Taichung - Taiwan

Taichung 

Como comentaba en la entrada anterior fuimos de Hualien a Taipei, y de Taipei a Taichung. El motivo principal de ir a Taichung es porque la mayoría de los tours que había mirado que hacían excursiones a la provincia de Nantou salían de aquí, y yo tenía uno en mente así que no me quedó otra que hacer parada aquí. Cuando busqué información sobre qué ver en Taichung me encontré con la población Arco Iris (Rainbow Village) que es un barrio cuyas aceras y muros han sido pintados de colores y dibujos, y alguna otra cosa, pero nada que me llamará mucho la atención por eso decidimos ir a ver el Gran Buda de Changhua. Uno de los dos sitios que me anoté para visitar en Taichung fue Miyahara y El mercado nocturno de Fengjia. La ciudad de Taichung, como el resto de las que habíamos visto en Taiwán está llena de gente por las calles, las aceras están invadidas por los comercios y las motos y hay que andar por un lateral, y los pasos de peatones son complicados, pero a estas cosas ya nos habíamos acostumbrado por lo que Taichung fue como otra ciudad más de Taiwán así, todavía de día, andamos por las calles hasta llegar a nuestra vista de la ciudad: Miyahara. Miyahara es un edificio que fue una clínica de oftalmología y que también fue la Oficina de Salud Pública del Gobierno de la ciudad de Taichung (antes de que un terremoto destruyera parcialmente el lugar junto con un fuerte tifón). Y tiene nombre japonés porque anteriormente era propiedad de un hombre japonés llamado Miyahara, durante el período de ocupación japonesa de Taiwán. Como habíamos visto durante nuestro viaje los japoneses dejaron un fuerte arraigo cultural en Taiwán, tanto en los lugares que podemos visitar como en su cultura y forma de ser, nada que ver con lo que he visto cada vez que he viajado a China continental. El edificio actual de Miyahara es una combinación de un edificio moderno acristalado construido por el actual propietario (una pastelería) y de un edificio de estilo clásico de ladrillo rojo y columnas de piedra. De esta forma es muy fácil ver la diferencia entre el edificio original japonés y el edificio actual. El lugar ahora es una pastelería donde encontrar, dulces, tés, helados, etc. pero conserva el mobiliario de la oftalmología de manera que se pueden ver los cajones de madera propios de una óptica antigua, y además los carteles del lugar juegan con los helados y las letras que se usan en las ópticas para graduar la vista. Cuando marchamos de Hualien el día anterior descubrimos que en el hall del hotel había puesto ya el árbol de Navidad, y en esta segunda semana de noviembre por Taiwán el lugar ya estaba todo decorado como si fuera Navidad. Así que no es de extrañar que cuando entramos en Miyahara todo estaba ya adornado con luces navideñas, renos, y elfos. Aún si no hubiera sido por el adorno navideño el lugar en sí es diferente, cuando se entra por primera vez te encuentras con techos altos, pisos brillantes y muebles de madera enormes. El lugar estaba lleno de gente y la pinta que tenían los helados era tan irresistible que no solo los probamos esta vez sino que al día siguiente volvimos a ir a Miyahara. En el interior del edificio el techo es de cristal decorado, y sobre los muebles hay diferentes tipos de pastas, bizcochos y demás dulces, también hay una sección exclusiva al té y la parte dedicada a la heladería. Al estar decorada en plan navideño los dependientes llevan trajes de Elfo y son tan serviciales si quieres comprar algo que parece que vayan a besas el suelo pro donde pisas. La heladería es otro tema, como todas las heladerías tiene que hacer fila si dudas mucho los elfos, quiero decir, los empleados te ofrecer a probar los distintos sabores, y es que aquí además del helado puedes pedir que te añadan fruta y tortas de piña, suncake, los dulces de almendra y dátiles. Cuesta bastante elegir aún con el papel que te dan de ayuda dado que hay más de 50 sabores de helados con diferentes tipos de frutas taiwanesas, chocolates de todo el mundo y varios tipos de té. El helado de la semana era uno que era como un búho pero creado con manzana, galletas y bola de helado. También hay que tener en cuenta que el helado más pequeño es tamaño mediano tirando a grande. La comida no nos atraerá mucho pero el dulce sí, así que tras cogernos un helado nos encaminamos a dar un paseo por la parte del río que está adornada con luces de colores y formas (pájaros de colores) y que está precisamente para que la gente pasee por ahí. Otra opción es acercarse hasta el Mercado Nocturno de Fengjia, pero como está más lejos y ya conocemos los mercados nocturnos y sabemos que no vamos a probar nada y una de mis amigas va a sufrir con el olor, no hacemos la visita. Pero no puedo evitar comentarlo, que no les guste a mis amigas no implica que no sea interesante, es que cada uno tiene sus gustos. De Taichung no visitamos más pero al final no fue una visita improductiva. 
