Ruta Nacimiento Río Pitarque - España

Ruta Nacimiento Río Pitarque

Como decía, desde the silent route llegamos a Pitarque. Entramos camino al pueblo y antes de llegar al mismo centro del pueblo hay un aparcamiento donde dejar los coches. Aparcamos y caminamos hacia al pueblo, la plaza que nos encuentra tiene un frontón y un bar restaurante. Seguimos recorriendo el pueblo pasando por sus casas cuidadas con detalle, flores adornando sus balcones, y relojes de sol pintados en sus muros. Pasamos junto a la fuente, arriba podemos ver la iglesia y al lado el lavadero, muy bien conservado. Desde aquí enseguida nos encontramos con una calle con vistas a las montañas y un cartel indicando el camino al Nacimiento del río Pitarque. La ruta es sencilla y no muy dura ya que durante todo el trayecto vimos familias con niños. El camino de inicio es de tierra y piedra, muy seco, pero con vistas del pueblo y el risco de Peñarrubia dominando todo el paisaje. Hay un parque de granjas al iniciar el camino, pero prácticamente todo lo que nos rodea es paisaje: campos de labor, montañas rojizas, y a mitad de camino de la ermita un santo en medio del camino. Todo este camino tiene algo muy especial, y es que todo el cañón y montañas que lo rodean tienen un tono rojizo y unas formaciones que me recuerdan a las zonas del Gran Cañón. Así que la comparativa de la ruta 66 con the silent route tiene su sentido, al menos paisajístico. Pero si no os apasionan ver solo formaciones y cañones rojizos junto al cielo azul enseguida llegamos a la ermita de la Virgen de la Peña, junto a la ermita podemos escuchar el río y asomándose junto a la misma se pueden vislumbrar sus claras aguas que de tan cristalinas toman el tono de lo que les rodea, en este caso un tono verde tomado de la intensa vegetación verde. Cerca de la ermita está el desvío del sendero GR 8.1. Nosotros tomaremos el camino de la izquierda que sigue paralelo al río Pitarque, y aunque la vegetación no nos deja verlo perfectamente de repente tenemos una vista de un chorro de agua cayendo de la montaña. Se ve desde lejos y cuando nos acercamos nos encontramos con una gran cascada de agua entre medio de una frondosa vegetación. El guía nos comenta que cuando hizo la excursión en abril la cascada estaba seca, así que somos afortunados porque es una vista ideal. Baja con mucha fuerza justo junto al camino por lo que hay que atravesar la pasarela de madera con bastante rapidez para no acabar empapado porque realmente te acabas duchando. Pero lo cierto es que es como estar de camino al interior de la cascada así que es un deleite pasar despacio por la pasarela hasta volver al camino de tierra. A partir de aquí el camino se complica, no en cuanto a dificultad técnica sino a que más que tierra es barro y agua, a ratos casi parece que estemos andando entre las piedras del río en vez de entre el camino y es que de vez en cuando nos encontramos con cascadas pequeñas de agua que bajan entre las rocas y la vegetación. Lo más conveniente para hacer esta ruta es llevar calzado preparado para el agua porque sin duda te vas a mojar los pies. Andando llegamos al viejo edificio de la central hidroeléctrica de Pitarque donde se encuentra el merendero, y varias flores en el césped. Seguimos caminando de nuevo entre el cañón y la vegetación con el río más abajo, hay algún sendero que permite bajar hasta el mismo río, pero a parte de una compañera del grupo nadie más baja ya que sabemos que en algún momento acabaremos junto al mismo río. Un poco más adelante nos encontramos con un cartel y unas escaleras que avisan del peligro de caídas, según el guía por esa zona se puede llegar hasta el mismo nacimiento y tener una vista de él, aunque esa parte del camino si ya es más complicada. De aquí llegamos a un puente donde tenemos ya una vista increíble del río, por un lado sus aguas claras y verdes entre las rocas rojizas del cañón a ambos lados, y al otro lado las cascadas que forma el río a su paso pro una cavidad redondeada natural de la roca que parece un túnel sin llegar a estar cerrado. Desde aquí caminamos entre la roca hasta llegar a una amplia explanada que nos permite estar junto al mismo río y sus cascadas. La vista de las cascadas que forma y el color del agua es espectacular. Además, como no hay muchísima agua hay bastante zona seca y agujeros de tierra donde poder sentarnos junto al agua del río y disfrutar del paisaje y la zona. Cada rincón tiene detalles preciosos. Es sin duda una de las rutas que más me ha gustado de todas. Muy recomendable. Desde aquí tenemos unas grapas que nos permiten llegas hasta lo que se conoce como la chimenea, ya que tiene forma de ella y por lo que he visto en fotografías a veces, según el caudal de agua, cae agua en cascada por ahí. En este tiempo está seca, lo que permite pasar junto a ella camino al mismo nacimiento del río. Pero por este lado conseguir llegar al mismo nacimiento implica mojarse los pies dado hay que cruzar el río hasta llegar al otro lado donde encontrar más cadenas y grapas que nos permiten subir hasta el Ojal de Malburgo, donde nace el río Pitarque. Aún así tres de nosotros nos decidimos seguir al guía hasta ahí para vernos recompensadas con las vistas, el agua que nade del río tiene un tono turquesa impresionante, y luego se va aclarando a medida que le da la luz del sol y se ven perfectamente las piedras del suelo debido a lo cristalina que es el agua, así como el cañón abriéndose a mitad del río. En vez de volver por el mismo sitio el guía se mete al río y nos lleva a través del río a la zona donde está la chimenea. Lo cierto es que las botas podían aguantar el agua de antes, porque no era mucho trozo, pero lo que es andar en medio del río ya es otro tema. Cuando llegamos estamos todos con los calcetines y las botas mojadas, pero hace muy buen día y suficiente calor, por lo que no hay problemas con andar con los pies mojados un rato (nada que ver con lo que me paso en Beitou donde pille un buen catarro por andar con los pies mojados). En cualquier caso el camino por el río es un placer por las vistas que nos ofrece, y aunque no soy amiga de las aguas de ríos y lagos esta está tan limpia y cristalina que es un placer entrar (sí, está fría, pero es aceptable), aunque si llegamos a ir un poco más lejos me mojo el pantalón, que no iba preparada para esta situación (el agua me llegó hasta la rodilla). Después regresamos por el mismo camino hasta la parte de las escaleras, el resto del grupo sube por ahí las grapas para ver el nacimiento desde el otro lado, te da una vista de enfrente pero no de cerca, y no te deja meterte en el río. No hay forma de dar un rodeo porque la cueva no es apta para no espeologos. Me dijeron que esta era una mejor vista de la cascada del nacimiento, pero esta vez no hay cascada, así que la vista es igual. Cuando regresan el resto del grupo retomamos el camino de vuelta, y cuando llegamos de nuevo a altura de la ermita nos sentamos para comer, ya que es un lugar ideal donde hacerlo porque tenemos sombra, mientras que en el merendero no hay. Una vez terminamos de comer volvemos al pueblo, para tomar algo, ir al baño y descansar antes de salir de regreso.

