Ir al contenido principal

Recreación Los Sitios de Zaragoza - España

IV Recreación de Los Sitios de Zaragoza

Como habréis visto este año estamos de secano con los viajes, pero no por falta de ganas sino por otras razones. Así que no podía desperdiciar la ocasión de viajar en el tiempo cuando este era prácticamente al lado de casa. A finales de abril se realizaba la cuarta recreación histórica de Los Sitios de Zaragoza, montando este año el campamento en el parque Tío Jorge, en la margen izquierda del Ebro y no muy lejos del centro. Según el programa el viernes por la tarde comenzaba la apertura del campamento. A final de la tarde me acerqué al parque para ver cómo están montando el campamento, todavía no había llegado todo el mundo pero se podía ver cómo iban montando las tiendas; a un lado los franceses y los otros al otro lado. Empezó a nublarse y las gotas se convirtieron en una tormenta de esas que lanzan mucha agua en poco tiempo, y acabamos todos refugiados bajo uno de los toldos que ya estaban montados, todos apretujados porque aunque no durara mucho, la lluvia caía con intensidad. Algunas de las tiendas, por suerte, ya estaban montadas, pero todavía quedaban más por montar. Aunque no sabíamos qué hacer ofrecimos nuestras manos como ayuda, pero no sirve de mucho si no sabemos cómo sujetar los palos de madera para montar el toldo, aunque la intención debería contar. De nuevo volvió a llegar una de esas tormentas que nos obligaron a ir bajo el toldo, esta duró algo más, y la tela empezó a abombarse llena de agua, y además comenzó el viento que trajo el agua de la lluvia dentro. Si seguía así, dormir en el campamento no iba a ser cálido. Finalmente nos fuimos a cenar al mercado, al lado del campamento, donde hacen carne a la brasa bastante sabrosa y nos despedimos hasta el día siguiente. El sábado amanece soleado pero algo fresco a primera hora, por lo que salgo con la chaqueta Spencer pero también con la sombrilla, por si también hace sol. En Sevilla descubrí lo útil que es la sombrilla en esa época. Cuando llego al campamento la gente ya está en sus quehaceres, algunos junto al fuego, otros en las mesas todavía comiendo, la gente de pueblo pasea por el campamento; hombres, mujeres y niños, también la clase burguesa, y hasta la calesa está preparada, así como los caballos. En el campamento podías ver todos los personajes de la época: el pueblo llano agrupándose junto con los soldados, vendiendo viandas, apoyándolos, la clase burguesa con sus calesas, los regimientos de diversos rincones de España, todos tan diferentes entre sí, y el regimiento francés, todos tan uniformados, también podemos suponer que esas mujeres tan arregladas que acompañan a los oficiales son sus esposas o amantes, los niños correteando, la vida del campamento en la ciudad debía ser así de variada llena de color y diversidad, al fin y al cabo no es un campo de batalla sino una ciudad donde vive, trabaja y camina la gente en su día a día, porque no se quedan días enteros encerrados en casa porque estuvieran en guerra. Nosotras hacemos lo mismo, paseamos por el campamento, subimos a la calesa, saludamos a las mujeres conocidas, y curiosamente el lado francés es más abierto que el español, y en el día acabo hablando en inglés y en francés. Y pensar que siempre se me han dado fatal los idiomas, pero que útiles son para comunicarse. Y llega la peor parte de las recreaciones de este tipo: el desfile. Nos colocamos donde nos dicen y paseamos desde el parque hasta la plaza de La Seo donde, como representantes de toda la variedad del pueblo, aclamamos por Palafox. Este año se hace esperar y hasta que no aparecen las tropas españolas, un poco más tarde (una agonía tarde si me preguntan), y es que además de estar de pie esperando un buen rato, nos rodeaba la gente sin ningún orden, hasta coincidimos con una boda en La Seo. Este año podría haber sacado la cámara y no