DIARIO 2024: CHILE - Dia 09 - ISLA DE PASCUA - Dia 06 -- Poike: Ahu Kiri Reva - Papa u'i hetu'u - Ana o Keke - Té Ahu Moai Tea - Maunga

Después de haber visto la ladera del Terevaka y sus restos arqueológicos en la costa norte ahora nos tocaba descubrir el volcán de Poike. El Poike es el más antiguo de los tres volcanes principales de la isla, junto al Rano Kau y el Ma’unga Terevaka, que originaron su formación. Nada más llegar a los pies del volcán le comentamos al guía que se apiadara de nosotras ya que tras la caminata de seis horas por la costa norte el guía de la costa norte nos había dejado con la sensación de que íbamos muy lentas, pero hablando con el guía nos contó que seis horas era buen ritmo y que él normalmente no quedaba a las tres y media con el taxista sino a las cinco de la tarde, y que una vez llevó a un turista de la India que iba tan lento que hasta el taxista se preocupó porque llegaron a las ocho y media de la tarde y ya se pensaba el taxista que les había pasado algo. Pero eso cuando él hacía la ruta, ya que, desde que pasó meses en la costa norte catalogando restos arqueológicos y bajando solo al pueblo pasados meses sin ver a nadie ni darse un baño, ya no hacía más esa ruta.


La verdad es que nosotras le creímos porque, aunque es muy interesante, no deja de ser una zona asolada, sin refugio decente del sol (más que alguna cueva en la tierra), y un terreno seco lleno de piedras desperdigadas, y para verlo por primera vez como nosotras muy bien, pero para estar meses no tanto. Y es que lo primero que vimos es que el terreno del volcán Poike es una zona completamente distinta al volcán Terevaka y la costa norte. Empezamos en Ahu Mahatua un importante centro ceremonial que alguna vez estuvo dedicado a los ritos de cremación y entierro y de ahí vamos a la parte más dura de este tour es esta primera subida que hay al volcán Poike. No es demasiado dura subiendo a tu propio ritmo, pero no se puede negar que lo más complicado es salvar ese desnivel, ya que luego el resto del trayecto es muy cómodo, sobre todo porque el terreno es tierra, maleza y poco más. No hay ninguna complicación en caminar por la zona.


En esta zona no hay puesto de entrada del Parque, por lo que, aunque en internet pone que te lo puede pedir un guardia del parque que pase por ahí, en todo el día no vimos a nadie más que el guía y nosotras dos. Antes de subir el guía nos señala los tres montículos a los que tenemos que llegar, que fueron formados en su día por la superposición de múltiples flujos de lava. Sus nombres son Ma’unga Parehe, Ma’unga Tea Tea y Ma’unga Vai a Heva y desde arriba de ellos hay una vista espectacular de la isla. Nos comenta el guía que Poike estaba cubierto de arboles pero que se suponía que pro la superpoblación estos habían sido devastados, hoy en día hay una gran deforestación por lo que la subida se realiza en zona de tierra seca y rojiza.


Una vez arriba descansamos junto al acantilado teniendo una vista espectacular, y el agua del océano es tan claro que se pueden ver los peces. En esta zona además de tierra encontramos mucha maleza crecida salvajemente, el guía nos comenta que la última vez no estaban tan altas, y es que muchas veces nos llegan a la altura de la cintura cada vez que caminamos. Lo primero que vemos es la cara de un moai enterrado, Ahu Kiri Reva, y según nos dice el guía es de primera generación, y es de otro tipo de piedra distinta al resto de moais, ya que, en esta zona, los moais son de otro material, no se sabe si porque está más alejada de la cantera o porque las tribus que vivían en esta zona no socializaban con el resto de tribus.


