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Parque Nacional de Taroko - Taiwan

Parque Nacional de Taroko

El Parque Nacional de Taroko toma su nombre de un desfiladero de varios kilómetros de longitud. El Parque ocupa una gran superficie y queda dentro de los límites de tres regiones administrativas diferentes (Hualien, Taichung y Nantou). Entre las paredes del desfiladero serpentea una carretera que corta la isla de este a oeste, y por la que conducir, más allá del peligro de posibles desprendimientos, es un auténtico espectáculo. Nosotras llegamos a la puerta de entrada del parque de Taroko, es el punto donde paran varios coches para hacer la fotografía junto a la puerta, con cuidado dado que está en medio de la carretera de acceso al parque. Junto a la puerta hay un puente con unas vistas de la inmensidad del parque. Nuestra primera parada del tour por el parque es esta puerta de entrada al Parque Nacional, aunque el guía primero nos lleva a cruzar el puente a pie, dice que ese es su secreto porque la gente pasa de largo, directos a la puerta, y no se molestan en ir andando por el puente. Cuando avanzas por el puente puedes ver el océano y el curso del río, ahora baja muy escaso pero es muy amplio el recorrido de piedra porque cuando es época de tifones se llena hasta arriba de agua, resulta bastante impresionante imaginarlo. Y al otro lado se encuentran las montañas de Taroko que confluyen entre sí y que las corta el paso del río. De aquí volvemos al Arco de Taroko, la puerta de entrada al parque. Puede parecerse a cualquier otro arco que encuentre en las Chinatowns en todo el mundo, pero lo que veremos al entrar al parque no es lo mismo. Ya en lo lejos se ve el arco de la carretera creado por la mano del hombre en 1960. De aquí volvemos al coche para ir hasta el puente donde comenzaremos a hacer el Camino Shakadang, conocido como el Sendero del Valle Misterioso, y es de fácil acceso camino para todas las edades, y lleva unas dos horas realizarlo (ida y vuelta), aunque nosotras no lo haremos entero, solo hasta la parte donde se llega al pueblo tribal de Truku, y luego volvemos por el mismo camino al punto de comienzo. El puente de acceso al camino está decorado con diversos leones tallados en mármol, cada uno es diferente y en distintas poses. Desde arriba ya se puede observar el agua cristalina y azulada del río. Aunque el agua es de color turquesa está muy cristalina porque se pueden ver las piedras del fondo, y distinguir sus colores y formas. Este camino es conocido por su agua turquesa cristalina salpicada de imponentes rocas de mármol y ya al comienzo del camino se puede ver parte de esas turquesas aguas. Para comenzar el camino hay que bajar unas escaleras que dan acceso a un recorrido tallado en la roca, aquí hay que tener cuidado con la cabeza dado que la roca está escavada hace tiempo y es fácil golpearse si se es algo alto. Aun así que el camino esté tallado dentro de la roca permite tener unas vistas de la montaña cayendo hacia el río que no deja de perder su color turquesa. Hay una barandilla que separa el camino de la vegetación pero el guía nos recomienda que no nos acerquemos a ella porque, tal y como pudimos ver, es el camino preferido de todos los animales pequeños del lugar: caracoles, arañas, mantis religiosas, orugas, etc. Durante todo el camino tenemos una vista del arroyo Shakadang fluyendo suavemente entre las grandes rocas de mármol blanco del lugar, hay rincones donde forma pequeñas charcas y se pueden ver los peces pequeños que viajan a lo largo del arroyo. Vimos varios insectos en el camino pero lo mejor fueron las vistas del arroyo, de sus aguas y sus piedras de mármol. Desde aquí también se puede apreciar la formación espiral de las rocas de las montañas, marcadas hace años cuando esta tierra estaba bajo el océano. Finalmente llegamos a un pequeño mercado abierto para los visitantes que cuenta con artesanos locales y vendedores de comida que le dan la bienvenida para probar algunas delicias indígenas, el guía nos dio tres tipos de bebidas creadas por los aborígenes, no estaban mal, alguna era deliciosamente dulce pero somos muy raras para disfrutar de la bebida y comidas de ahí. De aquí volvimos sobre nuestros pasos y disfrutamos de la otra vista del camino, que ofrece otro aspecto de las montañas y el arroyo de aguas turquesas. Un recorrido lleno de colores preciosos. De aquí fuimos al Santuario de la Primavera que se construyó en 1958 para conmemorar a los 212 trabajadores que murieron durante