De Geiranger a Lillehammer - Noruega

Camino de Geiranger a Lillehammer

Cuando llegamos a Geiranger, pueblo situado al final del fiordo, subimos en el autobús a uno de los miradores se puede apreciar el fiordo de Geiranger visto desde arriba, que casi impresiona más que desde abajo y cuya vista, con los cruceros (pequeñitos comparativamente con las montañas) navegando por sus agua son la fotografía típica de todas las revisas de cruceros por los fiordos. También pudimos ver la carretera del Águila, que es la carretera que te lleva a Eidsdal desde Geiranger que te llevan a 620 metros de altura sobre el nivel del mar. Aquí seguimos nuestro viaje haciendo una parada en Djupvasshytta, a 1.030 metros de altura. Aquí hay un lago que es una plancha de tranquilidad y agua cristalina que se alimenta de la nieve de las montañas que nos rodean. Al estar tan alto, podemos ver con más detalle las cumbres nevadas de las montañas. A partir de aquí el camino empieza a cambiar de paisaje y dejamos atrás las verdes montañas y continuas cascadas para comenzar con el paisaje de tundra que nos llevará hasta Lillehammer. Antes de llegar a Lillehammer pararemos en un pequeño pueblo (de apenas una docena de casas) para comer, porque hoy va a ser un largo día de viaje. Empezamos el día en Loen y lo acabaremos en Oslo. Este es el día más pesado del viaje porque hay muchos kilómetros que recorrer y el autobús cansa, pero también veremos cómo va cambiando el paisaje de los fiordos a la zona interior.

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Fiordo de Geiranger - Noruega

Fiordo de Geiranger


Si algún tiene alguna duda sobre hacer un crucero por el fiordos, tal vez este sea el recorrido que le quite todas las dudas. Nosotros cogimos un ferry con explicaciones en español e inglés que nos llevó a través del fiordo de Geiranger. Un crucero por este fiordo proporciona una forma espectacular de disfrutar de este paisaje rodeado por altas montañas, cuyas laderas están salpicadas de granjas abandonadas y cascadas que está incluido en la lista de la UNESCO. No soy muy amiga de los cruceros pero hay que reconocer que un viaje por los fiordos tiene que ser espectacular. Aunque yo me aburriría de ver montañas y cascadas, y más cascadas, y otra cascada, es cierto que Noruega, aparte de fiordos, tiene más paisajes; bonitos y diferentes. Lo que es indudable es que Noruega tiene mucha agua, con tanta cascada y glaciar era casi seguro, pero nunca había visto tanta cascada. No es de extrañar que el guía comente con tanta seguridad que cuando se acabe el negocio del petróleo el próximo negocio de los noruegos va a ser el agua (porque tienen para dar y regalar – o cobrar si se ponen en plan comercial-). Pero volviendo al fiordo que nos ocupa, como decía cogimos el ferry de Hellesylt, donde acaba una de las cascadas europea que dan directamente al mar (como la cascada de Ézaro en Galicia), y fuimos hasta Geiranger. El clima aunque nublado fue bueno y se podía estar en cubierta durante todo el trayecto para ver mejor el paisaje. Al principio hay bastantes pequeñas granjas abandonadas en las laderas de las montañas, aunque tan aisladas que es normal que hoy en día estén abandonadas. Y durante prácticamente todo el recorrido hubo cascadas y altas montañas. Las más famosas son la del velo de novia, la de las siete hermana sy el pretendiente. La cascada de las siete hermanas nos pilló en un momento de poco agua y solo pudimos ver cinco hermanas, por las otras dos cascadas no caía agua. En frente de las cinco hermanas activas, donde la altitud de caída del agua es impresionante, está otra cascada con mucha más cantidad de agua, pero cuya caída no es tan vertical sino que sigue más las curvas de la montaña y como está enfrente de las siete hermanas la llaman el pretendiente. Las explicaciones en español del ferry decían que al ser rechazado se había dado a la botella pero aunque lo intenté no conseguí distinguir qué formación es la que tenía forma de botella junto o dentro de la cascada. Tras estas dos famosas cascadas el viaje continua entre altas montañas, con vista de los picos nevados al fondo, ya empezamos a ver valles con casitas, y puntos blanco que se mueven entre el verde de la montaña que gracias al zoom de la cámara podemos confirmar que son ovejas. Finalmente llegamos al pueblo de Geiranger, donde desembarcamos.