The Silent route: Organos de Montoro - España

The Silent Route: Organos de Montoro

Volvemos a tomar the silent route, pero esta vez recorremos más camino por lo que podemos disfrutar de sus curvas y paisajes. El paisaje es espectacular, lleno de curvas que para los que se marean pueden sentar algo mal, pero que aun así merece mucho la pena por los preciosos paisajes que nos ofrece. Tenemos también carteles de entrada y salida como en la Route 66, donde se inspira esta ruta ya que por aquí hay cañones y piedras de tonos rojizos que nos recordaran mucho a esa zona. De Camino a Pitarque pasamos junto a los Órganos de Montoro. A la ida tengo las mejoras vistas, solo que como estaba mareada no tengo fotografías, pero a la vuelta, aunque con peores vistas de ese lado, pude disfrutar de los Órganos de Montoro (desde siempre me mareo por la mañana, pero no por la tarde). Pero aquí ando contándoos lo que ver sin contarlo, los órganos de Montoro son un conjunto natural formado por una gran cantidad de agujas pegadas a la montaña, y el nombre viene dado debido a su parecido con un órgano. Son unas vistas espectaculares, por lo que se recomienda hacer lo que dice el cartel de acceso a the silent route: conducir despacio para disfrutar de las vistas. De aquí nos acercaremos Pitarque, dentro de la ruta del silencio, para hacer el trayecto al nacimiento del Río Pitarque.

