Cuevas del Drach - España

Cuevas del Drach

Como comenté ya, teníamos alquilado un coche para este día, pero era imposible recogerlo antes de las nueve de la mañana, así que para sacar el máximo partido decidimos hacer el contrato online e ir hasta la oficina antes de la hora para llegar e irnos lo antes posible. A las nueve menos cinco nos abrieron la oficina y a las nueve y cinco ya estábamos buscando el coche (que fue lo que más nos costó). Desgraciadamente el día había amanecido con lluvia, y las nubes nos acompañaron todo el día, pero con la suerte que siempre llovía cuando estábamos en el coche o dentro de algún sitio, así que dentro de lo que cabe tampoco fue tan malo como nos pareció al inicio del día. Tras coger el coche en el puerto de Palma salimos en dirección Manacor para llegar a las cuevas del Drach donde teníamos que llegar antes de las diez y media pues teníamos las entradas para esa hora. Estos dos días en Mallorca fueron un dolor de cabeza para mi programación pro tema de horarios, parece que en invierno no exista el turismo porque lo reducen todo, más concretamente solo hay cuatro visitas para estas cuevas en el día, las diez y media, las doce, la una y las tres y media. Lo que menos nos rompía la combinación de visitas era quitarnos estas cuevas lo antes posible, pues los demás sitios tenían un horario más continuado. Afortunadamente llegamos sin problemas y antes de la hora, así que después de aparcar nos dirigimos a la entrada. Si las habéis comprado la entrada a través de internet (como yo porque así tiene descuento) podéis ir directos a la entrada de la cueva. Cuando llegamos a la puerta de entrada a las Cuevas no esperábamos que hubiese tanta gente pero detrás de nosotras fueron llegando aún más, y por lo visto en temporada alta esto se debe llenar impresionablemente. Comenzamos la visita bajando unas escaleras donde ya empezamos a notar el cambio de temperatura, esperaba que la cueva fuera más fría que el exterior pero al contrario, era más cálida y al final tuve que quitarme el abrigo como el resto de turistas. Continuamos el recorrido todo el tiempo rodeados de bellas estalagmitas y estalactitas aunque apenas hay tiempo para poder mirar a todo los datos, y si te paras a hacer alguna fotografía (las fotografías están permitidas siempre y cuando sean sin flash. No están permitidos los trípodes) acabas siendo adelantado. “Los baños de Diana” son inconfundibles por el turquesa de sus aguas. Mientras vamos haciendo fotos con los guías escoba detrás de nosotros, había bastante gente y te hacía correr mucho, estaba siempre “sigan adelante, sigan adelante” por lo que no había forma de para quieto a disfrutar de las vistas, había leído al respecto pero no esperaba que habiendo menos gente de la que tienen en verano también fuera así. Siguiendo el recorrido tenemos el “Monte Nevado” caracterizado por el color blanco. Avanzamos unos metros más y divisamos un pequeño lago, aunque el agua es tan cristalina que mi amiga piensa que la engaño y que más que lago es todo piedra, porque aunque es profundo solo se ven las piedras como si apenas hubiera agua. Así que llegamos al lago Martell, donde hay una zona del anfiteatro donde te piden que te sientes porque dan un espectáculo de luz y sonido sobre el lago. Cuando llegamos a la sala con el lago, casi las últimas aunque habíamos entrado casi de las primeras, le dije a mi amiga que fuéramos lo más a la derecha y abajo posible, esto lo hice porque había leído que al salir de la cueva puedes coger una barquita y navegar el lago, o puedes hacerlo andando, y aunque fuera por poquito espacio de tiempo queríamos montarnos en la barquita. Avisaron en varios idiomas que al empezar el espectáculo estaban prohibidas las fotografías o las filmaciones y apagan todas las luces de la cueva por lo que te quedas completamente a oscuras hasta que empiezas a ver las luces del fondo del lago que traen consigo una barca con músicos dentro dando un concierto. Casualmente nuestro sitio, pese al haber llegado tan tarde, fue de los mejores porque tuvimos casi todo el concierto a nuestra izquierda sin nadie que nos evitara verlo además de oírlo. Nos estaba saliendo un día perfecto. El espectáculo consiste en apagar todas las luces de la cueva, y luego al fondo del lago aparecen unas barcas aparecen iluminadas con bombillas. En una de ellas hay unos músicos interpretando una pieza de música clásica. La acústica de la cueva es estupenda. Las barcas se van moviendo con remos por el lago, de forma que acaban en un recodo del lago, quietas por unos instantes, y tenemos una vista inmejorable del concierto, luego vuelve a retomar el camino de vuelta sin dejar de tocar mientras se alejan. El pequeño concierto dura unos diez minutos y en cuanto vuelve la luz a la cueva nos ofrecen la posibilidad de seguir el recorrido andando o cruzando el lago en las barcas. Cuando acabó bajamos las escaleras para llegar a la barca, nos montamos en la tercera barca y lo cierto es que las vistas de las estalactitas del techo desde el lago y la claridad del agua del lago vista desde tan cerca vale la pena el corto trayecto en barca. Este concierto de música clásica dentro de las cuevas se ofrece desde el año 1935. Después de salir de la barca y abandonar el lago comienza el ascenso al exterior y se acaba la visita. La cueva es muy bonita, y el lago impresionante, aunque por cuevas no es la que más nos gustó, pero es que hay muchas cuevas vistas en este viaje y es difícil elegir. La visita es muy rápida, pero es complicado conseguir hacerla con calma con tanto turista, y es o le quita encanto al lugar.

