Diario 2014: Italia - Portoferraio - dia 1

Después de mucho investigar y por cuestiones económicas, para llegar a la Isla de Elba cogi un vuelo de Barcelona a Florencia. Ciertamente debería haber pagado más por un vuelo desde Madrid a Pisa, al final me hubiera compensado. Después de coger el vuelo encontré el primer problema, se me había olvidado que a Barcelona no es como a Madrid y que no tengo transporte cada hora y que pasadas las once y media de la noche ya no hay forma de ir a Zaragoza, así que a mi regreso tendría que hacer noche en Barcelona y a la ida, bueno, la id iba bien hasta que me toco la huelga de taxis. En Zaragoza no hubo huelga pero en Barcelona a esas horas de la noche no había ni un solo taxi en la calle, por suerte desde la Estación Nord conseguí coger el autobús nocturno número 4 que me dejo en la plaza Cataluña donde cogí el N17 que va al aeropuerto. Lógicamente al ser único transporte existente a las 12 de la noche en Barcelona íbamos más apretados que en una lata de sardinas, todos sentados sobre nuestras maletas, estas a su vez sobre los asientos para que entrar más gente. La ultima doce de paradas la gente entro por la puesta trasera de puntillas y a gatas porque no había otra forma de entrar. En fin, la cuestión es que llegue a tiempo al aeropuerto pese al susto que no me dejó dormir en el autobús pensando si me daría tiempo de coger el vuelo. Tras llegar a Florencia cogí, fácilmente, el bus hasta la ciudad cuya parada es la estación de Santa María la Novella que está justo en el centro y al lado del casco histórico y como tenía que coger el tren me iba perfecto. Como ya me había informado fui directa a las maquinas verde para sacar el billete de tren regional a Piombino Maritima, a esa hora tenía que hacer transbordo en Pisa, pero bueno, me manejo mejor viajando en tren que en autobús (a las 10 sale un único autobús de Florencia a Piombino Maritima). Tras llegar a Pisa comí con tranquilidad y luego cogí el tren a Piombino Maritima, por supuesto la gente, incluso un par de italianos me preguntaron si ese era el tren a Piombino, siempre me pasa igual cuando viajo, pero como estaba segura les conteste afirmativamente, al fin y al cabo aunque era mi primera vez lo del tren lo manejo bien. Tras dos horas y media de recorrido, más o menos, parando en todos los pueblecitos costeros (desde algunas estaciones se veía el mar) llegue a Piombino Marítima. Aquí ya había cogí el billete del ferry pero si giras a la derecha nada más salir de la estación, de esa forma llegas a la terminal de ferry donde comprar el billete de ferry. Tenía todavía una hora hasta mi ferry pero la compra por internet me permitía coger un ferry anterior así que eso hice y cogí el primer ferry que salía para Portoferraio. 

  

Lo que me mató es que el ferry era para coches y pasajeros (el de solo pasajeros es algo más caro) porque hay que subir escaleras. Tras tantas horas de viaje y habiendo solo dormido dos horas en el tren (en el vuelo y el bus no conseguí dormir nada del estrés por la dichosa huelga …) pues me costó un poco la subida. Dejando a un lado el aire acondicionado del ferrry. Salí, con maletas incluidas, a la zona superior para poder ver el trayecto al aire libre. El mar azul, los veleros, las gaviotas, los montes y sobre todo la vista de Portoferraio y sus fuertes a medida que vas llegando es una vista que uno no puede dejar de ver, aunque sea por los cristales. Es el punto positivo de viajar a pie en ferry a la isla. Tras una parada en el hotel Salí a visitar Portoferraio. Excepto el ultimo día pase muchísimo calor, el problema es que era un calor húmedo de este que te hace sudar y sudar y sudar, y seguir sudando. Desde Malasia no sudaba tanto. Aún así valía la pena porque con el sol la isla se veía preciosa rodeada por el mar azul cristalino. ¿Quién necesita dormir con una vista semejante?. 

 
  

Al llegar Portoferraio con sus murallas y sus calles en cuestas me recordó a otras islas, como Malta, por ejemplo. En este día me dio para visitar la iglesia de la Misericordia (su museo estaba cerrado), que me llamó la atención porque aunque por fuera no resalta ninguna de sus iglesias por dentro estaba cuidadosamente decorada con lámparas y pinturas como si un palacio se tratase. Luego visite la iglesia de al lado, también muy bonita, y de aquí subi hacia la villa de Mullini, residencia de Napoleon cuando estuvo en la isla, y ahora un museo. Este si estaba abierto aunque entré otro día a verlo. Desde ahí arriba se tienen vistas del faro y el fuerte Stella y de la otra fortaleza. Antes de llegar a la otra fortaleza se tiene buena vista de la playa La Viste, que aunque es de piedra tienen un agua clara de hermosos tonos azules. Tras dejar la cala, en vez de bajar a La Viste, seguí subiendo hasta llegar a la puerta de la fortaleza (que encontré cerrada) pero continuando el camino entre las casas hay una vista de toda la isla y el pueblo; con el puerto cerrado, los veleros, el fuerte del otro lado, el faro,… en fin, una vista de postal. 

  

Volviendo atrás me acerqué al otro fuerte, que también estaba cerrado, y seguí bajando hasta llegar al puerto y así acercarme al museo romano de Linguella, que resulta que los jueves también está cerrado (que suerte tuve). Tras pasear por el puerto marítimo y disfrutar de un rico helado italiano subí hasta la plaza donde está el duomo (la catedral) que en comparación con las otras iglesias está muy vacía por dentro, pero conserva sus techos de madera. 

