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Sedna, la diosa del mar

Miguel, el guía de Greenland Adventure, nos contó una serie de leyendas inuits cuando estuve en Groenlandia. Esta es la leyenda inuit por excelencia.

Según la leyenda, Sedna era una bella niña inuit que vivía con su padre, era la más hermosa de la isla y venían cazadores de distintos lugares para casarse con ella. Una y otra vez rechazó a los cazadores que llegaban a su campamento deseando casarse con ella porque nadie tenía tanto valor que ofrecer por ella.

Al poco tiempo, un cazador se acercó al campamento. El hombre estaba elegantemente vestido con pieles y parecía ser un muy buen partido, a pesar de que su rostro estaba oculto. El padre de Sedna, después de que el cazador le asegurará que tenía una casa cuyas paredes estaban cubiertas de pieles, y montañas de alimentos, le entregó como esposa a su hija Sedna. Y una vez casados el cazador tomo a Sedna a bordo de un kayak  y viajaron hacia su nuevo hogar.

A mitad de camino, cuando ya estaban lejos de la costa el cazador se convirtió en una gaviota, y cuando llegaron a su destino, este era un pequeño islote, no había ninguna choza, ninguna tienda, sólo rocas desnudas y un acantilado. Sedna vivió en un agujero con unos pocos mechones de pelo y unas plumas esparcidas por la roca dura y fría, que era la casa de su esposo la gaviota. La única comida que tenía para comer era pescado que traía su marido, después de un día de vuelo en busca de alimentos.

Sedna era muy infeliz y miserable. Lloró y lloró y llamó a su padre por su nombre. A través de los aullantes vientos del ártico, su padre oyó los gritos de su hija. Se sentía culpable por lo que había hecho y sabía que ella estaba triste. Entonces decidió que era hora de rescatar a su hija. Cargó su kayak y remó durante días a través de las gélidas aguas del Ártico a la casa de Sedna. Cuando llegó, Sedna  rápidamente subió a su kayak y remaron poniendo distancia con la isla.

Después de muchas horas de viaje una tormenta comenzó a formarse. La calma del océano Ártico pronto se convirtió en un vendaval que lanzaba al pequeño kayak de un lado a otro, acercándolo a los remolinos de agua. El padre de Sedna estaba muy asustado y empezó a lanzar peso por la borda, liberando al kayak, hasta que no quedo nada más que él y Sedna. Como la tormenta no amainaba e iban a hundirse irremediablemente, el padre de Sedna agarró a su hija y la lanzó por la borda al océano.

Sedna se agarró con sus manos al borde del kayak y gritó pidiendo ayuda a su padre, y luchó pero su cuerpo empezó a entumecerse en las heladas aguas del Ártico. Su padre, aterrorizado por la fuerte tormenta, sólo pensaba en sí mismo comenzó a golpear los dedos de Sedna. Sedna gritó a su padre pidiendo que se detenga pero fue en vano. Sus dedos congelados se rompieron y cayeron al océano.  Los dedos de Sedna, mientras se hundían hasta el fondo, se convirtieron en focas. Sedna se agarró al kayak de su padre con las falanges de los dedos que todavía tenía pero su padre nuevamente empezó a golpearle las manos. Una vez más, las manos de Sedna, congeladas por el mar ártico se quebraron. Los muñones comenzaron a deslizarse hacia el fondo del mar, y esta vez se convirtieron en ballenas y otros mamíferos grandes.

Sedna no pudo luchar más y empezó a hundirse. entonces la tormenta amainó y Sedna, atormentada y furiosa de rabia por lo que le había sucedido, no murió sino que llegó hasta la costa viva. ahí su padre, arrepentido delo que había hecho le pido una y otra vez perdón pero Sedna no pudo perdonarlo y cuando murió Sedna se hundió en el fondo del mar y se convirtió en la diosa del mar. Las focas y las ballenas se sientan con ella en el fondo del océano. Su cólera y furia contra el hombre es la fuerza de los mares y las tormentas violentas. Los cazadores le tiene un gran respeto.

Dicen que cuando hay una gran tormenta el chaman de la tribu debe hacer un viaje espiritual y nadar hacia ella para peinar y desenredar su largo pelo negro. Con esto, Sedna se tranquiliza y suelta a sus mamíferos para permitirles a los inuit comer de la abundancia del mar.

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