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Changhua - Taiwan

Changhua

De Hualien salimos en tren a Taipei. Y de Taipei fuimos en tren a Taichung. Nuestros billetes de tren los compramos por adelantado en cuanto llegamos a Taiwán. El caso es que aún con más de una semana de antelación no había sitio sentado para viajar a Taichung hasta dos horas más tarde de lo que teníamos previsto, pero viajar de pie con nuestras maletas no era una opción que nos planteáramos así que este día asumimos que iba a ser mucho viaje en tren y poco ver sitios nuevos. El tren de Hualien a Taipei nos brindó vistas al océano en un lado y las montañas por el otro, y el viaje de Taipei a Taichung nos dio una visión que nos recordó nuestro viaje a Suiza con el swizz pass; todo los sitios llenos, y gente de pie en el vagón y entre vagones de forma que andar era una prueba de obstáculos humana. Supongo que debe ser un trayecto muy común y como es más barato en tren normal que en tren rápido pues se llena de gente, sino no me lo explico. Como siempre la amabilidad taiwanesa hizo que nos orientaran hacia el lado correcto de la salida de la estación para llegar a nuestro hotel. Dejamos las maletas (llegamos antes de las tres, por lo que no hay entrada a las habitaciones) y volvimos a la estación para comprar un billete a Changhua. El tren de Taichung a Changhua tarda 15 minutos, un poco más si se toma el tren local que para en todos los sitios. La impresión al llegar a Changhua fue haber cambiado de país, gritos, empujones y un ambiente chungo. Había carteles en chino y en otro idioma, y casi no podemos ver el plano de la ciudad por la cantidad de motos aparcadas en frente. Queríamos haber ido andando hasta el Gran buda. El Buda gigante se encuentra dentro de un parque que está a una media hora caminando desde la estación, pero al final nos acercamos a la parada de taxis de la estación de tren y ya que los taxistas no entienden nuestro alfabeto le enseñé una fotografía del Gran Buda y nos dio el precio, le dijimos que sí (pasábamos de regatear) y nos subimos al taxi destino el gran Buda. El taxista no parecía muy complacido con tener que trabajar, la verdad. Así llegamos a lo alto del monte Bagua (Baguashan, 92 metros) donde se alza a 22 metros la Gran Estatua de Buda. La estatua se ha convertido en un símbolo de la ciudad y del país. Para acceder al gran Buda tenemos una puerta de acceso y una cuesta escoltada con figuras de animales monjes, entre ellos empiezan a aparecer los puestos de comida que están desde el pasillo hasta la plaza con escaleras que da al Gran Buda. Lo cierto es que la comida olía muy bien, creo que es el único sitio donde a mis amigas les hubiera apetecido probarla. Aquí nos cogimos unos helados de corte y subimos al mirador de la fuente que ofrece unas inmejorables vistas panorámicas de la ciudad y del otro lado una visión completa del Gran Buda sentado. Si te acercas al Buda puedes ver de cerca los dos leones/perros que lo preceden y una de las campans (hay un cartel que prohíbe tocarla) y muchas figuras de piedra rodeando al Buda. Es posible adentrase en la estatua del Gran Buda, donde hay un pequeño santuario que ocupa varios pisos, el último piso estaba cerrado pero recorrimos el resto dado que al ser un santuario era gratuito. Se entra por un lateral y se sale por el otro, dentro hacía mucho calor pero en el camino de subida hay varias escenas de la vida de Buda, y un