  

Del otro lado está el ayuntamiento de color rosa con el retrato de Napoleón recordando el bicentenario de su establecimiento en la isla (1814-2014). Subiendo por las interminables escaleras llegue al teatro dei vigilanti, por fuera parece muy moderno pero en la puerta hay fotos de su interior y se puede ver que no es de construcción tan moderna (fue cosa de Napoleón). 


  

Por la tarde tenía una clase de baile de la época regencia con el maestro Donal Francis. Fue fabuloso, el lugar estaba muy bien y las lecciones fueron muy fáciles y divertidas con tanta gente, muy maja toda ella; malteses, españoles, italianos, rusos, ingleses, holandeses…Los últimos bailes reconozco que claudique y me senté en el suelo pero es que el no dormir desde las 11.30 del día anterior que había empezado el viaje me estaba pasando factura (excepto las tres horas en el tren). 

  
  

Tras el baile fui a recoger los trajes de época que tenía alquilados a Margarita, la organizadora de los eventos, y a lo tonto me quedé hasta pasada la una de la madrugada, pero hacía una noche fresquita y se estaba de maravilla por la calle. 

  
  

Diario 2013: Italia - Catania - dia 4

Llegamos a Catania con media hora para comer para así poder ver la ciudad, de la que solo teníamos un vistazo nocturno cuando llegamos el primer día. Catania está situado bajo el volcán Etna y se ha destruido muchas veces en el pasado. El resultado ha sido una ciudad donde se puede encontrar una gran variedad de paisaje y arquitectura, una gran cantidad de edificios sucios y también gran cantidad de casas abandonadas. Por la costa no hay playas que llamen la atención, y quedan en pie viejas chimeneas de las fabricas de antaño. En todo caso, la arquitectura de la ciudad es principalmente barroca. Empezamos al visita en la Piazza del Doumo con la Fuente del Elefante (Fontana dell’Elefante) que es el símbolo de la ciudad (no me enteré el por qué) y la entrada a la elegante vía Etnea, la principal calle comercial. 

 
 

Ahí mismo tenemos la Catedral de Santa Águeda (Duomo de Catania) que es imponente y que no tuve forma de verla por dentro. Santa Águeda es la patrona de la ciudad y muy querida por los habitantes (tengo un compañero de trabajo que es de Catania y siempre cuando las mujeres celebramos Santa Águeda el nos recuerda que es su patrona). Como decía de la plaza se va a la vía Etna, aunque nosotros hicimos un recorrido como circular para acabar volviendo por la Vía Etnea a la plaza. Esta vía es la principal avenida de compras, va al norte de la Piazza del Duomo y tiene muchas iglesias. Como decía nosotros giramos y dimos una vuelta como circular viendo conventos e iglesias hasta llegar al anfiteatro romano de Catania, construido con roca volcánica, pero lo que es muy curioso ver el anfiteatro negro, no es un color habitual en el que encontrar anfiteatros romanos.

 
 
 

Diario 2013: Italia - Cefalú - dia 4

Salimos de Palermo para dirigirnos a Cefalu, antes de llegar ya se puede ver el pueblo con su catedral y el peñasco que lo cubre. Es muy difícil encontrar pueblos costeros antiguos por Sicilia debido a los ataques continuos de piratas, en cuya época asolaban el Mediterráneo. Así que este en un pueblo singular, no tiene paseo marítimo sino que sus casas están construidas sobre la roca y dan directamente al mar, sirviendo así de protección, sus calles llegan hasta la roca del peñón, sobre la que hay un castillo, que también les servía de gran protección. A los lados también tienen acantilado sin playa para encallar. Bueno, ahora si tienen una gran playa pero no hay ninguna casa antigua en esa zona por la que es la zona moderna del pueblo. Esta situación geográfica con junto con ese gran peñón les servía de defensa contra los ataques piratas. 

 
 
 
 

En la calle paralela al mar se puede encontrar el lavatorio: un lavadero árabe. Hay que baja runas escaleras para encontrar un hueco de piedras con sus rectángulos donde lavar la ropa, el agua es dulce, proveniente de un manantial de la montaña, pero tiene una entrada de agua salda. El lugar está cerrado pero se oye el mar al otro lado de la pared y cuando hay movimiento de olas por un rincón sube una cantidad de agua, directamente del mar, que luego baja (las olas). Siguiendo por esa misma calle encontramos un arco que da a una pequeña cala, Como decía, no tiene paseo marítimo, y lo más seguro es que este arco que da a la cala diera en su época directamente al mar, desde donde saldrían las barcas. Ahora da a un pequeño trozo de arena donde hay varias barcas de pescaderos y un muelle artificial, esta parte ya se ve que es moderna. 

 
 
 
 

Volviendo al pueblo antiguo tras la segunda calle paralela se encuentra la plaza principal donde se alza, tras la pared del peñón la catedral. Por dentro está inacabada y solo el altar está cubierto de mosaicos bizantinos, el resto es todo mármol de colores. La tienen como una joya bizantina porque está inacabada dado que el rey que la estaba construyendo murió y su hijo no cumplió con la petición de su padre de continuar y acabarla. Personalmente Santa Sofía tras convertirse en mezquita tampoco tiene los mosaicos bizantinos enteros así que no comparto la opinión de joya que le dan los guías. Por fuera, al igual que el resto de iglesias bizantinas, es muy poco ornamental, apenas un muro de piedra con dos torres. Al otro lado del acantilado han construido un muele deportivo, que está algo alejado del pueblo, pero es lógico dado que el enclave en el que se construyó el pueblo no daba mucha opción de salida al mar, como he dicho, para así protegerse de los piratas. A lo alto del peñón donde, aparte de la muralla, se encuentra el templo de Diana, no subimos por falta de tiempos. Y nos marchamos corriendo a Catania, done aparte de comer, teníamos que ver la ciudad antes de coger el vuelo de regreso.

 
   
 

Presentación

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