Visita: Noviembre 2019

 Mis imágenes: España I - Cuaderno Fotográfico & Instagram

Información para viajar: Cuevas del Drach

Continua el viaje...

Como alargar el viaje por Cuba se nos pasaba del presupuesto, nos sobraban unos días de vacaciones. así que decidimos aprovechar y cuando llegamos a Madrid de vuelta de Cuba cambiamos el equipaje y salimos en dirección Palma de Mallorca donde pasaríamos dos días.

El itinerario previsto era:
1 dia:
-Cuevas del Drach
- Cuevas dels hams
- cuevas de Arta
- Poblado prehistorico de Ses Païses
- Castillo y pueblo de Capdepera

2 dia:
-Palma de Mallorca
- Tras de Palma a Soller
- Soller
- Tour nocturno leyendas de Palma de Mallorca

luego veremos si fue posible hacer todo eso teniendo en cuenta el clima y los horarios de invierno...


Moverse en Palma de Mallorca durante dos días:
Ya sabéis que normalmente me muevo en transporte público o por tours pero esta vez el viaje de un día se realizó en coche de alquiler (lógicamente no conduje yo). 
Por qué no contratamos excursiones para ver la isla: El problema es que al ser invierno no encontré ningún tour que completara lo que queríamos ver (para verano si los encontré, pero era poner noviembre y dejaban de estar disponibles). 
Por qué no contratamos taxis: los taxis en la isla hacen recorrido turísticos de todo un día, pero los precios son astronómicas para dos personas como nosotras, incluso, como teníamos las tablas de tarifas de taxi de Mallorca (se pueden encontrar en internet en la página oficial), calculamos como saldría combinar taxi con autobús y/o tren, pero aun así se nos pasaba del presupuesto. 
Por qué no tomamos transporte público: porque de tren hay pocos recorridos, el único que podríamos haber aprovechado era el de Palma a Manacor, y nos quedaba la opción el autobús. Aquí he de decir que hay muchas rutas de autobús que conectan toda la isla, la página web tiene un plano donde poder encontrar el número y letra del autobús, y tiene pdf con los horarios de invierno y verano y la frecuencia de las paradas de lunes a viernes, sábados y domingos y festivos, además el precio de los autobuses es muy barato, y se ven autobuses nuevos. El problema es que el horario de invierno es muy extendido y conseguir a todos los sitios que queríamos ir era imposible, apenas da para ir y volver a uno o dos sitios porque la combinación en invierno es pésima (y eso que me cambiaron los horarios). 
Por lo que lo mejor para moverse por la isla es: el coche.
Yo no conduzco pero mi amiga sí y en España se atreve a ello, conseguimos alquilar un coche para un día (sí, estábamos dos días en la isla pero solo queríamos usar el coche un día) a buen precio, por lo que nos salió mucho mejor que el día siguiente, que acabamos usando taxi y tren y que el gasto económico subió bastante.

