Baños de Ola
Visita: Septiembre 2018
Mis imágenes: Álbum de Recreaciones España
Información para viajar: Turismo Canet de Mar
Después de visitar el cementerio bajamos al centro para cambiarnos la ropa y nos ponernos los bañadores, coger las cestas de comida y los manteles, junto con las tiendas y demás enseres, y dirigirnos a la casa museo de Lluis Domenech. Desde aquí una banda de música nos acompañaría hasta la playa. Y así, con música animada, fuimos paseando desde el centro de Canet hasta la playa, tal vez fue la música o lo diferente de nuestras ropas, pero la gente nos acompañó en nuestro camino a la playa, donde nos despedimos de los músicos y buscamos un sitio donde extender nuestros manteles para hacer un picnic y comer. Los niños querían bañarse pero al acercarnos al mar probamos que el agua estaba muy fría y que era mejor esperar a bañarse después de comer. Así que tanto los bañistas como las parejas que iban vestidos de ropa de calle, nos dispusimos a sentarnos y abrir nuestras cestas con comida y bebida. Brindamos por Vany y Nil que no estaban presentes pero sí en los pensamientos de todos, y empezamos a comer, y es que ya era la hora de la comida y apetecía llenar el estómago. Aunque el bañador de la época modernista no deja mucha piel al descubierto, la poca que dejaba me cogió color, pues aunque nublado el sol pegaba con fuerza. Al principio iba a ir con ropa de paseo dado que no tenía un bañador ahí pero Manena Atelier me dejó uno y me alegró mucho porque si bien los que, como en la época, fueron vestidos a la playa disfrutaron del picnic, lo más divertido es poder jugar y meterse en el agua, y eso vestido con la ropa de la época ya es imposible. Las telas de estos bañadores pesan bastante mojadas, y además mis medías tenían agujeros, muy monas pero toda la arena de piedras de la playa se me metía dentro y acababa pesando más y más, y como con niños saltamos mucho en el agua, al final con tanto peso de la ropa y las medías costaba moverse tanto que era peligroso adentrarse mucho en el mar o corrías el riesgo de, si no llevabas una par de calabazas de flotador, acabar hundiéndote. Como salpicarnos los unos a los otros dentro del mar no fue suficiente también jugamos a tirar de la cuerda; mujeres a un lado y hombres a otro, pero los malvados de ellos soltaron la cuerda cuando más tirábamos nosotras, así que acabamos todas en la arena. Nos reímos mucho entre chapuzones, aguadillas y tirones de cuerda. Los pequeños intentaron saltar a la cuerda pero con esos bañadores mojados se hacía pesado y complicado, y más porque con la risa aún te cansas más. Se montó una tienda como en la época para que las señoras algo enfermas se pudieran refugiar, que los baños de ola son buenos en cierta medida. Y al estar tan cansados no llegamos ni a jugar a las raquetas, si es que el agua cansa y más si la ropa te pesa como kilos y las medias se llenan de arena. También cumplimos con el reto de formar un arco con todos los bañistas del grupo, los que más esfuerzo pusieron los de los extremos., estaba claro que la actividad consistía en agotarse. Al recoger para irnos nos encontramos con el inspector que reviso la altura del bañador en las piernas mientras otros lucían músculos junto con sus calabazas para flotar en el agua. Una experiencia muy recomendable y tengo ganas de volver a repetir esta recreación.
Visita: Septiembre 2018
Mis imágenes: Álbum de Recreaciones España
Información para viajar: Turismo Canet de Mar
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