la construcción de la Carretera Central de la Isla. Su ubicación empotrada en la ladera de la montaña y el estilo arquitectónico de la dinastía Tang hacen de este santuario uno de los lugares escénicos más famosos del Parque Nacional Taroko. El guía nos llevó con prisas para que llegáramos antes que los coreanos (palabras suyas) que llegan en grupo a fotografiar ese lugar a unas horas determinadas. El agua natural de manantial desemboca en el río Liwu a través de la parte frontal del santuario, y esta es la llamada cascada de la primavera eterna. En 1987 el acantilado del río se derrumbó y destruyó el antiguo pabellón al lado del Santuario de la Eterna Primavera. Fue reconstruido y abierto al público nuevamente en 1997 más abajo, el guía nos enseña los diversos lugares donde estuvo el templo y se puede ver que está en medio del desfiladero y que posiblemente este santuario en el próximo gran terremoto acabe destruido y tengan que construir otro más abajo. En la gruta de acceso en el camino al templo hay un recuerdo de los trabajadores muertos con sus nombres escritos en piedra y cascadas del agua del río cayendo hasta abajo. En el templo hay unas escaleras cerradas al paso que eran las que subían a la parte del santuario anterior. Aquí se mezclan las aguas de los dos ríos, una más blanquecina la otra turquesa. Y una vez visitado el templo nos encaminamos a comer al centro de visitantes, donde la comida aborigen no nos llama mucho y acabo comiendo pollo, que sin la salsa que le ponen está comestible (nosotras somos muy malas comiendo fuera de casa y los taiwaneses y los aborígenes están muy orgullosos de su comida, así que toca comer algo, aunque no nos apetezca). Donde comemos vemos la figura de una mujer con la cara marcada de líneas el guía nos explica que es la representación de una mujer de la tribu Truku, que se tatuaban así la cara en la antigüedad. Más tarde iremos a ver el museo sobre esta tribu. La siguiente parada es la Swallow Grotto, una parada obligatoria para quien visita el parque de Taroko. Esta parte más antigua de la carretera se aparta de la nueva autopista y está destinada para que se aprecie la ruta despacio, por lo que es normal ver pasar los coches, aunque el guía aparcó el suyo y como otros turistas hicimos el camino de la Gruta a pie, para poder disfrutar de las vistas de la garganta al detalle. Hay que tener cuidado con las rocas que caen al caminar por el sendero y los tours están obligados a repartir cascos a sus turistas, así que el guía fue a buscar los cascos que proporciona el parque gratuitamente y nos los trajo para que nos los pusiéramos antes de comenzar la ruta. Vimos que había gente con ellos y otros sin cascos, supongo que si vas por libre no te obligan a llevarlo como a los que van con guía. Este fue el único sitio donde tuvimos obligación de ponerlos, aunque al día siguiente hicimos un camino con más desprendimiento de rocas que este. La ruta de la Gruta está intercalada por túneles y domina la parte más estrecha de la garganta de Taroko, donde el río es más rápido. Debido a la erosión del río Liwu en un valle extremadamente estrecho y profundo los acantilados de mármol están marcados por varios huecos, que se han convertido en un lugar natural de anidación para golondrinas, de ahí el nombre de este lugar. Aquí el agua del río es más blanquecina y se puede ver el acantilado Zhuilu, el trayecto por el túnel deja ventanas que permiten disfrutar de las formaciones de las gargantas y el transcurso del río y luego llegas a un lugar donde los tunes están cubiertos por techos con formas rectangulares puestas para evitar el desprendimientos de rocas, y desde aquí podemos ver la forma redondeada que se tiene la roca como si hubieran cogido una cuchara y hubieran quitado una parte de la roca, solo que está hecho por la erosión del agua. El camino recorre el trayecto del río hasta llegar a una zona que permite ver la Roca del Jefe Indio y es que hay una roca que parece el rostro de un jefe indio americano que da al río. Aquí seguimos por el camino entre túneles de la roca, recorriendo las gargantas de Taroko hasta el final de camino donde devolvemos los cascos y vamos a camino a Buowan. Este lugar fue añadido por el guía y Buluowan significa "eco del cañón", solía ser una aldea tribal de los aborígenes Taroko. Con su terraza superior e inferior, Buluowan tiene un mirador al desfiladero de Taroko. La parte inferior alberga el Centro Turístico del Parque Nacional Taroko, que proporciona información y demostraciones