Las fortalezas de La Habana & El Capitolio - Cuba

Las fortalezas de La Habana y El Capitolio

El día que teníamos libre era el día que volvíamos a España, pero nuestro vuelo salía a las diez de la noche así que teníamos tiempo suficiente para aburrirnos. Lo primero que teníamos programado era una visita guiada al interior del Capitolio Nacional. La entrada está resguardada por seis gigantescas columnas dóricas en lo alto de una escalinata. A ambos lados de lo más alto de la escalera se muestran esculturas de bronce, una masculina y otra femenina, obra del italiano Angelo Zanelli. En el interior del capitolio, en una de sus salas, se ven las obras de prueba regaladas por el gobierno italiano expuestas junto con un video de cómo se diseñó la obra arquitectónica. Arriba de las escaleras, las puertas de entrada están diseñadas con imágenes de la historia de Cuba: desde el asalto a los indios por parte de los españoles hasta la última construcción del edificio. A las diez abrieron las puertas y comenzamos la visita que se dividió en grupos, a nosotras nos tocó con un grupo francés. Lo primero que ves cuando se abren las puertas del Capitolio es la alta escultura cubierta de oro en el interior del Capitolio. Las escultura es más impresionante que las brillantes láminas de oro rusos que adornan la cúpula. Esta escultura central que tiene la forma de la diosa Atenea es la Estatua de la República, una gigantesca mujer de 14,60 metros de altura y más de 30 toneladas, que simboliza la virtud tutelar del pueblo y el trabajo. Bajo la bóveda y frente a la escultura se ubica la réplica del Diamante del Capitolio, que perteneció al último zar ruso y marca el kilómetro cero de las carreteras cubanas. Nos comentó el guía que el diamante está maldito y que ha ido creando leyenda desde la familia del último zar ruso hasta el último ladrón que la robó del mismo capitolio. Aquí marchamos por el Salón de los Pasos Perdidos, llamado así por su excepcional acústica, donde el guía nos habla del salón y el edificio del Capitolio, de los escudos y detalles que adornan el lugar, donde se resalta la Republica cubana y donde presume de haber tenido el tren antes que en España, lo que es un error, porque cuando Cuba tuvo tren Cuba no era un país propio sino que era parte del país España. Mi amiga dice que luego rectificó diciendo que lo tuvieron antes que la metrópoli, no sé si será verdad. Del salón seguimos caminando por el lugar con el guía viendo diferentes salones interesantes como el Salón Baire, que fuera sala de conferencias y protocolo de la Cámara de representantes; el Salón Bolívar, que conserva su mobiliario original con espejos venecianos y que tienen un estilo recordando la época de Napoleón, el Salón Baraguá, de estilo neoclásico, que fue utilizado como zona de trabajo para las secretarías de la Cámara de Representantes, y el Salón Martí, con un hermoso cromatismo y de estilo del renacimiento italiano, la cual sirve como antesala de la biblioteca. También vistamos la sala del hemiciclo, con la madera original de las mesas y que hoy funciona como sede institucional de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral). Y la vajilla decorada del gobierno. Los salones y la decoración recuerdan a los palacios de los zares en San Petersburgo. Una vez terminada la visita, que apenas dura una hora, nos acercamos al barrio chino, que se encuentra al lado del capitolio. No lo recorrimos sino que apenas llegamos a la calle con su puerta principal. Esto es porque he visto bastante de China y de Cuba como para no interesarme recorrerlo así que llegamos a estar en la puerta y un poquito más allá. Nuestro guía en Trinidad era chino cubano y según nos dijo actualmente quedan pocos ciudadanos chinos de los muchos que ocuparon esta zona, este barrio llego a ser el segundo más importante del mundo después del de San Francisco. Se conserva la puerta de entrada y alguna calle. Aquí cerca hay un parque con la plaza de la India Habana y un árbol sagrado, esos árboles son muy parecidos a los baobab que hay en África, por esos los esclavos africanos que fueron llevados a Cuba los consideraban sagrados y entre su religión y la cristiana se creó la Santería. Muchos de estos árboles están rodeados de rejas para evitar que se toquen. Tras esperar un rato sentadas en el parque (yo ignorando a todo cubano que se acercaba) nos acercamos a encontrarnos con la guía del tour de Matanzas, el mismo día habíamos contratado un tour a medida: visitar las cuatro fortalezas de La Habana. No había ruta 3 de bus turístico y no sabemos regatear taxis, así que mejor ir con guía al otro lado de la bahía, sin contar con que nos explica más cosas y nos da múltiples opciones, son muy recomendables sus tours (Natural Cuba Travel). Como decía nos reunimos con ella y nos dio dos opciones para llegar a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Una: en barca que usan los cubanos, dos: regateando un taxi (lo haría ella), ella nos recomendaba la uno por tener una experiencia distinta en La Habana. Tomamos la opción una, que igual podríamos haber hecho por libre pero puedo decir que solo vi a una pareja de turistas en la barca. Así que nos acercamos a pie desde el Capitolio a la terminal desde donde salen las barcas, que con esto de los 500 años está toda nueva y moderna. Como habíamos tomado muchas veces la calle O’Really y Obispo