Ibon de Plan - España

Ibon de Plan

Marchamos este domingo al Pirineo, para ir variando, la semana pasada fuimos a Teruel, esta semana a Huesca. Vamos al Ibón de Plan o Basa de la Mora, para llegar hasta ahí tenemos dos opciones, subir andando o bien en el coche hasta el refugio. Como subimos en coche el recorrido en coche resulta bastante largo porque el camino es largo de subida por una zona no asfaltada donde es difícil correr mucho. Desde el pueblo de Saravillo podemos entrar a una pista, para ello hay que sacar un ticket, según el cartel hay que sacar si subes en vehículo, si vas a coger setas, y otras actividades varias. Desde aquí hay una pista de unos once kilómetros que nos lleva al refugio de Lavastar, el acceso es complicado, ya que conforme te acercas al refugio aumentan los agujeros en la misma por lo que puede llevarte una hora. También vimos gente en bicicleta y uno andando, pero si en coche 11km son un ahora en otros vehículos os podéis imaginar. Durante la subida no hay que perder de vista los carteles porque hay alguna bifurcación. El ibón del Plan también se llama Basa de la Mora, para tenerlo en cuenta. El camino en coche está rodeado de alta vegetación, principalmente pinar, por lo que son muy contadas ocasiones las que se puede tener vistas de la altura a la que se está llegando. Eso sí, cuando se ve hay unas vistas impresionantes. Sabes que estas llegando al refugio cuando encuentras una explanada llena de coches. Desde ahí hay que continuar andando hasta el ibón, esta vez solo unos pocos kilómetros. Como decía llegamos al refugio, y lo principal de ahí no es la cabaña de refugio sino las visas de las montañas y los picos que nos rodean y que se ven sin dificultad desde ahí arriba, ya que los árboles quedan todos más bajos y ya no limitan la vista. Junto al refugio comienza un pequeño camino en descenso, el recorrido hasta el ibón es fácil y vimos a bastantes familias con niños tantos a la ida como a la vuelta. El inicio del camino está rodeado por un bosque de pino negro y abetos que conduce hasta el valle. Aquí nos encontramos un manto de flores azules sobre un césped verde y unas montañas de piedras. Las flores están en perfecto estado, de un color tan intenso, también hay otras como cardos, pero de tono violeta claro, uno que nunca había visto. Así llegamos hasta el ibón, ahí la mayoría de la gente está sentada a la sombra, a la orilla del lago. Andando hasta una zona donde sentarnos podemos comprobar lo seco del terreno y las marcas del descenso del agua del lago. Está tan seco que parece la tierra del desierto. Una pena. Nosotros comimos a la sombra de los pinos como el resto de las personas que habían subido hasta ahí y luego decidimos dar la vuelta al lago del ibón. El camino hasta la base de la montaña está marcado, por lo que se puede ver fácilmente la cantidad de agua que se ha secado y hasta donde llegaba antes. Entre la orilla actual y la antigua se encuentran unos cuantos troncos de árboles secos y rotos. Una vez cruzamos el pequeño riachuelo que alimenta el lago (sin duda es un año de sequía), el resto del camino hasta dar la vuelta se complica algo más dado que las piedras y los troncos de los árboles se van cruzando entre medias del camino, y como las rocas son grandes, pequeñas, se mueven y otras no el camino se torna lento para evitar caídas innecesarias. Aún así es un recorrido que vale la pena porque las vistas del agua cristalina, luego verdosa, luego azul del lago junto con el paisaje de las montañas y los arboles es como una postal. Caminando nos encontramos en el agua una rana (ya habíamos visto varios renacuajos) y el paisaje que sigue siendo precioso. Y así terminamos de dar el rodeo y volver de regreso hacia el refugio. Al a vuelta aún encontramos varios coches que subían al ibón aunque ya era por la tarde.