sobre la historia y la cultura de la tribu Truku. El museo de artesanía de Taroko muestra telas, cestas y otras artesanías tradicionales. El recorrido es muy interesante y ofrece una vista diferente de Taiwán y del parque de Taroko, aparte de paisaje también tenemos cultura e historia de los aborígenes, cómo construían sus casas, el cómo se tatuaban (las mujeres más que los hombres, siempre imitando las formas naturales de las rocas), tejían y vivían. Además las montañas de Taroko son todavía el hogar de una parte de la tribu de los Atayal, que vive y trabaja allí, incluso algunos se encargan del cuidado de algunas partes del parque. Esta es nuestra última parada en el parque por el día de hoy. Al día siguiente volveremos a hacer otros recorridos dado que hemos tenido la suerte de que todos los caminos interesantes estén abiertos.El día comenzó nublado y presagiando lluvia pero al final tuvimos suerte, entramos de nuevo al parque a través del arco, esta vez sin parar, y nos acercamos al comienzo del Camino Lushui. Mis amigas querrían haber hecho el Camino Zhuilu pero dada la altura que tenía y nuestra forma física no me atrevía de reservar ese recorrido que lleva todo el día y hay que avisar con antelación a hacerlo para conseguir el permiso. Así que para compensarlas hicimos el camino Lushui que fue construido a lo largo de un acantilado con vista a la autopista Cross-Island, y que se asemeja en cierta medida a Zhuilu Old Trail a una altura mucho menos espectacular. La razón de la similitud es que ambos senderos formaban parte de la Old Cross-Hehuan Mountain Road de la era colonial japonesa. La altura es nada comparable pero las vistas del río y la montaña también es muy interesante. El camino es muy corto, apenas 2 kilómetros, pero incluye vistas de vegetación, un puente colgante, un túnel en la roca, y un camino escavado en la roca con vistas a la carretera de montaña y varias cascadas de agua que dan a parar al río. También desde aquí se puede ver el pabellón Yuewang y su puente colgante, que es comienzo de unos de los caminos que tiene el parque. Una vez terminado el camino nos fuimos al pabellón Yuewang para cruzar el puente colgante y nos encontramos con un cartel que indicaba que estaba cerrado por mantenimiento hasta el 30 de noviembre, sería el primero de dos puentes colgantes que nos podríamos recorrer debido a cierres. No todo iba a salir rodado en este viaje. De aquí nos dirigimos a visitar el Puente Cimu, que es el único puente en Taiwan que se construyó con mármol obtenido de Hualien. El puente es de acero rojo y está coronado al inicio y al final con dos leones de mármol blanco, desde el puente se pueden apreciar las vistas más magníficas de los enormes acantilados de mármol de las gargantas de Taroko y el río de color blanquecino. Hay un pabellón situado en una roca al lado del puente y que dice el guía que a esa roca se le llama el príncipe sapo porque parece una rana con una corona, la piedra del indio la reconocimos pero la de la rana no tanto. Estos pabellones en ambos extremos del Puente Cimu fueron construidos por Chiang Kai-shek y Chiang Ching-kuo como tributos a sus madres. Tras esta parada nos fuimos a comer antes de comenzar el camino Baiyang, esta es otra costumbre taiwanesa que entendemos, andar justo después de comer. Era sábado y el camino Baiyang ha estado cerrado durante muchos meses pero hacía solo un par de semanas que se había abierto así que había mucha gente que quería recorrerlo, debido a ello el guía nos dejó y se fue a buscar donde aparcar el coche. Mientras esperábamos al guía vimos a un policía dedicarse a multar a los coches que paraban en el parking destinado para autobuses y cuando lo vi venir le dije a mis amigas que se iba a creer que el coche que estaba al lado nuestro era nuestro. Efectivamente el policía nos preguntó y nosotras lo negamos, él se dedicó a poner la multa pero nos preguntó de dónde éramos, le dijimos que de España y nos hizo un pase torero, nos dijo que lo había visto en la televisión. Los tópicos nos identifican. Tras esperar un rato nos dirigimos hacia el túnel de acceso al camino, este camino tiene varios tunes por los que es importante llevar linterna consigo. Antes de entrar hay un cartel que te avisa sobre los desprendimientos, las avispas y serpientes venenosas, además de que lleves linterna. El primero es el túnel más largo y ancho de todos los que hay en el camino y da lugar a un espaciado rincón con vistas al río que bordeará todo el camino. Aquí podemos