Nápoles subterráneo
Visita: Mayo 2019
Mis imágenes: Italia
Información para viajar: Pendiente
Estuve en Nápoles hace mucho tiempo, cuando empecé a viajar uno de mis primeros destinos lo tenía claro: Italia. Pero después de tanto tiempo seguro habían cambiado algunas cosas, así que busqué en internet que había que ver en Nápoles (y que no hubiera visto ya en mi anterior visita) y encontré varias visitas, de las cuales pero llamó la atención la de Nápoles subterráneo y las catacumbas de San Genaro. No tenía mucho tiempo libre en Nápoles por lo que entre las dos elegí la de Nápoles subterráneo, dado que ya había visto varias catacumbas y tenía curiosidad por lo que se vería en esta visita. Hay visitas en italiano, inglés, español y francés. Solo que las visitas en español y francés no son cada dos horas como las otras, sino que son a las 12, a las 2 y a las 6 de la tarde. Mi vuelo llegaba justo para, con el tráfico italiano (y más el napolitano), llegar al bed and breakfast donde me alojaba y dejar las maletas para salir corriendo hacia la visita. Desde donde me alojaba hasta la entrada de la visita tenía unos cuarenta minutos andando. Afortunadamente la ruta para llegar era bastante sencilla (hasta que entras en las laberínticas calles del centro, entonces es fácil perderse). A las dos de la tarde pensaba que no habría mucha gente, teniendo en cuenta que además era jueves, pero todo lo contrario, había varios grupos de turistas, primero entran los de habla inglesa e italiana y luego fuimos los españoles. La visita vale la pena, son dos horas de recorrido donde ver algo diferente, conocer la historia de la ciudad, y escapar del calor de la superficie. Por supuesto no es apto para claustrofóbicos. La única pega que le encontré es que la guía iba demasiado rápido (pro eso tengo muchas fotos borrosas, de hacerlas en movimiento para no quedarme atrás) por lo demás muy recomendable. Aunque si planeas hacerla si lees toda mi entrada posiblemente te estropee todas las sorpresas de la visita guiada, por lo que si esperas que te sorprendan, no continúes leyendo demasiado dado que peco de dar mucho detalle. La visita a Nápoles subterráneo comienza junto a la plaza de San Gaetano. Uno comienza la visita frente a unas escaleras de 121 escalones que hay que bajar para descender 40 metros y comenzar la visita al subsuelo, abajo recomiendan llevar una chaqueta porque es cierto que no hace el calor que hace en la superficie (yo tuve que ponérmela), cosa que me sorprendió porque en Turquía las ciudades subterráneas eran agobiantes de calor cuanto más se descendía. Nada más bajar nos encontramos con una gran cavidad con mucho espacio y en un rincón un jardín, aquí la guía nos explicó que el Nápoles subterráneo se remonta a antes de Cristo, cuando los griegos que habitaban la zona, ante la necesidad de crear depósitos subterráneos para acumular agua, empezaron a crear grandes depósitos subterráneos de agua. Seguimos a la guía y bajamos algunas escaleras más para llegar a otra zona aún más espaciosa, donde podemos ver un agujero en el techo desde donde cuelga una bomba, y abajo junto a la piedra hay otras dos bombas. Aquí la guía nos comenta otra de las utilizaciones de ese Nápoles subterráneo, porque tras los romanos y los griegos los túneles quedaron semiolvidados y usados de vertederos. Pero cuando durante la Segunda Guerra Mundial, tuvieron que buscar un refugio para la ciudad para defenderse de los bombardeos, y cayeron en que tenían una red de túneles bajo tierra que podían usar de refugio, pero tanta gente afinada ahí abajo les hacía extrañar la luz y además creían que las iglesias no serían bombardeadas así que sobre la iglesia hicieron un agujero, el que estábamos viendo, pero se equivocaron y si fue bombardeada, de aquí se pasa por unos amplios pasillos donde tras una rejas hay una réplica de un tanque de la guerra y lo que si son reales son las máscaras de gas de las figuras tras las rejas. Aquí nos cuentan cómo vivieron bajo tierra durante la guerra y se pueden ver la zona que usaron como aseos. Aquí también podemos ver unas líneas de color en las paredes, son las que nos indican hasta donde llegaba el subsuelo original. Resulta que tras una grave epidemia de cólera, se decidió dejar de utilizar los depósitos subterráneos de agua de Nápoles. Por entonces, la ciudad ya tenía un increíble laberinto de galerías y túneles subterráneos, a los cuales se accedía por largos pozos que descendían desde cada una de las casas del barrio español de Nápoles y se decidió usar esos acueductos de agua como vertederos. Los tunes se llenaron de basura y hoy en día no se han podido recuperar muchos de los túneles originales y por los que pasamos están sobre metros y metros de basura. Se puede decir que Nápoles está sobre un cúmulo de basura. Algunos de los túneles se recuperaron como refugio en la guerra pero no se pudo recuperar la profundidad real que tenía en subsuelo de Nápoles. De aquí seguimos por los tunes a la guía que nos lleva hasta lo que representa la antigua cantera, tras la llegada a Nápoles de Carlos I de Anjou, se acentuó la extracción de toba volcánica para construir edificios en la ciudad. Y con el propósito el limitar el crecimiento desordenado de Nápoles, se prohibió introducir materiales de construcción en la ciudad. Lo que llevó a los napolitanos intensificaran el proceso de extracción de toba volcánica de los subterráneos. Seguimos