Visita: Julio 2021

Mis imágenes: Álbum Página de Facebook

Información para viajar: Aragon Xperience

El Bosque de las Hadas de Montoro de Mezquita - España

El bosque de las Hadas (Montoro de Mezquita)

Tras visitar las Pasarelas de Valloré cruzamos de nuevo el pueblo de Montoro de Mezquita para llegar al lavadero del pueblo y la marquesina de la parada del autobús para buscar el Bosque de las Hadas. Una vez pasado el lavadero hay un poste con varios carteles, otras rutas que hay por el pueblo, como una hacia una ermita, pero también otra menso natural como es el Bosque de las Hadas. Camino al boque de las hadas tenemos unas magníficas vistas del pueblo de Montoro rodeado por la montaña, así que ya solo el paseo vale la pena. El recorrido de este bosque está formado por 34 puntos donde aparecen hadas, duendes y los lugares donde habitan. Como somos así el grupo entra por la salida en vez de por la entrada así que empezamos a contar a las hadas y duendes por el número 34. Cuando entras en el boque tienes que estar atento porque a veces los objetos son visibles, pero otras están más ocultos entre la naturaleza. El recorrido consiste en ver las hadas y duendes que se han ido nombrando con nombres de la naturaleza y sus casas, algunas son creadas manualmente por los niños de un colegio otras son creadas usando los troncos, las rocas, las piñas y demás plantas. También hay una hoja fosilizada en piedra y te ponen un cartel invitándote a descubrirla. Sin duda es un camino para hacer con niños que disfrutan más de estos recorridos. Y hay que estar atentos, porque también hay pájaros creados manualmente colocados en las ramas de los árboles que pueden pasar desapercibidos, así como farolillos y varias casetas de pájaros multicolores, un reloj solar y toda una variedad de cosas con la que entretener a los más pequeños. Al inicio de la ruta (que yo vi al final) hay un escrito que da la bienvenida a los visitantes que lleva por título ‘La leyenda de las hadas y los duendes’.

