Rally Barcelona - Sitges 1920s
Y seguimos viajando en el tiempo, pero ahora además también en el tiempo. Después de un fin de semana por 1838, otro por 1808 ahora me marcha los años 20 a la salida del rally de Barcelona. aunque hubo un tato que nos llovió, como de costumbre cuando voy con Nautlius me lo paso genial en estos viajes en el tiempo y el espacio. Empezamos el día con la visita a los coches situados en la Plaza Sant Jaume de Barcelona donde podemos encontrarnos tanto los coches como motocicletas de época y los pilotos y acompañantes con ropa acorde a la época de sus vehículos. sólo pueden participar oficialmente automóviles producidos hasta 1928, y motocicletas hasta 1938, y en este año se ha querido rendir homenaje a Amilcar, activa entre los años 1921 y 1939, por lo que nosotros, que íbamos de los años 20 entrabamos dentro de la época. Los coches son preciosos y están muy bien conservados, una vez terminamos de disfrutar de los coches salimos antes de las diez y media para poder ver la salida de los coches y el inicio del rally sin problemas. ahí, como si de los años 20 se tratara curioseamos y aplaudimos la salida de cada uno de los vehículos en dirección a Sitges. Tras ver la salida del rally nos fuimos a desayunar a la Granja Dulcinea de Barcelona, que aunque data de 1940 su aspecto podría hacerla pasar por más antigua y sin duda nosotros estábamos mucho más acordes en el lugar que otras personas. El lugar estaba lleno pero afortunadamente, al ser un grupo grande, Nautilus había reservado sitio, así que pudimos sentarnos sin problema a disfrutar de un buen chocolate con churros, así ya se puede viajar en el tiempo. Mientras estuvimos en el local disfrutando de charlas, arreglamos maquillaje, enseñamos las medias como en la época haciendo locuras, y por supuesto disfrutamos del delicioso chocolate con churros. Después de un rato salíamos en dirección a una de las plazas donde había música en directo para bailar un poco pero se puso a llover así caminamos entre calles hasta llegar al sitio donde íbamos a comer; Can Culleretes. Cerca de la Rambla, entre las calles Ferran y Boquería, se encuentra la de Quintana. Y justo en medio, está desde 1786, el restaurante donde íbamos a comer. Nuevamente una sala reservada para nosotros, que no éramos pocos, y que además veníamos de otra época, aunque no desentonábamos en el lugar ya que es un restaurante desde mucho antes de los años 20. La comida fue buena y a buen precio, además de la privacidad del salón para Nautilus, así que una vez quitados guantes, sombreros y dejado los paraguas pudimos relajarnos en la última actividad del día.
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