cartel explicando en cada planta la escena que representaba (para los que no conozcan sobre la historia, como nosotras). En la puerta de salida había una estantería con varios libros, pero estaba todo en chino. También existen algunos templos alrededor que se pueden visitar, justamente en el que se encuentra detrás del Gran Buda tienen muchos libros que son completamente gratuitos, solo que están en chino. Según leí hay hasta de recetas de cocina. El templo tras el Buda es también bastante grande, tiene varias plantas con balcones y cuando entramos estaba prácticamente vacío. Tras visitar todo lo que había en el lugar decidimos volver a la estación de tren. Como anochecía y no nos habíamos conseguido orientar, decidimos volver en taxi y no perdernos y convertir la media hora del camino del Buda a la estación en horas dando vueltas. La vuelta fue un “tonto el último”, era increíble cómo la gente iba lanzándose a coger los taxis que llegaban, después de verlo decidimos organizarnos, dado que somos tres y podemos cubrir más terreno y al final conseguimos un taxi, no tenía preparado el papel en chino para decirle que a la estación de tren pero el taxista nos entendió porque dijo “chu-chu” y le dijimos que sí y nos llevó hasta la estación de tren. De camino a la estación vimos como comenzaba una pelea y la ventanilla del taxi se mojó del agua que cayó de la botella que tiró uno y todo esto ya cerca de la estación. Con bastantes ganas de salir de ahí hicimos fila en ventanilla con el nombre de Taichung en chino para pedir el billete de tren, nos dieron uno local, pero no importaba con tal de irnos. Al ir camino al andén nos empujaron y casi tiran a mi amiga por las escaleras del golpe que le arrearon, sin pedir perdón ni nada. Es curioso lo diferente que era esta ciudad, una de mi amigas comentó que era como haber cambiado de país. Como el tren local es como un metro nos tocó ir apilados como sardinas de pie pero fue un alivio llegar a Taichung y encontrarnos con la forma de ser taiwanesa a la que nos habíamos acostumbrado en una semana en el país.

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Playa Qixingtan

Playa Qixingtan

Cuando terminamos de recorrer el parque de Taroko salimos en coche en dirección a la Playa Qixingtan , que se encuentra en el extremo norte de la ciudad de Hualien. En el camino se recorre un cementerio, con sus curiosas coloridas tumbas, una a cada lado de la carretera, y así llegamos a la playa, que es larguísima. Cuando llegamos ya estaba atardeciendo lo cual está bien dado que así la playa no estaba muy llena y los colores del cielo combinados con los del océano eran más variados. El hermoso cielo azul se encuentra con una extensión sin fin del Pacífico y en un lateral podemos contemplar las montañas y el tono rosado que sale tras ellas muestra que el sol se está ocultando. La orilla está salpicada de grava blanca y negra que es suave al tacto, aquí el guía nos encontró diversas piedras pulidas para llevarnos de recuerdo, andamos cerca del océano con tranquilidad dado que solo vimos a una chica meditando en la playa, aunque la tranquilidad con el sonidos de las olas rompiendo se ve interrumpida por los aviones que despegan del cercano aeropuerto de Hualien. Las nubes cubren las montañas que terminan en la costa y los acantilados Qingshui se pueden ver en la distancia.Es el lugar perfecto para acabar un día completo de maravillas de la naturaleza.

