Volvemos a tomar the silent route, pero esta vez recorremos más camino por lo que podemos disfrutar de sus curvas y paisajes. El paisaje es espectacular, lleno de curvas que para los que se marean pueden sentar algo mal, pero que aun así merece mucho la pena por los preciosos paisajes que nos ofrece. Tenemos también carteles de entrada y salida como en la Route 66, donde se inspira esta ruta ya que por aquí hay cañones y piedras de tonos rojizos que nos recordaran mucho a esa zona. De Camino a Pitarque pasamos junto a los Órganos de Montoro.
A la ida tengo las mejoras vistas, solo que como estaba mareada no tengo fotografías, pero a la vuelta, aunque con peores vistas de ese lado, pude disfrutar de los Órganos de Montoro (desde siempre me mareo por la mañana, pero no por la tarde). Pero aquí ando contándoos lo que ver sin contarlo, los órganos de Montoro son un conjunto natural formado por una gran cantidad de agujas pegadas a la montaña, y el nombre viene dado debido a su parecido con un órgano. Son unas vistas espectaculares, por lo que se recomienda hacer lo que dice el cartel de acceso a the silent route: conducir despacio para disfrutar de las vistas. De aquí nos acercaremos Pitarque, dentro de la ruta del silencio, para hacer el trayecto al nacimiento del Río Pitarque.
Como decía, desde the silent route llegamos a Pitarque. Entramos camino al pueblo y antes de llegar al mismo centro del pueblo hay un aparcamiento donde dejar los coches. Aparcamos y caminamos hacia al pueblo, la plaza que nos encuentra tiene un frontón y un bar restaurante. Seguimos recorriendo el pueblo pasando por sus casas cuidadas con detalle, flores adornando sus balcones, y relojes de sol pintados en sus muros. Pasamos junto a la fuente, arriba podemos ver la iglesia y al lado el lavadero, muy bien conservado. Desde aquí enseguida nos encontramos con una calle con vistas a las montañas y un cartel indicando el camino al Nacimiento del río Pitarque. La ruta es sencilla y no muy dura ya que durante todo el trayecto vimos familias con niños.
El camino de inicio es de tierra y piedra, muy seco, pero con vistas del pueblo y el risco de Peñarrubia dominando todo el paisaje. Hay un parque de granjas al iniciar el camino, pero prácticamente todo lo que nos rodea es paisaje: campos de labor, montañas rojizas, y a mitad de camino de la ermita un santo en medio del camino. Todo este camino tiene algo muy especial, y es que todo el cañón y montañas que lo rodean tienen un tono rojizo y unas formaciones que me recuerdan a las zonas del Gran Cañón. Así que la comparativa de la ruta 66 con the silent route tiene su sentido, al menos paisajístico. Pero si no os apasionan ver solo formaciones y cañones rojizos junto al cielo azul enseguida llegamos a la ermita de la Virgen de la Peña, junto a la ermita podemos escuchar el río y asomándose junto a la misma se pueden vislumbrar sus claras aguas que de tan cristalinas toman el tono de lo que les rodea, en este caso un tono verde tomado de la intensa vegetación verde. Cerca de la ermita está el desvío del sendero GR 8.1.
Nosotros tomaremos el camino de la izquierda que sigue paralelo al río Pitarque, y aunque la vegetación no nos deja verlo perfectamente de repente tenemos una vista de un chorro de agua cayendo de la montaña. Se ve desde lejos y cuando nos acercamos nos encontramos con una gran cascada de agua entre medio de una frondosa vegetación. El guía nos comenta que cuando hizo la excursión en abril la cascada estaba seca, así que somos afortunados porque es una vista ideal. Baja con mucha fuerza justo junto al camino por lo que hay que atravesar la pasarela de madera con bastante rapidez para no acabar empapado porque realmente te acabas duchando. Pero lo cierto es que es como estar de camino al interior de la cascada así que es un deleite pasar despacio por la pasarela hasta volver al camino de tierra.
