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Diario 2021: España - Ruta Estrechos del río Ebrón, Cascada de Calicanto y Tormón (Aragón)

Esta ruta se puede hacer empezando desde el Cuervo o comenzando desde Tormón. Si comienzas desde Tormón acabarás en un merendero donde comer antes de llegar al pueblo de El Cuervo, ideal para pasarlo en familia, eso sí, no todo el recorrido es para niños, pueden ir pero solo si estas muy acostumbrado a escalar por la montaña, dado que hay una zona más complicada, un resbalón y puedes acabar muy mal. Aunque dadas las señales uno de lo puede imaginar cuando ve que 2,8 km son más de 1 hora de camino (el camino no puede ser muy sencillo). Si comienzas desde el Cuervo cuando llegues a Tormón tienen un bar donde tomar algo pero no hay merendero para tomar el bocadillo. Nosotros dirigimos hacia El Cuervo, pro lo que hay momentos en los que el coche entra en la Comunidad Valencia y pasamos un par de pueblos, identificables por la palmerita que le pone la comunidad valenciana. Pero en nada volvemos a Aragón y llegamos al pueblo, al final del pueblo hay una piscifactoría, carteles sobre la ruta de los estrechos y varios coches aparcados.


Aquí hay que tomar una decisión: aparcar y comenzar la ruta, o seguir con el coche hasta el merendero, donde también hay un aparcamiento. Desde la piscifactoría hasta el merendero hay unos 3 kilómetros que discurren al lado del río donde no hay nada resaltable. Como vamos con Aragon Xperience podemos ir con la furgoneta hasta el parking, despacio porque el camino es de id ay vuelta y dos coches a la vez no ceben, pero al final de todo pasa. en el camino hay que cruzar el río, pro lo que si se tiene un coche bajo igual no interesa llegar con el coche hasta ahí. nosotros con la furgoneta de Aragon Xperience pasamos sin problema y aparcamos en la zona habilitada para ello en el merendero. Y desde ahí comenzamos la ruta. Nada más comenzar empieza la primera escalera, como es una ruta interesante y es domingo hay mucha gente, la zona solo permite ir una persona así que hay que esperar y dejar pasar o pasar rápido mientras otros esperan para pasar. Pero no es aburrido porque hay todo tipo de camino: escaleras, plataformas metálicas, rocas, etc.



Lo bueno de este primer tramo es que hay unas vistas preciosas del río y la vegetación a su lado. Al final de este pequeño trozo interesante llegamos a un valle, el río se ve con cierta altura, de un tono tan cristalino que no hay duda de la limpieza de sus aguas. Allá donde da el sol el agua adquiere un tono verdoso brillante como el que vimos por el parrizal de Beceite. Y también tenemos a su alrededor todo el desfiladero de roca lleno de vegetación. En el medio hay un puente que no hay que cruzar, hay que seguir por el lateral derecho hasta el final ya que sino nos desviamos de la ruta. afortunadamente están los carteles amarillo de "Senderos de Aragón" que nos indican cual es el camino a seguir para llegar a Tormón. Seguimos un cruzamos un par de puentes hasta llegar a uno de los tramos más diferentes, pero también bonito. Es en esta zona donde están las pasarelas sobre el agua desde donde disfrutar del impresionante color turquesa que toma el agua en este rincón.


El fondo es todo transparente, y la luz que se filtra entre las rocas que estrechan el paso hace todo juego de colores. cuando salimos de ese rincón de azul turquesa transparente pasamos un par de pasarelas y llegaremos a un puente de madera que nos da unas preciosas vistas del río y la vegetación. Aquí el color es el reflejo de lo que le rodea, y se podría pintar un paisaje natural por los colores y las formas que aparecen. El camino sigue pasando una serie de puentes sobre el río que nos permite tener una vista de las pequeñas cascadas de agua cristalina y el discurrir del río por la vegetación del lugar. 

 

 
 
 
Y aquí empezamos a subir y a alejar de nosotros el río ya que el resto de la ruta va por lo alto del desfiladero. Aquí empieza el desnivel y el esfuerzo y hay que elegir, o volver por donde has venido o seguir hasta Tormón, teniendo en cuenta que el camino ya no va a ser sencillo, ni de andar ni en tema de esfuerzo físico. digamos que la parte familiar de ir con niños ya ha pasado. El camino discurre ya sin sombra y comenzará la subida hacia los miradores del desfiladero del Ebrón.


Nos encontraremos algunas escaleras sobre la roca y zonas pegadas al barranco. durante el camino la vista son las formaciones rocosas de la montaña, y los pinos y vegetación que la rodea. Desde algún mirador se puede ver el rio a lo lejos, pero ahora ya camino por la montaña. Así llegamos una bifurcación. Nos encontramos con un grupo de rumanos a los que el guía les pregunta y no recomiendan ir por la derecha, y luego volver por el otro lado, porque volver por el lado (ahora derecho) es mucho más complicado. Desde esta bifurcación hay una vista preciosa del río discurriendo entre las rocas rojizas características de esta zona. Así se ven los "estrechos". Tras fotografías de rigor en esos miradores naturales que vamos encontrando comenzamos con este tramo, el más duro con una subida con más desnivel hasta llegar a lo alto del desfiladero. Lo cierto es que se hace un poco pesado porque no dejas de subir, y subir y subir, y alrededor solo tienes los pinos y de fondo ya solo se ve la montaña, que si es cierto que permite verse las formaciones ondulantes reflejo de que esto antiguamente era un mar, pero entre tanta subida y subida enseguida se nos hace repetitivo y cansado. Sobre todo esto ultimo porque parece que la ruta no tenga fin.