hubiera desentonado, con tanta desorganización, pero preferí disfrutar del discurso, al fin y al cabo ya tenía a una pareja de chinos a la derecha y a otro con un crió sobre sus hombros detrás de mí, y todos con móvil en la mano. Como decía, finalmente llegaron las tropas, aunque no sé cómo consiguieron colocarse dado que la plaza era un desmadre, y Palafox salió al balcón del palacio arzobispal para dar su discurso al pueblo zaragozano. Y después volvimos al desfile, que con tanta gente, tuve que correr para colocarme con la gente conocida y no quedarme atrás. Fuimos entrando a la plaza del Pilar mientras el presidente de los Voluntarios de Aragón explicaba cada grupo representativo, algo que me parece muy interesante, pero que debido a que no éramos pocos al final resultó agotador. Al lado nuestro una mujer se mareó por el calor de las dos de la tarde, a pleno sol en la plaza, y se sentó apoyada en la pared del Pilar y la cubrimos con sombrillas y abanicos mientras con agua y pañuelos húmedos la íbamos refrescando mientras alguien iba a avisar a los sanitarios, luego nos enteramos que no fue el único caso que sufrió del día caluroso y agotador. Fue algo “gracioso” como le decían a la mujer que debería haber comido algo más después de desayunar a las siete y media, bueno, yo tampoco había tomado nada, al fin y al cabo desde que te levantas y te preparas ya no paras a descansar ni un minuto, y no sé a los militares pero al pueblo nos tuvieron de pie bajo el sol muchísimo tiempo hasta que por fin llegamos a la plaza, y digamos que el sacrificio que supone estar en todo momento en la recreación no tiene nada que ver con llevar tu horario de comida, hidratación, y descanso diario. Tras la explicación en la plaza del Pilar, entré al Pilar con una recreadora de Burgos, que era su primera vez en Zaragoza, y luego fuimos andando hasta el campamento para comer, al final comimos a las tres y medía pasadas y a las cuatro abría el campamento, así de dura es la vida de la recreación. La comida la tomamos sentados en el césped del parque, bajo los árboles, junto a las tiendas, hablando con una pareja de franceses muy simpáticos, que también era la primera vez que estaban en Zaragoza. La comida en el parque fue como un picnic, aunque empezó otra vez a nublarse y acabó goteando lo suficiente para hacer que dejáramos la recreación de un picnic de época y nos metiéramos bajo el toldo del bar del parque que, por cierto, estaba lleno de recreadores, y sin duda “hicieron el agosto” ese fin de semana. Por la tarde el campamento se llenó de gente, no había ni un rincón libre para caminar. Todos los visitantes estuvieron entretenidos porque en mi paseo pude ver cómo explicaban cómo hacer licor, explicación de las distintas armas, la carga, y demás cosillas, había tantos grupos que era imposible llegar a seguir todos. Y de nuevo otra vez llegó el desfile y la batalla en el centro de la ciudad en la que afortunadamente no participamos porque había tantísima gente que resultaba un agobio, además la gente no tiene ningún conocimiento y se cruzaban por el medio mientras los recreadores cargaban las armas y se preparaban para disparar, si no hubo ningún disgusto no fue de milagro. Al igual que el otro año, nos fuimos al puente de piedra a sentarnos a descansar por fin (eso de estar tantas horas de pie agota) y esperar que acabaran de darse tiros y vinieran hacia el puente de piedra. Cuando la gente nos preguntaba por cuando iban a venir y que no cumplían el horario les decíamos que hasta que se acabara la pólvora podían tardar, pues eran como niños pequeños jugando. Al final fueron llegando poco a poco con caras agotadas, como si hubieran venido de la guerra, como efectivamente recreaban. Tan cansados estaban que se marchaban directos hacia el campamento “olvidando” que tenían que formar en el puente de piedra para hacer una sala de honor a los caídos. Hubo un