A partir de aquí el camino se complica, no en cuanto a dificultad técnica sino a que más que tierra es barro y agua, a ratos casi parece que estemos andando entre las piedras del río en vez de entre el camino y es que de vez en cuando nos encontramos con cascadas pequeñas de agua que bajan entre las rocas y la vegetación. Lo más conveniente para hacer esta ruta es llevar calzado preparado para el agua porque sin duda te vas a mojar los pies. Andando llegamos al viejo edificio de la central hidroeléctrica de Pitarque donde se encuentra el merendero, y varias flores en el césped. Seguimos caminando de nuevo entre el cañón y la vegetación con el río más abajo, hay algún sendero que permite bajar hasta el mismo río, pero a parte de una compañera del grupo nadie más baja ya que sabemos que en algún momento acabaremos junto al mismo río.
Un poco más adelante nos encontramos con un cartel y unas escaleras que avisan del peligro de caídas, según el guía por esa zona se puede llegar hasta el mismo nacimiento y tener una vista de él, aunque esa parte del camino si ya es más complicada. De aquí llegamos a un puente donde tenemos ya una vista increíble del río, por un lado sus aguas claras y verdes entre las rocas rojizas del cañón a ambos lados, y al otro lado las cascadas que forma el río a su paso pro una cavidad redondeada natural de la roca que parece un túnel sin llegar a estar cerrado. Desde aquí caminamos entre la roca hasta llegar a una amplia explanada que nos permite estar junto al mismo río y sus cascadas.
La vista de las cascadas que forma y el color del agua es espectacular. Además, como no hay muchísima agua hay bastante zona seca y agujeros de tierra donde poder sentarnos junto al agua del río y disfrutar del paisaje y la zona. Cada rincón tiene detalles preciosos. Es sin duda una de las rutas que más me ha gustado de todas. Muy recomendable. Desde aquí tenemos unas grapas que nos permiten llegas hasta lo que se conoce como la chimenea, ya que tiene forma de ella y por lo que he visto en fotografías a veces, según el caudal de agua, cae agua en cascada por ahí. En este tiempo está seca, lo que permite pasar junto a ella camino al mismo nacimiento del río. Pero por este lado conseguir llegar al mismo nacimiento implica mojarse los pies dado hay que cruzar el río hasta llegar al otro lado donde encontrar más cadenas y grapas que nos permiten subir hasta el Ojal de Malburgo, donde nace el río Pitarque.
Aún así tres de nosotros nos decidimos seguir al guía hasta ahí para vernos recompensadas con las vistas, el agua que nade del río tiene un tono turquesa impresionante, y luego se va aclarando a medida que le da la luz del sol y se ven perfectamente las piedras del suelo debido a lo cristalina que es el agua, así como el cañón abriéndose a mitad del río. En vez de volver por el mismo sitio el guía se mete al río y nos lleva a través del río a la zona donde está la chimenea. Lo cierto es que las botas podían aguantar el agua de antes, porque no era mucho trozo, pero lo que es andar en medio del río ya es otro tema. Cuando llegamos estamos todos con los calcetines y las botas mojadas, pero hace muy buen día y suficiente calor, por lo que no hay problemas con andar con los pies mojados un rato (nada que ver con lo que me paso en Beitou donde pille un buen catarro por andar con los pies mojados).
En cualquier caso el camino por el río es un placer por las vistas que nos ofrece, y aunque no soy amiga de las aguas de ríos y lagos esta está tan limpia y cristalina que es un placer entrar (sí, está fría, pero es aceptable), aunque si llegamos a ir un poco más lejos me mojo el pantalón, que no iba preparada para esta situación (el agua me llegó hasta la rodilla). Después regresamos por el mismo camino hasta la parte de las escaleras, el resto del grupo sube por ahí las grapas para ver el nacimiento desde el otro lado, te da una vista de enfrente pero no de cerca, y no te deja meterte en el río. No hay forma de dar un rodeo porque la cueva no es apta para no espeologos. Me dijeron que esta era una mejor vista de la cascada del nacimiento, pero esta vez no hay cascada, así que la vista es igual.
Cuando regresan el resto del grupo retomamos el camino de vuelta, y cuando llegamos de nuevo a altura de la ermita nos sentamos para comer, ya que es un lugar ideal donde hacerlo porque tenemos sombra, mientras que en el merendero no hay. Una vez terminamos de comer volvemos al pueblo, para tomar algo, ir al baño y descansar antes de salir de regreso.
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