la guía decidió bajar hasta la bahía través de otras calles para que viéramos la Habana profunda y tuviéramos otras experiencias en La Habana (su recomendación del lugar donde tomar daiquiris de fruta más grandes y a mejor precio que en la Floridita fue muy buena así que lo que ella sugiriera nos parecía bien). Tras verlas mí amiga y yo tuvimos más claro que nunca que nos sería muy difícil visitar la India algún día. La terminal de donde salen las barcas está al lado del museo de Habana Club (ron de Cuba) y la iglesia ortodoxa rusa de La Habana (con su oro en las cupular, ya sabemos que estos rusos en Cuba no escatiman en oro). La guía preguntó cuánto tardaban en salir las barcas, hay dos barcas que desembarcan en zonas distintas, así que es mejor no equivocarse y coger la correcta. El precio para los cubanos es 1 cup, para los turistas es 1 cuc pero como íbamos con ella, ella pagó 3 cup y entramos en la barca sin problemas. La barca va muy despacio cruzando la bahía lo que es aceptable teniendo en cuenta que se va de pie y no tiene muchos de los laterales cerrados, así que si fuera rápido sería posible que acaecieran múltiples caídas al agua de la bahía. Llegamos al otro lado de la bahía, donde tras desembarcar empezamos a subir la colina hasta el mirador del Cristo donde giramos a la izquierda para seguir subiendo y subiendo hasta la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, lo que tiene el haber subido por ese camino son las increíbles vistas que se van descubriendo de la bahía de La Habana. Entramos a la fortaleza de San Carlos de la Cabaña donde estábamos casi prácticamente solo pues los tour son al visitan y el bus turístico que lleva hasta aquí (la ruta 3) no funcionaba. El lugar es inmenso y muy bien conservado y tiene unas vistas increíbles de la bahía de La Habana, la Habana Vieja y el Capitolio. Despues de recorrerlo todo nos dirigimos andando hasta la fortaleza de los Tres Reyes del Morro, al lado, donde había un par de turistas mas más, pero como en la otra fortaleza éramos muy poco en un lugar tan grande. Aquí se puede ver bien la batería que tiene construida para evitar el acceso a la bahía de la ciudad así como el faro, que hoy en día está cerrado y no permiten subir. La guía nos comentó que los tours nocturnos que salen a las seis incluyen la vista del anochecer desde ahí, que estando en la misma la punta tiene una vista completa de La Habana y su largo malecón. Una vez salimos la guía nos dio tres opciones para regresar al otro lado. Uno: coger un taxi. Dos: vovler andando hasta el Cristo y coger la barca (decididamente no porque ente visita y visita la zona de las barcas estaba en la otra punta, bastante lejos. Tres: Hacer autostop hasta que un autobús nos para y pudiéramos cruzar el túnel subterráneo que atraviesa la bahía de la habana (construido en los años 50). Cogimos la opción dos porque ya estábamos cansadas y quedaban dos sitios más que visitar por dentro. Cogimos un taxi que era un coche ruso antiguo (no todos son americanos de los años 50, también hay mucho coche antiguo de la URSS y que tienen un aspecto muy cuadriculado). Una vez al otro lado de la bahía visitamos el castillo de las tres puntas y su giraldilla, que por dentro es mucho más pequeño de lo que esperábamos y lo que tiene es un museo con los resto de los encontrado en los pecios hundidos a lo largo de Cuba. Y tras salir de aquí, en vez de ir a la otra fortaleza preferimos ver el palacio de la capitanía general porque un amigo recreador me habló de sus uniformes y banderas expuestos (y además también tenían armas, carruajes y mobiliario). Nuevamente conseguí ver más de lo que hubiéramos visto por nuestra cuenta porque la guía sabía que había ido por tema de banderas y uniformes, y ella sabía que había más que solo los cuatro que habíamos visto, así que estuvo preguntando y preguntando hasta que descubrimos dos salas con banderas y uniformes, ambas salas estaban cerradas y sin ningún cartel, por lo que la gente no se dedicaba a abrir las puertas que estaban cerradas. la razón de ello es que los uniformes y banderas españolas estaban en salas normales mientras que los uniformes y banderas cubanas estaban en las salas climatizadas y por eso la puerta se mantenía cerrada, tanto que excepto nosotras y un turista chino que nos vio entrar y se "colo" dentro no creo que mucha más gente abriera una puerta cerrada sin letrero. Nuevamente la guía excedió las expectativas (si lo comparamos con todos los demás guías cubanos que tuvimos durante todo el recorrido). Aquí se terminó nuestro recorrido particular, hecho a medida para nosotras por Natural Cuba Travel y pasamos por el Museo Armería 9 de Abril, en la calle Mercaderes donde puedes ver las armas utilizadas en la revolución cubana, hasta llegar a la plaza Vieja donde nos tomamos otro daiquiri de frutas hasta que se hizo de noche y volvimos al hotel. El taxista vino a recogernos una hora antes de lo previsto y cuando fuimos a cambiar los euros en todos los sitios nos dijeron que tenía que ser en el aeropuerto, así que afortunadamente llegamos al aeropuerto con tiempo para hacer una hora y media de fila hasta conseguir cambiar los CUC por euros, y en mi caso hasta dólares tuve que aceptar porque no tenían billetes de cinco y apenas de diez euros.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel
Tripadvisor Natural Travel Cuba

