Continua el viaje...

Como alargar el viaje por Cuba se nos pasaba del presupuesto, nos sobraban unos días de vacaciones. así que decidimos aprovechar y cuando llegamos a Madrid de vuelta de Cuba cambiamos el equipaje y salimos en dirección Palma de Mallorca donde pasaríamos dos días.

El itinerario previsto era:
1 dia:
-Cuevas del Drach
- Cuevas dels hams
- cuevas de Arta
- Poblado prehistorico de Ses Païses
- Castillo y pueblo de Capdepera

2 dia:
-Palma de Mallorca
- Tras de Palma a Soller
- Soller
- Tour nocturno leyendas de Palma de Mallorca

luego veremos si fue posible hacer todo eso teniendo en cuenta el clima y los horarios de invierno...


Moverse en Palma de Mallorca durante dos días:
Ya sabéis que normalmente me muevo en transporte público o por tours pero esta vez el viaje de un día se realizó en coche de alquiler (lógicamente no conduje yo). 
Por qué no contratamos excursiones para ver la isla: El problema es que al ser invierno no encontré ningún tour que completara lo que queríamos ver (para verano si los encontré, pero era poner noviembre y dejaban de estar disponibles). 
Por qué no contratamos taxis: los taxis en la isla hacen recorrido turísticos de todo un día, pero los precios son astronómicas para dos personas como nosotras, incluso, como teníamos las tablas de tarifas de taxi de Mallorca (se pueden encontrar en internet en la página oficial), calculamos como saldría combinar taxi con autobús y/o tren, pero aun así se nos pasaba del presupuesto. 
Por qué no tomamos transporte público: porque de tren hay pocos recorridos, el único que podríamos haber aprovechado era el de Palma a Manacor, y nos quedaba la opción el autobús. Aquí he de decir que hay muchas rutas de autobús que conectan toda la isla, la página web tiene un plano donde poder encontrar el número y letra del autobús, y tiene pdf con los horarios de invierno y verano y la frecuencia de las paradas de lunes a viernes, sábados y domingos y festivos, además el precio de los autobuses es muy barato, y se ven autobuses nuevos. El problema es que el horario de invierno es muy extendido y conseguir a todos los sitios que queríamos ir era imposible, apenas da para ir y volver a uno o dos sitios porque la combinación en invierno es pésima (y eso que me cambiaron los horarios). 
Por lo que lo mejor para moverse por la isla es: el coche.
Yo no conduzco pero mi amiga sí y en España se atreve a ello, conseguimos alquilar un coche para un día (sí, estábamos dos días en la isla pero solo queríamos usar el coche un día) a buen precio, por lo que nos salió mucho mejor que el día siguiente, que acabamos usando taxi y tren y que el gasto económico subió bastante.