Pasarelas de Vallore - España

Pasarelas de Valloré & Montoro de Mezquita

Salimos de Zaragoza dirección al Maestrazgo, y cuando entramos en The Silent Route (hay un gran cartel indicando “Bienvenido. Rutas Aragon Slow Driving. The Silent Route”) yo ya estoy mareada y empiezan las curvas, menos mal que llegamos pronto a Montoro de Mezquita, el pueblo donde comenzar el recorrido a las pasarelas, porque estoy a punto de vomitar como cuando era pequeña. Que mal me sienta la carretera por las mañanas. Afortunadamente por el camino no había coches y aunque no se pueden evitar las curvas, sin caravana se va mejor. Como decía, llegamos a Montoro de Mezquita, para llegar al pueblo hemos tenido que dejar la carretera principal y meternos por una carretera más estrechas donde no caben dos coches. En el pueblo hay una gran explanada indicada como Parking donde aparcamos nosotros solos. Como no hemos hecho ninguna parada desde que hemos salido nos ponemos a recorrer el pueblo en busca de un bar donde tomar un café, pasamos por la playa Mayor del pueblo, las casas están muy cuidadas y los escudos reformados, pero no hay nadie en la calle. Y así llegamos hasta la iglesia donde encontramos a gente sentada en el patio de acceso, al parecer pronto toca misa. Le preguntamos por el bar y nos dicen que lo abrirán cuando acabe la misa, así que nada, castigados sin café pre andada. Tocan las campanas y cuando entran los feligreses a la iglesia la mayoría aprovecha a entrar a ver la iglesia (según un cartel del siglo dieciocho). Yo entro hacia el final y veo como los del pueblo dejan que todos saquen fotografías del altar pintado, yo hago una foto y salgo, y el resto del grupo sale cuando aparece el sacerdote para oficiar la misa y “discretamente” los echa. Volvemos al coche para coger las mochilas y empezar la ruta, y mientras estamos en ello llegan dos coches más, ya va llegando más gente. Hay que tener en cuenta que desde aquí salen más de una ruta. Seguimos los carteles que nos llevan a cruzar de nuevo el pueblo hasta la iglesia, que pasamos de larga hasta llegar a una zona de merendero con columpios y un photocall para los turistas. Desde aquí comenzamos el recorrido a las pasarelas de Valloré. Al inicio del camino toca subir un poco y desde aquí arriba tenemos unas vistas impresionantes de las montañas rocosas, y abajo el río y los campos. Mientras se sube con esa vista del campo verde y amarillo, el río medio escondido entre los árboles, y las impresionantes formaciones rocosas nos encontramos con un cartel, uno indica hacia los Estrechos de Valloré (pasarelas) y el otro hacia el mirador de Valloré. He visto en internet las fotografías del mirador y cuando fui a Groenlandia lo podría haber hecho, actualmente no estoy en la misma forma (maldita pandemia) y no es algo seguro (no por dureza sino por habilidad). En cualquier caso el grupo sigue hacia la ruta de las pasarelas. Desde el cruce de senderos comenzamos a descender hacia el río por un senderito con escalones, aquí solo tenemos tierra arenosa con formas marcadas por las aguas torrenciales pero a medida de bajamos comenzamos a entrar en el cañón y por tanto entre la vegetación y la sombra (que después de la ruta del día anterior, sin apenas sombra, es muy bienvenida). En cuanto entramos entre los árboles se empieza a vislumbrar el río que pasa paralelo al camino, aunque entre la vegetación se oye mucho más que se ve, pero entonces encontramos un hueco desde donde se ven unas cascadas naturales del río, aunque esta lleno de vegetación pro lo que el acceso es complicado las vistas son muy bonitas. Siguiendo más adelante tenemos otra cascada, con menos vegetación, por lo que tenemos una perfecta vista del agua verde del río. Seguimos y un poco más adelante tenemos las primeras pasarelas de madera sobre el río. Está a poco altura, aunque son estrechas por lo que son de una dirección, lo que hace que a lo largo del día tengamos que ir parando o corriendo para poder dejar pasar al resto de personas. En este rincón el agua cristalina del río deja perfectos reflejos de los árboles, como postales. Tras la primera tanda de pasarelas llegamos a otra zona de camino donde podemos ver unas formaciones rocosas rectas, como murallas de piedra paralelas junto al río. Seguimos el camino hacia las siguientes pasarelas donde el río es más ancho y el agua baja con más fuerza y crea varias cascadas, que son la imagen más bonita del recorrido. Estas pasarelas tienen en la pared de roca sirgas que permiten avanzar en las zonas más estrechas (y eso, que como decía, solo vamos una persona ya que no caben dos). Tras este tramo (al final del mismo había un grupo que vuelve esperando a poder pasar) hay una pequeña explanada de tierra con acceso al río y un tramo de escaleras que hay que subir para seguir las pasarelas que ahora va pegado a la pared pero tan cerca del río que tenemos las cascadas muy cerca de nosotros. Tras esta parte caminamos entre las rocas hasta seguir el camino entre montañas con otro poste con dos rutas, el final de las pasarelas o el camino al mirador. Seguimos hasta el final de las pasarelas que acaba en una poza de agua del río. Al final del camino encontraba a gente disfrutando de un baño ene al agua del río, la primera zona el agua está clara, se ven las piedras y hay acceso fácil a las frías y refrescantes aguas una vez terminado el camino, pero si entras un poco más tienen una poza de agua helada de color verde claro donde cubre lo suficiente par no hacer pie, así que tienes donde elegir. O si era como yo que no me gusta el río, te quedas esperando a la sombra (que mejor que tentar a la suerte como en la poza de El venado en el parque natural en Cuba). Una vez finalizado el camino el baño regresamos por el mismo lugar hasta la zona de recreación, donde aprovecharemos el vientecillo que se ha levantado para sentarnos en el merendero a comer.


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