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Cuevas del Drach - España

Cuevas del Drach

Como comenté ya, teníamos alquilado un coche para este día, pero era imposible recogerlo antes de las nueve de la mañana, así que para sacar el máximo partido decidimos hacer el contrato online e ir hasta la oficina antes de la hora para llegar e irnos lo antes posible. A las nueve menos cinco nos abrieron la oficina y a las nueve y cinco ya estábamos buscando el coche (que fue lo que más nos costó). Desgraciadamente el día había amanecido con lluvia, y las nubes nos acompañaron todo el día, pero con la suerte que siempre llovía cuando estábamos en el coche o dentro de algún sitio, así que dentro de lo que cabe tampoco fue tan malo como nos pareció al inicio del día. Tras coger el coche en el puerto de Palma salimos en dirección Manacor para llegar a las cuevas del Drach donde teníamos que llegar antes de las diez y media pues teníamos las entradas para esa hora. Estos dos días en Mallorca fueron un dolor de cabeza para mi programación pro tema de horarios, parece que en invierno no exista el turismo porque lo reducen todo, más concretamente solo hay cuatro visitas para estas cuevas en el día, las diez y media, las doce, la una y las tres y media. Lo que menos nos rompía la combinación de visitas era quitarnos estas cuevas lo antes posible, pues los demás sitios tenían un horario más continuado. Afortunadamente llegamos sin problemas y antes de la hora, así que después de aparcar nos dirigimos a la entrada. Si las habéis comprado la entrada a través de internet (como yo porque así tiene descuento) podéis ir directos a la entrada de la cueva. Cuando llegamos a la puerta de entrada a las Cuevas no esperábamos que hubiese tanta gente pero detrás de nosotras fueron llegando aún más, y por lo visto en temporada alta esto se debe llenar impresionablemente. Comenzamos la visita bajando unas escaleras donde ya empezamos a notar el cambio de temperatura, esperaba que la cueva fuera más fría que el exterior pero al contrario, era más cálida y al final tuve que quitarme el abrigo como el resto de turistas. Continuamos el recorrido todo el tiempo rodeados de bellas estalagmitas y estalactitas aunque apenas hay tiempo para poder mirar a todo los datos, y si te paras a hacer alguna fotografía (las fotografías están permitidas siempre y cuando sean sin flash. No están permitidos los trípodes) acabas siendo adelantado. “Los baños de Diana” son inconfundibles por el turquesa de sus aguas. Mientras vamos haciendo fotos con los guías escoba detrás de nosotros, había bastante gente y te hacía correr mucho, estaba siempre “sigan adelante, sigan adelante” por lo que no había forma de para quieto a disfrutar de las vistas, había leído al respecto pero no esperaba que habiendo menos gente de la que tienen en verano también fuera así. Siguiendo el recorrido tenemos el “Monte Nevado” caracterizado por el color blanco. Avanzamos unos metros más y divisamos un pequeño lago, aunque el agua es tan cristalina que mi amiga piensa que la engaño y que más que lago es todo piedra, porque aunque es profundo solo se ven las piedras como si apenas hubiera agua. Así que llegamos al lago Martell, donde hay una zona del anfiteatro donde te piden que te sientes porque dan un espectáculo de luz y sonido sobre el lago. Cuando llegamos a la sala con el lago, casi las últimas aunque habíamos entrado casi de las primeras, le dije a mi amiga que fuéramos lo más a la derecha y abajo posible, esto lo hice porque había leído que al salir de la cueva puedes coger una barquita y navegar el lago, o puedes hacerlo andando, y aunque fuera por poquito espacio de tiempo queríamos montarnos en la barquita. Avisaron en varios idiomas que al empezar el espectáculo estaban prohibidas las fotografías o las filmaciones y apagan todas las luces de la cueva por lo que te quedas completamente a oscuras hasta que empiezas a ver las luces del fondo del lago que traen consigo una barca con músicos dentro dando un concierto. Casualmente nuestro sitio, pese al haber llegado tan tarde, fue de los mejores porque tuvimos casi todo el concierto a nuestra izquierda sin nadie que nos evitara verlo además de oírlo. Nos estaba saliendo un día perfecto. El espectáculo consiste en apagar todas las luces de la cueva, y luego al fondo del lago aparecen unas barcas aparecen iluminadas con bombillas. En una de ellas hay unos músicos interpretando una pieza de música clásica. La acústica de la cueva es estupenda. Las barcas se van moviendo con remos por el lago, de forma que acaban en un recodo del lago, quietas por unos instantes, y tenemos una vista inmejorable del concierto, luego vuelve a retomar el camino de vuelta sin dejar de tocar mientras se alejan. El pequeño concierto dura unos diez minutos y en cuanto vuelve la luz a la cueva nos ofrecen la posibilidad de seguir el recorrido andando o cruzando el lago en las barcas. Cuando acabó bajamos las escaleras para llegar a la barca, nos montamos en la tercera barca y lo cierto es que las vistas de las estalactitas del techo desde el lago y la claridad del agua del lago vista desde tan cerca vale la pena el corto trayecto en barca. Este concierto de música clásica dentro de las cuevas se ofrece desde el año 1935. Después de salir de la barca y abandonar el lago comienza el ascenso al exterior y se acaba la visita. La cueva es muy bonita, y el lago impresionante, aunque por cuevas no es la que más nos gustó, pero es que hay muchas cuevas vistas en este viaje y es difícil elegir. La visita es muy rápida, pero es complicado conseguir hacerla con calma con tanto turista, y es o le quita encanto al lugar.

Visita: Noviembre 2019

 Mis imágenes: España I - Cuaderno Fotográfico & Instagram

Información para viajar: Cuevas del Drach

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