Seguimos por la ladera tras el guía que nos lleva a Papa u'i hetu'u, dos rocas planas al borde del acantilado. En la superficie de una de ellas podemos ver que hay varias figuras grabadas, aunque como nos pasó en la costa norte el sol puede dificultar la visibilidad de estos petroglifos. El guía no comenta que este lugar es un observatorio astronómico, y es el único lugar de la isla donde se pueden ver las Pléyades saliendo y poniéndose sobre el océano. Bajamos tras el guía hasta entrar dentro del hueco que hay entre las dos rocas, dándonos cuenta en el proceso el perfecto lugar de observación que es estar ahí dentro. Siguiendo al guía subimos a la ventana creada por la roca para sentarnos al borde y ver el océano y el horizonte. Tras intentar reproducir lo que sería este lugar en la noche, con las estrellas brillando en el cielo salimos para continuar hacia la siguiente parada; la cueva de Ana O Keke, o cueva de las vírgenes. Cuando llegas al borde del acantilado y tienes que bajar parece que es un acceso complicado pero lo cierto que no lo es tanto, sin contar con que el guía va primero para asegurarse ayudarte en caso de necesidad, aunque como digo la bajada y la subida no están complicada y luego, aunque desde arriba no se ve, hay un camino bastante mas ancho de lo esperado que te lleva hasta aun pequeño agujero en la pared. Pero sin un guía es difícil ubicar la situación de esta cueva y de otra, a la que no llegamos, y que el guía nos señala que está un poco más abajo.

 
 

Nos indica el guía que se cree que Ana O Keke estaba destinada a las neru, jóvenes de la realeza eran aisladas y recluidas en su interior para conservarse pálidas. Y la cueva que nos ha enseñado más abajo es la Ana More Mata Puku que se usaba para preparar a los chicos a la prueba del hombre-pajaro.Siguiendo los consejos del guía nos arrastramos en la cueva para, sin llegar al fondo, ver los petroglifos de la misma. Esa vez como estos están cerca de la entrada, pero sin tener la luz directa del sol, se pueden ver con más claridad; una ballena, el make-make, una espiga, etc. La cueva está toda embarrada ya que del techo emana agua subterránea que se supone bebían las jóvenes, aunque también se supone les llevaban agua y comida. Esta es una de las cuevas que más nos ha gustado.

 
 

Cerca de ahí el guía nos lleva hasta otra roca aislada en cuya zona superior aparecen agujeros en la piedra realizadas por el hombre y que según el guía representan las Pleyades. De aquí al siguiente lugar atravesamos recorridos de tierra rojiza sin signos de vegetación que recuerdan a Marte para luego pasar a atravesar malezas de altura considerable, y de la nada nos encontramos con una serie de moais demolidos de piedra blanquecina (Té Ahu Moai Tea) junto con más restos arqueológicos. Hay muchos moais y resto de fuegos, cimientos de casas barco, y demás resto de un poblado antiguo. Aquí el guía se pone a lanzar un cantico en rapa nui frente a los moais mientras nos cuenta sobre ellos. De aquí marchamos hacia Maunga Vai a Heva, en el camino vemos muchas vacas y caballos salvajes que nos miran con curiosidad, pero cuando nos acercamos se alejan.

 
 

Y finalmente cerca de aquí hay una pequeña isla de árboles de Eucalipto, y con lo que absorben el agua del suelo nos sorprende verlos por aquí. como estoy algo congestionada el guía recoge una rama muy olorosa de eucalipto que guardare hasta mi marcha y que me despeja la nariz. Una cosa de los rapa nui es que, al igual que los chilenos del continente, son todos muy amables. Y otro aspecto que nos dimos cuenta es que también son muy orgullosos de sus raíces, igual que el guía de la coste norte lo era de ser rapa nui, este guía lo era de ser mestizo como el mismo se llamo, ya que su madre era rapa nui y su padre catalán. Y además todos en la isla parecen conocerse. Subiendo el cerro llegamos hasta una pequeña cueva donde encontramos un moai con la cabeza cortada dentro de la cueva, según el guía es el primer moai que ha visto dentro de una cueva. Al otro lado, dando vuelta al cerro, se encuentra una cara tallada en la roca, con ojos grandes y una nariz ancha, con una cavidad ancha que representa una boca abierta. Desde aquí ya toca bajar y disfrutar de la vista. El guía nos comenta que la gente le dice que por qué va a esta zona, que no hay nada, pero si bien es cierto que no hay grandes moais los restos de esta zona son muy interesantes y para nosotras vale la pena la excursión y todo lo que hemos visto.

