El Estado Vaticano es pequeño pero realmente grande. Hay que hacer una fila larguísima y tener mucha paciencia y no dejarse alterar porque hay bastantes riñas y discusiones para poder entrar. Lo de hacer fila pacíficamente no es algo que de verdad ocurra en Roma y es más seguro quedarse atrás que acabar mal parado. Al menos la espera y el cuidado vale la pena cuando uno consigue entrar al Museo del Vaticano, salas y salas llenas de obras de arte, está tan a rebosar que hasta se amontonan entre sí y resultan cargantes. aunque la gente que las visitas llenan más la estancia y hay que tener ojos en todos los rincones de la cabeza para no perderse detalle de nada. hasta los pasillos donde se venden los souvenir tienen los techos decorados y uno puede andar mirando al techo sin problema dado que hay tanta gente que es imposible caerse. no todo son esculturas, también hay tapices y pinturas. tanta riqueza almacenada en tan poco espacio. También se puede ver por dentro parte del
Destinos errantes: Berbe en movimiento (viajes, escapadas, visitas, recreaciones, etc.)