Matanzas - Cuba

Matanzas

El tour lo contratamos con Natural Cuba Travel por internet, y si me habéis leído antes sabréis que estamos muy contentas con el resultado, fue la mejor opción, aunque hay que reconocer que no hay muchos tours a Matanzas que incluyan todo lo que queríamos ver. Salimos de La Habana en coche clásico en dirección al puente de Bacunayagua. Aquí nos encontramos un montón de turistas rusos. El puente mide más de trescientos metros con varios arcos, resulta tan alto que desde el mirador junto al inicio del puente es imposible conseguir ver donde acaban los pilares del puente, que está a unos cien metros sobre el nivel del mar. Desde aquí se pueden ver varias aves volar y sobre todo el exuberante Valle del Yumurí que resulta impresionante visto desde el puente, una vez cruzas el puente, al otro lado del valle puedes ver la desembocadura de un río y un poco más lejos el mar. Sin duda es una obra maestra de ingeniería en Cuba y el valle que lo rodea le da el toque necesario para convertirse en una atracción turística. La guía nos preguntó por qué Matanzas cuando hacía mucho tiempo que no recibía esa petición, le contamos sobre nuestro itinerario y que en la guía que tenía salía Matanzas (el castillo, las cuevas, el museo farmacéuticos) y por eso busqué un tour que llevara todo lo que queríamos ver. Que no sea el sitio más visitado no significa mucho (teniendo en cuenta que en España se vende mucho Varadero y La Habana cuando en Cuba hay mucho más). Seguimos el camino a Matanzas, y como curiosidad, de camino hay una casa en lo alto de una montaña con vistas al valle y el mar que dice el conductor que pertenece a Silvio Rodriguez. Desde aquí vamos directas el castillo de San Severino en la ciudad de Matanzas, conocida como "la Atenas de Cuba" porque durante el siglo XIX sus habitantes tenían fama de cultos. El Castillo de San Severino, la única obra arquitectónica que se conserva de los inicios de la ciudad, es en parte zona militar, por lo que tuvimos que dar la vuelta para entrar por el otro lado. La guía nos preguntó si queríamos entrar dentro y por el precio sin dudarlo dije que sí porque tenía interés en ver su diseño. En realidad es una típica construcción militar renacentista, que recuerda la concebida en Europa en siglos pasados. Su diseño es un cuadrado, compuesto diagonalmente en sus vértices por cuatro baluartes con forma de trapecios y una vista a la alargada bahía de Matanzas. Desgraciadamente en su interior han creado el Museo de la Ruta del Esclavo, sitio de recuerdo sobre los millones de negros africanos traídos a la fuerza, durante la colonia española, para enriquecerse. No es que tenga nada contra la explicación pero la guía del castillo se alargó mucho y explicó demasiado sobre la ruta de los esclavos y las exposiciones modernas y africanas traídas al castillo y basadas en la esclavitud de los africanos por los españoles y su religión, y en cambio apenas dedico tiempo para disfrutar del castillo, su arquitectura o su historia. Si llego a saberlo no entro al castillo, porque no solo me interesa saber sobre los esclavos de Matanzas, también me interesa el castillo fortaleza (razón por la que quise entrar). No hubo forma de conseguir que se callara y yo no hacía más que mirar el reloj porque llevábamos una hora y no nos iba a dar tiempo a ver el resto de lugares del tour. La última sala que nos mostró fue la Sala de los Orishas, donde se puede conocer sobre la diversidad de las religiones de origen africano y como se reconvirtieron al catolicismo para engañar a los españoles. Allí se ven varias esculturas a escala natural de sus diversos dioses (todos son familia), tapices que muestran cómo se manifestaban ante sus creyentes y tambores batá, utilizados en ceremonias y rituales. Hay cosas muy interesantes en la exposición, y aprender mucho de la cultura actual cubana y su religión, pero han de aprender a distribuir la información. Salimos corriendo del castillo y ya en el coche la guía nos comentó que no nos iba a dar tiempo a ver todo y que si ella tenía que elegir, mejor dejar fuera la subida a la ermita e ir primero a las cuevas de Bellamar, nosotros le dijimos que ella sabía más y que si recomendaba una cosa sobre la otra nos parecía bien. Efectivamente luego nos dimos cuenta que habría sido una verdadera lástima haberse perdido las cuevas que tienen una entrada aparte: Cuevas de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe.  