Las fortalezas de La Habana & El Capitolio - Cuba

Las fortalezas de La Habana y El Capitolio

El día que teníamos libre era el día que volvíamos a España, pero nuestro vuelo salía a las diez de la noche así que teníamos tiempo suficiente para aburrirnos. Lo primero que teníamos programado era una visita guiada al interior del Capitolio Nacional. La entrada está resguardada por seis gigantescas columnas dóricas en lo alto de una escalinata. A ambos lados de lo más alto de la escalera se muestran esculturas de bronce, una masculina y otra femenina, obra del italiano Angelo Zanelli. En el interior del capitolio, en una de sus salas, se ven las obras de prueba regaladas por el gobierno italiano expuestas junto con un video de cómo se diseñó la obra arquitectónica. Arriba de las escaleras, las puertas de entrada están diseñadas con imágenes de la historia de Cuba: desde el asalto a los indios por parte de los españoles hasta la última construcción del edificio. A las diez abrieron las puertas y comenzamos la visita que se dividió en grupos, a nosotras nos tocó con un grupo francés. Lo primero que ves cuando se abren las puertas del Capitolio es la alta escultura cubierta de oro en el interior del Capitolio. Las escultura es más impresionante que las brillantes láminas de oro rusos que adornan la cúpula. Esta escultura central que tiene la forma de la diosa Atenea es la Estatua de la República, una gigantesca mujer de 14,60 metros de altura y más de 30 toneladas, que simboliza la virtud tutelar del pueblo y el trabajo. Bajo la bóveda y frente a la escultura se ubica la réplica del Diamante del Capitolio, que perteneció al último zar ruso y marca el kilómetro cero de las carreteras cubanas. Nos comentó el guía que el diamante está maldito y que ha ido creando leyenda desde la familia del último zar ruso hasta el último ladrón que la robó del mismo capitolio. Aquí marchamos por el Salón de los Pasos Perdidos, llamado así por su excepcional acústica, donde el guía nos habla del salón y el edificio del Capitolio, de los escudos y detalles que adornan el lugar, donde se resalta la Republica cubana y donde presume de haber tenido el tren antes que en España, lo que es un error, porque cuando Cuba tuvo tren Cuba no era un país propio sino que era parte del país España. Mi amiga dice que luego rectificó diciendo que lo tuvieron antes que la metrópoli, no sé si será verdad. Del salón seguimos caminando por el lugar con el guía viendo diferentes salones interesantes como el Salón Baire, que fuera sala de conferencias y protocolo de la Cámara de representantes; el Salón Bolívar, que conserva su mobiliario original con espejos venecianos y que tienen un estilo recordando la época de Napoleón, el Salón Baraguá, de estilo neoclásico, que fue utilizado como zona de trabajo para las secretarías de la Cámara de Representantes, y el Salón Martí, con un hermoso cromatismo y de estilo del renacimiento italiano, la cual sirve como antesala de la biblioteca. También vistamos la sala del hemiciclo, con la madera original de las mesas y que hoy funciona como sede institucional de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral). Y la vajilla decorada del gobierno. Los salones y la decoración recuerdan a los palacios de los zares en San Petersburgo. Una vez terminada la visita, que apenas dura una hora, nos acercamos al barrio chino, que se encuentra al lado del capitolio. No lo recorrimos sino que apenas llegamos a la calle con su puerta principal. Esto es porque he visto bastante de China y de Cuba como para no interesarme recorrerlo así que llegamos a estar en la puerta y un poquito más allá. Nuestro guía en Trinidad era chino cubano y según nos dijo actualmente quedan pocos ciudadanos chinos de los muchos que ocuparon esta zona, este barrio llego a ser el segundo más importante del mundo después del de San Francisco. Se conserva la puerta de entrada y alguna calle. Aquí cerca hay un parque con la plaza de la India Habana y un árbol sagrado, esos árboles son muy parecidos a los baobab que hay en África, por esos los esclavos africanos que fueron llevados a Cuba los consideraban sagrados y entre su religión y la cristiana se creó la Santería. Muchos de estos árboles están rodeados de rejas para evitar que se toquen. Tras esperar un rato sentadas en el parque (yo ignorando a todo cubano que se acercaba) nos acercamos a encontrarnos con la guía del tour de Matanzas, el mismo día habíamos contratado un tour a medida: visitar las cuatro fortalezas de La Habana. No había ruta 3 de bus turístico y no sabemos regatear taxis, así que mejor ir con guía al otro lado de la bahía, sin contar con que nos explica más cosas y nos da múltiples opciones, son muy recomendables sus tours (Natural Cuba Travel). Como decía nos reunimos con ella y nos dio dos opciones para llegar a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Una: en barca que usan los cubanos, dos: regateando un taxi (lo haría ella), ella nos recomendaba la uno por tener una experiencia distinta en La Habana. Tomamos la opción una, que igual podríamos haber hecho por libre pero puedo decir que solo vi a una pareja de turistas en la barca. Así que nos acercamos a pie desde el Capitolio a la terminal desde donde salen las barcas, que con esto de los 500 años está toda nueva y moderna. Como habíamos tomado muchas veces la calle O’Really y Obispo