 
 

DIARIO 2024: CHILE - Dia 08 - ISLA DE PASCUA - Dia 05 -- Motu Kao Kao - Motu Iti - Motu Nui - Hanga Roa - Atardecer Ahu Tahai

Nos acercamos sobre las once al puerto de Hanga Piko y tras echar un ojo a la pesca del día salimos en bote hacia los islotes que se encuentran frente a la isla. Tuvimos la suerte de que el océano estaba muy calmado y hacia buen día para navegar. Primero pasamos por la zona de las cuevas formadas hace siglos, más concretamente nos acercaron el bote a la cueva Ana Kai Tangata destaca por ser uno de los mejores lugares del antiguo arte rupestre de Isla de Pascua. Lamentablemente con el tiempo la zona ha ido en deterioro y ahora está prohibido el acceso por peligro de derrumbe. Y aunque a pie no podamos acceder a través del bote nos acercan para mirar las cuevas. Tras ello nos veremos desde el mar la zona de Mataveri, para dirigirnos a continuación los islotes o motus: motu Kao Kao, Motu Iti y Motu Nui. Acercándose a los motu se puede tener una vista desde debajo de los acantilados del volcán y la zona donde se encuentra el poblado de Orongo, donde finalizaba la competencia del hombre pájaro (Tangata Manu). Nos acercamos con el bote al Motu Kao Kao, es el menor de los tres y el más cercano a la costa de la isla. En realidad, más que una isla, es una enorme roca peñasco terminada en punta, donde aparte de pájaros no vemos más pero aquí es posible nadar si se desea. Aunque el océano puede dar la impresión de ser frío cuando entras te das cuenta de que lo que te dicen de que el agua está caliente tipo Mar Mediterráneo es cierto.

 

Tras nadar un poco volvemos al bote para acercarnos al Motu Iti y el Motu Nui, el capitán del bote nos comenta que este islote Motu Iti está protegido porque es reserva de la biosfera. El Motu Nui es el más grande y se pueden observar la mano del hombre ya que ahí era donde estaban los competidores del Tangata Manu y dejaron su huella en él. Varados junto al Motu Nui podemos hacer snorkel si se desea y aunque desde el bote el agua tiene un profundo color azul y parece que no se va a ver nada, una vez metes la cabeza bajo el agua te sorprendes con la transparencia del agua, ya que se podía ver todo el fondo marino; erizos de mar, peces de todo tipo y las rocas del islote tapizada de corales, todo con perfecta claridad como si fuera un acuario. Nunca he visto un océano con tanta claridad. Tras un rato disfrutando del snorkel volvimos al bote para terminar la vista de los islotes y regresar a puerto.

 
 

 
 

Hanga Piko que es donde llegamos con el bote es un pequeño puerto pesquero situado en Hanga Roa y el principal punto de desembarque de las mercancías y desde donde pudimos ver un agua tan cristalina que casi no pudimos captar las gigantes tortugas que nadaban entre los botes debido al reflejo de cristal del agua. Aquí también podemos el el Ahu Riata, un ahu semipiramidal ubicado en el centro de la bahía de Hanga Piko. Como bien había leído hay muchos ahu y moai por toda la isla no solo en el parque, por lo que puedes acabar viendo cientos de moais en tu estancia en la isla. Desde aquí salimos de la caleta para ir andando por toda la costa y disfrutar del hermoso paisaje de su mar de un azul impresionante y aguas cristalinas y sus acantilados verdes. Pasamos pro el mirador de las olas, la Rosa de los vientos, la caseta de la Armada de Chile (con un perro con muy malas pulgas), el Ahu Mata Ote Vaikava,y diferntes calas y esculturas por la costa donde encontramos tanto submarinistas pescadores como familias en celebraciones. Y así llegamos a la playa Pea, una pequeña playa que se encuentra ubicada en la costa de Hanga Roa, al costado sur de la caleta de pescadores, y se divide en dos partes separadas por el pequeño saliente donde se alza el Pea Restobar.