Tras visitar las cuevas y el Mar Caribe (paramos minimamente en una playa) fuimos de camino a Matanzas y tras ver la hermosa y larga bahía nos paramos en la plaza de la Vigía, una de las principales de Matanzas y el lugar donde se fundó la ciudad. Su nombre proviene de un antiguo fuerte, derribado en el año 1850, y que estaba situado muy cerca de allí para proteger la zona de ataques de piratas. En esta plaza se sitúan algunos de los edificios más importantes de la población. Por un lado está el Teatro Sauto, uno de los mejores del país y que cuenta con una inmejorable acústica, la mansión donde se sitúa Ediciones Vigía y el Cuartel de bomberos, el Palacio de Junco y el antiguo edificio de la aduana. Es la cuna del Danzón, el baile nacional de Cuba, y se la conoce con distintos nombres como "La Atenas de Cuba", "La Venecia cubana" o “La ciudad de los puentes”. Todas ellas se crean debido a sus ríos, sus innumerables puentes (veintidós actualmente) y a la cultura inicial de su población, de ahí que se conserven grandes y hermosos palacios, teatros, editoriales que otras ciudades no tenían. En esta plaza también se encuentra el Cuartel de los bomberos de Enrique Estrada que fue inaugurado en 1900 para albergar el cuerpo de bomberos de la ciudad, uno de los más galardonados y prestigiosos del municipio. El local estaba provisto de las últimas tecnologías de la época y contaba con varias estaciones telefónicas de avisos, carros de auxilio y diferentes fuentes distribuidas por la ciudad. Actualmente en el interior se conservan algunas joyas como la bomba "Matanzas", la primera que funcionó en la región y que fue adquirida en Nueva York en el año 1864. El sitio estaba casi cerrado pero pudimos entrever varios coches. De aquí nos acercamos a uno de sus famosos puentes y luego continuamos hasta la Calle 83, una de las arterias principales de Matanzas que lleva a la Plaza de la Libertad. Justo en el centro se encuentra el Monumento a José Martí y a los pies del mismo podemos ver una escultura que está rompiendo unas cadenas. Aquí es donde podemos visitar el Museo Farmacéutico situado en una antigua botica. La entrada incluye una guía que explica detalladamente cada sala. En la visita estuvimos solo nosotras dos y nuestra guía. La farmacia fue inaugurada en el año 1882 gracias a las aportaciones del médico francés Ernest Triolet y el cubano Juan Fermín Figueroa, estuvo en funcionamiento hasta el año 1964, fecha en la que se convirtió en museo y conserva todos los muebles, decoración y artilugios originales. El museo consta de varias salas; la botica, la rebotica, la tienda, dos almacenes, el laboratorio y el patio. Empezamos la visita por la tienda que aún conserva todas las estanterías y vidrieras originales, allí pudimos ver una buena colección de medicamentos antiguos y botes de porcelana donde antiguamente se guardaban productos para elaborar las medicinas, destacan también dos grandes recipientes que cuentan con aproximadamente 100 años que se llaman el ojo del boticario porque el cristal de la botella permite al boticario ver toda la farmacia. Pasamos a la segunda sala, la rebotica, donde destaca una enorme mesa diseñada por el doctor Triolet, en ella se dispensaba antiguamente los medicamentos. Hoy en día podemos ver algunos artilugios que utilizaban para elaborar pastillas, supositorios y grageas, varios morteros y prensas. También tienen un antiguo teléfono, el libro de recetas abierto sobre la fecha del día de hoy pero de otro año. Seguimos la visita en los almacenes donde podemos encontrar antiguas jeringuillas, aparatos ginecológicos que parecen sacados de una película de terror, botellas, botes, máquinas y una de las mayores colecciones de libros farmacéuticos y recetarios con prescripciones antiguas de varios médicos de la ciudad. El laboratorio es otro de los lugares curiosos del museo, en él destaca una antigua nevera y una caja fuerte donde se guardaban medicamentos. Varias ollas, vasijas, cazuelas y fogones completan la sala. Para terminar la visita la guía nos subió a la primera planta donde se encontraba la vivienda del doctor Triolet, hoy en día se utiliza como tienda de arte y junto a las escaleras se puede ver la antigua bicicleta con la que se hacia el reparto de medicamentos. Una visita altamente recomendable si os gustan los lugares con historia donde se guardan muchísimos objetos muy buen cuidados que ya querrían varios museos. De aquí la guía nos preguntó qué queríamos hacer porque ya sabéis que una vez se hace de noche a los cubanos no les gusta estar en la carretera, así que por nuestra parte podíamos volver, el conductor también quiso así que volvimos a la La Habana. Nos dejamos el subir a la Ermita de Monserrat y contemplar desde allí las vistas de la ciudad. Aquí la sociedad catalana de Matanzas inauguró esta ermita intentando imitar la original de Barcelona, A su alrededor cuatro figuras representan las cuatro provincias catalanas. Teniendo en cuenta esto no entiendo porque se toman tan a pecho lo del esclavismo de los españoles si la gran mayoría de los esclavistas de Cuba eran catalanes. Desde lo alto de este mirador se divisa por un lado la bahía de Matanzas y hacia el otro el Valle del Yumurí. La vista de la bahía la disfrutamos subiendo a las cuevas de Bellamar así que cuando tuvimos que decir qué sacrificábamos del viaje, sin duda fue la subida a la ermita, sobre todo después de haber entrado a las cuevas. Por supuesto, si la guía del castillo no se hubiera enrollado tanto nos habría dado tiempo a todo, pero nos daba cosa cortarla y decirle “miré la visita de quince minutos nos ha llevado más de una hora ¿sabe que no vivimos aquí?”, en fin, la educación nos permitía cortarla por lo que nos quedamos sin mirador de la ermita. Pero pudimos ve todo lo demás y nos gustó cada una de las cosas, por lo que fue una excursión muy satisfactoria.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel

