De Lituania fuimos a Estonia por las orillas del mar, ahí todo son pinos, casitas de madera, mar y más pinos. Tallin es la capital con más encanto de los Países Bálticos, aunque tampoco su casco antiguo es muy grande pero si muy bien conservado. La muralla que lo rodea, con sus torreones de tejado rojo, parece sacada de un cuento y en todas las callejuelas puedes pasear como si estuvieras en el pasado, los carros de dulces con vendedores medievales también quedan bien. Dentro de la ciudad vieja hay montones de restaurantes y terrazas para tomar unas cervezas, y queso, especialmente en la plaza del Ayuntamiento, en un rincón de la plaza está la farmacia más antigua. La mejor forma de recorrer la ciudad es perderse por las callejuelas sin rumbo fijo porque cada esquina es encantadora. Las calles cercanas a Raekoja Plats están repletas de turistas, pero caminando y caminando siempre se llega a calles más solitarias, "la pata corta" y "la pata ancha" que
Destinos errantes: Berbe en movimiento (viajes, escapadas, visitas, recreaciones, etc.)