Pero al final llegaremos al fin del desfiladero y se abrirá una explanada antes nosotros, con una pradera llena de verdor que nos lleva hasta cruzar otro puente y el río de nuevo y así llegamos hasta unas pasarelas para cruzar el río que nos ofrecen una imagen del agua cristalina y los árboles iluminados pro la luz dorada del sol que crean el efecto de un cuadro paisajístico. Al terminar de cruzar el río nos encontramos de nuevo con los carteles, que nos indican dos caminos. A la derecha se encuentra la cascada de Calicanto. andando un poco más y pasando de largo de unas casas abandonadas podemos encontrarnos con esta bonita cascada con enorme vegetación por todos sitios, toda la pared frontal está llena de musgo y parece sacada de otro lugar. Regresando por nuestros pasos tomamos el camino hacia las casas viejas que nos llevarán hasta la carretera para llegar a Tormón.


El último repecho de esfuerzo y luego ya es carretera. No es mucho el trecho de carretera, por lo que enseguida llegamos al pueblo de Tormón, donde nada más llegar, como decía al inicio, tenemos un bar donde refrescarnos. Lo ideal sería comer y volver por el otro camino, para ver diferentes miradores superiores al río Ebrón, pero teniendo en cuenta que nos ha costado unas tres horas el recorrido (un amigo la hizo y les costó lo mismo) , el guía desiste de volver andando, porque sino se hará muy de noche y todavía tenemos mucho camino hasta llegar a Zaragoza, que Aragón es un territorio muy extenso. Así que, para no variar, se marcha corriendo por el camino por el cual hemos venido para ir a buscar la furgoneta e irnos a buscar a Tormón.

Aún así se nos queda la pena de no haber hecho la otra parte del camino, sobre todo porque dos horas en el pueblo es demasiado para gente como yo que se come el bocadillo en diez minutos, y que creo que algunos podríamos haberlo hecho sin tanto retraso, porque además dicen por internet que es menos complicado. No es mucho el camino por carretera que hay que recorrer y nos permite tener una vista elevada de la entrada al pueblo, que se identifica por la gran formación rocosa que se alza sobre el pueblo como un torreón. Nada más entrar en el pueblo está la terraza de un bar donde nos sentamos a tomar algo y comer los bocadillos. Pero para pasado el tiempo de descanso damos un paseo por el pueblo. El pueblo nos es muy grande pero está muy cuidado en sus casas y calles, la fuente del pueblo está limpia y llena de flores y la iglesia tiene el tejado de su campanario de coloridas tejas. en el acceso a la iglesia hay una cerámica del Gobierno de Aragón en recuerdo a los fallecidos por el covid.


Nunca he visto un guía que corra tanto solo para que los clientes, ya habréis leído en otras entradas que no es la primera vez, y la verdad, pocas veces lo he visto ya que normalmente uno tiene que saber a lo que se apunta (y llevamos ya unas cuantas excursiones/tours hechas), cuando subimos al Huayna Picchu en Perú el documento de acceso lo dejaba bien claro, es una montaña, no es un camino adaptado y conlleva todos los riesgo de subir una montaña, y había que firmar eximiéndoles de responsabilidad. si subes es porque tu sabes como estás de forma física y habilidad para subir, que ellos ya te avisan de todos los riesgos, lo único que se controla el acceso, para que no haya atascos (que tampoco es que haya muchos huecos como para ir acumulándose la gente).


Siguiendo la carretera principal llegamos a un puente que cruza el río, a la izquierda hay un cartel que indica hacia la cueva de la Ermita, pero alguien del grupo pregunta a los aldeanos y le comentan que no vale la pena porque está muy mal señalizado y tampoco tiene nada resaltable. cruzando el puente y a la derecha nos encontramos con una fuente (de agua no tratada, como indica el cartel) justo tras una caseta, rodeando la caseta vemos que es el lavadero, que está muy cuidado y por el que pasa el agua cristalina del río. Regresando por nuestros pasos y dejando atrás la inmensa formación rocosa que, desde lejos podría confundirse con un torreón, nos acercamos a una rampa que nos lleva hasta el río, hay un camino junto al río que nos ofrece un precioso paisaje, lo curioso de andar por este camino son las hierbas que encontramos en el agua, no solo verdes sino también de un intenso color rojo, como las algas. Hay pequeños rincones interesantes junto al río, al final el camino acaba de nuevo en la carretera que tomamos para volver al pueblo a esperar a que Aragon Xperince nos recoja para volver a Zaragoza.

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