la guía decidió bajar hasta la bahía través de otras calles para que viéramos la Habana profunda y tuviéramos otras experiencias en La Habana (su recomendación del lugar donde tomar daiquiris de fruta más grandes y a mejor precio que en la Floridita fue muy buena así que lo que ella sugiriera nos parecía bien). Tras verlas mí amiga y yo tuvimos más claro que nunca que nos sería muy difícil visitar la India algún día. La terminal de donde salen las barcas está al lado del museo de Habana Club (ron de Cuba) y la iglesia ortodoxa rusa de La Habana (con su oro en las cupular, ya sabemos que estos rusos en Cuba no escatiman en oro). La guía preguntó cuánto tardaban en salir las barcas, hay dos barcas que desembarcan en zonas distintas, así que es mejor no equivocarse y coger la correcta. El precio para los cubanos es 1 cup, para los turistas es 1 cuc pero como íbamos con ella, ella pagó 3 cup y entramos en la barca sin problemas. La barca va muy despacio cruzando la bahía lo que es aceptable teniendo en cuenta que se va de pie y no tiene muchos de los laterales cerrados, así que si fuera rápido sería posible que acaecieran múltiples caídas al agua de la bahía. Llegamos al otro lado de la bahía, donde tras desembarcar empezamos a subir la colina hasta el mirador del Cristo donde giramos a la izquierda para seguir subiendo y subiendo hasta la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, lo que tiene el haber subido por ese camino son las increíbles vistas que se van descubriendo de la bahía de La Habana. Entramos a la fortaleza de San Carlos de la Cabaña donde estábamos casi prácticamente solo pues los tour son al visitan y el bus turístico que lleva hasta aquí (la ruta 3) no funcionaba. El lugar es inmenso y muy bien conservado y tiene unas vistas increíbles de la bahía de La Habana, la Habana Vieja y el Capitolio. Despues de recorrerlo todo nos dirigimos andando hasta la fortaleza de los Tres Reyes del Morro, al lado, donde había un par de turistas mas más, pero como en la otra fortaleza éramos muy poco en un lugar tan grande. Aquí se puede ver bien la batería que tiene construida para evitar el acceso a la bahía de la ciudad así como el faro, que hoy en día está cerrado y no permiten subir. La guía nos comentó que los tours nocturnos que salen a las seis incluyen la vista del anochecer desde ahí, que estando en la misma la punta tiene una vista completa de La Habana y su largo malecón. Una vez salimos la guía nos dio tres opciones para regresar al otro lado. Uno: coger un taxi. Dos: vovler andando hasta el Cristo y coger la barca (decididamente no porque ente visita y visita la zona de las barcas estaba en la otra punta, bastante lejos. Tres: Hacer autostop hasta que un autobús nos para y pudiéramos cruzar el túnel subterráneo que atraviesa la bahía de la habana (construido en los años 50). Cogimos la opción dos porque ya estábamos cansadas y quedaban dos sitios más que visitar por dentro. Cogimos un taxi que era un coche ruso antiguo (no todos son americanos de los años 50, también hay mucho coche antiguo de la URSS y que tienen un aspecto muy cuadriculado). Una vez al otro lado de la bahía visitamos el castillo de las tres puntas y su giraldilla, que por dentro es mucho más pequeño de lo que esperábamos y lo que tiene es un museo con los resto de los encontrado en los pecios hundidos a lo largo de Cuba. Y tras salir de aquí, en vez de ir a la otra fortaleza preferimos ver el palacio de la capitanía general porque un amigo recreador me habló de sus uniformes y banderas expuestos (y además también tenían armas, carruajes y mobiliario). Nuevamente conseguí ver más de lo que hubiéramos visto por nuestra cuenta porque la guía sabía que había ido por tema de banderas y uniformes, y ella sabía que había más que solo los cuatro que habíamos visto, así que estuvo preguntando y preguntando hasta que descubrimos dos salas con banderas y uniformes, ambas salas estaban cerradas y sin ningún cartel, por lo que la gente no se dedicaba a abrir las puertas que estaban cerradas. la razón de ello es que los uniformes y banderas españolas estaban en salas normales mientras que los uniformes y banderas cubanas estaban en las salas climatizadas y por eso la puerta se mantenía cerrada, tanto que excepto nosotras y un turista chino que nos vio entrar y se "colo" dentro no creo que mucha más gente abriera una puerta cerrada sin letrero. Nuevamente la guía excedió las expectativas (si lo comparamos con todos los demás guías cubanos que tuvimos durante todo el recorrido). Aquí se terminó nuestro recorrido particular, hecho a medida para nosotras por Natural Cuba Travel y pasamos por el Museo Armería 9 de Abril, en la calle Mercaderes donde puedes ver las armas utilizadas en la revolución cubana, hasta llegar a la plaza Vieja donde nos tomamos otro daiquiri de frutas hasta que se hizo de noche y volvimos al hotel. El taxista vino a recogernos una hora antes de lo previsto y cuando fuimos a cambiar los euros en todos los sitios nos dijeron que tenía que ser en el aeropuerto, así que afortunadamente llegamos al aeropuerto con tiempo para hacer una hora y media de fila hasta conseguir cambiar los CUC por euros, y en mi caso hasta dólares tuve que aceptar porque no tenían billetes de cinco y apenas de diez euros.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel
Tripadvisor Natural Travel Cuba