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Parque Nacional de Taroko - Taiwan

Parque Nacional de Taroko

El Parque Nacional de Taroko toma su nombre de un desfiladero de varios kilómetros de longitud. El Parque ocupa una gran superficie y queda dentro de los límites de tres regiones administrativas diferentes (Hualien, Taichung y Nantou). Entre las paredes del desfiladero serpentea una carretera que corta la isla de este a oeste, y por la que conducir, más allá del peligro de posibles desprendimientos, es un auténtico espectáculo. Nosotras llegamos a la puerta de entrada del parque de Taroko, es el punto donde paran varios coches para hacer la fotografía junto a la puerta, con cuidado dado que está en medio de la carretera de acceso al parque. Junto a la puerta hay un puente con unas vistas de la inmensidad del parque. Nuestra primera parada del tour por el parque es esta puerta de entrada al Parque Nacional, aunque el guía primero nos lleva a cruzar el puente a pie, dice que ese es su secreto porque la gente pasa de largo, directos a la puerta, y no se molestan en ir andando por el puente. Cuando avanzas por el puente puedes ver el océano y el curso del río, ahora baja muy escaso pero es muy amplio el recorrido de piedra porque cuando es época de tifones se llena hasta arriba de agua, resulta bastante impresionante imaginarlo. Y al otro lado se encuentran las montañas de Taroko que confluyen entre sí y que las corta el paso del río. De aquí volvemos al Arco de Taroko, la puerta de entrada al parque. Puede parecerse a cualquier otro arco que encuentre en las Chinatowns en todo el mundo, pero lo que veremos al entrar al parque no es lo mismo. Ya en lo lejos se ve el arco de la carretera creado por la mano del hombre en 1960. De aquí volvemos al coche para ir hasta el puente donde comenzaremos a hacer el Camino Shakadang, conocido como el Sendero del Valle Misterioso, y es de fácil acceso camino para todas las edades, y lleva unas dos horas realizarlo (ida y vuelta), aunque nosotras no lo haremos entero, solo hasta la parte donde se llega al pueblo tribal de Truku, y luego volvemos por el mismo camino al punto de comienzo. El puente de acceso al camino está decorado con diversos leones tallados en mármol, cada uno es diferente y en distintas poses. Desde arriba ya se puede observar el agua cristalina y azulada del río. Aunque el agua es de color turquesa está muy cristalina porque se pueden ver las piedras del fondo, y distinguir sus colores y formas. Este camino es conocido por su agua turquesa cristalina salpicada de imponentes rocas de mármol y ya al comienzo del camino se puede ver parte de esas turquesas aguas. Para comenzar el camino hay que bajar unas escaleras que dan acceso a un recorrido tallado en la roca, aquí hay que tener cuidado con la cabeza dado que la roca está escavada hace tiempo y es fácil golpearse si se es algo alto. Aun así que el camino esté tallado dentro de la roca permite tener unas vistas de la montaña cayendo hacia el río que no deja de perder su color turquesa. Hay una barandilla que separa el camino de la vegetación pero el guía nos recomienda que no nos acerquemos a ella porque, tal y como pudimos ver, es el camino preferido de todos los animales pequeños del lugar: caracoles, arañas, mantis religiosas, orugas, etc. Durante todo el camino tenemos una vista del arroyo Shakadang fluyendo suavemente entre las grandes rocas de mármol blanco del lugar, hay rincones donde forma pequeñas charcas y se pueden ver los peces pequeños que viajan a lo largo del arroyo. Vimos varios insectos en el camino pero lo mejor fueron las vistas del arroyo, de sus aguas y sus piedras de mármol. Desde aquí también se puede apreciar la formación espiral de las rocas de las montañas, marcadas hace años cuando esta tierra estaba bajo el océano. Finalmente llegamos a un pequeño mercado abierto para los visitantes que cuenta con artesanos locales y vendedores de comida que le dan la bienvenida para probar algunas delicias indígenas, el guía nos dio tres tipos de bebidas creadas por los aborígenes, no estaban mal, alguna era deliciosamente dulce pero somos muy