y antiguas maderas de un barco de la época, vimos a muchos estudiantes. Como comenté anteriormente aquí los estudiantes viajan a los lugares para conocer sobre el terreno al geografía e historia del país, y siendo el lago tan importante para el país al ser su principal fuente de agua dulce es normal que estuviera lleno de estudiantes. Además de los estudiantes había un grupo de chinos y nosotros. Fuera del centro turístico e informativo hay un paseo de piedras que atraviesa las playas del lago y que nos lleva hasta el embarcadero donde se encuentran los barcos de madera que hacen el recorrido turístico por el lago. El principal atractivo del paseo en barco, aparte de disfrutar de un paseo por el lago con buen clima, es: las vistas que rodean el lago, y la historia religiosa, pues se dice que es sobre estas aguas por donde caminó Jesús. Por desgracia, debido a la niebla nosotras no pudimos ver claramente los terrenos que rodean el lago. Sí veíamos las montañas, pero no con la suficiente claridad. Aun así tuvimos un vistazo general alrededor del lago, donde percibimos varias regiones como el parque del Jordán, la parte baja de los Altos del Golán, y otras que no recuerdo. Durante el paseo te enseñan como pescaban en la época de Jesús, dan de comer a las gaviotas, te venden artículos artesanos, te “enseñan” a bailar un baile típico. En fin, esas cosas de turistas de las que nosotras pasamos. Pero disfrutar del paseo sobre la tarima de madera del barco es recomendable, no hacía mucho calor pero tampoco hacía frío, lo que se podría considerar un paseo de relax, con su consiguiente helado para acabar el paseo (en pleno febrero).

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Cafarnaún - Israel

Cafarnaum

Cafarnaúm Seguimos la orilla del lago para llegar a Cafarnaún, que llaman la ciudad de Jesús, esto es debido porque según las evidencias aquí fue donde estuvo viviendo Jesús, donde impartió sus enseñanzas. Nuestro guía nos comenta lo mucho que le gusta explicar en Cafarnaún porque es un lugar histórico arqueológicamente hablando. Hay cientos de restos arqueológicos de la antigua ciudad de la época de Jesús, los muros de las casas, los mosaicos del suelo, y hasta restos de las sinagogas del lugar. El recorrido comienza en la casa de Pedro, la casa era sencilla y parece que sea un laberinto de paredes, y debido a la peregrinación en sus muros antiguos han quedado grabadas inscripciones modernas de los peregrinos. Ahora ya no es posible tocarlas, aparte de estar rodeadas de verjas encima de los resto de esta casa se construyó un iglesia, cuyo suelo de mosaico todavía puede observarse. Y siguiendo la rutina, encima de este mosaico y de las ruinas de la casa original se ha construido una iglesia moderna que tiene forma de nave espacial. Una verdadera pena porque no deja ver por completo el conjunto arqueológico, pero se puede ver a trozos, acercándose a la base de la iglesia moderna y las verjas. Más allá de la casa de Pedro están el resto de casas y calles de la antigua ciudad, en estos edificios se encontraron monedas, mosaicos, vasijas, y otros utensilios diarios. Al lado de esta zona se encuentra la sinagoga. Los cimientos son los de la antigua sinagoga en tiempos de Jesús, pero la parte reconstruida de arriba es una sinagoga más moderna, con moderna me refiero a que no tiene más de dos mil años pero sigue siendo antigua dado que data del siglo V. está reconstruida con todos los restos encontrados, las columnas, y capiteles, el suelo con la marca en el centro de la típica sinagoga judía, la parte lateral que era como un patio para los niños judíos y donde en suelo se pueden ver los juegos que marcaban en piedra, como el tres en raya o el de saltar cuadraditos, o jugar a las canicas. Solo que juegos muchos más antiguos que los que nombro pues son del siglo quinto. Al lado de la sinagoga se pueden ver las herramientas que encontraron para hacer aceite de oliva, uno de los productos principales de la época. Y alrededor de todo el recinto más piedras talladas, con elementos como la memora (símbolo de la religión judía mucho más antiguo que la estrella de David) y otros elementos del judaísmo tallados en las piedras. Por lo que en el tiempo libre dimos una vuelta para poder ver cada detalle de las piedras encontradas. Como bien dijo el guía este lugar no es solo interesante a nivel cristiano sino también a nivel arqueológico. A quien le guste ver “piedras” con historia, este es uno de los lugares (junto con Jerusalén).