Cueva de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe - Cuba

Cueva de Bellamar, Cueva de Saturno y Mar Caribe

Esta visita es más fácil de hacerla desde Varadero, pero en nuestro caso nos daba igual. Desde Matanzas el conductor nos acercó a las Cuevas de Bellamar, para llegar a ellas estuvimos subiendo por una de las montañas desde donde se puede ver la larga bahía de la ciudad de Matanzas, lo que nos deja una preciosa vista desde el coche. Llegamos bastante apuradas porque no conocíamos el horario de las cuevas y aquí cuando quieren cierran. Por suerte llegamos media hora antes de que abrieran la última visita de la mañana, por lo que nos sentamos bajo la sombra de uno de los grandes árboles que hay junto a la entrada de las cuevas, y la guía fue al bar a cogerse algo para beber mientras esperábamos. Diez minutos antes de la hora abrieron las taquillas e hicimos fila para conseguirlas, hay que pagar por entrar y si quieres hacer fotografía o video hay que pagar otro ticket por cámara. Como solo iba a pagar una vez saqué solo una de las cámaras, la que me permite hacer fotografías si hago video, porque asi cubríamos el video y las fotos (mejor que pagar dos o tres veces). Y aquí es difícil hacer trampa si es lo que estáis pensando porque una vez entras al edificio que han construido alrededor de las cuevas te hacen guardar todos los bolsos en unas taquillas y solo puedes llevar encima las cámaras por las que hayas pagado. Las Cuevas de Bellamar tienen varios kilómetros de galerías, su formación se cree que empezó hace unos 300 mil años, aunque originalmente todo el conjunto estaba situado bajo el mar. En el año 1861 un esclavo chino estaba trabajando en las tierras propiedad de Santos Parga y al picar en una de las piedras encontró la entrada a la cueva. Desde entonces el Sr. Parga siguió excavando, construyó escaleras, pasamanos y finalmente instaló lámparas por todo el recorrido para hacer visitas guiadas por lo que las cuevas se convirtieron en el primer centro turístico del país. Antes de comenzar al visita en el edificio de la entrada tienes expuestas algunas piedras e información sobre las cuevas. Cuando abren las cuevas hay que descender varios escalones hasta llegar al centro de la gruta, contrariamente a lo que esperaba de una cueva (frescor al entrar) hay una gran humedad y debido a que no hay muchos respiraderos naturales el calor se hace bastante intenso. El lugar tiene lámparas pero no las iluminan hasta que acaba la visita, para hacerla más interesante apagan las luces y vas siendo guiado y descubriendo los rincones de la cueva a través de la linterna del guía y de las luces que él quiera encender. El guía te cuenta en español e inglés (había rusos, cubanos y nosotras – los cubanos se identifican por lo ruidosos que son-) mucha información sobre la cueva y además es muy chistoso y le gusta contar anécdotas o chistes sobre la cueva para hacer más entretenida la visita. Primero llegamos al Salón Gótico que es una gran sala con estalactitas y estalagmitas, de aquí pasamos por unos túneles que nos hacen agacharnos por la posibilidad de llegar a golpear con las piedras de la cueva, que en este lugar son de un blanco brillantes debido a la sal. Un poco más adelante nos encontramos con tonos blancos, azules, verdes, marrones, etc. Y todo depende de la sal que se va cristalizándose. De aquí llegamos a un lugar donde podemos ver perfectamente muchas helictitas, que crecen en muy pocas partes del