hasta una zona donde el techo casi roza nuestras cabezas, aquí la guía nos señala la marca roja que nos refleja que esta zona está llena de basura bajo nuestros pies y por eso el techo está más cerca de nosotros que nunca, dado que las galerías originales eran mucho más profundas y con unos techos amplios como los que hemos visto al bajar inicialmente. Aquí la guía nos enseña varias salidas de los pozos y nos habla de la profesión del pocero, hombres menudos que se encargaban de la limpieza y del mantenimiento de las cisternas. Para acceder a las mismas utilizaban huecos en los que apenas cabían y se desplazaban por ellas mediante una ingeniosa red de agarres que aún hoy se pueden ver en los laterales de algunas de las cisternas. También nos comenta que los italianos pensaban que los poceros encontraban grandes tesoros bajo tierra y que como se conocían todos los túneles estos poceros podían visitar a una mujer casada cuando su marido no estaba en casa, y cuando el marido llegaba y veía el dinero decía “ya nos ha visitado el pocero”. Aquí la guía avisa que los tunes que pasmaos a pasar son estrechos, muchos de ellos hay que hacerlos de medio lado y sin bolsos ni mochilas por lo que avisa que quien tenga problemas con las zonas estrechas que es libre de no hacerlo, pero claro, si no lo haces te pierdes ver las cisternas napolitanas. En esta parte del trayecto te dan velas eléctricas para iluminar el camino, aunque es mucho mejor la linterna del móvil, el camino es realmente estrecho, lo usual es pasar rozando todas las paredes, pero se puede respirar sin problemas. Aquí la guía fue muy rápido pero así llegamos a la primera de las cisternas artificiales, dado que tras el desuso de los túneles solo tras la creación del metro se decidió recuperar la zona subterránea de Nápoles, y se llenaron de agua dos de las cisternas que había. De arriba del techo había un cántaro romano, y las escaleras originales, el agua es de un tono verde que me recuerda al agua de las termas de Bath. Mientras se recorren los estrechos túneles se escucha el agua correr. Y en una de las cisternas se pueden ver los agujeros que usaban los poceros para moverse por las paredes y los túneles. Finalmente acabamos saliendo a la misma sala por donde hemos entrado, si alguien no quería entrar los hubiéramos encontrado, pero todos en mi grupo entraron. De aquí nos acercamos a dos de las zonas de los túneles que los estudiantes universitarios utilizan como cultivo, en un experimento científico de ver si las plantas puedes crecer bajo tierra. De camino de un jardín artificial a otro pasamos junto a un sarcófago, pero la guía no se detiene a comentarnos que es, el lugar es enorme. De aquí nos lleva a una zona que parece una antigua bodega y nos explica que normalmente por falta de tiempo esa zona no la enseña (como hemos ido tan rápido es normal que nosotros si la podamos ver) y es la parte de un convento, dado que no solo las casas sino también los conventos hacían uso de los túneles subterráneos para guardar vino, alimentos o para encontrarse con amantes. Aquí acabamos esta parte del recorrido y nos toca subir los 130 escalones que nos separan de la superficie. Arriba se puede ver una exposición de uniformes y objetos de la segunda guerra mundial, que sirven de entretenimiento hasta recuperar el aliento y seguir con la visita, porque la visita no acaba aquí. La guía nos lleva por el exterior hasta una casa, donde entra con las llaves, por fuera parece una casa normal excepto que hay un cartel sobre un teatro greco-romano. En el interior nos encontramos con una antigua televisión, una cama y otros muebles y unos arcos. La guía nos cuenta que hace trece años (después de visitar por primera vez Nápoles, así que esta visita no existía cuando estuve en Nápoles) estaban investigando donde se podían encontrar los resto del antiguo teatro grecorromano, si es que todavía se conservaban tras las construcciones de las casas actuales (como en Zaragoza que apareció el teatro romano cuando demolieron un antiguo edificio, los que querían reconstruir se quedaron con las ganas ya que ahora se encuentra el museo del teatro romano). El caso es que encontraron esa casa con esos arcos y cuando preguntaron a la mujer que vivía ahí ella reconoció que tenían un escondite secreto que usaron en el pasado, la guía mueve la cama, que se introduce en la pared y deja un tablón de madera con una cadena del cual tiras y te abre unas escaleras al subsuelo napolitano, y que bajando nos lleva directamente a los resto del teatro grecoromano. El teatro se conserva casi en su totalidad pero sus muros se aprovecharon para construir casas en las que hoy en día continúan viviendo vecinos por lo que, aunque lo vemos en parte, la amplitud real del teatro nos lo tenemos que imaginar. Está muy bien conservado y es curioso como encima de este teatro tan bien conservado (lo usaron de bodega) se encuentran las casas actuales. De aquí pasamos a otra casa, donde se conserva resto del teatro, aunque no tanto como en la otra casa, por lo que en su interior podemos encontrar otros alicientes, resto de una película donde salió Sofía Loren y muchos variados belenes napolitanos. Aquí acaba la visita al Nápoles subterráneo, las prisas habían valido la pena.
Visita: Mayo 2019
Mis imágenes: Italia
Información para viajar: Pendiente
¡Qué maravilla! Muchas gracias
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