Matanzas - Cuba

Matanzas

El tour lo contratamos con Natural Cuba Travel por internet, y si me habéis leído antes sabréis que estamos muy contentas con el resultado, fue la mejor opción, aunque hay que reconocer que no hay muchos tours a Matanzas que incluyan todo lo que queríamos ver. Salimos de La Habana en coche clásico en dirección al puente de Bacunayagua. Aquí nos encontramos un montón de turistas rusos. El puente mide más de trescientos metros con varios arcos, resulta tan alto que desde el mirador junto al inicio del puente es imposible conseguir ver donde acaban los pilares del puente, que está a unos cien metros sobre el nivel del mar. Desde aquí se pueden ver varias aves volar y sobre todo el exuberante Valle del Yumurí que resulta impresionante visto desde el puente, una vez cruzas el puente, al otro lado del valle puedes ver la desembocadura de un río y un poco más lejos el mar. Sin duda es una obra maestra de ingeniería en Cuba y el valle que lo rodea le da el toque necesario para convertirse en una atracción turística. La guía nos preguntó por qué Matanzas cuando hacía mucho tiempo que no recibía esa petición, le contamos sobre nuestro itinerario y que en la guía que tenía salía Matanzas (el castillo, las cuevas, el museo farmacéuticos) y por eso busqué un tour que llevara todo lo que queríamos ver. Que no sea el sitio más visitado no significa mucho (teniendo en cuenta que en España se vende mucho Varadero y La Habana cuando en Cuba hay mucho más). Seguimos el camino a Matanzas, y como curiosidad, de camino hay una casa en lo alto de una montaña con vistas al valle y el mar que dice el conductor que pertenece a Silvio Rodriguez. Desde aquí vamos directas el castillo de San Severino en la ciudad de Matanzas, conocida como "la Atenas de Cuba" porque durante el siglo XIX sus habitantes tenían fama de cultos. El Castillo de San Severino, la única obra arquitectónica que se conserva de los inicios de la ciudad, es en parte zona militar, por lo que tuvimos que dar la vuelta para entrar por el otro lado. La guía nos preguntó si queríamos entrar dentro y por el precio sin dudarlo dije que sí porque tenía interés en ver su diseño. En realidad es una típica construcción militar renacentista, que recuerda la concebida en Europa en siglos pasados. Su diseño es un cuadrado, compuesto diagonalmente en sus vértices por cuatro baluartes con forma de trapecios y una vista a la alargada bahía de Matanzas. Desgraciadamente en su interior han creado el Museo de la Ruta del Esclavo, sitio de recuerdo sobre los millones de negros africanos traídos a la fuerza, durante la colonia española, para enriquecerse. No es que tenga nada contra la explicación pero la guía del castillo se alargó mucho y explicó demasiado sobre la ruta de los esclavos y las exposiciones modernas y africanas traídas al castillo y basadas en la esclavitud de los africanos por los españoles y su religión, y en cambio apenas dedico tiempo para disfrutar del castillo, su arquitectura o su historia. Si llego a saberlo no entro al castillo, porque no solo me interesa saber sobre los esclavos de Matanzas, también me interesa el castillo fortaleza (razón por la que quise entrar). No hubo forma de conseguir que se callara y yo no hacía más que mirar el reloj porque llevábamos una hora y no nos iba a dar tiempo a ver el resto de lugares del tour. La última sala que nos mostró fue la Sala de los Orishas, donde se puede conocer sobre la diversidad de las religiones de origen africano y como se reconvirtieron al catolicismo para engañar a los españoles. Allí se ven varias esculturas a escala natural de sus diversos dioses (todos son familia), tapices que muestran cómo se manifestaban ante sus creyentes y tambores batá, utilizados en ceremonias y rituales. Hay cosas muy interesantes en la exposición, y aprender mucho de la cultura actual cubana y su religión, pero han de aprender a distribuir la información. Salimos corriendo del castillo y ya en el coche la guía nos comentó que no nos iba a dar tiempo a ver todo y que si ella tenía que elegir, mejor dejar fuera la subida a la ermita e ir primero a las cuevas de Bellamar, nosotros le dijimos que ella sabía más y que si recomendaba una cosa sobre la otra nos parecía bien. Efectivamente luego nos dimos cuenta que habría sido una verdadera lástima haberse perdido las cuevas que tienen una entrada aparte: Cuevas de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe.  