Lo más complicado fue localizar donde comer en Hervas y que no nos cobraran 18-19 euros el menú (un poco caro para un pueblecito, no?) finalmente después de dar vueltas por todo el pueblo localizamos donde comer a 9 euros y ya con la tripa llena subimos hasta la iglesia para ver desde lo alto el pueblo, y luego bajamos hacia el barrio judío.
El pueblo es turísticamente famoso por el barrio judío, su conjunto de edificaciones de la época conservadas como entonces y que se encuentran bajando hacia el rio. Como soy sincera les comente a mis amigas que el pueblo no estaba mal pero que un poco abandonado para todo el turismo de fin de semana que habíamos visto en busca de un lugar para comer. Ellas coincidieron en que de la última vez que lo vieron a esta estaba peor conservado.
Lo más curioso de las casas es que son todas diferentes, sin seguir una estructura fija, y sus paredes son hechas de adobe y madera y, lo más curioso, tejas. Había varias casas con paredes hechas de tejas. Lo de las tejas me llamó la atención. Las calles, como corresponde a una zona antigua eran estrechas, con cuestas e irregulares. Al llegar al río sobre el puente hay una figura casi borrada de un soldado, y una estrella de David pintada en la piedra del camino que va por el río junto a las casitas del barrio judío pero la lástima es que el río y el camino estaban muy sucios.
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