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Loen - Noruega

Loen

Dejando atrás la zona del helicóptero regresamos hacia el fiordo al lado de donde está Loen, el pueblecito donde vamos a dormir. La noche anterior dormimos en lo alto de la montaña rodeados de nada más que naturaleza, esta vez al menos vamos a un pueblo con alguna casita (unas 150 según internet), dos hoteles y una iglesia, no es mucho pero es algo. Por el camino aparece el arco iris, y esta vez forma un arco entero de inicio y fin en el agua del lago, creando la imagen perfecta de los cuentos. El guía nos avisa que no hay mucho que hacer en el pueblo pero que podemos subir hasta la iglesia, para los que lo hagamos tenemos deberes: averiguar que son las dos piedras al lado de la iglesia. Tras cenar a las ocho de la tarde (en Noruega, si no son ciudades, cenar más tarde es imposible), y tras ver que lo único que hay en el hotel es gente mayor bailando con sus mejores ropas y gente mayor frente a la chimenea del hotel con el fuego encendido, decidimos ir caminando del hotel hasta la iglesia y hacer los deberes. Una de las cosas que más nos llamaron la atención en Noruega es lo poco que gastan el luz, cuando es de noche apenas tienes luces en las calles, y Loen, un pueblo tan tranquilo y silencioso no iba a ser menos. Teniendo en cuenta que ya era de noche el camino hacia la iglesia, que está en lo alto de una elevación, era como sacado de una película de miedo, en cualquier momento aparecía alguien de las sombras y nos daba un ataque. Pero siendo un pueblo tan tranquilo no pasaban ni gente ni coches, los más escandalosos éramos nosotros, un grupo de veinte españoles no son silenciosos. En el camino hasta la iglesia pudimos ver a un lado ovejas durmiendo plácidamente, al otro lado campos de Manzanos, y alguna casa con las luces encendidas. Eso era otra de las peculiaridades que vimos pro Noruega, eso de que no se vea gente por ningún lado pero las casas tienen todas las luces encendidas y nadie dentro (como no tienen ni cortinas ni persianas se ve perfectamente el interior de la casa y no vimos ni una sombra humana en ellas). Lo más iluminado del pueblo era la iglesia de madera, que casi deslumbraba en comparación con el resto del pueblo. Como el guía solo había dicho dos piedras junto a la iglesia nosotras empezamos a buscar ene l muro de piedra de la iglesia y una mujer del grupo decidió mirar alrededor de la iglesia (y lo que había alrededor era el cementerio), así que nos veis a las tres y la otra mujer del grupo alrededor de la iglesia, andando por el cementerio con la linterna del móvil buscando unas piedras que dijeran algo (de película de terror, alguien saca una mano de debajo de la tierra y se nos oye en la otra punta del país del grito que pegamos). Tras recorrer de noche y a oscuras el cementerio vemos que frente a la iglesia hay dos enormes piedras verticales. Más grandes y no las vemos. Nos acercamos el grupo a intentar leer lo que pone pero está en noruega y solo entendemos las fechas, nombres de personas y la edad de esas personas. Está claro que son las personas fallecidas pro algún motivo, pero los deberes son averiguar que fue. Así que como una de las parejas tiene internet en el móvil empieza a buscar, aquí empezamos a reírnos mucho, porque la pareja es muy graciosa y el móvil muy poco útil. Finalmente, cuando ya regresamos hacia el hotel encuentran una traducción del móvil del noruego al español sobre las catástrofes de Loen. Por supuesto las traducciones de los móviles dejan mucho que desear y entre la traducción y la gracia de quién la leía todo el grupo nos partimos de risa, lo que nos pudimos reír. Lógicamente ahora estará fuera de contexto pero la traducción decía así: “15 de enero 1905 rasa se selecciona un gran trozo de roca a partir de los 1500 metros de altura Ramnefjell, y 61 personas murieron. Superó Losna 500 metros por la ladera de la montaña, y la sopa con él un gran reloj de abajo. pedazo de montaña estaba a unos 100 metros en voz alta, 50m Breidt y 10 metros de espesor. Esto significa que Hammaren piedra era aproximadamente 50.000 metros cúbicos, un peso equivalente de 125.000 toneladas. Además llegó el acarreo y la grava, por lo ein calcula que las emisoras de 870.000 toneladas de celulosa rasa en Loenvatnet.Una parte de la gente hablaba de pasar del valle después de accidente de tráfico. Sin embargo durado todo el corral construido att. Husa duró construido más lejos de la costa.” Eso del accidente de trafico, como no golpeara un coche la roca que cae, como que no tenía mucho sentido, pero ¿en 1905?, y luego lo del reloj y la sopa, ahí ya no veíamos manera de encontrarle sentido. Al llegar al hotel, tras muchos reírnos, nos conectamos al wifi del hotel y descubrimos que las piedras conmemoras dos tsunamis que arrasaron el pueblo. Tanto en 1905 como en 1936 hubo grandes derrumbes de roca de la montaña que cayeron directamente al fiordo provocando enormes y destructivas olas gigantes (tsunamis) y además de madrugada cuando todos dormían. La fuerza de las olas provocadas por el derrumbe de rocas acabaron con casas y personas. La zona en la que se cayeron las rocas hoy en día es tierra ganada al mar y si volviera a ocurrir ya no crearían tsunamis. Habría sus destrozos pero no olas gigantes que arrasaran todo.