mundo y cuyo crecimiento es de forma horizontal (ni hacia arriba ni hacia abajo como las estalactitas y las estalagmitas).Tras pasar esta zona llegamos a un respiradero artificial para refrescar el ambiente. Y así llegamos a las fuentes del amor y de la juventud (y según el guía al lado de la del amor la del divorcio), donde podemos acercarnos a ella y tocar su agua. Seguimos caminando entre estalactitas y estalagmitas hasta llegar a los baños de Diana o de la turista perdida porque dice el guía que un día una turista se metió en esa agua para bañarse y ya no volvió a salir. Esta zona es una amplia sala donde al lado de las columnas formadas por el agua hay un pequeño río subterráneo que se adentra en la roca y va haciéndose más profundo. Hasta aquí llega el recorrido, y el regreso es por el mismo camino, solo que ahora con todas las luces encendidas. A quien les guste las cuevas es más recomendable que la cueva del Indio, pero muchísimo más. Tras visitar las cuevas de Bellamar nos dirigimos a las Cuevas de Saturno para darnos un baño antes de comer y visitar la ciudad de Matanzas. Tomamos el camino para entrar a la cueva cuyo acceso me recuerda a los cenotes que vimos en México, dejando atrás la vegetación descubrimos la cavidad de la cueva y el hermoso color azul de sus aguas tremendamente cristalinas. En el agua hay un grupo de turistas con chalecos salvavidas, cuando se marchan baja el socorrista para echarnos un ojo a nosotras, pero nosotras no necesitamos chalecos, y tenemos bastante miedo a los “bichos” como para acercarnos a la zona más profunda de la cueva a la que está prohibida la entrada. La cueva tiene 20 metros de profundidad y tiene galerías donde puedes tropezarte con algunos camarones ciegos nadando como si nada en sus aguas, y es que gracias a la claridad de sus aguas, una vez estés dentro de ella podrás ver el fondo sin ningún problema, supongo que hacer snorkel permitirá ver más, pero es tan clara el agua que podemos ver el fondo de las rocas sin necesidad de meter la cabeza bajo el agua. Es bastante impresionante la presencia de estalactitas y estalagmitas naturales de la cueva, producto de las filtraciones del agua que en ella abunda, lo que también quiere decir y significa que en sus orígenes no estaba inundada. Aunque estábamos maravillosamente bien dentro del agua cuando se nos empezaron a arrugar las manos decidimos que era hora de salir y disfrutar del resto de Matanzas. En el lugar hay baños disponibles para cambiarte y si te apetece también hay una cafetería para tomarte algo. Una visita muy recomendada. Muchísimo mejor que la cueva que visitamos en Viñales. Cuando acabamos el baño antes de volver a Matanzas paramos en una playa donde se alquila para hacer snorkel y buceo, simplemente fueron unos minutos para poder ver el mar Caribe con sus tonos azules y verdes y poder observar los arrecifes de coral y como chocan las olas contra ellos antes de marcharnos de cuba, esto fue porque la guía sabía que antes de irme de Cuba quería ver algo de playa. Como ya dije, muy recomendable la excursión con Natural Cuba Travel porque tiene en cuenta todo lo que les dices que te interesa, para según el horario ir ajustando las visitas. De esta forma pude ver el mar Caribe antes de marcharme.

Visita: Noviembre 2019

Mis imágenes: Cuba - cuaderno fotográfico

Información para viajar: Natural Cuba Travel

Mar Caribe

Cueva de Bellamar
Cueva de Saturno

Presentación

Curriculum Viajero - Presentación