Tras visitar las cuevas y el Mar Caribe (paramos minimamente en una playa) fuimos de camino a Matanzas y tras ver la hermosa y larga bahía nos paramos en la plaza de la Vigía, una de las principales de Matanzas y el lugar donde se fundó la ciudad. Su nombre proviene de un antiguo fuerte, derribado en el año 1850, y que estaba situado muy cerca de allí para proteger la zona de ataques de piratas. En esta plaza se sitúan algunos de los edificios más importantes de la población. Por un lado está el Teatro Sauto, uno de los mejores del país y que cuenta con una inmejorable acústica, la mansión donde se sitúa Ediciones Vigía y el Cuartel de bomberos, el Palacio de Junco y el antiguo edificio de la aduana. Es la cuna del Danzón, el baile nacional de Cuba, y se la conoce con distintos nombres como "La Atenas de Cuba", "La Venecia cubana" o “La ciudad de los puentes”. Todas ellas se crean debido a sus ríos, sus innumerables puentes (veintidós actualmente) y a la cultura inicial de su población, de ahí que se conserven grandes y hermosos palacios, teatros, editoriales que otras ciudades no tenían. En esta plaza también se encuentra el Cuartel de los bomberos de Enrique Estrada que fue inaugurado en 1900 para albergar el cuerpo de bomberos de la ciudad, uno de los más galardonados y prestigiosos del municipio. El local estaba provisto de las últimas tecnologías de la época y contaba con varias estaciones telefónicas de avisos, carros de auxilio y diferentes fuentes distribuidas por la ciudad. Actualmente en el interior se conservan algunas joyas como la bomba "Matanzas", la primera que funcionó en la región y que fue adquirida en Nueva York en el año 1864. El sitio estaba casi cerrado pero pudimos entrever varios coches. De aquí nos acercamos a uno de sus famosos puentes y luego continuamos hasta la Calle 83, una de las arterias principales de Matanzas que lleva a la Plaza de la Libertad. Justo en el centro se encuentra el Monumento a José Martí y a los pies del mismo podemos ver una escultura que está rompiendo unas cadenas. Aquí es donde podemos visitar el Museo Farmacéutico situado en una antigua botica. La entrada incluye una guía que explica detalladamente cada sala. En la visita estuvimos solo nosotras dos y nuestra guía. La farmacia fue inaugurada en el año 1882 gracias a las aportaciones del médico francés Ernest Triolet y el cubano Juan Fermín Figueroa, estuvo en funcionamiento hasta el año 1964, fecha en la que se convirtió en museo y conserva todos los muebles, decoración y artilugios originales. El museo consta de varias salas; la botica, la rebotica, la tienda, dos almacenes, el laboratorio y el patio. Empezamos la visita por la tienda que aún conserva todas las estanterías y vidrieras originales, allí pudimos ver una buena colección de medicamentos antiguos y botes de porcelana donde antiguamente se guardaban productos para elaborar las medicinas, destacan también dos grandes recipientes que cuentan con aproximadamente 100 años que se llaman el ojo del boticario porque el cristal de la botella permite al boticario ver toda la farmacia. Pasamos a la segunda sala, la rebotica, donde destaca una enorme mesa diseñada por el doctor Triolet, en ella se dispensaba antiguamente los medicamentos. Hoy en día podemos ver algunos artilugios que utilizaban para elaborar pastillas, supositorios y grageas, varios morteros y prensas. También tienen un antiguo teléfono, el libro de recetas abierto sobre la fecha del día de hoy pero de otro año. Seguimos la visita en los almacenes donde podemos encontrar antiguas jeringuillas, aparatos ginecológicos que parecen sacados de una película de terror, botellas, botes, máquinas y una de las mayores colecciones de libros farmacéuticos y recetarios con prescripciones antiguas de varios médicos de la ciudad. El laboratorio es otro de los lugares curiosos del museo, en él destaca una antigua nevera y una caja fuerte donde se guardaban medicamentos. Varias ollas, vasijas, cazuelas y fogones completan la sala. Para terminar la visita la guía nos subió a la primera planta donde se encontraba la vivienda del doctor Triolet, hoy en día se utiliza como tienda de arte y junto a las escaleras se puede ver la antigua bicicleta con la que se hacia el reparto de medicamentos. Una visita altamente recomendable si os gustan los lugares con historia donde se guardan muchísimos objetos muy buen cuidados que ya querrían varios museos. De aquí la guía nos preguntó qué queríamos hacer porque ya sabéis que una vez se hace de noche a los cubanos no les gusta estar en la carretera, así que por nuestra parte podíamos volver, el conductor también quiso así que volvimos a la La Habana. Nos dejamos el subir a la Ermita de Monserrat y contemplar desde allí las vistas de la ciudad. Aquí la sociedad catalana de Matanzas inauguró esta ermita intentando imitar la original de Barcelona, A su alrededor cuatro figuras representan las cuatro provincias catalanas. Teniendo en cuenta esto no entiendo porque se toman tan a pecho lo del esclavismo de los españoles si la gran mayoría de los esclavistas de Cuba eran catalanes. Desde lo alto de este mirador se divisa por un lado la bahía de Matanzas y hacia el otro el Valle del Yumurí. La vista de la bahía la disfrutamos subiendo a las cuevas de Bellamar así que cuando tuvimos que decir qué sacrificábamos del viaje, sin duda fue la subida a la ermita, sobre todo después de haber entrado a las cuevas. Por supuesto, si la guía del castillo no se hubiera enrollado tanto nos habría dado tiempo a todo, pero nos daba cosa cortarla y decirle “miré la visita de quince minutos nos ha llevado más de una hora ¿sabe que no vivimos aquí?”, en fin, la educación nos permitía cortarla por lo que nos quedamos sin mirador de la ermita. Pero pudimos ve todo lo demás y nos gustó cada una de las cosas, por lo que fue una excursión muy satisfactoria.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel

