Aprovechando que residíamos temporalmente en Calmarza nuestra amiga nos llevo de senderismo. A las cinco de la tarde y con todo el sol de lleno del mes de julio subimos la montaña de Calmarza para llegar hasta lo alto, donde ver a las aves. El camino fue largo y duro, y si hubiera sido en otras horas tal vez no nos hubiera costado tanto. El camino nos llevo desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche sin descanso (excepto unos diez minutos para rehidratarnos), por lo que al final ya ni mirábamos el paisaje, solo soñábamos con llegar. Estábamos en lo alto y de ahí bajamos, entre un sendero marcado y un camino entre los cortados que nos llevaría hasta la ermita que esta junto al balneario de Jaraba. Pero hasta la emita había mucho camino, primero tuvimos que llegar al comienzo de la ruta.
Rutas de senderismo:
senderos.comarcacalata... cador1.php
Entre montañas cortadas empezaba el sendero, primero había que bajar algunas rocas, que estaban ayudadas por escalones, y así de un estrecho camino te introducías en el sendero a seguir. Las montañas, antes cercanas se amplían y entre maleza u ancho espacio entre cortado y cortado. Y en el medio del camino, entre flores y mariposas, nosotros. El paisaje como se puede imaginar era hermoso de contemplar, solo nosotros entre la naturaleza, fácil pensar en tantos otros que habrían andado rodeador por las montañas, arriba del todo brillaba el cielo azul pero los cortados no permitían que el sol nos asfixiara.
Entre los cortados, las grutas y la maleza el camino fue pasando y poco a poco se hizo más pesado, más largo. empezaron a verse grutas y construcciones artificiales de piedra, pero nadie más, y esperábamos ver la ermita a la vuelta de la esquina pero seguíamos andando y nada aparecía, luego unos huesos de oveja y comenzamos a sospechar que al final, sin cobertura, ni agua, ni alimento, no teníamos muy buen futuro. Pero finalmente un cubo de basura dio la pista final, ya desanimadas y agotadas vislumbramos la ermita, en lo alto, incrustada en la montaña, sin fuerzas para subir hasta ella salimos del camino hacia Jaraba. En el bar del balneario descansamos unos diez minutos y decidimos si coger un taxi hasta Calmarza o volver andando por el camino corto, al final regresamos por el camino "corto" (7 kilómetros). La noche cayó sobre nosotras pero la luna se reflejaba sobre los cortados y llegamos al pueblo antes de que fuera noche cerrada.
Rutas de senderismo:
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Entre montañas cortadas empezaba el sendero, primero había que bajar algunas rocas, que estaban ayudadas por escalones, y así de un estrecho camino te introducías en el sendero a seguir. Las montañas, antes cercanas se amplían y entre maleza u ancho espacio entre cortado y cortado. Y en el medio del camino, entre flores y mariposas, nosotros. El paisaje como se puede imaginar era hermoso de contemplar, solo nosotros entre la naturaleza, fácil pensar en tantos otros que habrían andado rodeador por las montañas, arriba del todo brillaba el cielo azul pero los cortados no permitían que el sol nos asfixiara.
Entre los cortados, las grutas y la maleza el camino fue pasando y poco a poco se hizo más pesado, más largo. empezaron a verse grutas y construcciones artificiales de piedra, pero nadie más, y esperábamos ver la ermita a la vuelta de la esquina pero seguíamos andando y nada aparecía, luego unos huesos de oveja y comenzamos a sospechar que al final, sin cobertura, ni agua, ni alimento, no teníamos muy buen futuro. Pero finalmente un cubo de basura dio la pista final, ya desanimadas y agotadas vislumbramos la ermita, en lo alto, incrustada en la montaña, sin fuerzas para subir hasta ella salimos del camino hacia Jaraba. En el bar del balneario descansamos unos diez minutos y decidimos si coger un taxi hasta Calmarza o volver andando por el camino corto, al final regresamos por el camino "corto" (7 kilómetros). La noche cayó sobre nosotras pero la luna se reflejaba sobre los cortados y llegamos al pueblo antes de que fuera noche cerrada.
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