 

A la izquierda junto al rompeolas hay una piscina natural protegida por muros de piedra. Su escasa profundidad hace que esté lleno de niños con sus familias. En el lado derecho mirando hacia el mar está la playa propiamente dicha. Esta se reduce a una pequeña porción de arena con algunas sombrillas que da acceso a la orilla. Seguimos caminando por aquí y llegamos al Ahu Tautira, el Ahu Hotake y el Hanga Roa Otai, uno de los puntos más animados y concurridos de Hanga Roa, en un lateral está el campo de futbol (siempre hay chicos jugando partidos) y al otro los ahu comentados, y muchos restaurantes y una pequeña caleta. A la izquierda del acceso a la caleta, hay un moai sobre un pedestal y unos bancos de madera que lo rodean que configuran lo que se conoce como Plaza Hotu Matu’a. aquí podemos ver a una tortuga marina nadar de un lado a otro del puerto mientras los turistas como yo la perseguían por verla más cerca. Seguimos hacia Hanga Vare Vare que se encuentra situado poco después de la caleta Hanga Roa Otai y antes de llegar al cementerio. Es un amplio espacio verde, abierto, de ambiente tranquilo y relajado, donde suelen pastar los caballos que andan sueltos por la isla, el área está decorada con varias estatuas de piedra y tallados elaborados durante las pasadas ediciones de la Tapati celebradas aquí, el tapati es el festival de la isla que se celebra en febrero.

 

En el lado derecho mirando hacia el mar, destaca un moai sobre una plataforma metálica. Se trata del Moai de la Paz. Junto al grupo de palmeras ubicadas frente al Moai de la Paz, se halla la bonita piscina natural de escasa profundidad protegida del embate de las olas por una muralla de rocas, el lugar se llama Poko Poko y es un pequeño paraíso. Cerca de la caleta se encuentra el Ahu O´Rongo aunque no queda nada en pie por lo que apenas es reconocible su valor arqueológico. Y antes de llegar al cementerio, se encuentra un grupo escultórico denominado «Hitu Merahi» que son los siete arcángeles. Luego pasamos junto al cementerio, llama la atención ver como muchas de las lapidas están llenas de naturaleza en su interior, y es que se ve perfectamente como se mezclan en todo momento motivos cristianos con símbolos Rapa Nui, aunque no conseguimos descubrir el por qué tenía esa combinación, solo nos llegaron a decir que los rapa nui son bastante católicos además de sus cultos porque los misiones españoles que llegaron los protegieron de los franceses colonizadores que los mataban, o eso nos dijeron los guías de ahí. Después de esta breve parada llegamos a uno de los lugares más visitados de Hanga Roa que es el Ahu Tahai. El primer moái que vemos de cerca es el que yace boca abajo, y que se cree alguna vez fue el que ocupó la sexta posición en la plataforma Ahu Vai Uri. Un poco más adelante, vemos una cabeza tallada, a la que se le ven muy pocos detalles, y que fue encontrada en el mar, detrás de la plataforma.

 
 



Entre Ahu Vai Uri y Ahu Tahai se puede ver una rampa artificial, por la que se subían las canoas y que a día de hoy aún se utiliza con este fin. De las tres plataformas que encontramos en Tahai, la que quizás podamos encontrar más llamativa es Ahu Ko Te Riku, un moái que además de tocado, tiene ojos y por eso se le conoce como el moái que puede ver, pero los ojos que tiene no son originales, ya que el único que se conserva es de coral blanco y está a día de hoy en el Museo. Andando un poco más de aquí tenemos el Museo, pero no fuimos hasta ahí porque un mes antes del viaje anunciaron que lo cerraban temporalmente y pro lo que se aun sigue cerrado. Con loque nos gusta a nosotros los museos fue una pena, pero no se puede hacer nada contra los imprevistos. En cuanto al moai con ojos el guía que tuvimos en el tour de la costa norte nos dijo que fue su tío el que los puso como protesta sobre los guardas del parque para reclamar que los moais pertenecen a la cultura de los Rapa Nui y no al gobierno chileno. Aquí nos quedamos sentadas esperando ver el atardecer, ya que en todos los sitios comentan que no hay que perderse un atardecer en el Ahu Tahai.

 
 
 

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