raras para disfrutar de la bebida y comidas de ahí. De aquí volvimos sobre nuestros pasos y disfrutamos de la otra vista del camino, que ofrece otro aspecto de las montañas y el arroyo de aguas turquesas. Un recorrido lleno de colores preciosos. De aquí fuimos al Santuario de la Primavera que se construyó en 1958 para conmemorar a los 212 trabajadores que murieron durante la construcción de la Carretera Central de la Isla. Su ubicación empotrada en la ladera de la montaña y el estilo arquitectónico de la dinastía Tang hacen de este santuario uno de los lugares escénicos más famosos del Parque Nacional Taroko. El guía nos llevó con prisas para que llegáramos antes que los coreanos (palabras suyas) que llegan en grupo a fotografiar ese lugar a unas horas determinadas. El agua natural de manantial desemboca en el río Liwu a través de la parte frontal del santuario, y esta es la llamada cascada de la primavera eterna. En 1987 el acantilado del río se derrumbó y destruyó el antiguo pabellón al lado del Santuario de la Eterna Primavera. Fue reconstruido y abierto al público nuevamente en 1997 más abajo, el guía nos enseña los diversos lugares donde estuvo el templo y se puede ver que está en medio del desfiladero y que posiblemente este santuario en el próximo gran terremoto acabe destruido y tengan que construir otro más abajo. En la gruta de acceso en el camino al templo hay un recuerdo de los trabajadores muertos con sus nombres escritos en piedra y cascadas del agua del río cayendo hasta abajo. En el templo hay unas escaleras cerradas al paso que eran las que subían a la parte del santuario anterior. Aquí se mezclan las aguas de los dos ríos, una más blanquecina la otra turquesa. Y una vez visitado el templo nos encaminamos a comer al centro de visitantes, donde la comida aborigen no nos llama mucho y acabo comiendo pollo, que sin la salsa que le ponen está comestible (nosotras somos muy malas comiendo fuera de casa y los taiwaneses y los aborígenes están muy orgullosos de su comida, así que toca comer algo, aunque no nos apetezca). Donde comemos vemos la figura de una mujer con la cara marcada de líneas el guía nos explica que es la representación de una mujer de la tribu Truku, que se tatuaban así la cara en la antigüedad. Más tarde iremos a ver el museo sobre esta tribu. La siguiente parada es la Swallow Grotto, una parada obligatoria para quien visita el parque de Taroko. Esta parte más antigua de la carretera se aparta de la nueva autopista y está destinada para que se aprecie la ruta despacio, por lo que es normal ver pasar los coches, aunque el guía aparcó el suyo y como otros turistas hicimos el camino de la Gruta a pie, para poder disfrutar de las vistas de la garganta al detalle. Hay que tener cuidado con las rocas que caen al caminar por el sendero y los tours están obligados a repartir cascos a sus turistas, así que el guía fue a buscar los cascos que proporciona el parque gratuitamente y nos los trajo para que nos los pusiéramos antes de comenzar la ruta. Vimos que había gente con ellos y otros sin cascos, supongo que si vas por libre no te obligan a llevarlo como a los que van con guía. Este fue el único sitio donde tuvimos obligación de ponerlos, aunque al día siguiente hicimos un camino con más desprendimiento de rocas que este. La ruta de la Gruta está intercalada por túneles y domina la parte más estrecha de la garganta de Taroko, donde el río es más rápido. Debido a la erosión del río Liwu en un valle extremadamente estrecho y profundo los acantilados de mármol están marcados por varios huecos, que se han convertido en un lugar natural de anidación para golondrinas, de ahí el nombre de este lugar. Aquí el agua del río es más blanquecina y se puede ver el acantilado Zhuilu, el trayecto por el túnel deja ventanas que permiten disfrutar de las formaciones de las gargantas y el transcurso del río y luego llegas a un lugar donde los tunes están cubiertos por techos con formas rectangulares puestas para evitar el desprendimientos de rocas, y desde aquí podemos ver la forma redondeada que se tiene la roca como si hubieran cogido una cuchara y hubieran quitado una parte