Desde Famagusta nos acercamos a visitar Varosha. Junto a la entrada hay un gran aparcamiento lleno de autobuses y coches, la entrada es gratis pero hay dos chicas con muy mala leche que nos acosan a preguntas, nosotros llevamos mochila por llevar chaqueta y pañuelo, por el frio del aire acondicionado y las mezquitas, y revisan para ver que no llevamos drones y no sé que más. También tienen un contador, ya que debe haber alguna limitación de aforo pues sino no tiene mucho sentido que vayan contando cuanta gente va entrar a ver el lugar. Una vez pasas la entrada ya tienes carteles explicativos y otros carteles, los importantes que seguir; que prohíben el paso a determinados sitios y que prohíben hacer fotos en algunos lugares. Aquí también hay un sitio para alquilar bicicletas, carritos de golf o patinetes eléctricos, y la verdad es que muchos en vez de caminar optan por esa opción así que hay que caminar con ojo porque es fácil que te atropellen, lo decimos porque lo vimos. La entrada es la única salida del lugar ya que sigue siendo vigilado y guardado por la ONU. Uno de los edificios más impactantes es uno donde se ve claramente que le falta un lateral de un bombardeo, y que se mantiene en pie de milagro, la guía nos comenta que apenas tuvieron de cuatro a cinco horas para evacuar toda la ciudad cuando el ataque turco aconteció. Para ponernos en contesto en los años cincuenta y sesenta Varosha era el lugar de moda de los famosos, Sophia Loren, Elizabeth Taylor, Richard Burton se alojaban en hoteles o casas de ahí. Era una ciudad agradable, tranquila, soleada y con una playa de arena que daba al increíble azul turquesa del mar. Hoteles de cinco estrellas, restaurantes caros, tiendas de moda y locales exclusivos, incluso iglesias creadas por famosos arquitectos junto a hoteles de renombre. Pero en julio de 1975, las autoridades griegas intentaron hacerse con el control de la isla para que esta formase parte de su territorio, aunque ya era un país independiente, y en ese momento los turcos con la excusa de proteger a la población turca enviaron a sus militares y ocuparon la isla, matando a todo aquel que no fuera musulmán. Los habitantes, la mayoría grecochipriotas, tuvieron que abandonar casas, hoteles y comercios en apenas de cuatro a cincos horas. Y finalmente la ONU se hizo cargo de la ciudad y prohibió visitar Varosha a cualquier persona. Se sigue considerando a los dueños de aquellas casas y hoteles como los legítimos propietarios de los mismos y la ONU dejó claro que bajo ningún concepto se podía permitir la repoblación de Varosha por cualquiera que no fuesen sus habitantes originales, es más, incluso en la página del ministerio de exteriores de España avisan que si te alojas en el norte tengas cuidado porque las casas son consideradas todavía de sus legítimos propietarios (sean estos proturos o progriegos) y muchas han sido ocupadas por inmigrantes de Turquía, y si te alojas pagando un precio estas colaborando con la ocupación ilegal de territorios, aunque estoy segura que todos los que van por su cuenta y se alojan en el norte ni lo saben o pasan del tema. Este tema fue en una resolución polémica en 1984 que los turcos acataron, entonces la ONU propuso una República Unida de Chipre con una federación de dos estados, respetando de esta manera la identidad de ambos. Aquella propuesta incluía la devolución de Varosha y Salamina a la parte grecochipriota y con ella los propietarios originales pero los chipriotas del sur votaron en contra de la reunificación de la isla ya que una de las condiciones para ello era dejar que Turquía tuviera dos bases militares en la isla, y dado el asalto de los militares turcos en los setenta, es un poco entendible que la mayoría del sur de Chipre votaran en contra. Las ciudades que iban a devolver ya estaban perdidas pero dos bases militares podrían hacerles perder más en el futuro o yo creo que pensaron así. El conductor de nuestro autobús, por ejemplo, es un exiliado del norte, escapo con su hermano mayor del lugar aunque el resto de su familia murió, y viendo que en España aun hay gente que mantiene las herias de la guerra civil vivas imaginaos una guerra de los años 70, pues más aún con el conductor coincidimos en cuatro tours y no dijo nada respecto al norte, pero como dijo una guía (su marido era exiliado del norte y vio morir a su familia) algunos callan pero no olvidan, ya que una vez pregunto si viera a quien mato a su familia si los perdonaría y solo dijo, prefiero no verlo nunca. Y la verdad, vistas las banderas griegas (más que la chipriota) en el lado sur, y las banderas turcas o de la república turca de Chipre (y ninguna chipriota) en el lado norte, es de suponer que no haya una unificación en un futuro cercano. Desde el año 2020 Varosha está abierto a las visitas, pese a que sigue estando bajo el control de la ONU. Desde la primera avenida que recorres hasta el último rincón, visitar Varosha es una experiencia alucinante. Puedes ver hoteles enormes, casas pequeñas, iglesias, edificios de apartamentos, buzones de correos. Y por supuesto la playa de Varosha, un auténtico lugar de postal con aguas de color turquesa y arena dorada, cuando llegamos había gente bañándose y es que Erdogan abrió la playa al público, cosa que no gustó nada y no ayudo a la disputa existente en Chipre. Al final hay un hotel de color azul, la guía nos comenta que es el único hotel del lugar que nunca cerro ya que durante la guerra se mantuvo también abierto. Finalmente salimos tras ver un montón de ruinas y lugares abandonados, mi amiga dice que es extraño que se mantenga así y yo le comenté queme recordaba a Belchite, que se mantiene en ruinas tal cual como quedaron tras la guerra. De aquí tomamos el camino hasta Deryneia (donde ya comenté a la ida que daba cosa hacer fotografías por el peligro de los militares turcos, pero antes de salir hacia la carretera vemos al lado derecho de la carretera, casas normales donde vive la gente, arregladas, con jardines cuidados y coches aparcados y en el lado izquierdo una alambrada y edificios completamente abandonados y en ruinas. Nuestra última parada fue en la frontera donde nos revisaron el autobús y todos los bolsos y mochilas, y aunque la guía lo aviso, hubo un listillo que compro un montón de cartones de tabaco y pro supuesto hubo que esperar a que pagara la multa y por supuesto solo le dejaron el mínimo permitido. Es curioso tanto control de aduanas, pero supongo que están acostumbrados a que los turistas acaben cayendo en la tentación de las compras, por mucho que vayan hasta con un guía que les avisa que no lo hagan.
Visita: Noviembre 2025
Mis imágenes: Instagram
Información para viajar: Pendiente

No hay comentarios:
Publicar un comentario
.