El Estado Vaticano es pequeño pero realmente grande. Hay que hacer una fila larguísima y tener mucha paciencia y no dejarse alterar porque hay bastantes riñas y discusiones para poder entrar. Lo de hacer fila pacíficamente no es algo que de verdad ocurra en Roma y es más seguro quedarse atrás que acabar mal parado. Al menos la espera y el cuidado vale la pena cuando uno consigue entrar al Museo del Vaticano, salas y salas llenas de obras de arte, está tan a rebosar que hasta se amontonan entre sí y resultan cargantes. aunque la gente que las visitas llenan más la estancia y hay que tener ojos en todos los rincones de la cabeza para no perderse detalle de nada. hasta los pasillos donde se venden los souvenir tienen los techos decorados y uno puede andar mirando al techo sin problema dado que hay tanta gente que es imposible caerse. no todo son esculturas, también hay tapices y pinturas. tanta riqueza almacenada en tan poco espacio.
También se puede ver por dentro parte del Vaticano, sus guardias, sus escalinatas, lamparas...y la capilla sixtina. Impresionante, tanto como la cantidad de turistas que llenan la pequeña sala para mirar por todos los lados las altas paredes y techos que adornan la capilla y que, aunque esta prohibido hacer fotos, todo el mundo se dedica a fotografiar sin pena alguna. También la Basílica de San Pablo impresiona, más por la cantidad de fila que hay que volver a hacer para entrar y descubrir que aunque en teoría es muy grande a los ojos de cualquiera el tamaño gigante de las esculturas no se nota y no resulta más grande que cualquier iglesia.Y los cientos de flases te guiaran dentro de la basílica a donde se encuentra la piedad de Miguel Angel, bien protegida por un cristal, que ya sabemos las cosas que luego pasan....os gusta el arte El Vaticano es un lugar que ver, si no os va nada el arte podéis ignorar el entrar porque todo es arte...
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