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Glaciar Briksdal - Noruega

Glaciar Briksdal

Tras la parada en el glaciar Boya retomamos el camino sin parar hasta llegar al mismísimo Briksdal. Desde el centro de visitantes, da comienzo el parque natural de Jostedalbreen, aquí paramos a comer y nosotras que llevamos el bocadillo preparado empezamos la ascensión para llegar hasta la lengua del glaciar. Para quien tenga problemas andando, pagando hay coches que te llevan hasta prácticamente la base, en nuestro caso, y tras haber pasado el Preikestolen, la subida hasta el glaciar no es nada. Por el camino nos mojamos con las cascadas de agua azul y blanca, increíblemente limpia, y quedamos fascinadas por la belleza del entorno: las innumerables cascadas, el río, las montañas que nos rodean, la nieve y el hielo de los glaciares de blanco y azul glaciar brillando por la luz del sol, etc… de camino a la base del glaciar hay un merendero con las casitas típicas de madera con techo cubierto de hierba, así que paramos y nos resguardamos bajo una de ellas (no llueve pero hemos descubierto que no te puedes fiar de las nubes) y comemos nuestros bocadillos con vistas al río y el glaciar en lo alto de la montaña, iluminado por los rayos del sol. Tras terminar de comer continuamos nuestro camino, en ello vamos viendo los ríos, las cabras, y el glaciar al fondo, cada vez más cerca. Aquí empezamos a leer los carteles que avisan hasta donde llegaba el glaciar en determinado año, y de puede ver perfectamente como en los últimos veinte años ha menguado muchísimo. Finalmente llegamos a la base del glaciar, donde hay un lago creado por los trozos de hielo que caen del glaciar y las fuertes corrientes que genera el río que nos ha acompañado durante todo el camino. Hay unas cadenas que marcan la zona por donde no se puede pasar, pero vimos que no todo el mundo hace caso y sobrepasa la zona de cadenas, lo que es un peligro si se cae un trozo de hielo. El glaciar es impresionante, el hielo es azul, como consecuencia de que es el único color del sol que deja que lo traspase y que da nombre a su propio color: azul glaciar, y el río que se genera a continuación toma esta tonalidad. Mientras estábamos ahí han comenzado unos pequeños desprendimientos de hielo en la parte alta del glaciar, acompañados de un atronador sonido, y he visto como caían enormes trozos de hielo. Se ve muy bien como el glaciar va desapareciendo cada vez más rápido. Como no hay mucho más que hacer tras contemplar el glaciar retomamos el camino de regreso y mis amigas meten las manos en el río generado por el glaciar para comprobar lo gélida que está el agua (en mi caso con la de Groenlandia, como comprobación me basta). Una vez nos juntamos todo el grupo nos dirigimos hacia el campo donde tomaremos el helicóptero para sobrevolar el lago y el parque nacional. Este helicóptero es más ancho que los he montado y caben cuatro personas en cada línea, a mí me toca en medio y al lado del piloto por lo que aunque veo todo no tengo buen angulo para las fotografías. El piloto es sueco y es muy soso, el vuelo en helicóptero nos resulta a las tres de lo más soso, nada de adrenalina, ni siquiera con el pequeño caballito que hace a la vuelta. Al menos las vistas si compensan el vuelo en helicóptero. Pasamos por el lago y vamos subiendo para estar paralelos a las montañas que muestran el glaciar Jostedal en su esplendor. El Jostedalsbreen tiene muchos brazos accesorios como el Nigardsbreen y Tunsbergdalsbreen, en Jostedal; el Briksdalsbreen, en Olden; el Bøyabreen, en Fjærland; el Kjenndalsbreen, en Loen; y el Austerdalsbreen. Desde el helicoptero vemos varios de estos brazos y no solo el Briksdal y cómo caen las lenguas de hielo a los largo de la montaña hasta el lago, y cómo brillan de blanco y azul la parte superior de los glaciares (que vistos desde abajo no se ven igual).

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Glaciar Boya - Noruega

Glaciar Boya

Una vez bajamos del paseo por el fiordo Sogna nos dirigimos hacia el área de Jostedal para hacer una parada de descanso en el mirador al galciar boya. El glaciar Boya es uno de los brazos del glaciar Jostedalsbreen, el mayor glaciar de la Europa continental. El lugar no tiene nada más que una casita de madera que es tienda restaurante y el paseo hasta la base del río donde desembocan los trozos de hielo derretido del glaciar boya. el un lateral de la montaña se pueden ver los ríos de agua cayendo en cascada y en el otro el glaciar Boya de blanco y azul glacial, que me recordó a los glaciares de Groenlandia (dado que en Suiza no llegué a ver ese azul glacial). El lago que forma el agua del glaciar estaba tranquila y clara y formaba un espejo del glaciar en lo alto de la montaña. Después de este descanso regresamos por el camino de tierra hasta la tienda donde tenemos el autobús y proseguimos nuestra ruta a través del verde y plano valle de Fjærland, parcialmente rodeado por imponentes montañas, para llegar al glaciar Briksdal, nuestra próxima parada, para comer y disfrutar del paseo y las vistas.

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Presentación

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