Cueva de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe - Cuba

Cueva de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe

Esta visita es más fácil de hacerla desde Varadero, pero en nuestro caso nos daba igual. Desde Matanzas el conductor nos acercó a las Cuevas de Bellamar, para llegar a ellas estuvimos subiendo por una de las montañas desde donde se puede ver la larga bahía de la ciudad de Matanzas, lo que nos deja una preciosa vista desde el coche. Llegamos bastante apuradas porque no conocíamos el horario de las cuevas y aquí cuando quieren cierran. Por suerte llegamos media hora antes de que abrieran la última visita de la mañana, por lo que nos sentamos bajo la sombra de uno de los grandes árboles que hay junto a la entrada de las cuevas, y la guía fue al bar a cogerse algo para beber mientras esperábamos. Diez minutos antes de la hora abrieron las taquillas e hicimos fila para conseguirlas, hay que pagar por entrar y si quieres hacer fotografía o video hay que pagar otro ticket por cámara. Como solo iba a pagar una vez saqué solo una de las cámaras, la que me permite hacer fotografías si hago video, porque asi cubríamos el video y las fotos (mejor que pagar dos o tres veces). Y aquí es difícil hacer trampa si es lo que estáis pensando porque una vez entras al edificio que han construido alrededor de las cuevas te hacen guardar todos los bolsos en unas taquillas y solo puedes llevar encima las cámaras por las que hayas pagado. Las Cuevas de Bellamar tienen varios kilómetros de galerías, su formación se cree que empezó hace unos 300 mil años, aunque originalmente todo el conjunto estaba situado bajo el mar. En el año 1861 un esclavo chino estaba trabajando en las tierras propiedad de Santos Parga y al picar en una de las piedras encontró la entrada a la cueva. Desde entonces el Sr. Parga siguió excavando, construyó escaleras, pasamanos y finalmente instaló lámparas por todo el recorrido para hacer visitas guiadas por lo que las cuevas se convirtieron en el primer centro turístico del país. Antes de comenzar al visita en el edificio de la entrada tienes expuestas algunas piedras e información sobre las cuevas. Cuando abren las cuevas hay que descender varios escalones hasta llegar al centro de la gruta, contrariamente a lo que esperaba de una cueva (frescor al entrar) hay una gran humedad y debido a que no hay muchos respiraderos naturales el calor se hace bastante intenso. El lugar tiene lámparas pero no las iluminan hasta que acaba la visita, para hacerla más interesante apagan las luces y vas siendo guiado y descubriendo los rincones de la cueva a través de la linterna del guía y de las luces que él quiera encender. El guía te cuenta en español e inglés (había rusos, cubanos y nosotras – los cubanos se identifican por lo ruidosos que son-) mucha información sobre la cueva y además es muy chistoso y le gusta contar anécdotas o chistes sobre la cueva para hacer más entretenida la visita. Primero llegamos al Salón Gótico que es una gran sala con estalactitas y estalagmitas, de aquí pasamos por unos túneles que nos hacen agacharnos por la posibilidad de llegar a golpear con las piedras de la cueva, que en este lugar son de un blanco brillantes debido a la sal. Un poco más adelante nos encontramos con tonos blancos, azules, verdes, marrones, etc. Y todo depende de la sal que se va cristalizándose. De aquí llegamos a un lugar donde podemos ver perfectamente muchas helictitas, que crecen en muy pocas partes del mundo y cuyo crecimiento es de forma horizontal (ni hacia arriba ni hacia abajo como las estalactitas y las estalagmitas).Tras pasar esta zona llegamos a un respiradero artificial para refrescar el ambiente. Y así llegamos a las fuentes del amor y de la juventud (y según el guía al lado de la del amor la del divorcio), donde podemos acercarnos a ella y tocar su agua. Seguimos caminando entre estalactitas y estalagmitas hasta llegar a los baños de Diana o de la turista perdida porque dice el guía que un día una turista se metió en esa agua para bañarse y ya no volvió a salir. Esta zona es una amplia sala donde al lado de las columnas formadas por el agua hay un pequeño río subterráneo que se adentra en la roca y va haciéndose más profundo. Hasta aquí llega el recorrido, y el regreso es por el mismo camino, solo que ahora con todas las luces encendidas. A quien les guste las cuevas es más recomendable que la cueva del Indio, pero muchísimo más. Tras visitar las cuevas de Bellamar nos dirigimos a las Cuevas de Saturno para darnos un baño antes de comer y visitar la ciudad de Matanzas. Tomamos el camino para entrar a la cueva cuyo acceso me recuerda a los cenotes que vimos en México, dejando atrás la vegetación descubrimos la cavidad de la cueva y el hermoso color azul de sus aguas tremendamente cristalinas. En el agua hay un grupo de turistas con chalecos salvavidas, cuando se marchan baja el socorrista para echarnos un ojo a nosotras, pero nosotras no necesitamos chalecos, y tenemos bastante miedo a los “bichos” como para acercarnos a la zona más profunda de la cueva a la que está prohibida la entrada. La cueva tiene 20 metros de profundidad y tiene galerías donde puedes tropezarte con algunos camarones ciegos nadando como si nada en sus aguas, y es que gracias a la claridad de sus aguas, una vez estés dentro de ella podrás ver el fondo sin ningún problema, supongo que hacer snorkel permitirá ver más, pero es tan clara el agua que podemos ver el fondo de las rocas sin necesidad de meter la cabeza bajo el agua. Es bastante impresionante la presencia de estalactitas y estalagmitas naturales de la cueva, producto de las filtraciones del agua que en ella abunda, lo que también quiere decir y significa que en sus orígenes no estaba inundada. Aunque estábamos maravillosamente bien dentro del agua cuando se nos empezaron a arrugar las manos decidimos que era hora de salir y disfrutar del resto de Matanzas. En el lugar hay baños disponibles para cambiarte y si te apetece también hay una cafetería para tomarte algo. Una visita muy recomendada. Muchísimo mejor que la cueva que visitamos en Viñales. Cuando acabamos el baño antes de volver a Matanzas paramos en una playa donde se alquila para hacer snorkel y buceo, simplemente fueron unos minutos para poder ver el mar Caribe con sus tonos azules y verdes y poder observar los arrecifes de coral y como chocan las olas contra ellos antes de marcharnos de cuba, esto fue porque la guía sabía que antes de irme de Cuba quería ver algo de playa. Como ya dije, muy recomendable la excursión con Natural Cuba Travel porque tiene en cuenta todo lo que les dices que te interesa, para según el horario ir ajustando las visitas. De esta forma pude ver el mar Caribe antes de marcharme.