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Tabgha - Israel

Tabgha


En este pequeño rincón a orillas del lago dicen que Jesús realizó el milagro de los panes y los peces, debido a ello en la bahía de Tabgha se construyó una iglesia, como en cada lugar santo de Israel. Este pequeño lugar tiene una explanada con restos arqueológicos, no pudimos apreciarlos porque íbamos con retraso, entramos en el edificio y lo primero que nos encontramos fue un patio cuadrado con arcos y en el centro un gran olivo. Cruzando el patio se entra a la iglesia que es más grande de lo que parece, aunque un poco oscura. Por todo el suelo hay mosaicos con dibujos de flora y fauna. El guía nos lleva hasta el final, donde hay una cuerda separando el acceso a los mosaicos juntos al altar. Este gran mosaico, que es todo un cuadro, está muy bien conservado y muestra fauna y flora que había en Egipto en la época dado que trajeron a un egipcio para construirlo. A los pies del altar hay una piedra que es parte de la bahía y que tiene un mosaico de peces, y una vela encendida. Todo el suelo de esta iglesia es mosaico detallado y con colores conservados, que merece la pena ver. El nombre Tabgha significa siete fuentes, que son precisamente las que alimentaban el mar de Galilea junto al que se encuentra. Y una de esas fuentes desemboca en el lago situado a escasa distancia a pie de este rinconcito. Por desgracia íbamos cortos de tiempo y solo pudimos deleitarnos con el interior de esta iglesia, y no pudimos apreciar su exterior. Fue ver el interior de la iglesia y salir corriendo hasta Cafarnaúm, nuestro próximo destino a orillas del lago.

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Monte de las Bienaventuranzas - Israel

Monte de las Bienaventuranzas


Empezamos el día viajando al monte de las Bienaventuranzas que, como el monte Tabor, es un lugar bonito con magníficas vistas pero que no tiene ningún resto histórico que avale que sea el monte de las bienaventuranzas de la biblia. Todo el monte está muy cuidado, lleno de jardines, árboles de frutas y flores. La iglesia que hay tras cruzar un camino por jardines tranquilos y bonitos es muy austera por fuera (y eso que está hecha por el mismo italiano que hizo la del monte Tabor) pero por dentro es curiosamente de forma octogonal. Por fuera hay varios retiros y lugares donde hacen misas, es un lugar para pasear y disfrutar de los jardines y las vistas del lago desde las alturas. Aunque tuvimos un día con niebla por lo que podíamos ver algo, pero no tanto como en un día claro. El terreno situado junto a la iglesia forma un anfiteatro natural que desciende ladera abajo hasta la orilla del lago, por lo que el lugar es un pequeño rincón paradisíaco para estar en tranquilidad y silencio. Hubiera aprovechado para tomar algo aquí arriba con las vistas pero en Israel todo es muy caro. No es algo que me esperara pero ni se me ocurrió gastar en souvenirs más de la compra para mi madre. Le preguntaron al guía por el salario mínimo y dijo que eran mil doscientos euros y que con eso no daba para vivir, con lo que con eso os podéis hacer una idea. Realmente a nosotros nos pareció carísimo, y nos hacíamos bocadillos con el desayuno porque hasta una coca-cola me parecía muy cara.

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Monte Tabor - Israel

Monte Tabor


El monte Tabor parece que está en todos los circuitos de tierra santa. Esto es debido a que se indica que el Monte Tabor constituyó una importante frontera en la Biblia hebrea; fue el lugar donde Débora aniquiló al enemigo, donde se produjo la transfiguración de Jesús y el "ombligo del mundo" rabínico, aunque no haya ningún resto histórico que lo atestigüe. Parte del monte se sube en autobús o coche normal, luego hay una parada con tiendas y en la parte de atrás es donde se cogen los microbuses. Para subir a la cima del monte hay que coger unos microbuses dado que la carretera es muy estrecha y no está preparada para autobuses grandes. Cada quince minutos o media hora sale un microbús, están constantemente yendo y viniendo de la cima del monte, pero como son pequeños hay que hacer fila para poder subir. Estos autobuses van subiendo por las curvas estrechas hasta llegar arriba de la cima y parar en una explanada que es la antesala a la parcela donde se encuentra la Basílica de la Transfiguración. Desde esta explanada hay un camino de cipreses que nos lleva hasta una zona llena de piedras donde hay pequeños rincones de diversos estilos, como jardines de diferentes estilos. Al final del camino se encuentra la basílica franciscana, tanto por fuera como por dentro está bellamente decorada pues fue construida por un Berluzzi, un arquitecto italiano. Para entrar a la iglesia hay que usar una de las dos puertas laterales que son pequeñas capillas son los santos Elías y Moisés dibujados, pues fueron los dos testigos de la transfiguración de Jesús. Tras cruzar la pequeña puerta tras el altar de esas mini capillas entramos en una inmensa iglesia, donde curiosamente el altar principal está en un subnivel (algo que se está convirtiendo en algo habitual en las iglesias que vemos en Israel, donde siempre hay dos niveles, con el altar principal en la zona inferior. Y al fondo unas vidrieras de pavos reales (no recuerdo el símbolo religioso del pavo real, no retengo todo lo que nos dice e guía). Fuera de la basílica en un lateral hay una vista de unos mosaicos restos de una antigua iglesia bizantina construida en la zona y también un mirador donde poder apreciar unas hermosas vistas de la baja Galilea, donde todo es campo verde, estanques de agua y vacas pastando. Nos recordó un poco a Galicia y la verdad es que no nos esperábamos esta imagen de Israel. Puede que lo haya dicho o lo vuelva a decir, pero esos campos de un verde tan profundo, y esas frutas enormes, no eran algo que viniera a nuestra mente al pensar en esta tierra. Desierto (que también lo hubo) o colores anaranjados de la tierra sí, pero no el verde brillante que nos rodeaba. Debido a esto, puede que el interés histórico del lugar sea nulo pero las vistas merecen la pena la subida.

Visita: Febrero 2017 

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Presentación

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