de la roca, solo que está hecho por la erosión del agua. El camino recorre el trayecto del río hasta llegar a una zona que permite ver la Roca del Jefe Indio y es que hay una roca que parece el rostro de un jefe indio americano que da al río. Aquí seguimos por el camino entre túneles de la roca, recorriendo las gargantas de Taroko hasta el final de camino donde devolvemos los cascos y vamos a camino a Buowan. Este lugar fue añadido por el guía y Buluowan significa "eco del cañón", solía ser una aldea tribal de los aborígenes Taroko. Con su terraza superior e inferior, Buluowan tiene un mirador al desfiladero de Taroko. La parte inferior alberga el Centro Turístico del Parque Nacional Taroko, que proporciona información y demostraciones sobre la historia y la cultura de la tribu Truku. El museo de artesanía de Taroko muestra telas, cestas y otras artesanías tradicionales. El recorrido es muy interesante y ofrece una vista diferente de Taiwán y del parque de Taroko, aparte de paisaje también tenemos cultura e historia de los aborígenes, cómo construían sus casas, el cómo se tatuaban (las mujeres más que los hombres, siempre imitando las formas naturales de las rocas), tejían y vivían. Además las montañas de Taroko son todavía el hogar de una parte de la tribu de los Atayal, que vive y trabaja allí, incluso algunos se encargan del cuidado de algunas partes del parque. Esta es nuestra última parada en el parque por el día de hoy. Al día siguiente volveremos a hacer otros recorridos dado que hemos tenido la suerte de que todos los caminos interesantes estén abiertos.El día comenzó nublado y presagiando lluvia pero al final tuvimos suerte, entramos de nuevo al parque a través del arco, esta vez sin parar, y nos acercamos al comienzo del Camino Lushui. Mis amigas querrían haber hecho el Camino Zhuilu pero dada la altura que tenía y nuestra forma física no me atrevía de reservar ese recorrido que lleva todo el día y hay que avisar con antelación a hacerlo para conseguir el permiso. Así que para compensarlas hicimos el camino Lushui que fue construido a lo largo de un acantilado con vista a la autopista Cross-Island, y que se asemeja en cierta medida a Zhuilu Old Trail a una altura mucho menos espectacular. La razón de la similitud es que ambos senderos formaban parte de la Old Cross-Hehuan Mountain Road de la era colonial japonesa. La altura es nada comparable pero las vistas del río y la montaña también es muy interesante. El camino es muy corto, apenas 2 kilómetros, pero incluye vistas de vegetación, un puente colgante, un túnel en la roca, y un camino escavado en la roca con vistas a la carretera de montaña y varias cascadas de agua que dan a parar al río. También desde aquí se puede ver el pabellón Yuewang y su puente colgante, que es comienzo de unos de los caminos que tiene el parque. Una vez terminado el camino nos fuimos al pabellón Yuewang para cruzar el puente colgante y nos encontramos con un cartel que indicaba que estaba cerrado por mantenimiento hasta el 30 de noviembre, sería el primero de dos puentes colgantes que nos podríamos recorrer debido a cierres. No todo iba a salir rodado en este viaje. De aquí nos dirigimos a visitar el Puente Cimu, que es el único puente en Taiwan que se construyó con mármol obtenido de Hualien. El puente es de acero rojo y está coronado al inicio y al final con dos leones de mármol blanco, desde el puente se pueden apreciar las vistas más magníficas de los enormes acantilados de mármol de las gargantas de Taroko y el río de color blanquecino. Hay un pabellón situado en una roca al lado del puente y que dice el guía que a esa roca se le llama el príncipe sapo porque parece una rana con una corona, la piedra del indio la reconocimos pero la de la rana no tanto. Estos pabellones en ambos extremos del Puente Cimu fueron construidos por Chiang Kai-shek y Chiang Ching-kuo como tributos a sus madres. Tras esta parada nos fuimos a comer antes de comenzar el camino Baiyang, esta es otra costumbre taiwanesa que entendemos, andar justo después de comer. Era sábado y el camino Baiyang ha estado cerrado durante muchos meses pero hacía solo un par de