Visita: Noviembre 2019

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Mar Caribe

Cueva de Bellamar
Cueva de Saturno

Guama (Cienaga de Zapata) - Cuba

Guama

Después de otra noche en La Habana marchamos a otra excursión de un día. Esta se suele hacer desde Varadero porque la zona está más cerca, pero como no nos va el tema de los animales marinos preferimos extender las noches en La Habana frente a Varadero. El recorrido resulta muy parecido después de tanto movernos por Cuba, nuestra parada es en Finca Campesina, desde España llevábamos la duda de qué sería eso, y salimos por fin de dudas. No es ninguna parada especial pero rellena el tiempo de trayecto. Al parecer Finca Fiesta Campesina es una parada casi obligatoria a la entrada de la Ciénaga de Zapata, porque se ubica en la intersección entre la carretera que conduce a la ciénaga y la autopista nacional. Está recreado allí el aire del campo, de forma que puedes ver varias especies propias de la flora, fauna y aparejos del campo de una finca cubana antigua. Nosotras teníamos un coctel incluido pero solo nos ofrecían piña colada y en Trinidad descubrí que no me gustaba, en cambio nos dedicamos a recorrer todo el complejo, viendo los bueyes, los pavos reales, y demás animales, lo más curioso es que la mayoría estaban sueltos pero las palomas las tenían encerradas en una jaula. Aquí más bien es al revés, las palomas son libres y no hay forma de quitártelas de encima, pero el resto de aves que había por ahí, se hubieran escapado. Desde aquí vimos de nuevo (camino a Cienfuegos la vimos y nos lo explicó el guía) la chimenea de la Central Australia, una antigua fábrica de azúcar desde donde Fidel Castro dirigió el ataque a Playa Girón y Playa Larga. Pasamos de largo y continuamos hacia la Ciénaga de Zapata, un humedal varios kilómetros de extensión que se sitúa en la península que lleva el mismo nombre. La entrada a la Reserva de la Biosfera Ciénaga de Zapata tiene un Centro Ecológico dedicado a la atención de visitantes y otro Centro dedicado a la investigación de la fauna del lugar. Como turistas nosotros veremos la zona abierta a los visitantes, ubicado en Boca de Guamá. Guamá es una instalación creada en los años sesenta a la orilla de la Laguna del Tesoro. Esta es una de las primeras paradas de muchos visitantes, donde se encuentra un punto de información, varios restaurantes y atracciones diversas. Todo está construido sobre pilotes, son como pequeñas islas encima de la laguna. Desde aquí se accede al paseo en lancha por la Laguna del Tesoro. Como solo éramos dos y había muchísimo turismo (alemán y ruso) tuvimos que esperar cerca de las lanchas para ver si había algún grupo con hueco para que entraran dos personas más. Si no lo conseguíamos hasta la una y media de la tarde ya no teníamos opción y para entonces se nos hacía muy tarde teniendo en cuenta que las excursiones en coche intentan terminar antes de que se haga de noche en la carretera. Afortunadamente había un grupo de alemanes que no llenaban dos lanchas, y conseguimos subirnos las dos y nuestro guía para ir desde ahí hasta la réplica de la aldea Taina. La lancha pasa a gran velocidad por los manglares hasta llegar a la laguna, cuya agua es lisa como un espejo y del color del cielo, en la ida estaba nublado así que era de un tono gris y a la vuelta tuvimos sol por lo que era el espejo de los arboles y el cielo azul. solo se rompía su efecto espejo al pasar la lancha por ella. Atravesando la laguna se llega hasta la réplica de una aldea taína llamada Guamá, el nombre de un guerrero taíno que se enfrentó a los conquistadores españoles. Este complejo está compuesto por cabañas sustentadas sobre pilotes y conectadas por pasarelas, repartidas entre varias pequeñas islas de la laguna. Allí también se encuentra la reproducción de una aldea Taína, con cabañas indias y varias esculturas modernas que representan a indios realizando tareas tradicionales. Todos los guías que tuvimos nos comentaron que cuando llegaron los conquistadores españoles acabaron con los indígenas de