Belén
Mis imágenes: Palestina
Información para viajar: Pendiente
El tema de que Palestina, al igual que otros lugares, no esté reconocida por todos los países del mundo consigue que no aparezca como tal en el circuito. Pero el guía nos avisa que llevemos los pasaportes porque al regreso puede que nos lo pidan (esta es una de las cosas que jamás he entendido cuando viaje, cómo la gente puede pasear indocumentada por un país extranjero, luego que pasan cosas, en fin). Salimos de Jerusalén camino a Belén y antes de entrar nos encontramos con un muro de cemento y en lo alto una alambrad ay un control militar donde nos dejan pasar sin problemas (somos un autobús lleno de turistas), en cuanto entramos a Belén se pueden ver varios edificios desperdigados por los montes. Aquí hace más fresco así que busco rincones que protejan el viento frío que llega, aunque hace una tarde soleada. Comemos en Belén y lo primero que me doy cuenta es que es más barato que Israel, aunque usan la misma moneda. Tras la comida y las compras obligadas del circuito nos vamos con el guía hacia el centro de la ciudad para acercarnos caminando muy poquito hasta la basílica de la Natividad. Esta fue una visita exprés dado que el guía nos llevó corriendo de un a lado a otro, y las explicaciones brillaban por su ausencia. De camino a la basílica se pueden ver controles de policía con la bandera de Palestina, minaretes de mezquitas, carteles en árabe (el idioma oficial) y muchos comercios. Acabamos un poco acosadas por los vendedores, y los hombres y niños (mujeres pocas vimos en la calle), y lo cierto es que como de costumbre recuerdo que digo siempre que nunca más voy a volver a un país árabe por la sensación de agobio que me produce. Sé que hay gente que viaja encantada pero a mí me hacen sentir tan acosada que no lo disfruto. Si es cierto que depende del país, porque Malasia también es un país musulmán y por la calle no viví esa sensación de irme a casa y no salir en todo el día solo para poder respirar tranquila, así que supongo que depende de la cultura del lugar. Por ahora tengo claro que Marruecos, Egipto, Túnez, Turquía y Palestina están fuera de mis gustos en cuanto a comodidad personal al pasear por sus calles. El guía, como decía, nos llevó corriendo hasta la entrada de la basílica, que tenía una gran cruz de luces en lo alto, y nos hizo hacer fila en una puerta, al parecer hay mucha fila para ver el lugar de nacimiento de Jesús donde hay una estrella de catorce puntas (por la estrella que dice la Biblia que alumbro a los reyes magos hasta el nacimiento de Jesús). Lo cierto es que no esperaba que siendo febrero y ninguna fecha concreta cristina hubiera tanto turista. El guía dijo que no quería que no tuviéramos que esperar horas para poder visitarlo, pero como había una persona minusválida en el grupo nos dejó en la fila y se marchó para hacerla pasar por otro sitio adaptado para ella. La fila comenzaba fuera de la basílica donde la puerta de entrada, que tiene tres puestas, una más pequeña, una mediana y otra más grande, el motivo es que cada una es de diferentes años en los que fue construida la iglesia. El motivo de que hubiera tanta fila (aparte del turismo) es que el lugar donde está la estrella lo cierran durante las misas, y aunque lo había abierto cuando entramos dentro de la basílica todavía estaban dando misa ortodoxa. La fila era larguísima y controlaba que nadie hablara ni hiciera nada inadecuado (no sabemos muy bien que era inadecuado) un sacerdote cristiano ortodoxo con muy malas pulgas, a uno de la fila lo aviso dos veces y el dijo en ingles que a la tercera iba a la calle pero no sabemos muy bien que había hecho, porque no hay ningún cartel que te avise y el guía nos había abandonado. En la primera parte de la fila conseguir ver una parte de la “sacristía” o como quiera que se llame esa parte que se abre cuando hay misa, y que después se cierra. Esa zona es la más bonita, con toda esa decoración dorada y exagerada. Demasiado exagerada, muy barroco eso de exagerar tanto, pero no deja de ser llamativo y muy bonito. En la segunda parte empecé a fijarme en los detalles de la basílica, hay que tener en cuenta dos cosas; el lugar estaba repleto de andamios y no teníamos guía que nos explicara nada. Entre los andamios pude ver varios mosaicos de llamativos colores; verdes, dorados, azules. Había un ángel y frutas, animales vegetación en los mosaicos, y las columnas del lugar estaba casi todas cubiertas pero había algunos