momento divertido porque nosotras estábamos sentadas descansando esperando a que vinieran las tropas, y cuando empezaron a llegar y los veíamos alejarse hacia el final del puente, Palafox gritó "alto" y fuimos pasando la voz de “alto” pero las tropas siguieron andando. Luego llegó el orden al mando a mitad del puente y nos dijo ¿Dónde están las tropas? Y nosotras señalando hacia el final de puente “por ahí”, “pero si tenían que formar aquí” dice, “pues como no te des prisa acaban en el campamento”. Fue un momento divertido, para haberlo grabado. Luego volvieron las tropas y lanzaron la salva, como el puente es un espacio muy pequeño estábamos detrás de los franceses y con el humo de los disparos era como estar dentro de la batalla. Finalmente fuimos al campamento donde cenamos de nuevo en el mercado, en el sitio ese con carne a la brasa, y al final acabé echándome a la cama la una del a madrugada, porque en mis viajes en el tiempo lo que menos hago es dormir y descansar, ya lo tengo asumido. Al día siguiente de nuevo toca levantarse pronto para prepararse, cuando llegamos al campamento podemos ver a algunos preparando la pólvora y las armas para la batalla, otros todavía desayunando, algunos recogiendo y algún otro vistiéndose, o dejando que su mujeres le peine el cabello (debería ser al revés, ¿no?). Es decir, el campamento está en pleno movimiento, todos se están preparando para la batalla, ya sea con la pólvora, las armas, o los uniformes. Y de nuevo volvemos la parte de Desfile/marcha. Porque la parte del desfile del domingo siempre acaba resultando una marcha a ritmo rápido, con lo que llegas a la Aljaferia ya cansado. Este año el combate en La Aljaferia es sin caballos porque lo han prohibido, y la organización del combate es diferente, me sorprende ver que dejan acercarse al pueblo, pero es algo muy acertado, porque es lo más real que hubo, dado que aunque vinieron diversos regimientos, el pueblo también estuvo metido dentro de la ciudad y no lo veo algo inusual, en todo caso yo me quedo sentada en un rincón, porque no quiero problemas, y ya me conozco yo las recreaciones españolas. Como otros años, la recreación estuvo muy bien porque el lugar es mucho más adecuado que el centro de la ciudad. Y es que el entorno hace mucho. Como siempre muy interesante ver los combates a fuego y cuerpo a cuerpo, como caían los heridos, como corrían las aguadoras o las mujeres con el médico para auxiliar a los heridos, los cañonazos que cubrían el cielo de pólvora, y el pueblo viendo los combates, porque fue en la ciudad y no en un campo de batalla, por lo que había civiles en el lugar. Tras el combate salimos “casi” en desfile hacia el campamento y mientras esperaba que les repartieran la comida me compré un bocadillo en el mercado para comer con el resto de recreadores en el parque, y finalmente despedirme, de los viejos conocidos y los nuevos, aunque no pude decir adiós a todos. Repasando me parece que fue una recreación con muchos espectadores, tal vez porque hizo mejor tiempo que el programado hubo una gran participación de público que abarrotó el campamento, aun así pudimos disfrutar del fin de semana, de ver a recreadores que hacía tiempo que no veía, y conocer a otros nuevos. Hasta descubrí que todavía recuerdo algo de francés cuando estuve con una pareja de franceses, era la primera vez que venían a Zaragoza y habían estado en la Malmaison en la recreación con Napoleón (el recreador Mark Schneider, el mismo que tuvimos en Florencia). Lo mejor del fin de semana fue la compañía, los viejos y nuevos conocidos de la recreación porque como civil esta recreación militar tenía poquito en lo que participar, y eso que alguna vez he ido de aguadora.

Visita: Abril 2018 

Mis imágenes: Recreaciones VI España

Videos: Discurso final Recreador de Palafox (Jon Valera)

Información para viajar: Pendiente

Comentarios

Entradas populares de este blog