Cuba, pero para haber desaparecido parece que si guardan los nombres y tareas que tenía esta tribu. No estamos muy seguras si de verdad esta tribu fue la única con la que acabaron los españoles, dado que todas las demás de Sudamérica sobrevivieron aunque fuera mezclándose. Además de las esculturas y las cabañas, hay un camino que cruza el gran "caney", una especie de cabaña de guano que constituía el centro habitacional de los taínos. Aquí vivía el gran cacique, el jefe de la tribu y a su alrededor se disponían las cabañas de otras personalidades importantes de la comunidad, como el "behíque", brujo o sanador espiritual, y los principales cazadores de la aldea. Y cuando entramos en la cabaña (porque el camino la atraviesa), nos “obligaron” a pasar por un proceso de purificación para luego pedir propina, por supuesto ya que nos obligaron no dimos nada, las cosas no se hacen así. A mi amiga el lugar le pareció muy artificial (dado que es una réplica sin ningún valor arqueológico) pero a mí me gustó mucho el paisaje del lugar: la imagen de las islas sobre la laguna, los manglares, las flores y las aves que te podías encontrar. Como decía, lo mejor de la visita a la aldea Taína es el paisaje, aunque un apagado por el cielo gris era muy bonito, con verdes brillantes y donde pudimos ver un pájaro carpintero (lo asusto mi amiga). Cuando regresamos de la aldea el sol consiguió aparecer entre las nubes y durante el paseo pude ver varias aves en su habitat natural; cormoranes, garzas, pelícanos, buitres... cuando a la ida había sido imposible ver más allá de los manglares. El guía nos comentó que a la laguna se le llama Laguna del tesoro por una leyenda que dice que algunos piratas que pasaban por Cuba, en la época colonial, escondían allí sus tesoros. Otra teoría dice que el nombre se debe a que los aborígenes, en el momento en que sintieron amenazadas sus riquezas por los conquistadores, decidieron arrojarlas a la laguna, porque amaban mucho su tierra. Una vez llegamos de regreso al centro de visitantes fuimos a ver el criadero de cocodrilos, fundado para proteger a estos animales, algunas de cuyas especies están en vías de extinción. Al ser la zona más cenagosa del país, uno de los reptiles que más se ha reproducido y permanecido en la ciénaga es el cocodrilo pero entrando se pueden ver también las tortugas, las jicoteas o jutías y el manjuarí; una especie en peligro de extinción y considerado un fósil viviente porque es un animal prácticamente prehistórico. En el lugar se pueden ver a los cocodrilos en grupos, desde los más pequeños hasta ejemplares adultos de enorme tamaño. La verdad es que resulta curioso contemplarles, tan quietos como si estuviesen muertos (y ya podemos decirle a la otra amiga que los cocodrilos que vimos en el cañón del Sumidero de México no estaban disecados, sino que lo parecen cuando se quedan quietos con la boca abierta). Los cocodrilos abren sus bocas para nivelar la temperatura de su cuerpo, algunos con las bocas abiertas mostrando sus temibles dientes. Aquí habitan dos especies, el llamado americano o caimán y el cocodrilo cubano que es más pequeño y de agua dulce. Y cuando terminamos de quedar embelesadas con los cocodrilos como si no hubiéramos visto nunca uno nos acercamos a comer al restaurante de Boca de Guamá, un menú donde se podía elegir pescado frente al pollo, pero como no sabía que pescado era volví a mi amigo el pollo (ya nos dijo la guía de topes de Collantes que ellos, los cubanos, no variaban mucho en su comida). Normalmente después se visita la cueva de los peces, pero nosotras no lo hicimos, hay que tener en cuenta que el lugar, aunque como un cenote en los que ya estuvimos en México, está lleno de peces, esponjas y demás animales marinos con los que no nos gusta nadar. Sin duda a este viaje le falta la playa y el mar, pero es que el tema de los animales marinos de cerca no nos atrae mucho. Así que después de comer volvimos de regreso a la Habana.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

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