rincones abiertos que mostraban pinturas de santos en la misma piedra de la columna, o el artesanado de madera que decoraba los capitales de las columnas. Luego apareció el guía y nos comentó que los mosaicos tenían oro y que es una de las iglesias cristianas más antiguas del mundo dado que cuando los persas invadieron esas tierras destruyeron todas las iglesias pero esa la dejaron porque vieron en los mosaicos a los reyes magos que venían con ropa de Persia, por lo que al verlos pensaron que era una de sus iglesias y así se salvó. Mientras estábamos en la segunda parte de la fila abrieron las maderas del suelo y el guía nos dividió en dos para que viéramos los mosaicos del suelo sin perder el sitio en la fila. Es increíble lo bien conservados, los colores y las formas que tienen esos mosaicos del suelo original de la basílica. Entramos en la tercera parte de la fila que debido a las obras tenía paredes que tapaban la vista del resto de la zona de la iglesia, y esta fue la espera más larga, según miré en internet la rehabilitación sugerida por la Unesco comenzó hace unos años y, como de costumbre, se ha alargado. Una pena lo de los andamios, pero por lo que he podido ver de fotos de viajeros, lo que se ve ahora que ya está rehabilitado es más bonito que antes, ese es el punto de recuperar el arte de las iglesias antiguas, lo que me recordó a la segunda vez que visité Santa Sofía en Estambul donde se veían las caras de los ángeles que cuando la vi la primera vez no se veían. Así que mi recomendación es visitar Belén cuando hayan terminado todas las obras de rehabilitación, porque sin duda estará en su mayor esplendor. Y por fin entramos en la cuarta parte de la fila donde cruzamos una puerta de una pared de yeso blanco que se nota descaradamente que es una pared muy moderna hecha para dividir la zona de acceso y que queda fatal. En esta última parte estábamos casi mezclados con un grupo de de turistas ortodoxos (estaban por todos los sitios) y la zona estaba llena de retablos con cuadros pintados y más columnas pintadas, que me recordó a las iglesias que vi en Rusia. Y unas escaleras de mármol que bajaban hasta una estrecha puerta que daba acceso a la gruta donde el nacimiento de Jesús. Esta parte es la más peligrosa, porque la gente se agolpa y acabamos pegados como si fuéramos sardinas en lata. Además cuando cruzas la puerta de mármol sigues teniendo escaleras que bajan pero hay una mayor oscuridad, porque aunque la gruta está iluminada con faroles estos no iluminan la entrada. Finalmente bajas todas las escalera y siguiendo la fila (interminable) tienes a la derecha una pequeña mesa donde en el suelo hay una estrella de catorce puntas que marca el lugar (pro lo que leí la estrella no es la original que en vez de plata era de oro pero que fue robada, creo que antes de la guerra de Crimea). Al agacharse a verlo (algunos lo besan) se pueden ver varios cuadros pintados de estilo ortodoxo detrás de varias lámparas (que si vas con prisa y solo te fijas en la estrella te lo puedes perder). Al otro lado hay una columnas y ese rincón no me quedó claro que era, porque el guía que tuvimos en Belén estaba más en reorganizarnos que en explicarnos, aunque se molestó en que todos vieran la gruta, tanto la minusválida como una mujer mejicana de nuestro grupo que al llegar a las escaleras que comentaba tuvo un ataque de ansiedad por el agobio de tantas personas juntas y el guía la llevó a la gruta por la salida. La gruta está cubierta de telas y pinturas, muy ortodoxo todo y por tanto recargado, pero por lo diferente bonito de ver. Finalmente salimos de la gruta, algo claustrofóbica, y el guía nos llevó por el otro lado de la basílica ara pasar a través de una puerta que conecta la basílica con la iglesia de Santa Catalina. De aquí teníamos para ver la gruta de San Jerónimo pero no la vimos (solo lo que es la entrada, porque no bajamos a ella). El guía volvió a desaparecer. A la salida de la iglesia de Santa Catalina había un belén con figuras de tamaño real y una escultura de San Jorge matando al dragón. Y básicamente esta fue la visita a Belén porque tras salir de la iglesia nos volvió a llevar corriendo de vuelta al autobús. El guía nos aviso que a la salida de Palestina y entrada a Israel nos podían parar para pedir los pasaportes, pero al llegar al control nos dejaron pasar sin revisarnos.
Visita: Febrero 2017Mis imágenes: Palestina
Información para viajar: Pendiente
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