disfrutar de nuevo de las aguas color turquesa y de las piedras de mármol de la garganta de forma que Baiyang parece una versión pequeña de la garganta principal sobre el río Liwu. Tras un paseo junto al río llegamos al segundo túnel, estos túneles son más cortos que el primero y se necesita luz pero a veces apenas unos pasos. Se continua el camino amplio para cuidar de las rocas que aparecen caídas en el camino y así se llega al tercer túnel, después se sigue el camino cada vez más arriba del río, y con más vegetación y flora que ver junto con el agua del río, que aquí ya tiene tono más turquesa. Y llegamos a otro túnel, aquí las rocas sobresalen de forma muy geométrica y el guía nos avisa en una parte del túnel que hay que pasar rápido porque suele haber desprendimientos de rocas. Las vistas de los rápidos del río de agua turquesa son preciosas desde aquí. Y llegamos al siguiente túnel que es el antecesor a dos puentes, uno nos lleva a una bifurcación del camino, a un lado tenemos la montaña y el río y al otro la cascada Bayang, un puente colgante y el río color turquesa moviéndose rápidamente entre las rocas de la montaña. Tras disfrutar del río y las gargantas vamos hacia el puente colgante, antes de pasar hay un aviso que indica que no pueden estar más de veinte personas en él, el puente es de una sola dirección pues te lleva a una plataforma mirador que te permite observar la cascada Bayang de más cerca. Aquí se ve bien que la cascada cae desde lo alto de la montaña en diversos niveles. Y de aquí entramos al próximo túnel que nos lleva al último paso antes de entrar al túnel de la cortina de agua. Aquí el guía quería que nos descalzáramos y pasáramos con chanclas por el túnel pero el agua fría del río nos echó atrás y preferimos pasar con las botas de goretex puestas. Antes del túnel de la cortina de agua hay un pequeño paso que cruza hasta el túnel y que es donde desemboca el agua cristalina que cae en el tonel. Esa sí la probé y estaba muy fría. Una vez entras en este túnel hay dos opciones, andar por la parte del agua o por el camino elevado que hay pegado a la roca. Nosotras como la mayoría, fuimos por ahí pero eso no te evita de las caídas de agua. Digamos que este túnel es un túnel con cascadas de agua interiores, a lo que te descuidas notas como el agua cae con fuerza sobre ti. Debido a la cantidad de agua que cae dentro del túnel no saqué mucho mi cámara, que no está preparada para el agua y ya se me ha roto más de una cámara por eso. Aun así conseguí sacar alguna fotografía borrosa del túnel llamado cortina de agua, nombre muy adecuado al lugar. Las capas de agua que no nos evitaron sentir el agua fría caer sobre nosotras. No nos mojamos más allá de las manos y brazos pero si se notaba el agua caer con fuerza y sentir que estaba muy fría dado que es agua de manantial que cae directamente del techo del túnel. Fuera de este túnel podemos ver un acceso cortado que da lugar al otro túnel de este camino, que ya no se usa más. Ahora toca regresar por donde hemos venido, la naturaleza ha destruido el camino y el que queda es de ida y vuelta. Tras este camino nos fuimos al área de Tianxiang, una gran terraza fluvial ubicada en un lateral de la carretera, aquí hay mucha flora que atacó mi alergia y en este lugar, además de 7-11 y un hotel podemos encontrar arquitectura de diferentes culturas, incluido un templo chino, una iglesia occidental y vestigios de un santuario sintoísta japonés. El Templo Xiangde es la pieza central de la terraza y es un lugar popular para visitantes y fieles. En un extremo, una estatua gigante del Buda Bodhisattva se encuentra en la parte superior de la terraza, y algo más alto se encuentra la Pagoda de Tianfeng de siete pisos, erguida como una torre de vigilancia. Cruzamos los puentes y empezamos a subir escaleras hasta esta pagoda, pasando al buda, y desde aquí tenemos una observación del desfiladero y del área de Tianxiang. Visitamos el templo y luego bajamos para regresar al coche y volver a Hualien a pasar la noche. lo cierto es que tuvimos un guía fabuloso. Ya me había gustado la agencia porque me permitía elegir las paradas para visitar (más adelante las entradas de los otros sitios visitados), pero de los cinco tours que contratamos, los dos que hicimos con este guía, Vincent, fueron de lo mejor, se nota que tiene experiencia.

Visita: Noviembre 2018

Mis imágenes: Álbum de Taiwan en Facebook e Instagram

Información para viajar: Round Taiwan Round

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