semanas que se había abierto así que había mucha gente que quería recorrerlo, debido a ello el guía nos dejó y se fue a buscar donde aparcar el coche. Mientras esperábamos al guía vimos a un policía dedicarse a multar a los coches que paraban en el parking destinado para autobuses y cuando lo vi venir le dije a mis amigas que se iba a creer que el coche que estaba al lado nuestro era nuestro. Efectivamente el policía nos preguntó y nosotras lo negamos, él se dedicó a poner la multa pero nos preguntó de dónde éramos, le dijimos que de España y nos hizo un pase torero, nos dijo que lo había visto en la televisión. Los tópicos nos identifican. Tras esperar un rato nos dirigimos hacia el túnel de acceso al camino, este camino tiene varios tunes por los que es importante llevar linterna consigo. Antes de entrar hay un cartel que te avisa sobre los desprendimientos, las avispas y serpientes venenosas, además de que lleves linterna. El primero es el túnel más largo y ancho de todos los que hay en el camino y da lugar a un espaciado rincón con vistas al río que bordeará todo el camino. Aquí podemos disfrutar de nuevo de las aguas color turquesa y de las piedras de mármol de la garganta de forma que Baiyang parece una versión pequeña de la garganta principal sobre el río Liwu. Tras un paseo junto al río llegamos al segundo túnel, estos túneles son más cortos que el primero y se necesita luz pero a veces apenas unos pasos. Se continua el camino amplio para cuidar de las rocas que aparecen caídas en el camino y así se llega al tercer túnel, después se sigue el camino cada vez más arriba del río, y con más vegetación y flora que ver junto con el agua del río, que aquí ya tiene tono más turquesa. Y llegamos a otro túnel, aquí las rocas sobresalen de forma muy geométrica y el guía nos avisa en una parte del túnel que hay que pasar rápido porque suele haber desprendimientos de rocas. Las vistas de los rápidos del río de agua turquesa son preciosas desde aquí. Y llegamos al siguiente túnel que es el antecesor a dos puentes, uno nos lleva a una bifurcación del camino, a un lado tenemos la montaña y el río y al otro la cascada Bayang, un puente colgante y el río color turquesa moviéndose rápidamente entre las rocas de la montaña. Tras disfrutar del río y las gargantas vamos hacia el puente colgante, antes de pasar hay un aviso que indica que no pueden estar más de veinte personas en él, el puente es de una sola dirección pues te lleva a una plataforma mirador que te permite observar la cascada Bayang de más cerca. Aquí se ve bien que la cascada cae desde lo alto de la montaña en diversos niveles. Y de aquí entramos al próximo túnel que nos lleva al último paso antes de entrar al túnel de la cortina de agua. Aquí el guía quería que nos descalzáramos y pasáramos con chanclas por el túnel pero el agua fría del río nos echó atrás y preferimos pasar con las botas de goretex puestas. Antes del túnel de la cortina de agua hay un pequeño paso que cruza hasta el túnel y que es donde desemboca el agua cristalina que cae en el tonel. Esa sí la probé y estaba muy fría. Una vez entras en este túnel hay dos opciones, andar por la parte del agua o por el camino elevado que hay pegado a la roca. Nosotras como la mayoría, fuimos por ahí pero eso no te evita de las caídas de agua. Digamos que este túnel es un túnel con cascadas de agua interiores, a lo que te descuidas notas como el agua cae con fuerza sobre ti. Debido a la cantidad de agua que cae dentro del túnel no saqué mucho mi cámara, que no está preparada para el agua y ya se me ha roto más de una cámara por eso. Aun así conseguí sacar alguna fotografía borrosa del túnel llamado cortina de agua, nombre muy adecuado al lugar. Las capas de agua que no nos evitaron sentir el agua fría caer sobre nosotras. No nos mojamos más allá de las manos y brazos pero si se notaba el agua caer con fuerza y sentir que estaba muy fría dado que es agua de manantial que cae directamente del techo del túnel. Fuera de este túnel podemos ver un acceso cortado que da lugar al otro túnel de este camino, que ya no se usa más. Ahora toca regresar por donde hemos venido, la naturaleza ha destruido el camino y el que queda es de ida y vuelta. Tras este camino nos fuimos al área de Tianxiang, una gran terraza fluvial ubicada en un lateral de la carretera, aquí hay mucha flora que atacó mi alergia y en este lugar, además de 7-11 y un hotel podemos encontrar arquitectura de diferentes culturas, incluido un templo chino, una iglesia occidental y vestigios de un santuario sintoísta japonés. El Templo Xiangde es la pieza central de la terraza y es un lugar popular para visitantes y fieles. En un extremo, una estatua gigante del Buda Bodhisattva se encuentra en la parte superior de la terraza, y algo más alto se encuentra la Pagoda de Tianfeng de siete pisos, erguida como una torre de vigilancia. Cruzamos los puentes y empezamos a subir escaleras hasta esta pagoda, pasando al buda, y desde aquí tenemos una observación del desfiladero y del área de Tianxiang. Visitamos el templo y luego bajamos para regresar al coche y volver a Hualien a pasar la noche. lo cierto es que tuvimos un guía fabuloso. Ya me había gustado la agencia porque me permitía elegir las paradas para visitar (más adelante las entradas de los otros sitios visitados), pero de los cinco tours que contratamos, los dos que hicimos con este guía, Vincent, fueron de lo mejor, se nota que tiene experiencia.

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Acantilados de Qingshui - Taiwan

Acantilados de Qingshui 

Como decía en la entrada de Hualien, este era nuestro punto de salido de los dos tours con guía que contratamos para ver el parque nacional de Taroko, en estos tour podía elegir los lugares que visitar así que añadí los acantilados y la playa cercana a Taroko, nuestro guía que conoce la zona reorganizó nuestras paradas y recorrido delos dos días de forma que acabamos viendo más cosas de las previstas. Fue el mejor guía de todos los tours que tuvimos. Nuestro guía nos recogió puntual en el hotel de Hualien y salimos en dirección al acantilado Quingshui, por el camino pudimos disfrutar de las montañas del parque nacional de Taroko, aunque unas espesas nubes cubrían sus cumbres presagiando lluvia, aunque al final nos salvamos de la lluvia y tuvimos un soleado día. Llegamos al área que está alrededor del acantilado Quingshui a primera hora y no había nadie pero a medida que pasamos el tiempo disfrutando de las vistas empezaron a llegar coches y autobuses de turistas. Fue una sabia decisión comenzar por aquí. El guía estacionó el coche en el lado norte del túnel de Chongde, desde esta zona no solo tenemos las montañas de Taroko alzándose sobre nosotras sino que podemos ver abajo del tono el recorrido del tren costero que atraviesa las montaña en su dirección a Taipei. Desde aquí andando se lleva a una plataforma de observación que permite disfrutar de la mejor vista del acantilado pues se puede ver la montaña del suelo al pico y también la playa y el color de las aguas del océano. El área alrededor del acantilado Qingshui ha sido designada como una de las Ocho Maravillas de Taiwán. El acantilado de Qingshui es el único lugar en el Parque Nacional Taroko donde se puede presenciar los tres tonos de color que conforman el Océano Pacífico: un azul blanquecino, uno azul más claro y un azul oscuro. Los diversos tonos de azul se deben a la profundidad del lugar. De hecho, el color de los acantilados, junto con los de la costa del Pacífico y el cielo azul impresionan.La playa de Chongde y su costa de guijarros grises complementan el mosaico de colores del lugar. Hay también una piedra gris escrita en chino, no recuerdo qué dijo el guía que decía la piedra pero es una piedra de mármol obtenida del parque de Taroko por lo que es especial. Además el pico más alto, la montaña Qingshui, se eleva 2408 metros directamente desde el océano Pacifico y no podíamos dejar de mirarlo de diversas zonas, esos colores son espectaculares. A su lado, el otro lado de la costa, también visible desde aquí, no causa tanta impresión. Aunque solo es una parada para ver el color del océano y los acantilados, merece la pena detenerse en el camino hacia el parque de Taroko.

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